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1 de MAYO de 2001

EL MOVIMIENTO SOCIAL
EN LOS ESTADOS UNIDOS

Seattle, Quebec, Nader y la recesión
después de la prosperidad

James Petras

Página/12


--¿A qué se debe esta vez su visita a la Argentina?

--Forma parte de una visita a Brasil y Argentina. En Brasil participé con otros intelectuales en una reunión que para la Consulta Popular, que es un movimiento de los movimientos urbanos y rurales, que buscan crear un espacio político que va más allá de ellos mismos pero no está definido si va a formar un nuevo partido o no. También voy a participar en el Tribunal Internacional contra los Crímenes del Latifundio en el Estado de Paraná, en Brasil, para juzgar al gobernador por el asesinato de quince activistas campesinos en los últimos años y otros actos de represión. En Argentina vine a presentar un libro mío de cuentos en la feria del libro que se llama "Andando por el mundo", que publica el Grupo Editorial Altamira y también por una invitación de Hugo Calello del Ciclo Básico de la Universidad de Buenos Aires y por supuesto a ver amigos. Y junto con eso estamos preparando un estudio académico comparado sobre las privatizaciones en Argentina, Brasil, y México. Se trata de analizar críticamente lo que pasó con las privatizaciones cinco o seis años después que fueron hechas y evaluar los resultados.

--Las grandes movilizaciones que se produjeron en Seattle en 1999 y ahora en Quebec contra la globalización financiera mostrarían que surge un movimiento importante en los países centrales. ¿Cómo ve usted a este nuevo movimiento, sobre todo en Estados Unidos?


--No fue una sorpresa si uno analiza la expansión económica de los paises centrales, como Estados Unidos, en la última década. Esta expansión fomentó las más grandes desigualdades en la historia de estos países y aumentó geométricamente los ingresos del diez por ciento más rico, mientras los salarios del 40 por ciento más pobre sufrieron una pérdida y una pequeña caida en su nivel de vida. La llamada prosperidad que se da entre 1992 y 1999 tuvo resultados polarizadores. En segundo lugar generó enormes inseguridades por el movimiento de capitales afuera del país por la creación de puestos de trabajo de bajos salarios y mucha inestabilidad. Según un cálculo, con estas nuevas condiciones un trabajador cambiará 15 veces de trabajo a lo largo de su vida, en vez de las dos o tres que era lo normal. Entre la incertidumbre, el estancamiento y la creación de mayores desigualdades, entraron en juego varias tendencias. En primer lugar varios sectores sindicales afectados por la fuga de capitales, los bajos salarios y la inseguridad.Estas organizaciones han perdido alguna fuerza porque cada vez son menos los trabajadores sindicalizados en el sector privado, pero al mismo tiempo hay otro descontento más allá de los sindicatos. Los obreros no sindicalizados tienen que buscar otra forma de protesta. Tenemos también la degradación del medio ambiente con la desregulación de Bill Clinton. A pesar de la retórica, todo el mundo sabe que la degradación con la desregulación perjudicó el medio ambiente. Entonces tenemos a los ecologistas y los sindicalistas a los que se suma una nueva generación de jóvenes muy sensibilizados por la explotación que realizan las transnacionales en el exterior. Esos tres grupos formaron la vanguardia. Hay poca presencia de la población negra y de los sectores feministas. Participan muchas mujeres pero no bajo las banderas feministas. A todo eso se suma otro fenómeno importante: el desencanto con los partidos.


--En este caso sería con el Partido Demócrata que siempre despertó expectativas en los sectores progresistas y radicales...

--El Partido Demócrata tenía la autoimagen de ser el partido del pueblo. Con la derechización de Clinton, los recortes sociales, el libre mercado, el NAFTA, tenían que buscar otra forma de expresar su descontento y no sólo a partir del proceso electoral. La gente dice: 'debemos actuar por nuestra cuenta'. Como se trata de algo que involucra a millones de norteamericanos, yo diría que estas movilizaciones fueron apoyadas por un espectro más amplio de la población que el que simpatizó con las grandes movilizaciones contra la guerra de Vietnam. Pese a que los medios mostraron actos de violencia en estas manifestaciones, lo curioso es que eran vistas con gran simpatía en la sociedad. Y entre los sindicalistas era más fuerte que el apoyo de este sector a las protestas contra la guerra de Vietnam y a la lucha por los derechos civiles de los negros. En esta cuestión cualquier blanco entendía que la salida de capitales y la precarización del trabajo afectaba algún pariente, hijo o algún conocido. Hay encuestas que dicen que casi el 80 por ciento de la población, si no está afectada directamente, tiene algún vecino o alguien más cercano afectado por las nuevas normas de trabajo.

--¿Cómo analiza el triunfo de George Bush en este contexto?

--Yo creo que hay un proceso de reagrupamiento después de la orgía de la campaña donde los dos partidos principales gastaron cerca de 500 mil millones de dólares. Hubo un enorme derroche, saturación de los medios y creo que se da un proceso de reagrupamiento. No sé que porcentaje llegó a la protesta de Quebec desde los Estados Unidos. Yo diría que entre el 15 o 20 por ciento fueron a Quebec desde Estados Unidos. El 80 por ciento eran canadienses y muchos de ellos sindicalistas afiliados a sindicatos de empresas multinacionales norteamericanas. Creo que fue una protesta norteamericana con enfoque en Canadá y con líderes canadienses.

--¿Ese movimiento tiene alguna forma orgánica o un líder que lo represente?

--No, no hay un personaje, una figura carismática que convoca. Y creo que eso es positivo. Pero hay una falta de liderazgo que facilitaría aglutinar en forma permanente. Hay una descentralización de activistas en diferentes espacios políticos y organizaciones. Hay coordinadores, hay personas que se comunican constantemente y que coordinan acciones conjuntas.

--¿Son partidos políticos u organizaciones por los derechos civiles, o sociales?

--Son organizaciones sociales, de ecologistas, una gran gama, una sopa alfabética de grupos donde cada cual tiene un círculo que lo apoya y se juntan a partir de acontecimientos como la Cumbre del ALCA, etc.

--¿Se mantienen en contacto más allá de esas fechas?

--En contacto sí, pero no articulados orgánicamente. Son orgánicos dentro de su propio espacio, pero no tenemos, por ejemplo un Movimiento de los Sin Tierra, no existe ese tipo de organización.

--¿El convocante principal son los sindicatos?

--Por lo general son los sindicatos asociados a una coordinadora que prepara el terreno, se reúnen y se mantienen en comunicación y cuando se produce algún hecho, promueven adhesiones y deciden acciones. Cada una de esas organizaciones tiene activistas, yo no les llamaría militantes, son activistas que están actuando en su local y en su tema específico. Cuando llega el acontecimiento se ponen a actuar a nivel nacional o internacional.

--¿Este fenómeno social pudo ser capitalizado o expresado por la candidatura de Ralph Nader?

--Yo participé en la campaña de Nader y estuve en Seattle y podría decir que la mitad de los participantes junto a Nader son muy consecuentes y muy coherentes políticamente. Y otro sector que viene del liberalismo, de desprendimientos, simpatizantes del Partido Demócrata, no lo es tanto. Entonces en las últimas semanas de la campaña empezaron a demonizar a Nader diciendo que ayudaba al Diablo. Bush era el fascista, la ultraderecha y el que votaba a Nader favorecía a Bush al restarle votos a Gore. Fue una campaña de terror que asustó a este sector progresista no radical. En segundo lugar, Gore adoptó una política momentánea demagógica y populista. Y además usó a líderes feministas y negros, Gloria Steinhem, Jessie Jackson, algunos ecologistas de la derecha, para hacer campaña sucia y confundir a la gente acusándo a Nader de robar votos de Gore. Esta campaña tuvo efecto. Esperábamos siete millones de votos según las encuestas que se habían hecho dos meses antes de las elecciones, que era el cinco o seis por ciento del total. Cuando la campaña estaba finalizando, los temerosos se dieron vuelta y votaron a Gore tapándose la nariz. Además los medios no dejaban que se mencionara a Nader, no lo dejaron participar en los debates. En un debate de televisión ni siquiera le permitieron pasar y sentarse a escuchar. Llamaron a la policía y lo hicieron echar. Ni siquiera lo dejaron asistir. Fue un bloqueo total a Nader en los medios. Y esto a pesar de que los actos de Nader fueron los más concurridos de la campaña: 20 mil personas en Oregon, 15 mil en Seattle. En Wisconsin tuvo diez mil personas. Y Gore llegaba allí y hacía actos con mil quinientas o dos mil personas, con autobuses pagos y demás. Eso nos levantaba el espíritu y creo que todos los que asistieron a los actos votaron después a Nader. El problema eran los que apoyaban en forma pasiva.

--¿Qué tipo de persona o de político es Nader, porque aquí se lo conoce sólo por su actuación en defensa de los consumidores?

--Yo diría que recibió un 25 por ciento de votos de los trabajadores y un 10 o 15 por ciento del voto estudiantil. Lo demás es de clase media baja hasta clase media alta, con muy poco apoyo de la población negra, que votó en un 90 por ciento por Gore, porque todos los pastores y sus líderes y la politiquería negra que come de las subvenciones del gobierno federal, se prestaron a llevar los votos a Gore. También debemos entender que el ausentismo en los barrios negros fue de más del 50 por ciento. Nader no podía romper las barreras que tiene el Partido Demócrata a partir de sus politiqueros.

--¿Pero existe una afinidad entre Nader y estas movilizaciones que se han realizado en Seattle y Quebec?

--Total. Su política tiene un sentido progresista, es decir: no va más allá del Estado de bienestar social. Dice: "debemos recuperar el New Deal de Rooseveltn porque el Partido Demócrata traicionó la política económica de bienestar social". En este panorama es un crítico fuerte de las multinacionales desde dos ángulos: porque explotan a los trabajadores en el exterior, pero también,porque bajan sus costos transfiriendo capitales al exterior. Hay un tinte casi proteccionista en la crítica a las multinacionales. Una parte tiene una óptica internacionalista, si se quiere, y la otra es un discurso que critica a las multinacionales porque están cerrando gran cantidad de puestos de trabajo en los Estados Unidos. Con el consumidor tiene un enorme prestigio tras 25 años de actuación en ese medio contra las trasnacionales automotrices y las farmacéuticas. Por eso este sector de clase media lo apoyó muy fuertemente. Con respecto a la población negra y las mujeres, tenía programas mucho más avanzados que Gore, pero no tenía las organizaciones tradicionales. Habló en las asociaciones de negros y de mujeres, lo aplaudieron mucho, pero finalmente estas organizaciones optaron por Gore.

--¿La población de origen latino estaba muy influenciada por los cubanos residentes en Miami y los medios que controlan?

--No. Los cubanos son una minoría extremista. No todos, porque internamente hay divisiones. En el panorama latino, los puertorriqueños y mexicanos, sus líderes, son progresistas liberales, con excepciones, hay mexicanos americanos que apoyan a Bush porque son clientelistas de Texas. Yo diría que un 60 por ciento de los hispanoparlantes votan Demócrata; un 30 por ciento Republicano y un diez por ciento son radicales o progresistas. Y las proporciones de no votantes son altas también. Los ilegales, que son millones, no votan. Y hay muchos a los que no les interesa. Las horas de trabajo en los Estados Unidos son más que en otros países. El trabajador promedio de Estados Unidos trabaja seis semanas más al año que el alemán, cuatro semanas más que el español y es comparable a los coreanos del sur.

--¿Esta experiencia electoral de Nader tiene una proyección hacia el futuro?

--Él dice que sí, que debemos continuar las luchas, etcétera. El problema es que el Partido Verde, que utiliza como instrumento de su campaña es muy heterogéneo. Tiene muchos ecologistas radicales que están un poco fuera de la vida cotidiana, están contra los impuestos, no tienen un enfoque muy social. Tiene que transformar este partido para hacerlo más popular, más social.

--¿Además de usarlo como herramienta electoral, Nader es dirigente del Partido Verde?

--Él fue el candidato presidencial del partido y es uno de sus dirigentes aunque no es el presidente. Con respecto al futuro para convertir la candidatura y los 2.8 millones que votaron por él, en la construcción de algo orgánico con una visión común de la sociedad, yo no lo veo muy claro.

--¿Usted sigue participando en el partido de Nader?

--Mire, en mi pueblo, Binghampton, una pequeña ciudad de 60 mil habitantes, tenemos un grupo de 25 activistas, pero hay sectores libertarios, cuya principal preocupación es legalizar la marihuana y demás, no tienen vínculo con el pueblo, con los problemas sociales, la desocupación, los bajos salarios. No me siento muy cómodo en las reuniones porque mis intereses están más ligados a lo social y a la ecología anticorporativa y ellos están en cosas más libertarias.

--¿Este movimiento tan amplio e inorgánico identifica intereses comunes con los movimientos que se dan en Latinoamérica y en el mundo?

--Bueno hay mucha simpatía con los franceses de Bové, con el MST de Brasil, con los movimientos indígenas, hay afinidades con sectores sindicales. Por ejemplo los sindicatos portuarios que en Estados Unidos tiene una larga tradición de izquierda, su líder fue simpatizante del Partido Comunista en el pasado, y ellos tienen el apoyo donde hay sindicatos portuarios de izquierda, que no es tN común. Estos sindicatos y los del ala progresista en los Estados Unidos están elaborando relaciones. También el ATTAQ y otros grupos de este tipo han desarrollado actividades conjuntas.

--Si se convierte en algo permanente sería un afctor nuevo en la política norteamericana. ¿Eso no puede provocar cambios, mayor represión?

--Hay bastante represión ya. La policía mata y pega y después discute. Somos una sociedad muy represiva detrás de la fachada liberal. En todas las ciudades hay gatillo fácil y los ataques policiales son más brutales aquí cuando se rompen los límites de control que tiene fijados. Este fenómeno no representa una amenaza tal como la que teníamos en los '60 cuando se generalizó la represión y asesinaron a dirigentes negros. Yo creo que están en la etapa de creación de equipos de vigilancia, aprobando leyes contra el terrorismo con una interpretación muy amplia. Hay un marco legal muy amplio que están aprobando para restringir las protestas heterodoxas. Hay que ver qué sucederá con la agresividad de Bush y la recesión que estamos pasando.

--La recesión empezó a anunciarse en 1999, y recién ahora podría comenzar a mostrar secuelas a afectar a la gente...

--Nadie sabe si la recesión provocará diez o 20 millones de desocupados o simplemente siete u ocho millones, mucho dependerá de la profundidad de la recesión. En segundo lugar si Bush se va muy lejos en su política de la nueva guerra, podría estimular el sentimiento antiguerra, antiintervencionista, que en Estados Unidos tiene una larga tradición. Es muy cauto en el compromiso de tropas terrestres. Es la experiencia que han sacado sobre todo de la guerra de Vietnam. Entonces usa muchas bombas, aviones, cipayos mercenarios subcontratando ex oficiales del ejército norteamericano. Hay grandes empresas que subcontratan ex soldados. Utiliza estos mecanismos para que el pueblo no vuelva a ver soldados norteamericanos en guerras. La resistencia a implicar soldados, como ocurre ahora con la situación en Colombia, provoca constantes interpelaciones en el Congreso. "Nosotros no tenemos tropas --dice el gobierno-- tenemos asesores y no están en los frentes de combate". Y cuando mueren los asesores mercenarios subcontratados no aparecen como bajas de soldados, sino como muertes de la empresa. En este panorama, Bush trataría de "latinoamericanizar las guerras para preservar el imperio".-

¿Por qué James Petras?

Norteamérica por un norteamericano


(Por LB)

Es más común que estudiosos norteamericanos tengan una lectura de los movimientos sociales en América Latina o que estudiosos latinoamericanos traten de explorar los fenómenos políticos en Estados Unidos para entender sus consecuencias en los países de la periferia. James Petras es un pensador de izquierda, profesor de ética política en la Universidad del Estado de Nueva York y desde hace 35 años es un asiduo visitante y conocedor de la Argentina. Los grandes movimientos de protesta que se efectuaron en Seattle en 1999 durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio pusieron de manifiesto que la prosperidad económica que se vivía en los Estados Unidos generaba también descontento en un sector importante de la población. La candidatura de Ralph Nader, que terció con los históricos demócratas y republicanos desde la izquierda "líberal" fue otro dato de la existencia de una gran red de agrupamientos que expresan a los afectados y descontentos con esta realidad. Petras estuvo en las protestas de Seattle y participó en la campaña de Ralph Nader, por lo que se convierte en un testigo directo de este fenómeno del que la mayoría de los latinoamericanos sólo alcanza a percibir sus reflejos, pero que puede llegar a convertirse en un factor inesperado en la política interna de los Estados Unidos, de alguna manera la capital de la globalización financiera. Petras describe la composición y el comportamiento de este fenómeno y señala que dependerá de la gravedad que alcance la recesión que despunta en el país del Norte, para descifrar el futuro político de este heterogéneo e inorgánico movimiento social.
Por Luis Bruschtein
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