Zapatismo
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Carta del Subcomandante Marcos
DE LA MUERTE Y OTRAS COARTADAS.
No fue el ansia de perdurar, sino el sentido del deber lo que nos colocó
aquí, para bien o para mal. La necesidad de algo hacer frente a la injusticia
milenaria, esa indignación que sentimos como la característica más contundente
de "humanidad". No pretendemos lugar alguno en museos, tesis, biografías,
libros.
DE LA MUERTE Y OTRAS COARTADAS.
Diciembre del 2013.
"Uno sabe que ha muerto cuando las
cosas que lo rodean han dejado de morir."
Elías Contreras.
Profesión: Comisión de Investigación del EZLN.
Estado Civil: Difunto.
Edad: 521 años y contando.
Es madrugada, y si a mí me preguntaran, que no lo han hecho, diría que el
problema con los muertos son los vivos.
Porque luego suele aparecer esa disputa absurda, ociosa e indignante por su
ausencia.
El "yo los conocí-vi-me dijeron" es sólo una coartada que oculta el "yo soy el
administrador de esa vida porque administro su muerte".
Algo así como el "copyright" de la muerte, entonces convertida en mercancía que
se posee, se intercambia, circula y es consumida. Vaya, hasta hay
establecimientos para ello: libros de historiografía, biografías, museos,
efemérides, tesis, periódicos, revistas y coloquios.
Y está esa trampa de la edición de la historia propia para limar errores.
Se usan entonces a los muertos para sobre de ellos levantarse un monumento.
Pero, según mi humilde opinión, el problema con los muertos es sobrevivirlos.
O se muere uno con ellos, un poco o un mucho cada vez.
O se adjudica uno mismo el título de vocero de ellos. Al fin y al cabo no pueden
hablar, y no es su historia, la de ellos, la que se cuenta, sino que se
justifica la propia.
O se puede también usarlos para pontificar con el aburrido "yo a tu/su edad".
Cuando la única forma honesta de completar ese chantaje barato y nada original
(casi siempre dirigido a jóvenes e infantes), sería rematar con un "había
cometido más errores que tú/usted".
Y, detrás del secuestro de esos muertos, está el culto por la historiografía,
tan de arriba, tan incoherente, tan inútil. Eso de que la historia que vale y
cuenta es la que está en un libro, una tesis, un museo, un monumento, y en los
equivalentes actuales y futuros, que no son sino una forma pueril de domesticar
la historia de abajo.
Porque están quienes viven a costa de la muerte de otros, y sobre su ausencia
construyen tesis, ensayos, escritos, libros, películas, corridos, canciones, y
otras formas más o menos estilizadas de justificar la inacción propia… o la
acción estéril.
El "no has muerto" puede no ser más que una consigna, si nadie sigue caminando.
Porque en nuestro modesto y no académico punto de vista, lo que importa es el
camino no el caminante.
Y, aprovechando que estoy rebobinando esta cinta de días, meses, años, décadas
ya, pregunto, por ejemplo:
Del SubPedro, del señor Ik, de la comandanta Ramona ¿valen sus árboles
genealógicos? ¿Sus ADN? ¿Sus actas de nacimiento con nombre y apellidos?
¿O lo que vale es el camino que con los sin nombre y sin rostro –es decir, sin
linaje familiar y/o escudo heráldico- anduvieron?
De SubPedro ¿vale su nombre real, su rostro, su modo, recogidos en una tesis,
una biografía –es decir, en una mentira documentada a conveniencia-?
¿O vale la memoria que de él hay en los pueblos que organizó? Seguro que los
fanáticos de la religión lo hubieran acusado, juzgado y condenado por ser ateo,
y los fanáticos de la raza también, pero por ser mestizo y no tener la piel del
color de la tierra, en ese racismo inverso que se pretende "indígena".
Pero la decisión de luchar de SubPedro, del Comandante Hugo, de la Comandanta
Ramona, de los insurgentes Álvaro, Fredy, Rafael, ¿vale porque alguien le pone
nombre, calendario, geografía? ¿O porque esa decisión es colectiva y hay quien
sigue?
Cuando alguien vive y muere luchando, ¿nos dice en su ausencia "recuérdenme",
"hónrenme", "cárguenme"? ¿O nos impone "sigan", "no se rindan", "no claudiquen",
"no se vendan"?
Quiero decir, yo siento (y hablando con otros compas sé que no es sólo mi
sentimiento) que la cuenta que tengo que darle a nuestros muertos es qué se ha
hecho, qué falta y qué se está haciendo para completar lo que motivó esa lucha.
Probablemente esté equivocado, y alguien me diga que el sentido de toda lucha es
perdurar en la historiografía, la historia escrita o hablada, porque es el
ejemplo de los muertos, su biografía administrada, la que motiva a los pueblos a
luchar, y no las condiciones de injusticia, de esclavitud (que es el nombre real
para la falta de libertad), de autoritarismo.
He platicado con algunas compañeras, compañeros, zapatistas del EZLN. Cierto, no
con tod@s, pero sí con quienes todavía puedo ver, con quienes puedo estar.
Hubo tabaco, café, palabras, silencios, acuerdos.
No fue el ansia de perdurar, sino el sentido del deber lo que nos colocó aquí,
para bien o para mal. La necesidad de algo hacer frente a la injusticia
milenaria, esa indignación que sentimos como la característica más contundente
de "humanidad". No pretendemos lugar alguno en museos, tesis, biografías,
libros.
Así que, en el aliento postrero, una zapatista, un zapatista, nos preguntamos
"¿me recordarán?" O nos preguntamos "¿se dio un paso en el camino?", "¿hay quién
lo sigue andando?"
Nosotras, nosotros, cuando vamos a la tumba de Pedro, ¿le decimos lo que hemos
hecho para que lo recuerden o le contamos lo que se ha hecho en la lucha, lo que
hace falta (siempre falta lo que falta), lo pequeños que somos aún?
¿Le damos buenas cuentas si tomamos el "Poder" y si le levantamos una estatua?
¿O si le podemos decir "Oí Pedrín, aquí seguimos, no nos vendimos, no
claudicamos, no nos rendimos"?
Y, bueno, ya en esto de cuestionar…
Esto de tomar otro nombre y ocultar el rostro, ¿es para escondernos del enemigo
o para desafiar su escalafón de mausoleo, su nomenclatura jerárquica, sus
ofertas de compra-venta así sea disfrazadas de puestos burocráticos, premios,
loas y alabanzas, clubes grandes o pequeños de seguidores?
/sí mi buen, los tiempos cambian, antes al maestro o maestra –o al equivalente
de mandarín del conocimiento- se le cortejaba cargándole los libros, lisonjeando
sus palabras, mirándol@ con arrobamiento. Ahora se postea en sus escritos, se
dan "likes" en sus páginas web, se suma en el número de seguidores que trinan
desordenados…/
Quiero decir, ¿nos importa quiénes somos? ¿O nos importa lo que hacemos?
La evaluación que nos interesa y afecta, ¿es la de afuera o la de la realidad?
¿La medida de nuestro éxito o fracaso está en lo que de nosotros aparezca en los
medios de paga, en las tesis, en los comentarios, en los "pulgares arriba", en
los libros de historia, en los museos?
¿O en lo logrado, lo fallado, lo acertado, lo pendiente?
Y rebobinando más…
De la Chapis, ¿importa que era creyente y una cristiana consecuente, o importa
que vivió y luchó, con y en su ser cristiana, por quienes nunca la conocieron?
Seguro que los fanáticos del ateísmo la hubieran acusado, juzgado y condenado
por no profesar la religión de los ismos que pretende monopolizar la explicación
y dirección de todas las luchas.
Alguna vez, después de leer "El Evangelio según Jesucristo" de José Saramago, la
Chapis buscó al literato y compañero para decirle no sólo que no le gustaba su
libro, también que ella iba a escribir su propia versión del tema. ¿Importa si
llegó a encontrarse con Saramago, si le dijo eso, si escribió su versión? ¿O
importa su decisión de hacerlo?
Y del Tata Don Juan, ¿vale sólo por sus apellidos "Chávez Alonso", su sangre
purépecha, el sombrero que más lo cubría y lo mostraba, como si un pasamontañas
portara? ¿O vale también por los caminos que se honraron con su paso originario
en varios continentes?
Las niñas y los niños asesinados en la Guardería ABC, en Hermosillo, Sonora,
México, que apenas alcanzaron unas letras de biografía, ¿valen por las líneas y
minutos que alcanzaron en los medios de comunicación? ¿O valen por la sangre que
sangre y vida les dio, y ahora se empeña en una digna terquedad que busca
justicia? Porque esos niños y niñas valen también ahora, aunque ausentes, por
los padres y madres que con su muerte parieron.
Porque la justicia, amigos y enemigos, es también evitar que se repita la
injusticia, o que cambie de nombre, de rostro, de bandera, de coartada
ideológica, política, racial, de género.
-*-
Quiero decir, nosotros (y otr@s como nosotros, muchos, muchas, tod@s) luchamos
por ser mejores, y aceptamos cuando la realidad nos dice que no lo hemos
logrado, pero no por eso dejamos de seguir luchando.
Porque no es que acá no honremos a nuestros muertos. Lo hacemos, sí. Pero es que
luchando lo hacemos. Todos los días, a todas horas. Y así hasta que miremos el
suelo, primero al mismo nivel, luego hacia arriba, cubriéndonos con el paso
compañero.
-*-
En fin, se alargan las cuartillas y con ellas crece también la certeza de que
todo esto no le importa a nadie, que no es trascendente, que no es lo que
la-Nación-el-momento-histórico-la-coyuntura demanda, que es mejor contar un
cuento… o hacer una biografía… o levantar un monumento.
Y de las 3 cosas, estoy firmemente convencido de que la única que vale la pena
es la primera.
Así que les contaré, tal y como me la refirió Durito, la historia del Gato-Perro
(ojo: ahora sí leer "rebobinar 3").
Vale. Salud y, de los muertos, mirad sobre todo el camino que su paso anduvo,
que aún necesita pasos que lo caminen.
El Sup acomodándose el pasamontañas con macabra coquetería.
P.D. QUE TOMA PARTIDO EN UN DEBATE REALMENTE DE ACTUALIDAD.- "Los videojuegos
son la continuación de la guerra por otros medios", sentencia Durito. Y agrega:
"En la milenaria lucha entre los fanáticos del PS y el Xbox sólo puede haber un
perdedor: el usuario". No me atreví a preguntarle a qué venía eso, pero supongo
que más de un@ entenderá.
P.D. DEMASIADO EXTENSA PARA CABER EN UN "TUIT" (debe ser por lo abultado de la
factura).- El autodenominado "gobernador" de Chiapas, México, ha declarado
solemnemente que su administración "se ha apretado el cinturón" con un programa
de austeridad. Como muestra de su decisión, se ha gastado más de 10 millones de
dólares en una campaña publicitaria nacional que no por masiva y costosa es
menos ridícula… e ilegal. Pero como algunos medios se llevan su tajada, el
"imberbe", "inexperto" e "inmaduro" empleado de un negocio que ni es partido, ni
es verde, ni es ecologista, ni es de México (bueno, ni él es gobernador, así que
para qué detenerse en detalles) es ahora, en las páginas y segmentos de la misma
prensa que lo atacaba por "niñato", un "hombre de Estado" que no gasta en su
promoción personal, sino "en atraer turismo a Chiapas". Sí mi buen, ya las
agencias turísticas lanzan el turipaquete "Conozca al Güero Velasco", en plan "all
included" que viene con un "kit" con anteojeras para no ver a los grupos
paramilitares, ni la miseria y el crimen que pululan en las principales ciudades
chiapanecas (Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Tapachula,
Palenque), en una entidad donde se supone que los indígenas sean los pobres, no
los mestizos. Si el gran ladrón, Juan Sabines Guerrero, pagó millonadas a los
medios para simular gobierno donde sólo hubo despojo, el actual "junior" de la
política local paga más porque ha aprendido, del actual titular del Ejecutivo
Federal (creo que se llama Enrique Manlio Emilio… ¿no? ¿ya ven lo malo de no
tener cuenta en tuiter?), que se puede pasar de una averiguación judicial a una
lista de candidatos presidenciales para el 2018, con sólo algunas decenas de
millones de dólares, un buen Photoshop y una telenovela rosa.
P.D. DE COYUNTURA REITERADA.- Permítame usted, dama, caballero, señor, señora,
señorita, niño, niña, otroa. Permítame que, impertinente al fin, no le deje
cerrar la puerta y quedarse solo, sola, rumiando su frustración y buscándole
responsables, que es así como rabian quienes tienen un altar fijo y un ídolo
cambiante. Y si no pongo el pie para evitar que cierre usted la puerta y quede a
salvo en su castillo de dogmas, y, en cambio, meto las narices donde no me toca,
acháquelo usted a mi nariz, ya de por sí impertinente en tamaño y forma. Ande,
permita que interrumpa su odio amortiguado, seco, estéril, inútil.
Venga, sosiéguese, tome asiento, respire hondo. Sea fuerte y compórtese con
estudiada sensatez, como esas parejas que se separan "como personas maduras"
aunque se mueran de ganas por romperle la cabeza al susodicho… o susodicha (no
olvidar la equidad de género).
¿De modo que, cuando ustedes obtienen algo es por su solo esfuerzo? Ah, pero
cuando cosechan una derrota, ahí sí democratizan la responsabilidad… y se
autoexcluyen. "Los foros son una farsa", sentenciaron. "No se aceptan
encapuchados", decretaron (y ni pensar en poner una reclamación en la CONAPRED
por discriminar la forma de vestir). "Sólo nosotros solos triunfaremos y la
Nación nos estará eternamente agradecida, estarán nuestros nombres en libros de
texto, congresos, estatuas, museos", se alegraron de antemano.
Luego pasó lo que pasó y, como antes, ahora voltean a ver a quién culpar del
fracaso de esa lucha arriba. "Faltó la unidad", dicen, pero piensan "faltó que
se subordinaran a nuestra dirección".
El despojo disfrazado de reforma constitucional no inició en este gobierno.
Empezó a formalizarse con Carlos Salinas de Gortari y su reforma al artículo 27.
El despojo agrario fue entonces "cubierto" por las mismas mentiras que ahora
envuelven las mal llamadas reformas: ahora el campo mexicano está completamente
destrozado, como si un paquete de bombas atómicas lo hubiera arrasado. Y pasa ya
con el total de las reformas. La gasolina, la energía eléctrica, la educación,
la justicia, todo será más caro, de peor calidad, más escaso.
Antes de eso y aún antes de las actuales reformas, los pueblos originarios eran
y son despojados de sus territorios, que lo son también de la Nación. El oro
líquido moderno, el agua y no el petróleo, ha sido hurtado sin que eso llame la
atención de los grandes medios. El hurto del subsuelo, tan claramente denunciado
en la cátedra Tata Juan Chávez Alonso por el Congreso Nacional Indígena, apenas
recibió unas cuantas líneas desganadas en la prensa de paga que hoy lamenta que
EL PUEBLO, esa entelequia tan a modo político mediático, no haga nada para
frenar el robo legal e ilegítimo que se titula "reforma energética". El despojo
es todos los días y en todas partes. Pero es hasta ahora que se dice que la
Patria fue traicionada.
Y ahora usted, que fue sordo, se indigna porque no lo escuchan ni siguen.
Y dice que no se hace nada porque no ve nada. Dice y se dice: "vale lo que YO
hago o lo que bajo mi tutela, en mi calendario y en mi geografía se hace. Lo
demás, no existe porque no lo veo".
¿Y cómo podría ver algo si usa las anteojeras que el Poder le regala?
¿Ahora descubre que el Estado no sólo renuncia a ser un amortiguador en el
vendaval de despojos que es el Neoliberalismo, sino que, además, acude presuroso
a disputarse las migajas que el verdadero Poder le arroja?
Mire usted, lo que pasa es que el mundo es redondo, da vueltas, cambia. Y de
poco o nada le puede servir ese catálogo de evidencias duales: izquierda y
derecha, reaccionario y progresista, antiguo y moderno, y sinónimos y antónimos
tan de moda en la política de arriba.
Mire, lo que ocurre es, simple y sencillamente, que su pensamiento está
decrépito.
Y empezó a vencerse en el momento mismo en que decidió abrazar al de arriba
(usando el viejo truco –que ahora se les revierte- de
derecha-izquierda-progresista-reaccionario, inventándose coartadas y
vistiéndolas de las mismas palabras que hoy le entrampan), olvidando que los de
arriba no aceptan abrazos sino genuflexiones.
No, no es que usted no tenga ideas y banderas. Es sólo que están desvencijadas.
No importa cuánta modernidad las vista, ni cuántas palabras altisonantes se
digan en torno a ellas, ni cuántos tuits las repitan, ni cuántos "likes" y
comentarios convoquen.
Usted, que esperaba una proclama, la sangre anónima derramada, el clarín con su
bélico acento, las ocho columnas, las imágenes con sangre ofrendada en el altar
de la Patria que, faltaba más, ustedes, y sólo ustedes, habrán de redimir.
/ No mi buen, si le digo que el zapatismo ya no es lo que era antes, ¿se acuerda
cómo hace casi 20 años nos emocionábamos con las imágenes de los muertos tan
anónimos que ni rostro ni nombre alcanzaban, tan lejanos, tan indígenas, tan
chiapanecos? / Por cierto, ¿Ocosingo queda en Medio Oriente? / Ah, y sus
iniciativas, tan brillantes cuando había un templete para nosotr@s. / Por otro
lado, ¿quién puede tomar en serio a quien declina inscribirse en la movilización
o movimiento (ojo: no es lo mismo, ya aprendan a diferenciar) de moda? ¿O a
analizarla, clasificarla, juzgarla, archivarla? / Lo dicho, están acabados, ya
ni a la prensa invitan a sus celebraciones, ¿qué pueden celebrar como no sea
nuestra absolución o condena? / Ah, pero lo que nunca les perdonaremos a estos
zapatones, no es sólo que no se hayan muerto todos –y con ello nos hubieran
negado el derecho a administrar sus muertes en el largo laberinto de los
mausoleos, los corridos, los "no has muerto camarada, tu muerte será
administrada"-, sino que también a sus muertes las hayan hecho tan… tan… tan
rebeldes /.
Y nada, que en lugar de eso… ¡posdatas!
Ya sé que no le importa, pero para las encapuchadas y encapuchados de acá, la
lucha que vale no es la que se ha ganado o perdido. Es la que sigue, y para ella
se preparan los calendarios y las geografías.
No hay batallas definitivas, ni para vencedores ni para vencidos. La lucha
seguirá, y quienes ahora se regodean en el triunfo verán derrumbarse su mundo.
Por lo demás, no se preocupe. Usted no ha perdido nada porque por nada ha
luchado realmente. Lo único que ha hecho es delegar en otro el conseguirle el
monopolio de una victoria que no llegará.
El de arriba caerá, sin duda. Pero su derrumbe no será producto de una lucha
monopolizada, excluyente y fanática de sí misma.
Si gusta, siga usted tirando de arriba, celebrará cada pequeño movimiento del
monolito, pero la cuerda se reventará una y otra vez.
Las estatuas y los autoritarismos se tumban desde abajo, de modo que no quede el
basamento para que un nuevo busto supla al anterior.
Mientras tanto, y es mi humilde opinión, lo único que vale la pena hacer allá
arriba es lo que hacen las aves: cagarse.
Vale de helado de nuez, manque haga frío.
El Sup preparándose para…