Movimientos
sociales y educación popular
Seminario en Rosario: compartiendo experiencias con Raúl Zibechi
Los días 22 y 23 de agosto pasó por Rosario Raúl Zibechi, periodista
uruguayo, colaborador entre otras publicaciones de Brecha. Raúl compartió con
docentes y militantes de diversas organizaciones un seminario taller que incluyó
abundante información acerca de algunos movimientos sociales de América Latina y
cómo han tomado en sus manos la educación no solo de sus niños y niñas sino de
sus propios/as militantes.
Enredando
El concepto de educar entonces se amplia para ser pensado como algo más que
la construcción de una escuela, sino que forma parte de un proyecto político que
apunta a formar comunidades guiadas por una visión común de la sociedad que
quieren construir. Este hecho es particularmente importante a partir del
abandono evidente del estado, que también tiene un proyecto propio, de su rol de
educar integralmente.
Los conceptos expuestos por Raúl, y después discutidos en grupos por los/as
asistentes, se relacionan con el hecho de que cualquier movimiento social
desarrolla en su interior una necesidad de organizarse y al mismo tiempo busca
definir una mística, es decir una identidad acompañada de una verdadera cultura
diferente que hace que cada uno de esos movimientos sea reconocido como otro
distinto. Es en esa mística que reside la riqueza de los movimientos cuya
diversidad puede verse claramente en América Latina desde hace décadas.
Los ejemplos citados por Raúl como experiencias concretas de educación popular
en manos de los movimientos fueron las de colectivos indígenas en Bolivia (ya en
1940), del Movimiento Sin Tierra (MST) en Brasil y la del Movimiento Zapatista
en México, aunque también mencionó como experiencia educativa la de la Central
de Trabajadores/as Argentinos con su Instituto de Estudio y Formación y la de la
Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.
La idea de educación en movimiento propone un cambio de perspectiva con respecto
a la concepción clásica de la escuela que conocemos: ya no se piensa qué
pedagogía se sigue, ni qué modelo de escuela queremos sino que se privilegia el
clima y las
relaciones humanas que transcurren dentro del ámbito educativo, sea cual sea. Si
bien Raúl reconoce, que en especial en el caso del MST las primeras experiencias
tuvieron como referente inevitable al pedagogo brasileño Paulo Freire, sus
prácticas actuales van mucho más allá y no son exclusivamente freireanas: se han
ido nutriendo de sus propias caminadas y sobre todo, por esa mística propia de
este movimiento. Estas experiencias intentan aprender a vivir y convivir con la
incertidumbre, una situación puntual que ningún sistema educativo clásico dentro
del capitalismo podría aceptar en tanto implica una flexibilidad permanente, una
actitud
crítica…
Algunas puntas que Raúl sugiere en un trabajo que compartimos en el taller: "Si
la lucha social no consigue modificar los lugares que ocupábamos antes, estará
destinada al fracaso". "El trabajo productivo es educativo si es transformador,
o sea no solo si produce sino que construye relaciones humanas sin destruirlas".
Como ocurre en estos lugares de debate, nos llevamos muchas preguntas para poder
cuestionar qué tipo de educación tenemos y cuál queremos, y cómo transformar no
solo a la escuela pública en una escuela más popular desde nuestras propias
prácticas sino cómo hacer de cada proyecto político en el que nos involucramos
un proyecto pedagógico.