El desafío zapatista
Magdalena Gómez
La Jornada
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha lanzado un desafío al gobierno
federal al anunciar el inicio de un proyecto político organizativo que implica,
entre muchas otras cosas, tener presencia física a nivel nacional y más allá, y
luchar no sólo por los pueblos indígenas ni sólo con ellos, todo lo cual está
ampliamente explicado en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, que fue
precedida de un documento en el que dio cuenta de su visión sobre las
principales fuerzas partidistas y sobre algunos de sus políticos más destacados,
en el cual llamaron la atención los francos excesos en que se incurrió
tratándose de las valoraciones sobre López Obrador.
Obviamente el EZLN deja ver que el desafío es ante todo para sí mismo, pues
desde sus primeros comunicados da cuenta del proceso de consulta sobre una
decisión 'arriesgada' que ya ha sido tomada y es el proceso de largo plazo el
que definirá su sentido. Abordaré dos de las aristas implicadas en la nueva
etapa: una inmediata, casi coyuntural, y la otra de más fondo.
Me refiero en el primer caso a la reacción del gobierno federal. Estos días se
han difundido una serie de declaraciones que dan cuenta de una maniobra por
establecer una falsa equivalencia de la declaración zapatista de que no pretende
iniciar ninguna ofensiva militar, con el hecho de que esté manifestando
'disposición al diálogo', obviamente en su cancha.
Siguiendo esa línea abundaron desde Los Pinos en la 'oferta' del desistimiento
de acciones penales. El propio presidente Fox declaró: 'estoy a sus órdenes,
señor Marcos'. Por su parte, algunos gobernadores integrantes del Tucom dieron
la bienvenida a 'la política' al EZLN mientras hubo legisladores que se
atrevieron a ofrecer afiliaciones 'de manera individual' a los zapatistas, entre
ellos Jesús Ortega, quien evidentemente no cometió 'un error' en 2001, como ha
declarado públicamente, sino tomó una decisión que, según explica a sus
correligionarios, fue 'por el bien de la nación'. Mientras tanto la Cocopa ha
obrado con cautela y algunos de sus integrantes han aclarado a Presidencia que
existe la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas, así
como una ley de amnistía; por ello no tiene por qué ofrecer desistimiento
alguno.
Lo real es que con mucha inteligencia el EZLN definió en su sexta declaración la
posición que le permite seguir cobijado por dicha ley: seguirá respetando el
cese al fuego y su proyecto es de carácter eminentemente político; con ello ni
se detuvo a aclarar que no se dirige a una mesa de diálogo para el
incumplimiento.
Puestas así las cosas, 'el negociador' Luis H. Alvarez anotó la
'incompatibilidad de optar por la vía política y seguir armado', mientras
Gobernación anunció que no dejará pasar esta oportunidad y buscará
'acercamientos'. Si sólo fuera eso, con la evidente respuesta en rechazo a los
mismos el asunto estaría concluido. Sin embargo, no podemos ignorar que el
Ejército está de por medio y se le vio muy activo en generar la confusión nada
inocente sobre la destrucción de plantíos de mariguana en zonas 'zapatistas' en
los mismos días en que el EZLN anunciaba su alerta roja con motivo de la
consulta que realizaría. Ahí quedó ese elemento, pese a desmentidos y
aclaraciones sobre el hecho de que dichas zonas no son zapatistas. Así que habrá
que dar contenido concreto a la alerta civil, pues hay que defender el derecho
que tiene el EZLN a emprender movilizaciones políticas, pues las garantías de
sus integrantes no se han suspendido y por supuesto no es cárcel para ellos el
territorio chiapaneco. Por lo demás, el estancamiento del diálogo obedece
directamente al incumplimiento del gobierno federal .
Por otra parte, una de las implicaciones de fondo en la nueva etapa es la
relativa a los pueblos indígenas. Ya el Congreso Nacional Indígena expresó su
adhesión y sin duda cuenta con la madurez suficiente para continuar con la
reconstitución de sus pueblos a través de la autonomía en los hechos. No
obstante, la decisión zapatista se desarrollará con el telón de fondo de una
hegemonía ideológica que en la izquierda ha coexistido con la causa indígena,
sin asumir a fondo la implicación de la misma y pensando que en realidad los
indígenas son 'explotados' como tantos otros 'sectores de clase'; un ejemplo: en
estos doce años se han publicado numerosos análisis en los cuales se han
destacado las contribuciones del EZLN a la teoría y práctica políticas, a la
crítica al neoliberalismo, al movimiento altermundista, entre otros muchos
aspectos. Sin embargo, en sus reflexiones escasamente refieren a la dimensión
indígena. Algunas expresiones de las izquierdas prefieren el diálogo con el
subcomandante Marcos antes que con la comandancia indígena. Así que en el
inventario de riesgos está el desplazamiento que en los hechos se pueda realizar
de una causa que sólo el EZLN ha colocado en la agenda nacional.