Hist�rico triunfo mapuche
Ra�l Zibechi
IRC
Luego de 109 d�as de huelga de hambre Patricia Troncoso consigui� doblegar al
insensible gobierno de la Presidenta Chilena Michelle Bachelet, al aceptar
salidas de fin de semana y que cumpla su pena en un centro de trabajo y estudio.
Los beneficios alcanzan a otros dos presos.
"Desde este lugar quiero animarlos a seguir defendi�ndonos de este sistema
econ�mico depredador, de la poca naturaleza que nos queda, inhumano porque
cualquier proyecto econ�mico en nuestro territorio mapuche vale m�s que
nosotros, e inmoral porque nos ha dejado como �nica meta humana el dinero y el
consumismo". As� comienza la carta de Patricia Troncoso del lunes 22 de enero,
al cumplir 106 d�as de huelga de hambre en el hospital de la sure�a ciudad de
Chill�n1.
Patricia es una de los cinco presos mapuche que iniciaron la huelga de hambre el
12 de octubre de 2007. Los otros cuatro, Jaime Marileo, Juan Millalen, Jos�
Huenchunao y H�ctor Llaitul, abandonaron a lo largo de diciembre por su mal
estado de salud. Pero ella decidi� seguir adelante, ya que entre los mapuche hay
clara conciencia de que no tienen otra forma de hacer valer sus derechos que
tomar este tipo de medidas, a�n con el riesgo de morir.
La dirigente mapuche es acusada de haber incendiado, en diciembre de 2001, un
predio de cien hect�reas de la Empresa Forestal Minico y fue condenada a diez
a�os de prisi�n al aplic�rsele la pol�mica Ley Antiterrorista heredada de la
dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Los huelguistas demandan la no
aplicaci�n de esa ley para resolver conflictos sociales y la desmilitarizaci�n
de sus comunidades. Por primera vez desde el fin de la dictadura, la lucha
mapuche est� cosechando simpat�as y apoyos en todo Chile y en el mundo.
Una nueva oleada de movilizaciones
El historiador V�ctor Toledo Llancaqueo, sostiene que el movimiento mapuche
que emerge en los a�os 80, en la etapa final de la dictadura de Augusto Pinochet,
"ha protagonizado por lo menos tres grandes ciclos de movilizaciones por sus
derechos"2.
El primero se registr� bajo la dictadura con el objetivo de defender las tierras
comunitarias.
Luego, al comienzo de la transici�n democr�tica, en 1989, se firm� el acuerdo de
Nueva Imperial por el cual la Concertaci�n Democr�tica se comprometi� a impulsar
una nueva ley ind�gena a cambio de que los mapuche renunciaran a la
movilizaci�n. Muchos tem�an, se�ala Toledo, que se repitiera el proceso de tomas
de tierras masivas de los a�os 1970-1973 durante el gobierno de Salvador
Allende.
En respuesta a la cooptaci�n que supuso ese acuerdo, naci� en 1990 el Consejo de
Todas las Tierras exigiendo autonom�a y participaci�n pol�tica y realizando
tomas simb�licas de tierras. En 1992, el gobierno detuvo a 70 comuneros y los
acus� de "delincuentes", y la justicia proces� a 144 mapuche por "usurpaci�n" y
"asociaci�n il�cita". El proceso estuvo plagado de vicios y fue considerado una
aberraci�n jur�dica.
Hacia 1997 se abre un nuevo ciclo a trav�s del estallido de m�ltiples conflictos
que afectan a las grandes empresas forestales y de energ�a. El Estado, aliado
incondicional de las empresas, vio desbordada su pol�tica ind�gena ya que las
dos organizaciones estatales de asistencia (la Corporaci�n Nacional de
Desarrollo Ind�gena y el Fondo de Tierras y Aguas Ind�genas) colapsaron al no
poder responder a las demandas de las comunidades. Sin pol�tica y sin querer
conceder derechos, el gobierno endureci� la represi�n.
El caso Ralco (1997), un megaproyecto energ�tico en tierras mapuche en el Alto
Bio Bio, supuso un parteaguas ya que el gobierno viol� la legislaci�n para
echarlo a andar. "El murall�n de Ralco levant� una frontera pol�tica entre los
mapuche y el Estado", asegura Toledo. Ese mismo a�o, el caso Lumaco, dos
millones de hect�reas de plantaciones forestales artificiales y una planta de
celulosa, se convirti� en "un enclave que ha transformado la geograf�a y el
poder en el sur del pa�s, alterando el medio ambiente y empobreciendo a las
regiones".
Forzado a la movilizaci�n ante la inexistencia de v�as legales para el pueblo
mapuche, el movimiento se fortalece y despliega iniciativas culturales,
art�sticas y de medios de comunicaci�n propios. Surgen nuevas organizaciones
territoriales como la Coordinadora Arauko Malleko y la Asociaci�n Nankucheo de
Lumaco. Fruto de la movilizaci�n se recuperan tierras, a tal punto que los
fondos estatales de compras de tierras para las comunidades pasan de unos cinco
millones de d�lares en 1995 a m�s de 30 millones en 2001, bajo el gobierno de
Ricardo Lagos.
Nuevamente la respuesta a esta nueva oleada de movilizaciones fue la
criminalizaci�n de la protesta. Se abrieron procesos ante la Justicia Militar
durante los a�os 2000 y 2001, hasta que a fines de ese a�o se comienza a aplicar
la Ley 18314 o Ley Antiterrorista, en el marco del clima generado por los
atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Se combina represi�n
con labores de inteligencia y cooptaci�n de la intelectualidad ind�gena.
Entre noviembre de 2001 y octubre de 2003 son procesados 209 mapuche s�lo en la
regi�n de la Araucan�a, mientras cientos son detenidos en manifestaciones,
golpeados y maltratados. Seg�n Toledo, se trata de una verdadera "guerra sucia".
En total, m�s de 400 mapuche han sido procesados desde que la Concertaci�n
Democr�tica lleg� al gobierno en 1990.
En noviembre de 2004 los mapuche ganaron una batalla jur�dica en un terreno en
el que no cosechaban m�s que derrotas. Uno de los pilares de la criminalizaci�n
de la protesta se desmorona ante la estrategia de los defensores que demuestran
que "terrorismo" no son da�os a bienes sino "desprecio de la vida humana, o
poner en peligro el orden constitucional". Los incendios y lanzamientos de
artefactos, que son los medios que utilizan las comunidades, no pueden ser
considerados terrorismo. Los acusados son absueltos.
Huelga y solidaridad
La huelga de hambre buscaba la libertad de la generaci�n de dirigentes que
particip� en el ciclo de protesta abierto en 1997. Se trata de unos 18 presos
mapuche que siguen siendo tratados por el Estado como terroristas. Troncoso
pertenece a esa generaci�n mapuche que fue a las ciudades, estudi� y regres� a
sus comunidades por compromiso con su pueblo.
La huelga de hambre, en la que los presos ingieren s�lo l�quidos, exig�a adem�s
la desmilitarizaci�n de las comunidades. Un reciente comunicado de la Asociaci�n
Nacional de Mujeres Rurales e Ind�genas (Anamuri), una de las m�s importantes
organizaciones sociales de Chile, dice: "Estamos conmocionadas ante la
indiferencia del gobierno que usted preside, el que ha instaurado un verdadero
terrorismo de Estado en los territorios mapuche, generando un clima de guerra
similar o peor a lo vivido en tiempos de dictadura"3.
La movilizaci�n se intensific�, en Chile y en el mundo, luego del 3 de enero,
cuando la polic�a dio muerte al comunero mapuche Mat�as Catrileo que estaba
participando en la ocupaci�n pac�fica de una hacienda. Esa muerte hizo que la
indignaci�n traspasara las fronteras del territorio mapuche. Una delegaci�n de
diez organizaciones de derechos humanos viaj� al sur para constatar sobre el
terreno las violaciones a los derechos humanos y la militarizaci�n de las
comunidades mapuche.
Las iglesias cat�lica y evang�lica, la central sindical CUT, los movimientos
feministas, de gays y lesbianas, los grupos de derechos humanos, asociaciones
barriales y vecinales, grupos de historiadores, antrop�logos y estudiantes, y
una amplia red de solidaridad de base, incluso algunos parlamentarios del
gobierno, apoyan su causa. En las ciudades las manifestaciones pac�ficas son
brutalmente reprimidas por los carabineros.
Anamuri refleja en su carta la realidad, sin la menor exageraci�n. "El actuar de
la justicia y gendarmer�a�en particular�son propios de un sistema de dominaci�n
perverso, patriarcal sexista, de una gran insensibilidad y subordinaci�n a los
intereses del capital", dice su carta. Pide a la presidenta que evite la muerte
de Patricia para que no "marque un estigma en un gobierno dirigido precisamente
por una mujer que luch� por los derechos humanos hace unas d�cadas en nuestro
pa�s".
El exitoso desenlace de la huelga de hambre fue anunciado por el presidente de
la Conferencia episcopal Alejandro Goic. Una carta del gobierno acept� que los
beneficios que Patricia hab�a solicitado para ella y para los presos Juan
Bautista Millalen y Florencio Jaime Marileo, fueran concedidos a partir de
marzo.
El triunfo de la huelga m�s larga de la historia de Chile se debe en primer
lugar a la fortaleza �tica y el coraje del pueblo mapuche y de personas como
Troncoso. Luego, a la amplia solidaridad recibida por los movimientos de Chile,
entre los que cabe destacar la solidaridad de g�nero. Por �ltimo, la iglesia
cat�lica jug� su papel destacando el obispo de Chill�n, Carlos Pellegrin, quien
dijo: "Mientras estas injusticias persistan, el pueblo mapuche va a estar
herido, por lo tanto, es una deuda que hay que saldar, y este es el momento
adecuado para hacerlo, ahora que estamos en democracia".
Se abre ahora un nuevo cap�tulo en la larga lucha mapuche. Como ha sucedido
tantas veces en la historia de los oprimidos y las oprimidas, el coraje de pocos
y pocas logra derribar los muros de la indiferencia y abrir las compuertas por
las que pueda caminar la solidaridad que, como escribi� el poeta chileno Pablo
Neruda, es "la ternura de los pueblos".
Notas
En www.mapuexpress.net.
V�ctor Toledo Llancaqueo, "Prima ratio. Movilizaci�n mapuche y pol�tica penal",
en revista OSAL No. 22, Buenos Aires, setiembre de 2007.
"Carta abierta a Bachelet", Anamuri, 23 de enero de 2008.
Recursos
www.mapuexpress.net
www.mapuche-nation.org
www.azkintuwe.org
http://redchem.entodaspartes.org
www.tribunadelbiobio.org
Ra�l Zibechi "La larga resistencia mapuche", Programa de las Am�ricas, 17 de
mayo de 2007.
V�ctor Toledo Llancaqueo "Prima ratio. Movilizaci�n mapuche y pol�tica penal.
Los marcos de la pol�tica ind�gena en Chile 1990 2007", en OSAL No. 22, Buenos
Aires, setiembre de 2007.
Fuente: lafogata.org