Zapatismo
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La lucha contra el zapatismo pasó de la represión abierta a la guerra económica
Ángeles Mariscal
La Jornada
A 14 años del levantamiento armado, la política del gobierno mexicano para
detener las transformaciones que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
impulsa se están haciendo más sutiles: se cambió la represión abierta por una
"guerra económica", coincidieron los indígenas de las comunidades afectadas y
los activistas de diversas partes del mundo que se reunieron este día en los
diferentes bastiones rebeldes.
Durante la primer reunión que sostuvieron los representantes de la junta de buen
gobierno de la zona Altos y la Caravana Nacional e Internacional de Solidaridad
y Observación con las comunidades zapatistas, los indígenas explicaron que ahora
el gobierno los quiere "matar con su dinero".
Encapuchados, los comandantes y comandantas del EZLN que se reunieron en Oventic
fueron claros al señalar que "Juan Sabines (gobernador de Chiapas) y Felipe
Calderón tienen en contra de nosotros una guerra económica y nos quieren matar
con su dinero.
"Quieren aniquilar a los zapatistas con sus limosnas, con sus láminas, con sus
pollos; quieren comprarnos con su Oportunidades (nombre que tuvo el programa de
asistencia social del gobierno federal)", añadieron.
Los líderes del EZLN detallaron las ocasiones en que los gobiernos federal y
estatal han promocionado la presunta aceptación de indígenas de Acteal y otras
comunidades emblemáticas a recibir a los programas sociales.
Por su parte, Vilma Mazza, de Italia, y Natividad Almarcegui, de España,
explicaron que ahora el gobierno mexicano intenta acallar al movimiento
zapatista "de una forma sutil, diferente al hostigamiento directo. Intenta poner
problemas; cambió por una represión que no es abierta".
Para hacer frente a estas acciones, señalaron las activistas, las organizaciones
civiles de México y otras partes del mundo, que mantienen una lucha contra el
actual sistema económico global, "estamos actuando con una solidaridad que no es
paternalista o asistencialista, sino que es política, clara y de compromisos".
Los participantes en la caravana no asisten en calidad de "personas
individuales, sino que están integrados en movimientos y luchas en sus países".
Los activistas provienen de Italia, Francia, Grecia, España, Suiza, Alemania,
Noruega, Bélgica, Estados Unidos, Canadá, Argentina y Chile.
"Esta caravana es para ver lo que está pasando, para escuchar las denuncias de
los distintos caracoles, de los municipios autónomos, de las comunidades, pero
también para expresar a todos ellos que no están solos, porque en todo el mundo
hay movimientos sociales, comunidades, redes, colectivos, organizaciones que
están luchando abajo y a la izquierda, y que están construyendo, como aquí, la
lucha para un mundo mejor", expresaron.
Dijeron que en los pasados 14 años han trabajado en solidaridad con las
comunidades zapatistas y ahora que sufren presiones de tipo económico, "con
nuestra llegada estamos diciendo que hay una atención internacional muy grande a
lo que está pasando aquí. Hay un ocultamiento de las cosas por los medios de
comunicación oficiales y formales (de México) sobre el apoyo que está habiendo
en Europa hacia los zapatistas. Lógicamente, hay que decirlo, el gobierno
federal mexicano está actuando a la contraofensiva", denunciaron.
Dos de los autobuses que transportan a integrantes de la caravana, que se
dirigían al caracol de La Garrucha, tuvieron serias dificultades para
abastecerse de combustible en San Cristóbal de las Casas, ya que las gasolineras
se negaban a vender. Después de recorrer cuatro, una de ellas accedió a vender
124 de los 310 litros que necesitaban para el camión.
Los integrantes de la caravana están siendo fotografiados por personas que, por
su aspecto, podrían pertenecer a las fuerzas militares o a grupos policiacos. La
caravana finalizará el próximo 12 de agosto.