Zapatismo
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San Sebastián Bachajón: al filo del Agua (Azul)
Lo que se juega no es sólo la presunta derrama del peaje a las codiciadas
de Agua Azul, sino el futuro de comunidades indígenas que legítimamente
desarrollan alternativas de organización y gobierno. La viabilidad ambiental y
cultural de una de las regiones indígenas más importantes de México.
Hermann Bellinghausen
Foto: Blog Zapateando
Desinformémonos
San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El problema de los ejidatarios
tzeltales de San Sebastián Bachajón, municipio de Chilón, es que sus tierras
legítimas están en el paso de los pretenciosos planes de expansión turística que
abrigan los gobiernos federal y chiapaneco para su región. O sea, sus tierras
son codiciadas, y ellos estorban; sobre todo porque no comparten los planes de
inversión ni la concepción misma de lo que en realidad se les impone, más allá
de las promesas, la propaganda y el engaño (a ellos y a la opinión pública).
El problema del gobierno de Juan Sabines Guerrero, y por extensión en la correa
de transmisión (de intereses), también del persignado comandante en jefe de las
Fuerzas Armadas y presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, es que los
indígenas son adherentes de la Otra Campaña y resisten el embate que implica
despojarlos de una parte de sus tierras, y que les transformen negativamente su
entorno, campesino y muy suyo; como que lo reivindican autónomo en base a los
acuerdos de San Andrés y a tratados y convenios internacionales en la materia
firmados por el Estado mexicano.
El problema de los ejidatarios es que no tendría por qué haber problema. El
objetivo declarado de la excitación gubernamental son un conjunto de hermosas
caídas de agua sobre el río Agua Azul que se ubican en el ejido vecino, del
mismo nombre, poblado por choles, dentro del municipio de Tumbalá. Sólo que,
desde hace más de dos décadas, para llegar al balneario los turistas atraviesan
una carretera vecinal a través de San Sebastián, vía que fue construida por el
gobierno estatal sin su permiso.
Al incorporarse como adherentes de la Sexta declaración de la selva Lacandona
hace un lustro, los ejidatarios de San Sebastián Bachajón (y sus centros de
población) determinaron recuperar el control de su territorio, y compartir con
sus vecinos choles el beneficio del peaje a través de sus territorios por la
atracción turística, de la cual ellos participan de una manera muy marginal,
mientras sus vecinos constituyen, desde hace décadas, un peculiar "ejido
turístico" de diseño oficial que los limita como agricultores pero los beneficia
con el negocio turístico. Siempre han sido oficialistas, y los grupos priístas
de tipo paramilitar que han asolado la zona norte de Chiapas (Paz y Justicia,
Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos), han
controlado Agua Azul. Hoy, bajo distintos membretes, lo siguen haciendo.
Así, la vecindad ha sido rasposa, y cuando San Sebastián estableció su caseta
autónoma, los de Agua Azul y el gobierno estatal reaccionaron agresivamente. El
secretario General de Gobierno, Noé Castañón León, y el operador sabinista
Nemesio Ponce, han estado detrás de diversos episodios contra San Sebastián,
casi siempre con la participación activa o pasiva de las policías municipal,
estatal y federal, y tropas del Ejército federal. Éste, por cierto, tiene un
campamento y puesto de control permanente en Xanil, dentro de San Sebastián
Bachajón.
Cinco indígenas del ejido están presos desde el 3 de febrero pasado. Se trata de
Juan Aguilar Guzmán, Jerónimo Guzmán Méndez, Domingo García Gómez, Domingo Pérez
Álvaro y Mariano Demeza Silvano. Inicialmente, la policía detuvo a 117
ejidatarios de la Otra Campaña, con cargos graves. Sólo quedaron ellos. Y desde
entonces se han sucedido movilizaciones y campañas internacionales exigiendo su
liberación.
El 2 de febrero, un grupo de indígenas oficialistas de San Sebastián, apoyados
por sus vecinos de Agua Azul y por la policía, habían acometido a tiros y
pedradas contra la caseta autonómica, y se apoderaron de ella. Allí murió de
bala uno de los atacantes y otro resultó seriamente herido. Aunque se ha culpado
a los de la Otra Campaña, no existen pruebas de que hayan disparado.
Ciertamente, no los cinco que siguen presos, quienes ni siquiera se encontraban
en el lugar de lo hechos, como ha documentado con claridad el Centro de Derechos
Humanos Fray Bartolomé de las Casas, el cual además sostiene que los presos son
"rehenes políticos" del gobierno estatal, que los ha tratado de "negociar" por
la firma de un acuerdo de cesión territorial con los ejidatarios en resistencia.
Sin éxito.
No obstante, con bombo y platillo, el gobierno de Chiapas firmó un acuerdo entre
Agua Azul y un grupo sin legitimidad de San Sebastián, con lo cual se entregaba
la caseta a la secretaría de Hacienda estatal, y luego a la Comisión Nacional de
Áreas Naturales Protegidas (Conamp). Esto revela una nueva veta, al prefigurar
la intención gubernamental de expropiarle a San Sebastián el trayecto de la
carretera vecinal y terrenos adyacentes, como arbitraria "área protegida".
El problema es que también es vecina la comunidad zapatista de Bolom Ajaw, parte
del municipio autónomo Comandanta Ramona, establecida en un finca recuperada por
el EZLN después del 1994, poblada hace una década por los rebeldes, e
inmediatamente después declarada "área protegida" (también) por el gobierno de
Pablo Salazar Mendiguchía, con la intención de despojar a los zapatistas, que
resisten desde entonces las agresiones de grupos de Agua Azul. Bolom Ajaw ocupa
también la ribera del río Agua Azul, y por tanto está en la ruta de los
proyectos de inversión.
Ah, el verdadero problema. Por un lado, el interés oficial y privado sobre estas
ricas tierras selváticas no sólo es turístico. Existe un amplio proyecto de
construcción de una autopista privada, y también la explotación de los recursos
de toda esta región de ríos portentosos, los mejores en la cuenca de río
Grijalva. De avanzar los proyectos de "desarrollo", se tenderán puentes (y se
habla de presas) en los ríos Agua Azul, Tulijá, Bascán y Agua Clara.
No es sólo un conflicto (artificial por cierto) entre los ejidos vecinos San
Sebastián y Agua Azul. La proyectada carretera San Cristóbal-Palenque afectará
miles de hectáreas de decenas de comunidades tzotziles, tzeltales y choles,
empezando por Mitzitón, en las afueras de San Cristóbal, también de la Otra
Campaña y también en resistencia al proyecto. Y alcanzará tierras de Huixtán,
Chilón, Tumbalá, Salto de Agua y Palenque.
Pero volvamos al caso concreto de Bachajón y las cascadas. Lo que los
ejidatarios de San Sebastián han buscado es colectivizar el beneficio económico
de la caseta, contra la intención acaparadora y facciosa de los oficialistas.
Ahora, el gobierno considera haber "resuelto" a su salomónica manera el
conflicto que él mismo creó. La caseta es para la Conanp, que retendrá el 50 por
ciento de los ingresos (en un lugar que no es área protegida); el resto se
dividirá entre Agua Azul (que tiene todos los beneficios del balneario, además)
y los priístas y verde ecologistas de San Sebastián. La expropiación sería la
cereza de su pastel.
Para hacerse una idea tan sólo de este aspecto: el jefe del Parque Nacional
Palenque, Marcelo Hernández Martínez, declaró al finalizar las vacaciones de
primavera: "En las Áreas Naturales Protegidas de Palenque y Cascadas de Agua
Azul hay un reporte satisfactorio; en Palenque hubo una afluencia durante la
primer semana, de alrededor de 43 mil visitantes, en tanto que Agua Azul, más de
51 mil". Esto implicó 12 mil vehículos, a 35 pesos cada uno. Saque el lector la
cuenta.
El escenario vacacional, según el periódico Cuarto Poder, fue que "bajo un
impresionante operativo de fuerzas federales y estatales, miles de turistas"
visitaron las cascadas de Agua Azul. Otra exigencia de los ejidatarios, claro,
es el retiro de policías y soldados.
Lo que se juega no es sólo la presunta derrama del peaje a las cascadas. Es el
futuro de comunidades indígenas que legítimamente desarrollan alternativas de
organización y gobierno. La viabilidad ambiental y cultural de una de las
regiones indígenas -maya en este caso- más importantes de México.