El ejercito organizo y apoyo a bandas para aislar al Ejercito Zapatista de
Liberacion Nacional (EZLN)
Juan Balboa
La Jornada
El general Mario Renán Castillo participó directamente, dice testigo al Centro
de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas Recibían dinero del gobernador
Julio César Ruiz Ferro.
El testimonio de un ex comandante del grupo paramilitar Paz y Justicia confirma
que el Ejército Mexicano planificó, organizó y apoyó, desde la ofensiva contra
el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) del 9 de febrero de 1995, a
grupos paramilitares en tres regiones fundamentales de Chiapas: Altos, selva y
norte. Su propósito, siempre de acuerdo con el testigo: romper las relaciones
que existían entre la población y los zapatistas.
En testimonio grabado y documentado por el Centro de Derechos Humanos Fray
Bartolomé de las Casas (CDHFBC), el testigo -al que se identifica como PyJ y
para quien la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha solicitado medidas
cautelares- confirmó la participación directa en apoyo a los paramilitares del
entonces comandante de la séptima Región Militar con base en Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, general Mario Renán Castillo.
El ex comandante de los paramilitares narra pasajes de asesinatos de
simpatizantes zapatistas; explica con detalle el nacimiento de Paz y Justicia;
recuerda las reuniones secretas entre ese grupo y funcionarios del entonces
gobernador Julio César Ruiz Ferro, y confirma la intervención del grupo
paramilitar en la emboscada que sufrieron el obispo Samuel Ruiz García y su
coadjutor Raúl Vera López el 4 de noviembre de 1997.
Los grupos paramilitares en Chiapas han dejado una estela de violencia y muerte
que, de acuerdo con el CDHFBC, ha provocado que unas 12 mil personas -la mayoría
indígenas- estén desplazadas y 122 hayan sido asesinadas o desaparecidas.
Las acciones de Paz y Justicia empiezan en 1995, constituyéndose en una política
deliberada de Estado encaminada a cometer ataques generalizados y sistemáticos
contra la población civil, consistentes en asesinatos, traslados forzosos de
pobladores, privación grave de la libertad física, tortura, persecución y
desapariciones forzadas de personas por medio de la creación, financiación,
adiestramiento y encubrimiento de grupos paramilitares.
Emboscada a jerarcas católicos
Acerca del ataque que sufrieron el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel
Ruiz García; su coadjutor, Raúl Vera, y dos catequistas, el recuento se refiere
a la reunión que se realizó en el ejido Miguel Alemán, municipio de Tila, lugar
elegido por el Ejército Mexicano -desde la ofensiva de febrero de 1995- como
centro de operaciones del grupo paramilitar Paz y Justicia. Eran 25 indígenas
choles militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero la
cantidad de armamento que transportaban triplicaba la capacidad del contingente.
Tenían un solo objetivo: asesinar al obispo Samuel Ruiz García.
En la mañana del 4 de noviembre de 1997, un militar de alto rango, conocido como
Juan Bautista, responsable del destacamento castrense en El Limar, era el hombre
mejor informado de la operación: no sólo sabía el lugar y la hora de la
emboscada, también conocía todos los detalles, porque había participado en su
planeación el día anterior.
Así lo recuerda un testigo y uno de los principales comandantes de Paz y
Justicia, organización que entre 1995 y 2000 fue responsable del asesinato y
desaparición de 122 personas en la zona norte de Chiapas. Uno de los
paramilitares más activos dentro de este grupo aceptó dar su testimonio al
CDHFBC, con la condición de que se protegiera su nombre por temor a ser
asesinado junto con su familia.
'Cuando llegó el destacamento militar a El Limar, el general Juan Bautista,
quien daba permiso para cargar las armas, hasta le dijo a nuestro dirigente que
nos iban a registrar las armas, que cada arma que se iba a comprar la iba a
registrar, hasta una vez cuando estaba duro el problema iba a llegar el obispo
de San Cristóbal, Samuel Ruiz, ahí a Masojá Shupá.
'¿Qué hicimos nosotros? Hicimos una reunión antes en Miguel Alemán para emboscar
al señor obispo, ahí en la curva antes del crucero', narra el comandante de Paz
y Justicia. Entre Miguel Alemán y Jolnixtié se encontraba un destacamento
militar. El vehículo de los paramilitares debía pasar por ese lugar, en donde el
Ejército Mexicano hacía la revisión con sumo detalle.
Teníamos como 80 armas -continúa PyJ-, entonces las metimos a un carro; estaba
un retén militar, pero, ¿qué nos dijo el Ejército Mexicano? No nos dijo nada, no
nos revisó las armas que estaban ahí. Un militar de alto rango que se hacía
llamar general Juan Bautista, quien se encontraba con dos militares con rango de
mayores, Adeliz Luna y Mateo Reyes, dio la orden para que el vehículo no fuera
revisado. El atentado se efectuó sin lograr el objetivo: los obispos Samuel Ruiz
y Raúl Vera salieron ilesos; sólo dos catequistas (José Pedro Pérez y José
Vázquez Pérez) y el mayordomo del santuario del Señor de Tila, Manuel Pérez
Pérez, fueron heridos con armas de fuego.
Los hombres del general
De acuerdo con el testimonio de PyJ, el entonces comandante de la séptima Región
Militar, Mario Renán Castillo, fue el principal impulsor y organizador de los
grupos paramilitares en Chiapas.
Existen varios documentos en los que se confirma el involucramiento del general
Renán Castillo en la organización de dichos grupos. En uno de ellos el militar
firma como testigo de honor en la entrega de casi 5 millones de pesos que el
gobierno del estado dio a Paz y Justicia.
El testigo del organismo de derechos humanos recuerda que por lo menos participó
tres veces en reuniones entre los dirigentes de Paz y Justicia y el comandante
de la séptima Región Militar.
'También cuando nos reunimos con Mario Renán Castillo estuvo un teniente y un
político de Socama (Solidaridad Campesina Magisterial) llamado Manuel (Hernández)
Gómez.
'Bueno, Samuel Sánchez también era de Socama, y fuimos a la reunión en Tuxtla
(Gutiérrez), fuimos muchos delegados, como 121, el 4 de julio de 1997, pero sólo
hablaron unos cuantos, y Mario Renán firmó el recurso financiero', explica.
PyJ recuerda las reuniones que sostenía el comandante de la séptima Región
Militar con dirigentes de los paramilitares. 'Conocí a Mario Renán cuando
hablaba con los dirigentes de Paz y Justicia', precisa.
-¿Mario Renán hablaba con los dirigentes de Paz y Justicia?
-Sí, sí.
-¿Iba a verlos a Miguel Alemán?
-Sí, sí. Llegaba ahí, y tenía mucha confianza con ellos...
-¿Qué les decía Renán?
-Que seguimos en eso, que no les diéramos chance a los de Abu xú (organización
identificada más con los zapatistas), que eran cabrones, que no se qué, que les
iba a quitar la tierra y todo, que simplemente eran supersticiones de ellos,
simplemente nos agarramos así para convencernos de bajar los dirigentes, pero no
lograron bajar, sólo los simpatizantes de ellos, gente que son pobrecitos...
ancianos que murieron en esa guerra, jóvenes todavía y mujeres que fueron
desaparecidas.
El comandante de Paz y Justicia señala que la participación de Renán Castillo
con los grupos paramilitares no fue aislada. Afirma que le consta que otros
altos militares estaban involucrados apoyándolos.
-¿Cómo que estuvieron involucrados?
-Más que nada estuvo Juan Bautista, que es el general que llegó la primera vez,
ahí en El Limar; supuestamente tenía conocimiento mucho de Paz y Justicia.
-¿Qué es, qué era, de qué grado?
-Era general del Ejército Mexicano.
-¿De qué unidad?
-Pues, o sea que fue, no sé, era un señor canoso, alto, medio gordo.
-¿Pero a que batallón pertenecía? -se le insistió al rendir su testimonio.
-O sea, yo creo que aquí de San Cristóbal, no sé, o de Tabasco, no sé. Pero sí,
él daba conocimiento a sus tropas, su guardia, que pasaban a visitar las
comunidades, pues Paz y Justicia eran, siempre a favor de ellos...
-Este general, Juan Bautista, ¿también iba a hablar con los dirigentes de Paz y
Justicia?
-Sí. Tenía más contacto con Diego (Vázquez Pérez), con Marcos (Albino Torres) y
con Samuel (Sánchez Sánchez); ellos eran los que hablaban con él, y sabe que nos
llenó una hoja, y hacemos una relación quienes tenían armas, hasta nos iba a
registrar, según, para que pudiéramos portar en las ciudades, hasta Marcos
(Albino Torres) cargaba su arma, una de 9 milímetros, cargaba, entraba allá,
allá en su..., con Mario Renán tuvimos entrevistas con él, en la ciudad de
Tuxtla Gutiérrez.
-¿Juan Bautista tenía una relación de las armas de Paz y Justicia y además
conseguía armas, les daba armas?
-No, pero sí nos decía cómo nos íbamos a defender, cómo podemos manejarlo, y
quien le decía Marcos (Albino Torres) y Sabelino (Torres) que sabían manejo de
armas, que fueron ex militares, ahí empezó ese problema, así empezó.
-Pero entonces, ¿Juan Bautista les decía cómo utilizar las armas?
-Ajá, sabían ellos el manejo de armas.
-¿Sabelino, Marcos Albino y Juan Bautista les enseñaban a utilizar las armas?
-Sí, entonces estuve mucho con ellos...
Del testimonio de PyJ se desprende que la mayoría de los altos mandos del
Ejército Mexicano con base en Ocosingo (39 Zona Militar) y San Cristóbal de las
Casas (31 Zona Militar) mantenían una estructura paralela de apoyo a los grupos
paramilitares. El comandante de Paz y Justicia relata cómo los animaban para que
acabaran con los simpatizantes y milicianos del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN).
'Nada más nos decían que acabarnos (acabarlos), que no nos dejáramos que nos
acabaran ellos...', aseguró. Recuerda que los altos mandos castrenses los
'animaban, pues quien iba a ganar...'
Armas, municiones y uniformes
Según el testigo, Paz y Justicia tenía una estructura militar impuesta por el
Ejército Mexicano dentro del Plan de Campaña Chiapas 1994, redactado en gran
parte por el general Renán Castillo. Paralelamente funcionaba como una
organización de masas para mantener una relación 'oficial' con las autoridades
de la Federación, el estado y los municipios.
De acuerdo con PyJ, la estructura militar de Paz y Justicia estaba bajo la
responsabilidad de sus principales comandantes: Samuel Sánchez Sánchez, Marcos
Albino Torres, Diego Vázquez Pérez, Sabelino y Carlos Torres. Ellos realizaban
la compra de armas y municiones recaudando cuotas obligatorias que imponían a la
población, mayoritariamente militantes del PRI.
Confirma lo que muchos organismos de derechos humanos denunciaron desde febrero
de 1995: toda persona que se negara a la cooperación monetaria para comprar
armas era castigada o asesinada.
'Los mataban, los encerraban primeramente, más que nada, castigados, golpeados,
ahí en su cárcel de Miguel Alemán, tanto en Tsaquil, tanto en Nuevo Limar,
Masojá Chico, que tienen cárcel (...) había partes poquito de Paz y Justicia, un
poquito que estaban caliente de agarrar a las personas, ya sea que eran
hermanos, ya sea entra papá e hijo, ya sea entre compadres, todo.
'No había perdón para nada, si no hacías eso, simplemente te iban a emboscar, ya
sea, pero no, te iban inculpar a los de Abu xú, así hacían antes, todos los
problemas que así, así lo hacían.'
Los propios elementos del Ejército Mexicano y de la Policía de Seguridad Pública
de Chiapas vendían armas y uniformes a los paramilitares de Paz y Justicia.
Utilizaban indumentaria, continúa el testigo, como la de la policía sectorial,
Seguridad Pública y el Ejército. El rostro se lo cubrían con pasamontañas o
pañuelo rojo, como los zapatistas.
-¿Qué tipo de armas traían?
-Diferentes, un R15, una UZI.
-¿De qué año estamos hablando?
-Del 96-97. De los conflictos de Usipá, de Cruz Palenque, El Limar, toda esa
zona. Yo aprendí mucho manejo de esas armas. Me enseñaron, como era yo delegado
de la organización esta de Paz y Justicia en Miguel Alemán, cada delegado tenía
sus comunidades.
-¿Quién les enseñaba?
-Adiestramiento, este Sabelino (Torres), tenían otros que fueron militares, y
que son militares todavía de ahí de Masojá Shujá, que se llama Emilio Pérez
López, y ahorita sigue siendo del Ejército Mexicano de infantería en Tenosique,
Tabasco, o la ciudad de México; pero sí, él era quien manejaba a la gente.
-¿En qué campamento o regimiento?
-O sea que ahí, en Miguel Alemán tanto en Tsaquil.
-¿Había un campamento militar?
-Había en Tsaquil y en un cafetal de Miguel Alemán.
El comandante de Paz y Justicia narra que los primeros campamentos de
adiestramiento se ubicaron en territorio de Tabasco, 'pero sólo fue unos 15
días'. Durante toda la guerra contrainsurgente, en la que fueron asesinadas y
desaparecidas 122 personas, la mayoría indígenas chol, los campamentos de
adiestramiento militar se ubicaban en comunidades del municipio de Tila: Las
Limas (donde había un campamento de la Secretaría de la Defensa Nacional), Usipá,
Nuevo Limar, Cruz Palenque y Miguel Alemán. Los hombres encargados de
adiestrarlos eran ex militares oriundos de la zona norte de Chiapas o elementos
en activo del Ejército Mexicano.
Los apoyos del gobierno de Chiapas
El paramilitar destaca en su testimonio la importancia que tenían para Paz y
Justicia los apoyos que recibían del gobernador interino Julio César Ruiz Ferro.
Afirma que éste mantenía reuniones permanentes con Samuel Sánchez, uno de los
principales dirigentes del grupo, 'él les daba el apoyo, el gobernador no quería
que hubiera otro partido, sólo PRI', dice.
Así, agrega, Marcos Albino (Torres) decía en las reuniones que nuestro partido
es la bandera del tricolor, 'somos PRI', reafirmaba, y animaba a los
paramilitares prometiéndoles que si lograban desplazar a los simpatizantes del
EZLN y del Partido de la Revolución Democrática las pertenencias de éstos serían
de ellos. Hace referencia al entonces procurador de Justicia del estado, Jorge
Enrique Hernández Aguilar, y a las reuniones que éste sostenía con los
dirigentes de Paz y Justicia, en particular con Diego Vázquez.
Como organización de masas, Paz y Justicia imponía en la zona norte de Chiapas a
los candidatos del PRI a las presidencias municipales. Según el testimonio de
PyJ, el grupo paramilitar mantenía el poder en municipios como Tila, Tumbalá,
Sabanilla y Salto de Agua. 'Sí, agarraban vehículos y todo, pasajes, tenían
apoyo por parte del ayuntamiento', precisa.
Se refiere a Carlos Torres López, ex presidente municipal de Tila, detenido hace
unos tres años, como uno de los alcaldes que más apoyaban las acciones de Paz y
Justicia. Entre muchos otros implementos entregó a las comunidades que
pertenecían al grupo paramilitar equipos de radiocomunicación.
-¿Daba uniformes?
-Sí, todo daba.
-¿Armas?
-Sí, pero ahora está en la cárcel.
Los asesinatos de Paz y Justicia
El CDHFBC tiene registrados por lo menos 85 asesinatos del grupo paramilitar en
la región del norte de Chiapas, 37 desapariciones forzadas y unas 4 mil personas
desplazadas, sólo en esa región.
Paz y Justicia cometió la mayoría de los asesinatos entre 1995 y 1997. En esos
años aparecían asesinados simpatizantes del EZLN y miembros de otras
organizaciones diferentes a Paz y Justicia.
El testigo PyJ recuerda el caso de la jovencita Minerva Guadalupe Pérez Torres.
El 20 de junio de 1996, en la comunidad Miguel Alemán, Sabelino Torres, uno de
los dirigentes de Paz y Justicia, detuvo una camioneta en la que viajaba Minerva
Guadalupe, de 19 años de edad. La tuvieron detenida en la casa de un hermano de
Nicolás Gómez Martínez donde la violaron alrededor de 31 hombres y la mataron.
'Minerva llega en una camioneta de Clemente, a él lo bajaron, le hicieron la
parada y Sabelino (Torres) lo bajó y lo tuvieron como un día en la casa del
hermano Nicolás, y ahí estuvo la muchacha. La violaron, pasó como 31 personas
sobre ella, y la machetearon. Eso fue rumbo a unos 300 metros de Miguel Alemán,
donde la violaron y la mataron, pero ahí estuvo un día sin comer en esa casa y
ahí la mataron'.
Nada detenía a los paramilitares de Paz y Justicia: su contubernio con el
Ejército Mexicano hacía poderoso al grupo; el apoyo que recibían de los
gobiernos estatal y municipal les daba movilidad; durante tres años asesinaron a
mansalva con el aval de los militares, hoy aún se mantienen vigentes, porque los
actuales gobiernos de Pablo Salazar Mendiguchía y el de Vicente Fox se niegan a
desarmarlos.