Los sin tierra ante la crisis
Raúl Zibechi
Masiosare / La Jornada
Luego de tomar distancia del gobierno de Lula, el principal movimiento social
de Brasil y de América Latina quiere profundizar sus lazos con los jóvenes
pobres de las periferias urbanas Debajo de
la enorme carpa instalada en el campus de la Universidad Federal Fluminense (UFF),
Marina dos Santos, de la dirección del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin
Tierra (MST), asegura que "en este país vivimos un periodo histórico muy
complejo, tal vez una de las peores coyunturas de los últimos años". Marina
forma parte del contingente de 500 militantes sin tierra que llegaron hasta
Niteroi, sede de la UFF, para participar a fines del año pasado en el encuentro
internacional Pensamiento y Movimientos Sociales junto a una decena de
intelectuales y cientos de activistas urbanos 1. "Es necesario que la gente
entienda que este gobierno, como los anteriores, es como el frijol duro al cual
hay que meterle mucha presión para cocinarlo", concluye.
Los últimos meses significaron un remezón para el
MST. Con la crisis del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva perdieron las
escasas esperanzas que aún tenían de que se produjera un viraje hacia la
izquierda. En septiembre de 2005, un texto firmado por el coordinador del
movimiento, Joao Pedro Stédile, fue una suerte de ruptura: "Digamos adiós al
gobierno del Partido de los Trabajadores y a sus compromisos históricos", puede
leerse en el documento "El MST ante la coyuntura brasileña" 2. Esta despedida
fue muy significativa e impone al movimiento un esfuerzo para comprender el
fracaso del PT en el gobierno, así como ensayar nuevos rumbos.
Nueva clase social
Hasta ahora el análisis más profundo sobre lo sucedido con el PT sigue siendo el
del sociólogo Francisco de Oliveira en un texto titulado El Ornitorrinco 3. En
su opinión, el PT representa el ascenso de una nueva clase social formada por
gestores de fondos de pensiones . La Constitución de 1988 creó el Fondo de
Amparo al Trabajador (FAT), que es el mayor financiador de capital de largo
plazo, donde las centrales sindicales tienen sus representantes pero no es una
clase propietaria de medios de producción ni de tierras ni de fábricas, sino
algo diferente. "Las capas más altas del antiguo proletariado se convirtieron en
administradoras de fondos de pensiones, que provienen de las antiguas empresas
estatales; forman parte de los consejos de administración, como en el Banco
Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), a título representantes de
los trabajadores", que ahora "están preocupados con la rentabilidad de tales
fondos, que al mismo tiempo financian la restructuración productiva que genera
desempleo", dice Oliveira.
Desde el punto de vista político, esto explica la
convergencia programática entre el PSDB (el partido de Fernando Henrique
Cardosdo) y el PT. Se trata de "una nueva clase social que se estructura de un
lado sobre técnicos y economistas doublés de banqueros, núcleo duro del PSDB, y
trabajadores transformados en operadores de fondos previsionales, núcleo duro
del PT, por el otro". Todavía hay algo más: "La nueva clase tiene unidad de
objetivos, se formó en el consenso ideológico sobre la nueva función del Estado,
trabaja en el interior de los controles de fondos estatales y semiestatales y
están en el lugar que hace de puente con el sistema financiero", allí donde el
capital privado busca recursos para acumular. De modo que las relaciones de la
cúpula del Partido de los Trabajadores con el sistema financiero no son nuevas,
sino que se forjaron a mediados de los años 90.
Apenas un ejemplo. Cuando el secretario de
finanzas del PT festejó su cumpleaños en una hacienda de Goiás, la prensa contó
18 aviones ejecutivos, incluyendo varios jets privados, algo fuera de lo común
incluso entre los más destacados dirigentes petistas. Se trataba de Delúbio
Soares, quien antes había sido representante de la central sindical CUT en el
consejo de administración del BNDES, y el hecho sucedió antes de que Lula
llegara a la presidencia. Delúbio había comenzado como metalúrgico y en pocos
años trabó amistades con el tipo de personas que viajan en jets privados 4.
Durante el escándalo de corrupción, Soares fue señalado como uno de los
principales responsables de la compra de votos de diputados. No es el único
caso. El nuevo presidente del PT, Ricardo Berzoini, y el ex ministro de
Comunicaciones, Luiz Gushiken, presentan biografías políticas casi idénticas,
emparentadas a la gestión de los fondos previsionales.
La cuestión del poder
Stédile asegura que "la crisis es mucho más grave de lo que dice la prensa". Sin
duda está en lo cierto. Sólo estando en Brasil, escuchando a la gente de
izquierda, mirándola a los ojos y dejándose contagiar por esa mezcla de
desesperación y rabia, puede comprenderse la profundidad de una crisis que, como
dice el coordinador del MST, trasciende a la propia izquierda para convertirse
en "una crisis societal" 5.
Oliveira sostiene que Lula cometió un error grave
al asumir el gobierno: "El sistema partidario estaba extremadamente fragilizado.
Al asumir, Lula en vez de profundizar en la crisis intentó reconstruir un
sistema que no representa nada" 6. El resultado es que en nombre de la
gobernabilidad se llegó a una situación de gran ingobernabilidad, de la cual es
muy difícil salir sin hacer grandes concesiones a la derecha. Sin embargo, la
crisis de representación sigue su curso y el escándalo de corrupción no ha hecho
sino agravarla. En este punto, tanto el análisis del MST como el de Oliveira
convergen mostrando un panorama desalentador, más aún cuando el gobierno Lula
agravó los problemas creados por 15 años de neoliberalismo.
Quizá el más importante, ya que puede provocar un
estallido social, son los 12 millones de desocupados y los 15 millones de
trabajadores informales, casi 30 millones de personas en situación de extrema
precariedad. Para empeorar las cosas, los movimientos sufren las consecuencias
de la derrota de 1989 con la que se impuso el neoliberalismo.
En consecuencia, se trata de trabajar a largo plazo. "Ahora no es hora de
plantar alfalfa. No se trata de plantar para recoger en tres o cuatro semanas.
Es hora de plantar árboles. Van a demorar en dar frutos, pero cuando surjan
serán duraderos" dice Stédile.
El MST se apoya en sus 15 mil militantes que
están estudiando, las 140 mil familias acampadas a la orilla de las carreteras
bajo las lonas; o sea, un millón de personas que se pueden movilizar. Además, su
base social son unas 480 mil familias ya asentadas, de las cuales unas 300 mil
están vinculadas al movimiento, y los cuatro millones de campesinos sin tierra.
Pese a toda esa fuerza social y militante acumulada en 25 años no son
optimistas. Gilmar Mauro, de la dirección del MST, sostiene: "No hay
perspectivas, a corto plazo, de ascenso de la lucha social y de masas.
Entendemos que el proceso será lento y que es necesario pensar el movimiento a
largo plazo" 7.
Para el MST esto se traduce en cuatro líneas de
acción: estimular un debate sobre un nuevo proyecto de país que supere el
neoliberalismo, formar militantes, impulsar las luchas sociales y elevar el
nivel de cultura del pueblo. El coloquio realizado en Niteroi forma parte de los
convenios que mantiene el MST con 42 universidades en las que se forman 4 mil
militantes, pero también es parte del esfuerzo por vincularse con los
movimientos urbanos y en particular con la juventud pobre.
Una buena muestra de los puentes que están
forjando con los sectores urbanos fue la asamblea popular "Trabajo solidario por
un nuevo Brasil", realizada a fines de octubre en Brasilia, en la que
participaron 8 mil militantes sin tierra, sin techo, sin trabajo, hip-hop,
iglesias-, con el objetivo de crear "unidad de lectura de la crisis y unidad de
lectura de las salidas". El MST no deja de sorprender: por encima de un discurso
que en ocasiones parece calcado de la III Internacional, muestra una gran
creatividad en las iniciativas de base, muy en particular en la educación, y
está siendo capaz de modificar sus propias formulaciones. Durante el último Foro
Social Mundial en Porto Alegre, Stédile dijo algo que revela que el MST no está
aferrado a dogmas: "La cuestión del poder no se resuelve tomando el Palacio, que
es lo más fácil y se ha hecho muchas veces, sino creando nuevas relaciones
sociales".
Con los pobres urbanos
No es la primera vez que el MST tiende puentes con las ciudades. En 1997 decidió
destinar militantes al trabajo urbano que se dedicaron al tema vivienda y
desocupación. La iniciativa fructificó con la creación del Movimiento de
Trabajadores Sin Techo (MTST) que consiguió cierto arraigo en el área de Sao
Paulo y en Río de Janeiro. Los sin techo se proponen desplegar dos formas de
lucha: la ocupación de "latifundios urbanos improductivos" y el trabajo
comunitario, "un trabajo largo y que no tiene fin, pero genera frutos y
fortalece la lucha uniendo a quienes no tienen vivienda con los que tienen pero
que aprendieron que sólo con eso no es suficiente" 8.
El movimiento está creciendo y ha protagonizado
algunas acciones importantes pese a la represión sistemática que sufre. Una
madrugada de fines de 2005 instalaron un gran campamento en Taboao da Serra, a
25 kilómetros del centro de Sao Paulo, un estado con un déficit de 1.4 millones
de viviendas 9. El "campamento Chico Mendes" (en homenaje al luchador
ambientalista asesinado por hacendados) creció a la medida del hambre de
vivienda: se inició con 300 personas, a los tres días ya eran mil y al mes son 2
mil familias, unas 10 mil personas. Los campamentos sin techo son creados sobre
el patrón de los que instalan los sin tierra a la vera de las carreteras: carpas
de plástico negro, organización por grupos de familias, estricta disciplina,
discusión política, movilización constante.
Los desempleados urbanos, recuerda Stédile, ya no
son lumpen, la mayoría tienen estudios secundarios completos y es posible que
"construyan nuevos movimientos". Y agrega un comentario que muestra una lectura
de la realidad muy diferente a la que tienen los partidos de izquierda: "Un
movimiento que se está ampliado y masificando es el hip-hop. Es un movimiento
que, con base cultural, aglutina a los jóvenes pobres, negros y mulatos de las
periferias con ideas en la cabeza. Esos muchachos no son estúpidos. Y no son
lumpen. Y nosotros tenemos relaciones con ellos".
A través del hip-hop perciben que la juventud
pobre de las grandes ciudades encarna en la música tanto la protesta como su
deseo de cambio social. Una de las particularidades del movimiento hip-hop en
Brasil es que, además de la existencia de miles de grupos locales, se han creado
"frentes" nacionales que agrupan a sectores del movimiento. En Sao Paulo, por
ejemplo, hay 4 mil grupos de hip-hop, en los que trabajan 60 mil personas
haciendo grabaciones, distribuyéndolas y organizando festivales y conciertos10.
Los "frentes" agrupan al sector "organizado" del movimiento, que participó
incluso en un encuentro con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva hace ya dos
años. Sin embargo, para la cultura de los jóvenes pobres de las periferias
urbanas la idea de representación -que va de la mano con los "frentes" más
institucionalizados- suena como algo lejano y ajeno. "Todo el mundo quiere
hablar por sí mismo, nadie quiere que otro hable por él", reconoce Marcelinho
Buraco, de Naçao Hip Hop, ligado al Partido Comunista de Brasil11.
Los sin techo del Chico Mendes organizaron un
festival de rap para celebrar, el primer mes de haberse instalado el campamento.
En la convocatoria señalan que "la música combativa tiene el poder de hacer una
verdadera revolución en la mentalidad de las personas. El rap es una de las
formas como el pueblo de la periferia se comunica, se expresa y se indigna".
Lo consideran parte de una "guerrilla cultural", que rendirá sus frutos a largo
plazo12. El encuentro de los excluidos del campo con los excluidos de la ciudad
promete liberar energías insospechadas en un país que ha sido definido como el
"campeón mundial de la desigualdad".
Ahora que el MST rompió con el gobierno de Lula
retorna a un lenguaje duro y radical. La "Carta a Lula" emitida por la Asamblea
Popular de Brasilia es elocuente, de un estilo que habrá de profundizarse. La
reforma agraria prometida no existe: "En el estado de Maranhao, donde está el
mayor número de familias sin tierra y la mayor concentración de latifundios, en
los últimos tres años el Incra no consiguió asentar ninguna familia del MST.
Eso es una vergüenza". Luego de la marcha por la Reforma Agraria de mayo pasado,
de los siete acuerdos firmados ninguno ha sido cumplido. La Carta finaliza con
una ironía que habla por sí sola acerca de las distancias entre el gobierno de
Lula y el MST: "El incumplimiento de estos compromisos es una afrenta al
sufrimiento de las familias acampadas y una vergüenza para su gobierno. ¿Podemos
imaginar lo que sucedería si el gobierno fuese tan lento para atender los
intereses del agronegocio o de los bancos?"
Notas 1 Ponencias y debates pueden
encontrarse en www.uff.com.br/msalc 2
El texto puede encontrarse en www.jornada.unam.mx del 27 de septiembre de
2005.
3 "O Ornitorrinco", Boitempo, Sao Paulo, 2003,
pp. 125-150. Oliveira fue fundador del PT y ahora es miembro del Partido
Socialismo y Libertad (PSOL), creado por parlamentarios expulsados del PT.
4 Entrevista con Francisco de Oliveira en Fola de
Sao Paulo, 22 de septiembre de 2003.
5 En www.cartacapital.com.br
6 Revista Sem Terra, julio-agosto de 2005, p. 7.
7 Revista Sem Terra, julio-agosto de 2005, p. 34.
8 MTST, "Cartilha do Militante No. 1", Sao Paulo,
2005, en www.mtst.info 9 Brasil de
Fato, 13 de octubre de 2005.
10 Marina Amaral, "Da volta para o futuro", en
revista Caros Amigos edición especial Hip Hop, septiembre 2005.
11 Idem.
12 www.mtst.info