Zapatismo
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Jau�tani juch�ri k'um�nchikua
Perspectivas para la Reconstituci�n de los Pueblos Ind�genas de Michoac�n
Bertha Dimas Huacuz (*)
Desde hace m�s de sesenta a�os se habla en estas tierras del Lago de P�tzcuaro
de los ind�genas y de sus problemas y se escuchan las promesas de soluciones por
parte de pol�ticos y gobernantes estatales y nacionales. El Primer Congreso
Indigenista Interamericano se celebro en esta ciudad en 1940, y de aqu� parti�
la creaci�n del Instituto Indigenista Interamericano y a�os m�s tarde la
fundaci�n del Instituto Nacional Indigenista (INI) (1948). El Centro Regional
para la Educaci�n Fundamental (CREFAL), instituci�n pionera de car�cter
multilateral, fue establecido en esta provincia en 1950 para contribuir a
eliminar el analfabetismo en M�xico y los dem�s pa�ses de Am�rica Latina.
I. SITUACI�N DE NUESTRAS COMUNIDADES
La verdad es que al paso del tiempo y de los diferentes periodos gubernamentales
y ciclos de vida de las instituciones, las condiciones de vida de nuestras
gentes no han mejorado. Todo lo contrario. Nuestras comunidades subsisten ahora
bajo condiciones cada vez m�s severas de pobreza, marginaci�n y enfermedad as�
como de creciente vulnerabilidad ante los desastres naturales y las fuerzas de
la econom�a externa. Y como posible defensa social solo muy pocos de nuestros
j�venes han tenido la oportunidad de ir a la escuela, educarse y terminar una
carrera profesional.
Mientras se pronuncian discursos sobre el rescate de la cuenca del lago de
P�tzcuaro, esta zona encara una tr�gica degradaci�n medioambiental y ecol�gica y
la deforestaci�n y el saqueo de las riquezas de nuestros bosques persisten sin
freno alguno. Contin�an tambi�n los conflictos entre comunidades vecinas en las
regiones de la Meseta y la Ca�ada de los Once Pueblos donde impera la
ingobernabilidad y por disputas en la tenencia de las tierras comunales. Al
mismo tiempo, ante la falta de educaci�n y oportunidades de empleo, nuestros
j�venes -hombres y mujeres- tienen ahora que dejar atr�s a sus familias y
emigrar en busca del sustento, ya sea como peones agr�colas mal pagados en otras
regiones del pa�s o como jornaleros indocumentados que arriesgan todo por irse a
trabajar "al otro lado".
Desintegraci�n social y comunal.- Pero una de las situaciones m�s graves que
padecemos es la divisi�n social que sucede tanto dentro de nuestros barrios y
comunidades, as� como entre las organizaciones y grupos de comuneros que han
surgido a trav�s de los a�os en la defensa de nuestras tierras y bosques y como
agentes gestores ante las autoridades gubernamentales. Los ind�genas Mazahua,
Nahua, Otom� y P�urh�pecha nos encontramos desunidos tambi�n porque a los
gobiernos y partidos pol�ticos les ha convenido mantenernos en esta situaci�n.
Adem�s nos han inculcado que son las instituciones pol�ticas y gubernamentales
quienes habr�n de resolver nuestros problemas.
II. MISMO MODELO INDIGENISTA DE INTERVENCI�N
El modelo de intervenci�n de la administraci�n gubernamental actual sigue siendo
de corte esencialmente "indigenista". Este indigenismo se fundamenta en las
mismas acciones paternalistas, fragmentadas y localistas -y sin recursos
garantizados- en lugar de orientarse a una integraci�n y aumento de los activos
sociales y econ�micos de las comunidades y de facilitar su reconstituci�n como
pueblos. Los programas de incidencia sobre la pobreza de las comunidades rurales
e ind�genas son substancialmente los mismos, como es el caso de Progresa
transformado en Oportunidades.
El modelo se basa -en la pr�ctica-, en la publicaci�n de "convocatorias" y
operaci�n de "ventanillas" para apoyos individuales; y en la creaci�n de
padrones de beneficiarios para subsidios f�cilmente manipulables, en vez de
favorecer el acceso y ejercicio directo comunal de los recursos. Bajo este
modelo se nos obliga tambi�n a entregar cartas, peticiones y formularios en las
diferentes oficinas de gobierno, solicitando que se nos otorguen los elementos
b�sicos de salud y educaci�n a los que tenemos derecho como cualquier ciudadano
mexicano.
Mecanismo de intervenci�n.- El gobierno estatal opera a trav�s de m�ltiples
secretar�as y de una "coordinaci�n interinstitucional de atenci�n ind�gena".
Pero esta dependencia cuenta con un perfil muy limitado y poco preciso; y opera
a la sombra de la Comisi�n Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Ind�genas,
heredera de las pr�cticas y programas del INI. La coordinaci�n ind�gena de
Michoac�n no tiene poderes ni presupuesto; ni capacidades verdaderamente
normativas o recursos para la ejecuci�n de programas de desarrollo. Como
elemento de la burocracia estatal sus funciones son m�s de expansi�n de la
presencia del Estado en las comunidades, en tanto los funcionarios ind�genas
asisten a eventos oficiales y culturales y sirven de apoyo log�stico e
intermediario en las visitas a la zona del titular del Ejecutivo y de su
gabinete.
Adem�s de estas graves limitaciones, la "coordinaci�n ind�gena" no es, de ning�n
modo, una instancia representativa de los pueblos y comunidades ind�genas. El
Consejo Ind�gena con el que se complementa la estructura de esta Coordinaci�n,
es m�s un ap�ndice organizacional que una entidad rectora y para la
transparencia de las acciones realizadas. Pero m�s lamentable, a�n, es la
ilusi�n de que los ind�genas "ya estamos representados" en: "Un Gobierno para
Todos".
Estructuras b�sicas para la gobernabilidad.- Ante estas condiciones, la
"coordinaci�n ind�gena" inhibe el necesario establecimiento de nuevas
estructuras organizacionales ("comunidad de comunidades") y aut�nticamente
representativas, como ser�a el caso de un "consejo aut�nomo de representantes de
bienes comunales". Estas nuevas estructuras que nos hacen falta son las que nos
ayudar�an a poner en pr�ctica la autogesti�n colectiva de los territorios y
recursos patrimoniales de nuestras comunidades y para sentar las bases de una
nueva econom�a rural.
III. OPORTUNIDADES PERDIDAS DE CAMBIO Y DESARROLLO
Pol�ticos y gobernantes se siguen manifestando a favor de saldar la "deuda
hist�rica" con los pueblos ind�genas de Michoac�n, mientras se contin�a
fomentando la explotaci�n sistem�tica e irracional de nuestros patrimonios
territoriales, materiales y culturales; esto en base a un modelo de desarrollo
regional fundado en la comercializaci�n tur�stica de nuestras tradiciones y la
conversi�n forzada de tierras forestales para el monocultivo agr�cola de
exportaci�n.
Por las deficiencias intr�nsecas del modelo, con triste orgullo Michoac�n es
puntero en expulsi�n de j�venes y adultos en busca del sustento y l�der nacional
en las remesas monetarias que recibimos de estos migrantes, recursos que alivian
temporalmente las necesidades m�s urgentes y esenciales de las familias, las
comunidades y de la sociedad. Mas �por cu�nto tiempo puede continuar esta
situaci�n de talento desaprovechado, desventuras familiares y pueblos desolados?
Oto�o administrativo.- Al haberse cumplido ya m�s de tres a�os de la
administraci�n gubernamental actual en Michoac�n, grupos organizados de
profesionistas, estudiantes, autoridades y comuneros ind�genas, consideramos que
�ste es el momento justo para expresar nuestro descontento y decepci�n ante la
falta de avances en materia de bienestar rural y la creciente inseguridad
econ�mica y social de la entidad.
�Qu� es lo que ha conseguido el actual gobierno estatal? Nada que sea digno de
mencionar, objetivamente, cuando se juzga por las m�ltiples promesas de campa�a
y por los errores e inconsistencias de la administraci�n. Esta afirmaci�n toma
en cuenta las cifras de recursos agregados supuestamente aplicados al desarrollo
de las comunidades ind�genas. Estas cifras incluyen tanto gastos en obras
aisladas como los insignificantes y pulverizados apoyos para fertilizante,
cemento, l�minas de cart�n; para el arranque de "proyectos productivos" de
bordados y tejidos; y para gastos sociales, deportivos, culturales, m�dicos,
funerales, etc.
Estos magros resultados est�n detallados en los tres �ltimos informes de
Gobierno, y proclamados en declaraciones oficiales, notas period�sticas y
campa�as de mercadotecnia gubernamental.
Pero desde una perspectiva de resultados firmes e impacto para el bienestar
rural, Michoac�n permanece en el s�tano del desarrollo. Est� plenamente
documentado que la nutrici�n infantil se ha deteriorado en Michoac�n en los
�ltimos a�os, de acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Nutrici�n;
mientras que en base a los m�s recientes c�lculos del �ndice de Desarrollo
Humano (de las Naciones Unidas) nuestra estado pas� de la posici�n n�mero 28 a
la 29 en el contexto de los 32 estados de la rep�blica. No hay repunte ni cambio
de tendencias en los niveles de bienestar y desarrollo.
Reforma ind�gena.- La fallida propuesta de reforma constitucional en materia de
derechos y cultura ind�genas promovida por el Ejecutivo Estatal, en
confabulaci�n con los diputados del Partido de la Revoluci�n Democr�tica (PRD)
durante la anterior legislaci�n, carec�a de relevancia -en s� misma, de acuerdo
a nuestras necesidades; y por ser una p�sima copia de la reforma constitucional
federal- la cual no nos iba a conducir a ninguna parte.
Una ley no puede decretarse con el abundante n�mero de limitaciones ya
identificadas de antemano. Es as� que comuneros, estudiantes y profesionistas
organizados tuvimos que bloquear su aprobaci�n al �ltimo minuto en diciembre de
2004.
Mientras en Casa de Gobierno y el Palacio Legislativo se insiste en presentar
una propuesta de reforma constitucional para Michoac�n en esta materia, en la
pr�ctica seguimos siendo objeto de consulta, asistencia y atenci�n y para nada
tratados como sujetos de juicio y de derecho. Tendremos en consecuencia que
seguir pugnando, "con nuestro necio empe�o", por el ejercicio de los derechos
leg�timos como pueblos indios y por revertir la contrarreforma constitucional
ind�gena aprobada en 2001 con el voto sumado del ahora gobernador de la entidad.
Universidad ind�gena.- Por otra parte, la as� llamada "universidad intercultural
ind�gena"que se pretende instalar (con s�lo oficinas administrativas) en la
ribera del lago, dista a�os luz del concepto de Universidad del Siglo 21; y est�
igualmente lejana de ofrecer lo que los estudiantes esperan para convertirse en
profesionistas �tiles y comprometidos. Lo que demandan los j�venes (ind�genas y
no-ind�genas) del interior del estado son centros de educaci�n con aulas,
albergues, laboratorios y bibliotecas, y la certeza de poder completar una
carrera universitaria pertinente y de calidad y con reconocimiento oficial.
Con su abordaje de "diplomados" y la carencia de infraestructura f�sica y de
maestros competentes, la propuesta de universidad no responde tampoco a las
urgentes necesidades estatales de cobertura educativa, y es deficiente,
inclusive, cuando se le compara con el arranque de las otras universidades
interculturales promovidas por el gobierno federal.
IV. TAREAS PARA ALCANZAR EL BIENESTAR DE NUESTRAS COMUNIDADES
Lo que dicta la experiencia de las luchas de las �ltimas d�cadas (en Santa Fe de
la Laguna y muchas otras comunidades) y los limitados resultados de la presente
administraci�n gubernamental, es la necesidad de un cambio de actitud de
nosotros mismos, al seno de nuestras comunidades. Necesitamos -por sobre todas
las cosas- pensar y actuar en base a nuestros valores ind�genas, colectivamente
y por el bien de todos, teniendo una visi�n de largo plazo.
Autonom�a de hecho y gobernabilidad regional.- Esto involucra, primero que todo,
luchar por el establecimiento de autonom�as regionales plurales y diversas en el
Lago, la Ca�ada, la Meseta, la Costa y las otras regiones ind�genas del estado.
Estas autonom�as -de hecho- son esenciales para el ejercicio del pluralismo
pol�tico-administrativo que sentar�a las bases para una verdadera gobernabilidad
rural comunal -econ�mica, social, pol�tica, medioambiental-, y no para una
simb�lica representaci�n interna y ostentaci�n protocolar de bastones de mando.
Esta nueva gobernabilidad se fundamenta en nuestra percepci�n milenaria de la
vida y la sociedad, y en los instrumentos y maneras de ejercer nuestros recursos
colectivos: (i) propiedad comunal de tierras, territorios y patrimonio cultural;
(ii) asambleas comunales y de barrio; (iii) cumplimiento de cargos y
responsabilidades sociales; y (iv) ejercicio extendido de relaciones sociales y
familiares, etc.
Tenemos, por lo tanto, que encontrar la manera de consolidar estos elementos en
la integraci�n de un nuevo y consistente tercer nivel de gobierno que
represente, ante las instituciones e instancias exteriores, los intereses de
nuestras comunidades. Este nivel gubernamental consistir�a en -y estar�a
delimitado por: (i) la agregaci�n territorial de zonas geogr�ficas con poblaci�n
predominantemente ind�gena; (ii) la suma organizacional de comunidades
individuales (colindantes o separadas); y (iii) el ejercicio de las funciones de
un nuevo tipo de "municipio", regido y organizado bajo esquemas comunales de
representaci�n. Estas acciones ser�an componentes de un proceso tendiente a la
reconstituci�n del pueblo Purh�pecha y de los otros pueblos ind�genas de
Michoac�n.
Junto con el sentido de pertenencia y los elementos valiosos de nuestras
lenguas, culturas e historias, la autonom�a ind�gena y la organizaci�n comunal
son los puntales del anhelado bienestar y de la dignidad de nuestros pueblos y
comunidades. Esta organizaci�n aut�noma es el �nico patrimonio, verdaderamente
perenne, que podemos heredar a nuestras futuras generaciones.
Tareas de las partes.- En la b�squeda de una verdadera mejor�a social e
institucional y ante los conflictos con los que nos encontramos en las
comunidades -"focos rojos"- del estado, luchemos, de manera prioritaria, por:
(a) El pleno reconocimiento de nuestros pueblos ind�genas como tales, en base a
una reforma constitucional integral a nivel nacional, y por lo tanto: de la
aceptaci�n jur�dica de nuestro derecho a asociarnos como comunidades; de
reconstituirnos como pueblos; y de ejercer una autonom�a en regiones
territoriales para la gesti�n de nuestros recursos;
(b) La garant�a de aut�ntica participaci�n y representaci�n pol�tica, y de
ejercicio aut�nomo de la justicia en su sentido m�s amplio;
(c) La garant�a para los habitantes rurales e ind�genas del acceso a todos los
niveles educativos y de salud, los cuales deben ser de la mayor calidad y sin
discriminaci�n. Estas acciones deben ser implementadas por estructuras aut�nomas
con la participaci�n de maestros, m�dicos, enfermeras y otros profesionistas
ind�genas biling�es; y
(d) Que se modifique de ra�z la propuesta absurda de "universidad intercultural
ind�gena" que se pretende establecer, y se realice un proyecto integral de
educaci�n a todos los niveles, con inversiones espec�ficas, y donde la autonom�a
ind�gena se fortalezca, rec�procamente, con la autonom�a universitaria.
Estas acciones demandan una Reforma del Estado antes que una "reforma ind�gena"
estatal; y requieren de antemano una coherencia de gesti�n que no se ha
manifestado por parte del gobierno actual de Michoac�n.
"La Otra Campa�a". Por todo lo aqu� expuesto, que intenta resumir las quejas,
demandas y aspiraciones de la gente sencilla y humilde de nuestras comunidades,
y las discusiones que hemos sostenido entre los representantes de los diferentes
grupos ind�genas, tenemos que comprometernos a propiciar el acercamiento de las
diversas organizaciones sociales, culturales y pol�ticas, conscientes y
comprometidas, as� como de las autoridades comunales y de los profesionistas y
estudiantes de los cuatro pueblos ind�genas de la entidad.
Estas acciones -como el Segundo Foro Regional de la Alianza Ind�gena de
Michoac�n (en formaci�n) celebrado en Santa Fe de la Laguna el d�a 31 de julio
de 2005- se tendr�n que seguir realizando con el objetivo fundamental de pugnar
por la creaci�n de un verdadero Consejo Aut�nomo de Autoridades Comunales,
representativo y elegido en asambleas donde participen comuneros y comuneras sin
la injerencia de partidos pol�ticos ni de los funcionarios del gobierno.
Las tareas son vastas, pero el futuro nos pertenece.
Y la ruta a seguir no se determina con listas detalladas de carencias ni pliegos
petitorios. Los caminos de San Andr�s son los de las campa�as permanentes por la
organizaci�n independiente, la exigencia del reconocimiento de nuestros
derechos, y la lucha por la reconstituci�n de los pueblos ind�genas de M�xico y
Michoac�n: �U�tarish�ndi ue�nani jau�tani juchari K'um�nchikua!
Barrio de San Pedro Urh�pati, Santa Fe de la Laguna, Michoac�n, M�xico,
a los 16 d�as del mes de agosto de 2005
(*) De origen P'urh�pecha, la autora es m�dica,
especialista en salud p�blica, y comunera de Santa Fe de la Laguna. Recibi� el
Premio Nacional de Periodismo Jos� Pag�s Llergo 2004. En respuesta a la Sexta
Declaraci�n de la Selva Lacandona, este texto es una versi�n ampliada de su
alocuci�n durante el "Segundo Foro Regional" de la Alianza Ind�gena de Michoac�n
(31 de julio de 2005). Art�culo publicado en La Jornada Michoac�n los d�as 17 y
18 de agosto de 2005.