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Zapatismo

Confunde Sedena la geografía zapatista
Los tres municipios donde los militares hallaron mariguana no pertenecen a los Altos

Hermann Bellinghausen  

San Cristóbal de las Casas, Chis., 21 de junio. Los recientes anuncios zapatistas se dan en un contexto de movimientos del Ejército federal fuera de lo común y no explicados a la opinión pública, como el reacomodo de posiciones en Chenalhó y el ingreso este fin de semana, desde el cuartel de Rancho Nuevo a la selva Lacandona, de convoyes "especiales" (como se denominan con un letrero al frente y otro en la retaguardia) llevando pertrechos y centenares de soldados en grandes camiones y vehículos todoterreno.
Pero la sensación de déjà vu es desmentida con oportunidad por las versiones oficiales que reiteran: todo es "normal" y está en calma. Menos mal, piensa uno. Una vez más, oficialmente en Chiapas no pasa nada. El reagrupamiento de grupos paramilitares en los Altos y la zona norte, o las flamantes alianzas antizapatistas de organizaciones del PRI y el PRD en Zinacantán, Chilón y Ocosingo no están sucediendo. Tampoco el reacomodo de posiciones militares.
Bueno, en su conjunto la guerra de baja intensidad vendría siendo un invento de las oenegés.
No obstante, ocurren cosas dignas de reflexión. Al notificar sobre recientes operativos en su lucha contra el cultivo de estupafecientes, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) incorporó los nombres de tres municipios constitucionales a la geografía de la rebelión indígena que no estaban considerados ni por la propia instancia castrense como parte de la "zona de conflicto" o "de influencia zapatista".
De hecho, Tapilula, Pueblo Nuevo Solistahuacán y Rayón (las tres localidades donde se encontraron plantíos, por lo visto grandes, de mariguana) están fuera del amplio cerco tendido por el Ejército federal en torno de la región indígena de Chiapas desde 1995. Ni siquiera existen allí posiciones de la Sedena, únicamente campamentos y cuarteles de las policías Judicial y sectorial.
Además, estos municipios no se localizan en los Altos, como afirma el comunicado de la Sedena dado a conocer ayer por la tarde, horas después de que el EZLN se declarara en alerta roja. El boletín fue la primera reacción de las fuerzas armadas al anuncio de los rebeldes, aunque los operativos se efectuaron, según la versión oficial, los días 15 y 16 de junio, y en realidad no guardaban relación directa con el dispostivo castrense (el más grande del país) alrededor y dentro de los municipios autónomos zapatistas.
La inexactitud geográfica resultó tan evidente que el propio gobierno chiapaneco se apresuró ayer mismo a corregir el gazapo militar. No, esos lugares no pertenecen a los Altos.
Puesto que se localizan muy al noroeste de la región tradicional del pueblo tzotzil, Tapilula, Rayón y Pueblo Nuevo Solistahuacán tampoco corresponden a la llamada oficialmente zona norte, que es de predominio chol y tzotzil, y de la cual separa a estos municipios presuntamente mariguaneros una porción importante del estado de Tabasco, aquella donde se localizan Macuspana, Jalapa y Tacotalpa.
Con precisión, Tapilula, Rayón y Pueblo Nuevo corresponden al límite histórico del territorio zoque, más próximo, por ejemplo, al otrora famoso volcán Chichonal; incluso el estado de Veracruz está más cerca de las mencionadas localidades que la región militarizada de Chiapas.
Este recurso de confusión geográfica gubernamental no es nuevo. Después de 1995 ha sido empleado de forma recurrente, siempre con pobres resultados ante la opinión pública. Así fue sobre todo en el periodo zedillista-alborista, cuando los "montajes" mediáticos eran más descarados.
Las fuerzas armadas efectuaban quemas de plantíos ilegales ante las cámaras de las principales televisoras en un lugar de la geografía chiapaneca, y al hacerlo público ubicaban las imágenes en otro lugar (casualmente en territorio zapatista).
Ya entrados en ejemplos, este enviado presenció en 1998 una espectacular quema de mariguana en Los Plátanos, una comunidad entonces y ahora bajo el control de una banda armada ocasionalmente paramilitar llamada Los Plátanos, en el municipio oficial El Bosque. Aquel predio incinerado se localizaba a la vista del campamento de la Policía Judicial en el centro del poblado, cuyos efectivos no participaron en la operación, sólo la contemplaron de lejos.
Esa misma noche, el gobierno de Roberto Albores Guillén divulgó la versión, apuntalada por los noticiarios de Televisión Azteca, de que los hechos habían ocurrido en "Santa Martha, municipio de San Andrés Larráinzar" (sic retrospectivo, siendo que Santa Martha está en Chenalhó, y la quema había ocurrido en un tercer municipio: El Bosque). Pero qué importaba. Al público qué más le da dónde queda Santa Martha (o Tapilula), y si los campos en la pantalla (o el boletín) son allí o en otro lugar parecido.
Es posible que en las localidades del otro norte chiapaneco mencionadas ayer por la Sedena existan bases de apoyo o simpatizantes del EZLN (que en este caso serían zoques, tzotziles o mestizos). Los hay por todas partes, en la costa, la frontera, los valles centrales que rodean Tuxtla Gutiérrez, el Soconusco y la Fraylesca. Como sea, no tienen relación con las amplias zonas en alerta roja zapatista en los Altos, la Lacandona y la zona norte.
La información de Sedena se guarda de responzabilizar a posibles zapatistas de tan ilegales cultivos. Es altamente improbable que se pudiera demostrar: esto nunca ha sucedido. Pero tales versiones se "sueltan" una y otra vez.
Nunca faltan analistas vinculados al Departamento de Estado estadunidense o académicos que trabajan para el gobierno mexicano dispuestos a "deducir" que aquí, como en Colombia y Myanmar, la insurgencia se "asocia" al narcotráfico. Mientras El Chapo Guzmán y similares anden sueltos, estas contorsiones de la propaganda contrainsurgente carecen de significado real.