Medios y Tecnología
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Juan Marrero
Cuando el 16 de junio de 1959, hace justamente 45 años, la agencia noticiosa
Prensa Latina transmitió su primera información, algunos en el mundo le dieron
tres meses de vida, y otros, los más optimistas, seis meses. Pensaron que era
imposible enfrentar el monopolio de desinformación de las poderosas agencias
cablegráficas AP, UPI, Reuters, AFP y otras que actuaban como voceros de los
dueños del dinero, en nombre de la libertad y la democracia.
Un empeño de tal magnitud se hizo posible por el triunfo de la Revolución
Cubana. El sueño de las mayorías sin voz en América Latina de tener un vehículo
que informase objetivamente de su realidad, expusiese sus desafíos y esperanzas,
se hizo realidad en La Habana después que, convocados por el Gobierno
Revolucionario de Cuba, se reunieron varios centenares de periodistas del
continente en lo que se llamó Operación Verdad, efectuada en la segunda quincena
de enero de 1959.
La idea se concretó en ese encuentro. Fidel Castro y Che Guevara estuvieron
entre sus más ardientes impulsores. Le encargaron la tarea al periodista
argentino Jorge Ricardo Masetti, quien el año anterior había estado en la Sierra
Maestra como reportero de Radio El Mundo, de Buenos Aires, y había escrito el
libro "Los que luchan y los que lloran", un fascinante reportaje sobre la lucha
del pueblo cubano para derrocar la sanguinaria dictadura de Fulgencio Batista,
apoyada por el imperialismo norteamericano.
Las oficinas centrales se instalaron en La Habana, porque aquí –dijo entonces
Masetti—nació la revolución en América Latina y nosotros tenemos la misión de
hacer la revolución en el periodismo de Latinoamérica.
Lo primero que hizo Masetti fue trabajar en la captación del cuerpo de
redactores de Prensa Latina, integrado desde un comienzo por cubanos y de todos
los países latinoamericanos.
Reunió a periodistas cubanos honestos, entre ellos a Angel Augier, Francisco
Portela, Angel Boán, Baldomero Alvarez Ríos, Gabriel Molina, Armando López
Moosman, Alfredo Viñas, Ricardo Agacino, Severo Nieto, José Bodes Gómez, Miguel
Viñas, José Luis Pérez y Joaquín Oramas, y a un grupo de recién egresados de la
Escuela Profesional de Periodismo "Manuel Márquez Sterling", entre quienes
figuraban Roberto Agudo, Ricardo Sáenz, José Gabriel Gumá y el autor de esta
nota. Logra que destacados profesionales latinoamericanos se sumen al proyecto,
entre ellos Gabriel García Márquez (Colombia), Rodolfo Walsh, Rogelio García
Lupo y Jorge Timossi (Argentina), Carlos María Gutiérrez (Uruguay), Isidro
Pineda (Chile), Armando Rodríguez (México), Oscar Edmundo Palma (Guatemala),
Eleazar Díaz Rangel (Venezuela) y Aroldo Wall (Brasil).
En muy poco tiempo, en apenas tres meses y medio, Masetti convierte a Prensa
Latina en una verdadera escuela de periodismo revolucionario. Increíble vencedor
del sueño, dirige todo el montaje del nuevo aparato informativo. Atendió la
colocación de cada pieza, el más mínimo detalle, desde la selección y
acondicionamiento de locales hasta la adquisición de equipos de transmisión,
máquinas de escribir, burós y sillas; desde la búsqueda y análisis de las
propuestas de corresponsales hasta el personal administrativo y de servicios;
desde la redacción de las normas de estilo de la agencia hasta la preparación
profesional de los integrantes de su redacción, en su mayoría sin experiencia
alguna de trabajo para una agencia noticiosa.
Reunía a los redactores y reporteros para decirles que "las dos cualidades
esenciales del periodista que trabaja en una agencia informativa son exactitud y
rapidez". Que tuviesen siempre presentes que dar exactamente una noticia y antes
que los demás competidores, a los que solía identificar como la incompetencia,
constituían el crédito y el éxito de una empresa informativa.
Llamaba permanentemente la atención de que si el redactor o reportero se
equivocaban, la agencia era la que se equivocaba, y que, por eso, el periodista
no debía asegurar nada que no vea o de lo cual no tenga pruebas suficientes. El
periodista, decía Masetti, no debe dejarse llevar por "lo que me dijeron", sino
que debe constatar personalmente que todos los datos que ofrezca en su crónica o
artículo, sean exactos.
"No estamos creando una criatura perfecta –decía--, pero es nuestra y habrá que
cuidarla.
Trabajar en Prensa Latina no significa sólo ganarse dignamente el pan, sino
ocupar un honorífico puesto de combate en defensa de nuestra querida patria
latinoamericana".
Todo fue hecho, para decirlo con propiedad, precipitadamente. Pero todo fue
previsto, y el día de la inauguración no faltaba nada. Definió el trabajo de la
agencia Prensa Latina con estas palabras: "Queremos saber quién sufre, para
tratar de aliviarlo, y quién ríe, para gozar con su alegría; quién es sojuzgado
para ayudarle a liberarse, y quién sojuzga para combatirlo con todas nuestras
fuerzas".
El 16 de junio se transmitió el primer despacho con la identificación PL. Todos
nos paramos aquella mañana frente al teletipo donde se ponchó la cinta con
aquella información. Estaba fechada en Nueva York, y recogía unas declaraciones
del entonces embajador de Honduras en Naciones Unidas refutando una aviesa
insinuación, lanzada al mundo por una agencia noticiosa norteamericana, que
implicaba a Cuba en una revuelta militar en Honduras.
Relevantes figuras de la política y la intelectualidad latinoamericana saludaron
la creación de Prensa Latina:
Salvador Allende, entonces senador por el Partido Frente de Acción Popular,
dijo: "Es una gran noticia para los países latinoamericanos que, hasta el
momento son poco conocidos entre sí, no obstante las esperanzas, luchas y
destinos comunes. Prensa Latina está destinada a cumplir una imperiosa necesidad
continental, informando en forma veraz sobre nuestra realidad...inspirada sólo
en el interés de servir lealmente a los pueblos de Latinoamérica. A través de
las informaciones de Prensa Latina, nos daremos la mano todos los americanos
progresistas".
El poeta chileno Pablo Neruda dijo entonces: "Monopolizar cobre es malo.
Monopolizar petróleo, café, barcos, trigo, peor. Monopolizar noticias es crimen.
Ya hemos sufrido bastante.
Nos han informado a la fuerza de la manera de vivir norteamericana...
Queremos noticias del mundo entero, sobre todo de nuestros países de América,
india y latina. Ustedes son la primera ventana que dejará entrar aire.
¡Respiremos!" Wolfgang Larrazabal, ex presidente de la Junta de Gobierno de
Venezuela tras la caída del dictador Pérez Jiménez y embajador de Venezuela en
Santiago de Chile en los momentos de la fundación de Prensa Latina, expresó
sobre ese acontecimiento: "En el futuro las noticias nuestras se entenderán como
de nuestra casa y pensadas por hombres nuestros. Los hombres de América que
pensaron esa empresa merecen los más cariñosos elogios. Estimo que Prensa Latina
será el primer gran paso hacia la verdadera unidad latinoamericana".
El poeta cubano Nicolás Guillén dijo: "La creación de Prensa Latina es muy
importante para todo el mundo y especialmente para América Latina ya que muchas
otras agencias informativas, por factores políticos o económicos, ofrecen
informaciones tergiversadas sobre los países latinoamericanos"." El catedrático
y escritor mexicano Jesús Silva Herzog manifestó entonces: "No sabemos nada de
los pueblos latinoamericanos por llegarnos la información a través de AP y UPI,
que son agencias cuyos corresponsales nos sirven las noticias en forma por demás
tendenciosa. Estos corresponsales no entienden los problemas latinoamericanos y
muchos de ellos son profundamente ignorantes, y, en general, tienen una actitud
inamistosa hacia nosotros. Todo lo malo que ocurre en América Latina, lo
amplifican y al amplificarlo lo tergiversan. Las mejores noticias para ellos son
las peores noticias para América Latina. No les interesan los actos positivos de
nuestra vida... Una agencia de noticias como Prensa Latina debe servir para
lograr una mayor unión entre los pueblos latinoamericanos, para quienes quedan
sólo dos caminos: ¡O nos unimos o nos hundimos!" El novelista Rómulo Gallegos,
ex presidente de Venezuela, opinó: "Le deseo muy buen éxito a Prensa Latina y
abrigo la esperanza de que contribuirá al digno ejercicio de la libertad de
nuestros pueblos".
Estas declaraciones son reveladoras de que muchos en América Latina soñaron con
una agencia noticiosa así, que contribuyese a acercar más a los pueblos. Jorge
Ricardo Masetti, avanzando por el camino de los que luchan, logró darle cuerpo a
tales justas y hermosas aspiraciones.
Desde La Habana, Prensa Latina lleva ya 45 años sirviendo a los pueblos
latinoamericanos y del Tercer Mundo. Ni el bloqueo de los grandes medios, ni las
represiones de gobiernos, incluido el de Washington que clausuró sus oficinas en
Nueva York, ni las amenazas y acciones contra sus reporteros para impedirles
diversas coberturas, han podido impedir que cumpla sus nobles objetivos de
informar sobre la realidad de América Latina, silenciada o tergiversada por la
prensa servidora del neoliberalismo y la economía de mercado, en fin por la
prensa homogenizadora enemiga de los pueblos del continente.
Aunque con pocos recursos, en estos 45 años Prensa Latina no ha dejado un solo
día de ser digna a los pueblos latinoamericanos y del Tercer Mundo, en
particular a aquellos que viven en la miseria y son víctimas de la explotación,
la insalubridad y la incultura a que los someten el sistema de dominio y
opresión del Imperio. El espíritu inicial de Prensa Latina se mantiene muy vivo
porque los problemas de América Latina y del Tercer Mundo en lugar de resolverse
se han agravado.