Zapatismo
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La justicia de arriba, la Justicia de abajo
En Mayo de 2006 más de 200 personas fueron detenidas y sometidas a tortura, incluída la tortura sexual cometida contra las mujeres, en el pueblo mexicano de San Salvador Atenco, en respuesta del gobierno ante la lucha de su población contra un proyecto neoliberal que pretenden construir en sus tierras.
Ayer, 21 de agosto de 2008, sentenciaron a 31 años y 10 meses y 15
días a 10 de los 13 compañerxs que aún permanecían presos sin sentencia. A
Ignacio del Valle se le suma 45 años a su condena haciendo un total de 112
años de prisión.
Para lxs otrxs tres, Patricia Romero, su papá y su hijo, sin embargo, existe la
posibilidad de que la sentencia sea de libertad bajo fianza, ya que una fuerte
campaña a nivel mundial impulsada desde El Plantón, presionaba al gobierno
mexicano para que cesara en el hostigamiento a esta compa, la última de las
mujeres presas de Atenco.
Para comunicar la sentencia de esta justicia de los de arriba, acudieron al
penal acompañados de cientos de policías, continuando con el hostigamiento a
quienes ejercen la justicia de lxs de abajo: lxs compañerxs que llevan 2 años y
4 meses en el Plantón a las puertas del penal, hablando de cárcel, lucha y
resistencia contra este sistema capitalista podrido, con todas las personas que
llegaban a visitar a sus presxs.
Con esto vuelven a evidenciar una vez más que la justicia de arriba nace del
capitalismo, y sirve a sus intereses económicos, y eso le impide ser justa
desde su propio nacimiento. Durante todo este tiempo, en un esfuerzo por poner
trabas a su impunidad, lxs compañerxs de Atenco denunciaron el abuso ante todas
las instancias posibles de esa justicia falsa, sin que ninguno de los policías
agresores o sus mandos hayan sido castigado. En Abril de este año, las mujeres
en resistencia llevaron incluso una denuncia por tortura sexualizada ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y aquí en el Estado Español, con la
misma intención de no ser cómplices de su barbarie con nuestro silencio, en
Enero se interpuso otra querella más ante la Audiencia Nacional contra 140
funcionarios mexicanos, que ha sido desestimada por el juez Grande-Marlaska, en
una actitud que demuestra también la complicidad de esta justicia con los
intereses económicos que las multinacionales españolas tienen en México, para
cuya protección necesitan mantener una buena relación de amistad entre
gobiernos.
Desde abajo seguiremos denunciando en las calles, en los espacios que abrimos
con nuestra gente, que la justicia falsa de arriba promueve la impunidad y la
tortura, porque es un arma más que tienen los Estados para mantener el status
quo del capitalismo, para encerrar y acallar a quienes nos organizamos para
luchar contra él, para que su democracia de arriba siga gobernando con el miedo
y la violencia.
Desde abajo, nuestra justicia hará que Peña Nieto, gobernador del Estado de
México, responsable político del operativo de Atenco, siga topándose en su
camino con mujeres que se planten frente a él con un espejo que diga
torturador, y sus viajes de negocios en el estado español se verán
siempre colapsados por la presencia de compañerxs que se cuelen en cualquier
sala para sacar la sangrienta verdad de sus negocios a la luz.
Y no, no nos callaremos. Sabemos que el trabajo de denuncia y difusión sobre sus
torturas sexualizadas, que desde ambos lados del océano hemos estado haciendo
estos dos años, ha tenido mucho que ver en que a día de hoy, todas las mujeres
detenidas en aquella represión hayan recuperado su libertad. No estaban cómodos,
nuestra constancia desequilibra su impunidad.
Y ahora, ¿qué les queda a los de arriba? las manos manchadas de sangre que no
podrán limpiarse nunca, la historia de injusticia, los muros y las cárceles,
para seguir intentando encerrar y acabar nuestra lucha contra sus planes
capitalistas, y los gritos de torturadores en sus orejas que los acompañarán a
cada paso que den.
Y a lxs de abajo, ¿qué nos queda? la dignidad, la rebeldía, los lazos de
solidaridad y apoyo mutuo que hemos tejido en estos años contra las
fronteras y el olvido, que seguirán creciendo y fortaleciendo nuestras
respectivas luchas en nuestras ciudades, en nuestros barrios, con nuestra gente.
Y la lucha, que no puede cesar, porque siguen robándonos las tierras, siguen
matando la vida con la imposición de sus proyectos capitalistas, y siguen
tratando de reprimir con la fuerza bruta lo que no es reprimible: nuestra plena
confianza en que somos millones construyendo otro mundo, y nuestra dignidad, que
no se mata a balazos.