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19 de noviembre de 2002

James Petras habla sobre América Latina

Es necesario prepararse a todos los niveles para la militarización que se viene con el retorno de los golpistas
James Petras
Cor Doeswijk, Radio Nederland
Entrevista a James Petras realizada por Radio Nederland el 12 de octubre, en el Foro de Bruselas "Colombia: Laboratorio de la Mundialización Neoliberal"


RN: Constatamos que hay un aumento de la militarización en América Latina. Tiene esto que ver con el fracaso del modelo neoliberal que impera en los últimos años?
JP: Creo que no solo ha fracasado el modelo neoliberal, sino que han fracasado los estados neoliberales. Eso es más grave para el sistema de poder y principalmente para la hegemonía norteamericana. Los gobiernos están cada vez mas desprestigiados, y esto tiene su expresión popular en Argentina con el eslogan "que se vayan todos", que es un eslogan que se puede generalizar para toda América Latina. Las militarización es un proceso para tratar de crear lo que yo llamo "estados fortaleza" que mantienen control, en el sentido feudal, sobre gobiernos, instituciones y algunos enclaves importantes para la exportación. Mientras, afuera hay brotes de violencia, hay control popular casi diario sobre las calles y rutas.
Esta situación crea la semblanza de un doble poder: mientras los gobiernos siguen controlando los medios de comunicación, obtienen algún resultado en las encuestas electorales, pero en general es el voto pasivo, el voto de los que no son activos en la sociedad civil. Ahora están perdiendo incluso el voto pasivo. Los pensionistas salen a la calle, han perdido hasta el 90% del valor de sus pensiones. Entonces cada vez se está achicando más el área de influencia de los gobiernos neoliberales y el mismo estado se ha deteriorado. El nivel de corrupción de la policía en todos los países, desde Tierra del Fuego hasta Ciudad de México y más arriba, es muy grande. Podríamos decir que la policía afronta la crisis a través de secuestros o de hacer doble trabajo como guardias de seguridad, descuidando sus deberes públicos.
Creo que ha llegado la hora de las transformaciones, tanto de la economía como del gobierno y del estado, pero en este caso hay grandes problemas en la oposición al sistema: la fragmentación, la competencia, la inmadurez de los líderes y una falta de sentido de responsabilidad frente a la emergencia. Ponen sus banderas por encima de la exigencia del pueblo de formar consejos o poderes unificadores a nivel nacional.
RN: Los pueblos están dando señales muy claras a los gobiernos, y sin embargo, salvo raras excepciones, estos están totalmente de espaldas a la gente que los votó...
JP: Creo que hay dos formas de ver a los pueblos. Tomemos el caso más extremo, el de Álvaro Uribe, que consiguió alrededor del 25% del electorado, mientras hubo un 50% de abstención. De ese 25%, un 15% serían votos populares y el otro 10% de clases medias y altas. En este caso uno podría decir que entre los votantes tuvo mayoría, pero yo pienso que no sólo debemos ver las elecciones sino también el proceso post-electoral. A los 60 días de su triunfo hubo una huelga cívica muy grande que repudió toda la política de Uribe y se planificó una nueva huelga general para fines de octubre.
Eso qué significa? Otra expresión de la voluntad popular, y no solo eso, es una expresión que con mucho coraje está desafiando a los escuadrones de la muerte y a la militarización del país, que trata de intimidar la expresión de esta voluntad. Entonces uno se pregunta, qué es más representativo de la voluntad popular, elecciones obligatorias o la participación en estos grandes acto públicos y voluntarios?
El triunfo de Lula
RN: Qué roll va a jugar Brasil, con el triunfo de Lula, en América Latina en los próximos años, teniendo en cuenta su oposición al Plan Colombia y su oposición al ALCA, pero por otro lado su alianza con ciertos sectores industriales?
JP: Hay dos expresiones visibles en la campaña de Lula. Una es su base tradicional, sindical y de los sectores organizados de empleados públicos, que siempre es sólida, aproximadamente un 25% a un 30% de su electorado. Aún más, con la crisis de los últimos 8 años del gobierno Cardoso, hay una radicalización de los pobres de las favelas, que están escapando de las manos de los caudillos conservadores como Maluf y otros, que manejaban y manipulaban el voto de los pobres. En los últimos años, y aún en esta misma campaña, se ve una politización y radicalización de las favelas, junto a un sector de las clases media y alta que está subiendo al tren de Lula por la modificación de su programa y también, por qué no decirlo, por la oportunidad de ocupar puestos en el nuevo gobierno.
Entonces tenemos dos fuerzas muy contradictorias respaldando el gobierno de Lula: una que va en la dirección de mayores cambios estructurales, como los Sin Tierra, los pobres de las favelas y sectores de la clase media golpeada, y el otro, la gran burguesía industrial, los sectores incluso oligárquicos de Bahía y del Nordeste, más la dirección del PT, que es totalmente oportunista. Dirceu es en mi opinión el Felipe González de Brasil.
Esta dirección trata de mediar entre esas fuerzas, a partir de concesiones por un lado y acomodamiento por el otro. Por lo tanto, mucho va a depender de la forma en que estas fuerzas jueguen su papel en el período postelectoral. Hay que aumentar la presión para que el gobierno cumpla por lo menos algunas de las reivindicaciones tradicionales, como inversión en obras públicas, en trabajo, reforma agraria y defensa del patrimonio nacional. El otro sector va a presionar para que se cumpla con la deuda externa y las metas del FMI.
Yo creo que esto es incompatible, Lula no podrá balancear más que las promesas que ha hecho a la derecha, al imperialismo y al FMI, va a estar constantemente bajo presión. El papel del PT y sus funcionarios va a ser el papel de bomberos. Dirán "primero solucionamos la crisis y después repartimos la riqueza". Y eso siempre es un bluff, no tienen ninguna intención de repartir. Creo que la primera crisis del gobierno va a ser precisamente entre el aparato del PT y las bases sociales excluidas de las prácticas y políticas. En esta situación, o Lula consolida su base dando un viraje a la izquierda, o va a verse desgastado dentro de un año o menos.
RN: Las expectativas son muy altas, por ejemplo dentro del MST...
JP: Incluso dentro de la cúpula del MST, en la que la mayoría de sus líderes apoyan a Lula, pero las bases o no lo apoyan o lo apoyan con muchas dudas. La dirección del MST dice que apoya a Lula por las fuerzas sociales que lo respaldan, por lo tanto la apuesta de ellos es que las bases sociales van a tener suficiente fuerza como para llevar la política de Lula en una dirección más de izquierda.
Ojalá sea así, pero yo personalmente tengo mis dudas, como ex-participante en el gobierno socialista de Grecia asesorando a sindicatos y movimientos sociales. Yo creo que la tendencia es señalar a la izquierda y girar a la derecha.
RN: Pero en caso de que fracase Lula, que ha generado mucha esperanza en todo el continente, sería un golpe muy duro para el proceso de liberación de América Latina, ya que en muchos otros países también hay esperanzas ahora que Lula va a tomar el gobierno.
JP: Si, porque la gente está mal informada por muchos intelectuales de centro izquierda que están promocionando a Lula, como Frei Betto, Boff, Emir Sader y otros, hombres de izquierda bien conocidos, con credenciales impecables, pero en este caso creo que han sembrado demasiadas ilusiones.
Yo personalmente creo que va a haber un efecto doble: por una lado ese fracaso causará una relativa desmoralización en Brasil, pero por otro lado estimulará la radicalización de las luchas extraparlamentarias, como vemos en la campaña contra el ALCA, que consiguió 10 millones de firmas en contra del tratado, una campaña que se desarrolló incluso en contra de la opinión de Lula y de la coalición que lo apoyaba. Por lo tanto hay dos corrientes: una la de la campaña electoral socialdemócrata de Lula (socialdemócrata en el mejor de los casos), y otra la campaña contra el ALCA, que muestra una organización de cien mil personas que llega a movilizar a 10 millones, que es una corriente que debemos tomar en cuenta.
El MAS en Bolivia
RN: Los movimientos en Ecuador, Perú, Bolivia, las protestas por las privatizaciones, tendrán suficiente fuerza como para frenar el Plan Colombia que se está desplazando por la región?
JP: Es difícil hablar de frenar estos procesos de militarización, aunque los pueblos están actuando y luchando, y de esa manera limitando la capacidad de los gobiernos de actuar. En el caso de Ecuador, a fines de este mes [octubre] va a haber grandes manifestaciones, actividades de toda la gama de fuerzas sociales: sindicales, campesinas, indígenas. Unificados por lo menos en el hecho de combinar fuerzas. Esto es muy positivo por las divisiones que existen, incluso entre los movimientos indígenas y los oportunistas, que sólo se presentan a las campañas electorales.
Por otro lado en Bolivia tenemos el caso del MAS, la segunda fuerza electoral y la primera en la calle con los cocaleros, sirviendo como un polo que combina la lucha electoral con la lucha en la calle, y esta doble articulación ya ha creado una enorme presión sobre Sánchez Losada para que reconsidere la propuesta de vender el gasoducto a EE UU. Además creo que los militares bolivianos no son homogéneos como en Argentina y Uruguay. Hay una tradición nacionalista que sigue presente, a pesar del adoctrinamiento estadounidense, y creo que hay que mantener una visión abierta sobre lo que puede pasar en Bolivia. Hay una tremenda fuerza popular organizada, con aliados también fuera del campo popular.
Posible golpe en Argentina
RN: Todos estos procesos vienen ocurriendo en América Latina desde hace varios años, pero podríamos decir que se han acelerado desde el 11 de septiembre, que se han quitado las máscaras, que ya no se necesita engañar tanto?
JP: Creo que el 11 de septiembre simplemente aceleró las tendencias militaristas y terroristas del estado imperial en Washington. Dio el pretexto para aumentar las inserciones e intervenciones en América Latina. La dinámica de las opciones para América Latina viene del deterioro y fracaso del neoliberalismo, y el fracaso de los países bajo dirección de EE UU. La problemática de la situación no está en las torres gemelas, pero sí ha estimulado a la ultraderecha en el gobierno en Washington a mover más fuerzas militares en el mundo, en Filipinas, en Asia, etc. El Plan Colombia existía desde antes, desde Clinton, y también estaba formulada la Iniciativa Andina. Por lo tanto tenían ya preparado el terreno para exacerbar estas tendencias.
Es peligroso para los pueblos en ascenso no tomar en cuenta la necesidad de prepararse a todos los niveles para la militarización que se viene con el retorno de los golpistas.
Creo que los amigos, intelectuales y compañeros piqueteros deben tomar en cuenta que la estrategia de los EE UU en Argentina no está dirigida a ningún candidato burgués: ni Reutemann, ni Kirchner, ni Saa, ni Duhalde, ni mucho menos Ménem, que está considerado como un condón usado.
Qué significa esta situación? Washington no permite ningún préstamo porque quiere desgastar a toda la clase política, con vistas a que, en dos años, el pueblo esté cansado de marchas rituales, protestas y elecciones que no solucionan ningún problema. Este desgaste de la política va a ser la base para la vuelta de un gobierno militar auspiciado por EE UU.
Por eso, a pesar de que estoy de acuerdo parcialmente con el eslogan "Que se vayan todos", si no se vincula con alguna alternativa positiva, hace el juego de desgaste deseado por los EE UU. Debería decirse "Que se vayan todos y que vuelva un poder popular", que podría juntar las fuerzas para un gobierno del pueblo. Una alternativa gubernamental es absolutamente necesaria en esta situación.
Imperialismo e Imperio
RN: Hace varios años usted hablaba de imperialismo, en una época en que todos consideraban que esos eran términos de los años ’60. Ahora cada vez más gente los vuelve a usar. Es eso una reafirmación de que usted estaba en la buena senda?
JP: Hace tres o cuatro días apareció un artículos en Atlanta Constitution, un diario de Georgia, en el sur de los EE UU, bastante conservador, por lo menos dentro de los matices de la derecha del Partido Demócrata o de los republicanos liberales. El editorial dice que la guerra en Irak no tiene que ver con un cambio de gobierno ni con la búsqueda de terroristas, es simplemente una guerra para construir un imperio dirigido por Washington. Un gobierno imperialista, sigue diciendo, que va a dar una justificación a nuestros adversarios para que nos llaman imperialistas, porque eso es lo que está en juego.
Creo que es importante el reconocimiento, por la ultraderecha que gobierna, de que están en una trayectoria imperialista, para ellos favorable. Y lo ven ahora como algo positivo: imperialismo como resultado de su propio poder. Y aún más, creo que los periódicos y los intelectuales están llegando a la conclusión de que este imperialismo está vinculado con la colonización. El Guardian publica un artículo hablando de un "virrey", creo que Tommy Franks, diciendo que va a gobernar Irak por varios años después de la ocupación, repartiendo el petróleo principalmente a compañías petroleras de EE UU.
Pienso que lo mismo va a pasar en Venezuela. Ya tienen el caballo de Troya: los directivos de la compañía estatal están dispuestos a aceptar la privatización y la venta de activos a compañías como la Shell, BP, Occidental, etc.
Estamos viendo la vuelta, no del neocolonialismo sino de la recolonización. La izquierda va a la cola de la derecha, empezando a hablar poco a poco de imperialismo e imperio. Imperio como en el caso de Toni Negri, de forma muy confusa y muy reaccionaria, pero del imperialismo como forma de dominación, más allá de la fase hegemónica y de la globalización. Y creo que este reconocimiento va por detrás de la realidad y por detrás de las declaraciones de los mismos ideólogos de la derecha.
Capitalismo extractivo
RN: Se hablaba de que el gran enemigo era EE UU, pero ese enemigo ya no sería sólo EE UU, ahora sería el capital transnacional.
JP: Eso está incluido, cuando hablamos de EE UU no estamos hablando del pueblo norteamericano. Las multinacionales que se están beneficiando de esta política, sin embargo, no influyen directamente en la política inmediata de este gobierno, como ocurría con los gobiernos de Clinton, Reagan y Bush padre.
En mi opinión este gobierno es más militarista y capitalista extractivo. Esto significa que la fracción de capital con intereses en petróleo y minerales predomina sobre Wall Street, y los militaristas del gobierno influyen mucho más sobre las multinacionales que las multinacionales sobre ellos.
Como ejemplo, podemos decir que un gran sector del capital está muy preocupado por la guerra, han bajado sus inversiones, enfrentan crisis. El público está más preocupado por los cientos de miles de millones de dólares que perdieron sus pensiones por los fraudes y estafas.
Luego, lo que se ve es que este gobierno tiene un sector militarista predominante y relativamente autónomo de los intereses del gran capital. La apuesta que hacen es que después de la guerra se van a abrir oportunidades. Mientras tanto están perjudicando la economía, el presupuesto, la balanza de pagos externos, etc. Algunos miembros del gobierno incluso están más en la onda de Sharon, en lo que aparece como una extensión de la política de Sharon en el día a día de la política de EE UU. La gente, por miedo u otras razones, no quiere incluir la influencia de los "sharonistas" en el gobierno de Washington como un factor dinámico de la política militarista.

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