Estados Unidos y Brasil: La nueva alianza etanol
Raúl Zibechi
Desde que el proyecto del ALCA fracasó en la Cumbre de Mar del Plata, en noviembre de 2005, el viaje de George W. Bush a Brasil y Uruguay, como parte de una gira que lo lleva también a México, Guatemala y Colombia, es el más ambicioso intento por volver a posicionarse en la región. El eje de la nueva estrategia de integracion disenado desde Washington es el acuerdo sobre etanol con Brasil.
"Tenemos 80 millones de hectáreas en la Amazonia que van a transformarse en
la Arabia Saudí del biodiesel", afirmó el ingeniero químico brasileño Expedito
Parente al diario O Globo. Parente sabe de qué habla: es propietario de la
primera patente registrada en el mundo para producir biodiesel a nivel
industrial. Ya en 1977, cuando era profesor en la Universidad de Ceará, concibió
su proyecto a partir de oleaginosas como la soja y la mamona.
Hoy Brasil es el primer productor del mundo de etanol junto a los Estados
Unidos y apuesta a consolidar una alianza que terminará de afianzarlo como líder
regional y como potencia global. De alguna manera, la visita de Bush, precedida
por la del subsecretario de Estado para asuntos políticos, Nicholas Burns, y del
subsecretario adjunto, Thomas Shannon, supone el reconocimiento del papel de
Brasil en la región. El costo de esa alianza puede medirse en términos de
impacto ambiental y social, ya que supone la destrucción de la Amazonia y la
ruina de millones de campesinos, pero está llamada a modificar las relaciones
entre el sur y el norte de las Américas.
En segundo lugar, la gira que realiza Bush entre el 8 y el 14 de marzo, la más
importante a la región desde que asumió hace seis años, está relacionada con la
necesidad de contrarrestar la creciente influencia de Hugo Chávez, que ahora
cuenta con aliados como el presidente bolviano Evo Morales y el ecuatoriano
Rafael Correa. Bush visita dos pequeños países: Guatemala, donde en septiembre
habrá elecciones que podría ganar la líder indígena Rigoberta Menchú; y Uruguay,
que ha mostrado interés en llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos. En
Colombia, con su amigo el presidente Alvaro Uribe, buscará fortalecer el Plan
Colombia frente al anuncio de Correa de que no renovará el convenio de la base
de Manta, que resulta una pieza clave para la estrategia del Pentágono en la
región.
Ambos objetivos se relacionan en un punto: tirar de Brasil para consolidar una
alianza estratégica que supone–en la misma medida--aislar a Venezuela y a los
países que siguen la política antimperialista de Chávez. Esta parece ser, para
la administración Bush, la mejor forma de volver a posicionarse en la región.
En busca de autonomía energética
Cuando Nicholas Burns visitó Brasil, a principios de febrero, concedió una
entrevista al diario O Estado de Sao Paulo que revela los planes de
Washington para la región. "Somos muy dependientes del petróleo. Entonces,
tenemos que desarrollar combustibles alternativos, tenemos que disminuir nuestro
consumo de gasolina. Producimos etanol de maíz porque tenemos grandes
plantaciones de maíz. Ustedes (por Brasil) producen etanol de caña de azúcar.
Somos dos líderes del mundo. Tenemos más del 70% del mercado mundial. Creemos
que esa es una conexión con Brasil, es un área en la que podemos crecer juntos y
podemos liderar el desarrollo de un mercado mundial con consecuencias muy
positivas para el medio ambiente y para la economía. Los biocombustibles se van
a convertir en el mayor y más positivo punto de conexión entre Brasil y Estados
Unidos"