Zapatismo
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COMUNICADO EZLN
La (imposible) �Geometr�a? del Poder en M�xico.
Subcomandante Insurgente Marcos
Desde las monta�as del Sureste Mexicano.
�O geograf�a? No, la geograf�a es eso de norte, sur, oriente y poniente. �O ser�
la geolog�a? No, �sa trata de las piedras (como eso de "qu� bonita piedrecita
para darse un tropez�n"). La geometr�a es lo de �rea, volumen, largo, ancho y
no-sean-mal-pensad@s.
Mmh... ya me estoy haciendo el chistosito. Quiz� porque a much@s no les va a
gustar lo que vamos a decir. Porque nos referiremos a la supuesta diferencia
entre la derecha, el centro y la izquierda en la pol�tica de arriba. Y luego
pues est�n las complicaciones: ultraderecha, derecha moderada, derecha
confesional� izquierda "leal a las instituciones", ultra izquierda o radical,
izquierda moderada, centro, centro-izquierda, centro-derecha, centro-centro,
defensa central y centro delantero. Pero all� arriba todos dicen ser una u otra
cosa, seg�n lo que diga el nuevo dedo, es decir, el "rating". As� que a los que
vemos un d�a en un lugar, al otro ya est�n en el opuesto. Y hasta duele el
pescuezo de ver c�mo brincan de uno a otro lado. O sea que un relajo. O una
geometr�a imposible.
Para tratar de entender esa geometr�a hay que tomar en cuenta, seg�n nuestra
opini�n, que el capitalismo en la globalizaci�n neoliberal est� realizando una
aut�ntica guerra mundial, en todas partes y en todas las formas. Esta guerra no
s�lo destruye, entre otras cosas, las relaciones sociales. Tambi�n trata de
reordenarlas seg�n la l�gica del vencedor. Entre los escombros producidos por
esta guerra de reconquista, yacen las bases materiales, econ�micas, del
Estado-Naci�n tradicional. Pero no s�lo, tambi�n se encuentran destruidos, o con
da�os severos, los aparatos y las formas de dominaci�n tradicionales (las
relaciones dominante/dominado, dominante-dominante, y dominado-dominado). Por lo
tanto, la destrucci�n tambi�n alcanza a la clase pol�tica tradicional, a su
constituci�n, a sus relaciones internas, a sus relaciones con el resto de la
sociedad (no s�lo con los dominados) y a sus relaciones con las clases pol�ticas
de otras naciones (las llamadas relaciones internacionales). De esta manera, la
guerra neoliberal ha desfigurado la pol�tica tradicional y la hace marchar al
ritmo de un espot publicitario, y la destrucci�n provocada por la bomba
neoliberal en la pol�tica mexicana ha sido tan efectiva que, tambi�n seg�n
nuestro modesto punto de vista, all� arriba no hay nada qu� hacer. Si acaso,
programas c�micos. Se supone que all� arriba, por ejemplo, hay centro, izquierda
y derecha, Pero en tiempos electorales todos se amontonan en el centro. O sea
que como que la geometr�a se encoge y todos se amontonan en el centro gritando:
"YO SOY"...
"Yo soy", dice el Partido Acci�n Nacional.
El PAN, el partido de la nostalgia por la lucha democr�tica, G�mez Mor�n y el
"humanismo pol�tico". La nostalgia por el OPUS DEI, el MURO, la ACJM y Canoa. La
nostalgia por la guerra de los cristeros, la s�bana santa y el Cerro del
Cubilete. La nostalgia por las buenas conciencias, las buenas costumbres, la
gente bien. La nostalgia por el triunfo cultural y la secci�n de sociales en los
peri�dicos (cuando era diferente a la polic�aca). La nostalgia por Maximiliano,
Carlota, Elton John y el tiempo en que fuimos Imperio. La nostalgia por la
aspirina dominical administrada desde el pulpito del pederasta, el "ring side"
en la visita del o al Papa, y los retiros espirituales de "salvemos al mundo del
diablo comunista, seamos soldados de dios". La nostalgia por las tardes del
bridge, el t�- canasta, los Caballeros de Col�n. La nostalgia por la quema de
las boletas de la elecci�n de 1988 y el cogobierno con el PRI. La nostalgia por
un calendario en el que no estuvieron. La nostalgia por "la Patria, mi buen, es
la historia recluida en un convento".
Al igual que el actual gobierno federal, el PAN es hoy dirigido por la
organizaci�n de ultraderecha "El Yunque". Bajo su peso yace el PAN hist�rico y
su nostalgia por las familias arropadas con cobijas azules. Y es "El Yunque" el
que (qui�n lo dijera), nos trata de convencer de que el PAN es ahora una
organizaci�n pol�tica de centro. Y nos presenta, como posibles candidatos
presidenciales, a una constelaci�n de mediocres, donde, honor a quien honor
merece, puntea el gris "coupier" Santiago Creel Miranda (me parece, no estoy
seguro, que fue secretario de gobernaci�n en el intinerato de Fox-Sahag�n -hoy
se le puede encontrar llorando al hombro de la Coyota Fern�ndez de Cevallos-).
Una lista de precandidatos en la que la �nica con reales posibilidades de
competir no aparece... todav�a. Pero ella ya mueve las piezas que El Yunque le
proporciona para colarse. Primero para obtener un puesto que le asegure la
impunidad (la que ya prometi� AMLO sin que nadie se lo pidiera -bueno, cuando
menos no se lo pidieron p�blicamente-), y luego, cuando acabe de desinflarse el
globo fugaz de Creel, acceder al clamor que en las catacumbas de la derecha le
pide, le implora, le suplica, le demanda, le exige que sea candidata a la
presidencia de M�xico. Candidata de centro, por supuesto.
"Yo soy", dice el PRI, el Partido Revolucionario Institucional.
El PRI, el partido del "desarrollo estabilizador". El creador del Sistema de
Partido de Estado, desnudado en su momento por los an�lisis de Jos� Revueltas,
Adolfo Gilly, Daniel Cos�o Villegas, Pablo Gonz�lez Casanova. El de "Mister
Amigou". El de la represi�n a los m�dicos, los ferrocarrileros, los
electricistas. El de las matanzas del 2 de octubre de 68 y del 10 de junio de
1971. El de la guerra sucia en los 70"s y 80"s El de las devaluaciones. El de
los fraudes electorales. El de los "ratones locos", las "casillas zapato", la
"operaci�n tamal", la democracia electoral sintetizada en la consigna de
"matraca y gorra, refresco y torta". El del robo, el despojo, el fraude, el
asesinato, a obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados. El de Fidel
Vel�squez, Rodr�guez Alcaine, Jonguitud, Elba Esther Gordillo. El de la Colina
del Perro. El de Absal�n Castellanos, El del fraude electoral de 88. El del Clan
Salinas de Gortari. El de la contrarreforma al art�culo 27 de la Constituci�n.
El de la frustrada entrada al Primer Mundo. El de la matanza del mercado de
Ocosingo. El del solitario Aburto y el a�n m�s solitario Colosio. El de la
traici�n de febrero de 95. El del IVA. El de Acteal, El Charco y Aguas Blancas.
El del inicio de la pesadilla en Ciudad Ju�rez. El de "firmo un acuerdo y no lo
cumplo". El de "no traigo cash". El de la ruptura violenta de la huelga
estudiantil en la UNAM, en 1999. El de la historia como propaganda electoral. El
de la imposici�n de las pol�ticas neoliberales que han destruido los cimientos
de M�xico. El de la privatizaci�n de las empresas estatales y paraestatales. El
del voto por el desafuero. El del crimen organizado en partido pol�tico. El de
"la-Patria-m�-buen-es-una-puta-que-regentea-el-m�s-picudo-o-sea-yo-mero".
Sobre el PRI no hay mucho que agregar a lo dicho y padecido de �l. El PRI,
surgido de la revoluci�n mexicana de 1910, es, hoy por hoy, el partido con m�s
posibilidades de provocar una nueva revoluci�n en todo el pa�s. El PRI no tiene
ligas con el crimen organizado, �l forma parte de la direcci�n de los c�rteles
del narcotr�fico, del secuestro, de la prostituci�n, del tr�fico de personas. El
cinismo con el que sus dirigentes desechan la memoria, los lleva a hablar y
hacer como si no llevaran m�s de 70 a�os abusando del poder y lucrando con su
ejercicio. Las precampa�as y campa�as del PRI son el mejor veh�culo para
provocar la indignaci�n de la gente... y su rebeli�n.
Ejemplos? Enrique Jackson financia su campa�a con dinero del crimen organizado,
es decir, el narcotr�fico, la prostituci�n, y el secuestro. Lo usado para
publicidad televisiva, lo obtiene de los rescates por el secuestro de miembros
de las familias pudientes a las que ahora promete "orden" en horario estelar. En
su lado, Roberto Madrazo, un g�ngster sin escr�pulos, ha pasado de planear la
eliminaci�n de sus contrincantes, a planear su seguridad para que no lo asesinen
a �l (aunque el traer como perrito faldero al "Croquetas" Albores no lo protege
de nada). Por su parte, Montiel, Yarrington y Mart�nez, mientras tanto, pasan
lista a sus pistoleros, y la Paredes suspira, es decir, acecha. En la mejor
tradici�n pri�sta, la candidatura se resolver� en las cloacas del poder pol�tico
(o sea que Elba Esther decidir�). La violencia criminal que azota el pa�s no es
mas que la lucha entre los c�rteles por la candidatura presidencial del PRI. Los
que pierdan se ir�n, junto con sus jefes pri�stas, no a la c�rcel,... sino al
PRD. Quien quede nos dir� que es de centro.
"Yo soy", dice el PRD, el Partido de la Revoluci�n Democr�tica.
El PRD, el partido de los "errores t�cticos". El error t�ctico de, con sus
pactos electorales, fomentar los negocios de familias disfrazadas de partidos.
El error t�ctico de aliarse al PAN en algunos estados y al PRI en otros. El
error t�ctico de la contrarreforma ind�gena y los paramilitares de Zinacant�n.
El error t�ctico de Rosario Robles y los videos esc�ndalos. El error t�ctico de
hostigar y reprimir el movimiento estudiantil de la UNAM en 1999. El error
t�ctico de la "ley Ebrard" y la "ley Monsanto". El error t�ctico de ceder el
Z�calo de la Ciudad de M�xico a los monopolios de espect�culos. El error t�ctico
de hacer equipo con los salmistas. El error t�ctico de la importada "tolerancia
cero" y de perseguir a j�venes, homosexuales y lesbianas por el "delito" de ser
diferentes. El error t�ctico de traicionar la memoria de sus muertos, hacer
candidatos a sus asesinos y reciclar a los desaforados de las candidaturas
pri�stas. El error t�ctico de convertir movimientos populares en burocracias
partidista y gubernamental. El error t�ctico de manipular las muertes de Digna
Ochoa y P�vel Gonz�lez para halagar a la derecha- El error t�ctico de la
indefinici�n frente a los movimientos de resistencia y liberaci�n en otros
pa�ses, de bajar la cabeza frente al poder norteamericano y de tratar de
congraciarse con los poderosos. El error t�ctico de sus luchas intestinas y los
fraudes en las elecciones internas. El error t�ctico de la alianza con el
narcotr�fico en el DF. El error t�ctico de pedirle dinero a la gente minti�ndole
al decir que es para ayudar, "bajo el agua", a los zapatistas. El error t�ctico
del cortejo vergonzante a los sectores m�s reaccionarios del clero. El error
t�ctico de usar a los muertos en la lucha como carta de impunidad para robar,
despojar, corromper, reprimir. El error t�ctico de correr, loco de contento con
su cargamento de errores t�cticos, al centro. El error t�ctico de "la Patria, mi
buen, no es m�s que un presupuesto en disputa".
Y en el centro del PRD... -"Yo soy", dice AMLO, Andr�s Manuel L�pez Obrador.
Y contra AMLO se lanz� la (alguna vez feliz) pareja presidencial, desenfundando
la PGR en una mano, la Suprema Corte de Justicia en la otra, el Congreso de la
Uni�n en gayola, y los medios de comunicaci�n compensando la p�rdida de "rating"
de sus "reality shows" y su barra c�mica. El proceso de desafuero fue, adem�s de
una comed�a con ribetes tr�gicos, un indicador del descontento popular (no mi
buen, ya no puede uno burlarse de la gente como antes), y, sobre todo, un
inmejorable empuje electoral... para el desaforado.
Y contra AMLO se lanza C�rdenas Sol�rzano acus�ndolo de declararse de centro
desde el inicio y no seguir su tradici�n de iniciar declar�ndose de izquierda...
e irse corriendo al centro conforme avanza la campa�a. Critic�ndole el tener el
control del PRD y hacer uso discrecional de �l... despu�s de que C�rdenas hizo
lo mismo tantos a�os. Ech�ndole en cara las alianzas que hace, olvidando que a
las hechas por C�rdenas se debe el enriquecimiento de familias (como el Partido
de la Sociedad Nacionalista, de los Riojas) y la liga del PRD con el sinarquismo
- el mismo que encapuch� la estatua de Ju�rez" (el Partido de Acci�n Social),
cuando acept� la postulaci�n por esos dos partidos en el 2000. L�pez Obrador. El
AMLO proyectado a las alturas de la democracia "moderna" (o sea, las encuestas)
por la absurda y ridicula campa�a de la pareja presidencial. El que convirti� la
movilizaci�n ciudadana contra el autoritarismo del desafuero, en un acto de
promoci�n personal y de destape electoral. El que no dijo, en la movilizaci�n
contra el desafuero, la frase que realmente correspond�a, a saber, "ning�n
dirigente tiene derecho a encabezar un movimiento en tomo a una causa justa,
para, a espaldas de la mayor�a, sujetarlo a su proyecto personal de b�squeda del
Poder y negociarlo para eso". El que convoca a una marcha del silencio y, en
lugar de respetarlo, la usa para hablarle al Poder, imponi�ndole a todos la
palabra de uno. El de la alquimia que transforma un mill�n seiscientos mil
silencios en la voz de Don Porfirio que, a pesar de la silbatina (�sa s�
"hist�rica"), fue escuchada por quien fue el interlocutor de esa marcha: el
Poder. El que trastoc� (y devalu�) el triunfo popular de la marcha del 24 de
abril y lo convirti� en un logro personal en su carrera presidencial. El ex
desaforado- El que acus� al Poder de arbitrario y luego intercambi� con �l
exoneraciones mutuas. El denunciante de "complots" que luego elogia como
"estadistas" a quienes acus� de urdirlos. El que tiene, como uno de sus primeros
"comit�s de apoyo" ind�genas en Chiapas, a los caciques y paramilitares de
Zinacant�n, los mismos que agredieron la marcha zapatista del 10 de abril de
2004. El que ya se ve a s� mismo cruzado por la banda presidencial. El que,
entre sus primeras ofertas de gobierno, garantiz� la impunidad para quienes han
asesinado y desaparecido a luchadores sociales, a quienes han sumido a M�xico en
la miseria y se han enriquecido a costa del dolor de todos. El que, con sus
actos, le dice a la gente "los desprecio desaforadamente"
L�pez Obrador. El que se compar� a si mismo con Francisco I. Madero... olvidando
que el s�mil con Madero no termina con el dem�crata encarcelado por Porfirio
D�az, sino que contin�a con el Madero que form� su equipo de gobierno con los
mismos porfiristas (y que fue traicionado por uno de ellos). Con el Madero que,
dando las espaldas a las demandas de los despose�dos, se dio a la tarea de
mantener la misma estructura econ�mica de explotaci�n, despojo y racismo
construida en el r�gimen porf�rista. A AMLO y a los jilgueritos que revolotean a
su lado se les "olvidaron" esos detalles.
Y, sobre todo, se les "olvid�" que, frente a Madero, los zapatistas enarbolaron
el Plan de Ayala, Aquel plan sobre el que Madero dijo, palabras m�s o menos,
"publ�quenlo, que todos sepan que ese Zapata est� loco". Pero basta de historia
pasada y de comparaciones. Estamos a principios del siglo XXI y no del siglo XX,
en una sucesi�n adelantada por la ambici�n desbocada de una mujer.
Para saber cual es el proyecto de quien aspira al Poder no hay que escuchar lo
que dice hacia abajo, sino lo que dice hacia arriba (por ejemplo, en las
entrevistas a los diarios norteamericanos New York Times y Financial Times). Hay
que escuchar lo que les ofrece a quienes mandan en realidad.
La oferta central del programa presidencial de AMLO no es vivir en Palacio
Nacional y convertir Los Pinos en la nueva secci�n del Bosque de Chapultepec. Es
"estabilidad macroecon�mica", es decir, "ganancias crecientes para los ricos,
miseria y despojos crecientes para los despose�dos, y un orden que controle el
descontento de estos �ltimos".
Cuando se critica el proyecto de AMLO no se trata de criticar un proyecto de
izquierda porque no lo es, as� lo ha declarado y prometido L�pez Obrador al
Poder de m�s arriba. �l ha sido claro y s�lo no lo ven quienes no quieren verlo
(o no les conviene verlo) y se siguen esforzando por verlo y presentarlo como un
hombre de izquierda. El de AMLO es un proyecto, seg�n �l mismo lo defini�, de
centro.
Y el centro no es m�s que una derecha moderada, una puerta a la cl�nica de
cirug�a pl�stica que transforma a los luchadores sociales en d�spotas y c�nicos,
una macroeconom�a estabilizada con segundos pisos y conferencias de prensa
ma�aneras.
Nosotros hemos visto y analizado de cerca el gobierno de AMLO en el DF. Y no en
la prensa, en los c�rculos selectos o en los segundos pisos sino abajo, en la
calle. Creemos que hay ah� el germen de un autoritarismo y un proyecto personal
transexenal. La imagen de Carlos Salinas de Gortari construida por AMLO es, en
realidad, un espejo. Por eso la conformaci�n de su equipo. Por eso su programa
tan cercano a aquel del "liberalismo social" del salinismo. �Dije "cercano"? M�s
bien, la continuaci�n de ese programa. Esto se encuentra todav�a oculto por la
avasallante estupidez de la ultraderecha (que parece chivo en cristaler�a) y por
el mismo caos ideol�gico que reina en la clase pol�tica mexicana, pero no
tardar� en hacerse evidente. Tal vez por ese ocultamiento, algun@s
intelectuales, adem�s de destacad@s luchador@s sociales, le proporcionan su
c�lido aliento al huevo de la serpiente que hoy anida en el gobierno de la
Ciudad de M�xico.
Frente a L�pez Obrador no estamos enfrente de un l�der nost�lgico del pasado
nacionalista revolucionario, sino de alguien con un proyecto muy claro de
presente... y de futuro. AMLO no est� pensando en realizar su proyecto en un
solo sexenio (por eso su equipo es el mismo de aquel c�lebre "gobernaremos por
muchos a�os"). Y, contra lo que piensan algunos, L�pez Obrador no ofrece volver
al pasado populista que tanto aterra al poder econ�mico. No, AMLO oferta una
mediaci�n y una administraci�n "modernas" (o sea terminar lo que dej� pendiente
Salinas de Gortari). Y m�s: ofrece crear las bases de un Estado "moderno", por
eso se esfuerza en diferenciarse de Lula, Ch�vez, Castro y Tabar�. Y el
ofrecimiento no lo hace a los de abajo o a lo que queda de la Naci�n mexicana,
sino a quien manda en realidad: el poder financiero internacional. La de �l no
ser� una administraci�n neoliberal con la mano izquierda (Lula en Brasil, Tabar�
en Uruguay, Kirchner en Argentina), ni un gobierno socialista (Castro en Cuba),
ni un nacionalismo popular (Ch�vez en Venezuela), sino EL NUEVO MODELO DE ESTADO
NO- NACIONAL (ese engendro de la guerra neoliberal) en Am�rica Latina
Si Carlos Salinas de Gortari fue el gobernante ejemplar de operador de la
destrucci�n neoliberal en M�xico, L�pez Obrador quiere ser el paradigma del
operador del reordenamiento neoliberal. Ese es su proyecto. Aunque falta que lo
dejen o que pueda.
No nos vamos a dedicar a descalificar a AMLO (de eso se encargar�, y con
inmejorable eficiencia, el PRD -sobre todo en la lucha por la candidatura al
gobierno del DF-), pero consideramos nuestro deber advertir, definir y
definirnos. Es necesario porque, en el gatopardismo de arriba, una definici�n no
clara se convierte en un apoyo expl�cito: "si no est� contra nosotros, entonces
est� a favor de nosotros". La definici�n frente (y no a un lado) a lo que
representa AMLO es imprescindible. Su propuesta (y en esto no hay ninguna
diferencia con la de C�rdenas en el PRD, ni con la de cualquier precandidato de
cualquier partido en el superpoblado "centro" pol�tico del M�xico de mediados
del 2005) es llenar DESDE ARRIBA Y POR ARRIBA el vac�o provocado por la
hecatombe neoliberal.
En resumen, all� arriba reinan la indecencia, la desfachatez, el cinismo, la
desverg�enza.
Esto es lo que pensamos de la geometr�a pol�tica en el M�xico de arriba. Decir
otra cosa ser�a mentir y tratar de enga�ar a quienes nunca hemos enga�ado: en
primer lugar a nosotros mismos, pero tambi�n a la gente en general. Nos produce
rabia e indignaci�n ver lo que vemos, y lucharemos para impedir que esos
sinverg�enzas se salgan con la suya.
Porque es la hora de empezar a luchar para que, todos esos que all� arriba
desprecian la historia y nos desprecian, rindan cuentas, para que paguen.
Vale. Salud y atenci�n, que abajo el reloj marca ya la hora sexta.
Desde las monta�as del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos
M�xico, en el Sexto mes del a�o 2005
P.D. SOBRE CHIAPAS.- Si antes las Juntas de Buen Gobierno informaron que
hab�a algunas relaciones con el gobierno estatal, ahora informan que, desde
diciembre del a�o pasado, se terminaron por el incumplimiento del gobierno en
los pocos compromisos que hizo. Ni indemnizaron, ni regularizaron, ni hicieron
justicia en los pocos casos que se les demand�. No cumplieron porque en el fondo
son tan racistas como cualquiera. Est�n absorbidos por el autoritarismo y la
soberbia, la justicia local dedicada al negocio del tr�fico de personas, los
presupuestos gastados en las se�oritas que se anuncian en la secci�n de avisos
clasificados de los peri�dicos locales o que trabajan en la zona Gal�ctica, el
dinero derrochado en campa�as medi�ticas, ridiculas y desvergonzadas, de
desprestigio de opositores (como la emprendida contra el movimiento magisterial
de hace unas semanas) y de promoci�n del culto a la personalidad. Ni modos.