Chile y Venezuela: Mitos y realidades de la carrera armamentista
Raúl Zibechi
Venezuela se defiende
Mientras Chile mantiene excelentes relaciones con Estados Unidos, su
principal proveedor de armas sofisticadas que sólo se reservan a los aliados,
Caracas sufre desde 2006 el embargo de la superpotencia de armas, piezas y
repuestos de uso militar. Israel y Suecia podrían adherir a ese boicot. Desde
que en mayo de 2006 se realizaron maniobras navales en el Caribe por parte de
Estados Unidos, Holanda y Gran Bretaña, se encendieron las alarmas en el país de
Chávez ya que fueron las mayores celebradas en la región desde la crisis de los
misiles con Cuba en 1962. En agosto de ese mismo año se supo que la Dirección
Nacional de Inteligencia estadounidense había creado un cargo especial para
tareas de inteligencia y operaciones especiales para Cuba y Venezuela.
Desde ese momento Caracas se lanzó a la compra de armas, pero debió recurrir a
otros países que no tienen buenas relaciones con Washington, entre ellos Rusia,
China e Irán, aunque también en España. Ya fueron entregados más de 52 mil
fusiles AK-103 de los 100 mil que compró a Rusia para reemplazar los FAL belgas
que datan de la década de 1950. Además busca comprar misiles antiaéreos M1 Tor
(similares a los que acaba de adquirir Irán), 24 cazabombarderos SU-30, 30
helicópteros de transporte y ataque Mi-35, todo ello en Rusia, y media docena de
corbetas y una docena de aviones de transporte españoles.
Hasta ahora Venezuela ha gastado unos US$3.000 millones en armas y ahora se
especula que podría adquirir entre cinco y nueve submarinos convencionales (diesel-eléctricos).
Según analistas militares, los submarinos aún no siendo de última generación
"constituyen una potencial amenaza ante cualquier operación naval o anfibia"
como lo demostró la guerra de las Malvinas, cuando un único y antiguo submarino
argentino creó enormes dificultades a las fuerzas británicas.
Aunque no resulta adecuado hablar de una carrera armamentista regional, lo
cierto es que Chávez parece estar diseñando una estrategia de defensa. De la
experiencia de Irak tomó la enseñanza de la importancia de las milicias armadas
para desarrollar una guerra asimétrica ante una posible invasión, de ahí la
compra masiva de fusiles que podría estar en condiciones de fabricar si
prosperan las negociaciones para instalar una planta en Venezuela. En paralelo,
si opta por la compra de submarinos puede estar indicando que su país se prepara
ante un eventual bloqueo marítimo que podría interrumpir las exportaciones de
petróleo.
En todo caso, conviene tomar los datos anteriores con pinzas. Venezuela depende
tanto de sus exportaciones de petróleo como Estados Unidos de las importaciones
desde ese país. Las importaciones de crudo venezolano pasaron de US$15.200
millones en 2001 a US$34 mil millones en 2005. Venezuela ya es el tercer
exportador de petróleo a Estados Unidos desplazando de ese lugar a Arabia
Saudita.
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Instituto Nueva Mayoría