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Conferencia de James Petras en Madrid

James Petras

(Trascripción de Miguel Álvarez,
Colectivo Garibaldi, CELSI)


Quiero dar las gracias a los organizadores de esta Conferencia, y saludar las presentaciones anteriores, que iluminan una parte importante de la situación actual.
Hoy voy a hablar sobre el Imperio Americano en este periodo de transición, una transición que tiene muchos matices. No es simplemente un cambio de un presidente por otro, o de un partido por otro. Yo creo que hay otros cambios importantes que están ocurriendo en este momento y que podrían tener una enorme influencia en el próximo periodo.
Para empezar voy a enunciar de forma telegráfica las claves [que permiten] reflexionar sobre esta nueva coyuntura.
Primero, el fin de la burbuja especulativa -hablando de EEUU- con todas sus implicaciones.
Segundo, la profundización de la recesión, en su impacto, su profundidad y su extensión.
Tercero, un cambio en la ideología, o en la publicidad que justifica el sistema: desde lo que llaman el populismo del mercado hacia un conservadurismo en el mundo de negocios. [Indicaré] entre paréntesis que el populismo de mercado era la ideología de que cualquier secretaria, funcionaria, etc... podía invertir sus pocos ahorros en la economía de burbuja y terminar millonaria para jubilarse con 35 años con su favorecido amante, e ir a Marbella a disfrutar. Esto ya se acabó: los pequeños pensionistas y empleados no llegan a nada porque pierden sus fortunas con el colapso de esta gran estafa, estimulada por la prensa respetable The New York Times o su imitador en el España, El País.
Cuarto, no hay ningún representante directo de Wall Street en el gabinete actual de Bush. Han salido y están reemplazados por representantes del gran capital industrial y extractivo (petróleo, minería, energías, etc...).
Quinto, hay continuidades y cambios en la política identitaria: Bush aprendió mucho de Clinton sobre la simbología, y ahora hay más mujeres y más negros en el gobierno, y más homogeneidad en la política liberal; más caras hispanas, asiáticas, más faldas, ... y menos diferencia entre la política económica y la política exterior, menos preocupación por una diversidad que podría tener vínculos con los movimientos sociales. (Clinton era el gran maestro de seducir a los representantes de las organizaciones sociales, sin darles nada más que tocar el saxo, ir a la iglesia para gritar Aleluya y llorar con los pobres. Bush tal vez podría tocar la armónica o rezar con voz de bajo en las iglesias negras, pero no va a entrar de esa forma en la política de mistificación.)
Sexto, la composición social del gabinete, es el retorno de los aglosajones del Oeste del país, reduciéndose notablemente el porcentaje de judíos del Este en el gobierno: el anterior tenía a Cohen, Rubin, Berger, Albright, pero ahora son O'Neil, Rumsfeld y Powell. Esto no creo que tenga ningún significado en términos del manejo de la política mundial... quizá ofrezca algunas posibilidades diferentes en el tratamiento de Oriente Medio, tema que luego discutiremos.
Séptimo y último punto, EEUU ahora, tal y como están articulando su política exterior, no quiere ser la policía mundial de una forma indiscriminada. Quiere mejor dirigir intervenciones estratégicas en regiones de alta prioridad económica: va a declinar la retórica humanitaria -que era la ideología de intervención indiscriminada- y va a intervenir por razones abiertamente económicas en aquellos lugares donde calcule que pueden verse afectados los intereses de las grandes compañías extractivas e industriales.
No hay tiempo de discutir en detalle las políticas anteriores a Bush, que generan el contexto actual para su actuación. Pero simplemente hago notar los puntos de la política de Clinton que afectan de forma importante a lo que Bush puede hacer y la respuesta que debe elaborar.
Primero, Clinton hizo los recortes más drásticos en la historia de EEUU sobre los gastos sociales. Excluyó a millones de mujeres solteras de las compensaciones sociales, forzándolas a trabajar en puestos muy mal pagados sin tener centros infantiles. A partir de los recortes en bienestar social, el excedente del presupuesto aumentó a miles de millones, hechos directamente vinculados. Ahora Bush quiere regalar este excedente a los grandes capitales con recortes de impuestos. Se habla mucho del excedente presupuestario, pero sin comentar de dónde procede, y sin enfocar la discusión hacia quién va a recibir la mayor parte de la tarta de los recortes impositivos: el 1% de los más ricos recibe el 60% de los beneficios impositivos.
Segundo, Clinton desregularizó el sector financiero para que el capital pudiera entrar, subir, bajar, y además lavar miles de millones de dólares sucios que vienen de ultramar. Sobre esto estoy haciendo un estudio, revisando muchos documentos oficiales. Un dato: los bancos más grandes y respetables: Citibank, Chase Maniatan y Bank of America en conjunto lavan cada año 500 mil millones de dólares sucios que vienen de los bancos de las Bahamas, islas Caimán, Gibraltar y otros lugares para entrar en EEUU, o que directamente proceden de regímenes corruptos como Bongo de Gabón, que lava en un año 130 millones de dólares. Y obviamente cuando preguntamos a los gerentes de los bancos norteamericanos: "¿cómo haces esos tratos?" o "¿qué sabes de los orígenes del dinero?", [la respuesta es] "En la ficha tienen como depositario al 'oficial de gobierno'", y ante la pregunta "¿y no te parece sospechoso que un oficial de gobierno ingrese 130 millones de dólares?", me respondían: "¡Qué se yo!, será un error".
Esta desregulación y este tratamiento criminal financian en gran parte el enorme déficit externo en las cuentas de comercio de EEUU. No es un simple problema de moralidad. Es un problema estructural. Por eso, a pesar de tantas leyes y tantas posturas morales que adoptan contra la corrupción, son los bancos norteamericanos quienes están lavando dinero con ambas manos. Esto indica que, aparte de toda la retórica sobre la revolución informática, muchísimo más importante es el dinero sucio para estimular la economía norteamericana que todos los Bill Gates, Microsofts, y demás..., esa revolución científica de la que tanto hablan los académicos de la seudo-izquierda. Clinton juega un papel muy importante en este proceso de sobrevaloración de la revolución informática, estimulando la burbuja especulativa que no generaba ningunos ingresos -no ya ganancias-: empresas fantasmas que prometen duplicar las inversiones en un año. Y, como todos los fraudes financieros, duran un tiempo, y los primeros que entraron se beneficiaron, pero los que llegan tarde, que son siempre los pequeños inversores, terminan con las manos vacías. (Tengo un sobrino que tenía opciones para dos años de un empresa informática para la que trabajaba. Valía 195 dólares cada acción, que ahora se venden por 4 dólares y 50 centavos. La famosa revolución informática pronto convertirá sus acciones en papel higiénico.) Manuel Castells, famoso sociólogo español, colaborador de Felipe González, habla también de la nueva edad informática, "donde la información sustituye al capital".
Clinton dió grandes pasos para permitir la penetración de la política liberal en todas partes. Él abrió los mercados y no sólo a empresas estadounidenses: uno de sus principales acompañantes en América Latina era España, cuyas grandes acumulaciones de capital durante el periodo del PSOE (Telefónica, Unión Fenosa, ...) entran ahora a sacar gran tajada del mercado liberalizado por EEUU. Sin embargo, hay una falta de planes de futuro, pues están empobreciendo entre Europa y Norte América al conjunto de países sudamericanos, y además la absorción de dinero y recursos al exterior debilita la capacidad de los países para salir de su propia crisis, que precisamente fue generada por su apertura.
Ahora bien, esta política de Clinton tenía su contrapartida en la militarización de su política exterior. Si uno mira "con poca memoria" -y los medios de comunicación favorecen que se enfoque sobre cada incidente, en vez de con perspectiva histórica- hoy es Iraq, mañana Colombia, después los Balcanes, pero el cuadro en su conjunto da una muestra de que usar el término de militarización no es hablar de forma retórica, si no que es una expresión con base empírica. Primero tenemos la primera guerra nuclear de baja intensidad. Como los compañeros del CSCA han mostrado, el uso de armas radioactivas [de uranio empobrecido] en las guerras se ha normalizado. Es una forma precisa de guerra nuclear, usando la radioactividad como medio para aplastar al enemigo. Desde Hiroshima entramos en las guerras nucleares locales. Después, ya con Clinton empiezan las guerras ofensivas en Europa y también la guerra prolongada en Oriente Medio (30.000 acciones áereas sobre Iraq durante su presidencia), extensión de la OTAN hacia los límites con Rusia y reclutamiento de los países ex-soviéticos como cipayos o lo que llaman "asociados de la OTAN" los académicos brillantes que siempre están hay para crear nuevos eufemismos... asociados que están ahora bien entrenados, con manuales norteamericanos, para la obediencia. Tercero, se multiplican las bases militares en América Latina (Ecuador, Perú, El Salvador, Aruba). Tumbaron a Fujimori y a Montesinos porque andaban con negocios de venta de armas clandestinas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero toleran todo tipo de asesinatos, narcotráfico, terrorismo, corrupción... hasta que Montesinos se mete, como Noriega, a hacer su propio negocio de armas. Y ahora con el nuevo y respetable presidente [colombiano] tienen sus agentes militares, sus mercenarios y la aprobación con democráticas ovaciones del ""Plan Colombia"". En Palestina, Clinton estaba dentro del propio gobierno de Israel: el gran estafador de los bancos inversionistas, Marc Rich , un judío belga que tiene invertidos en fundaciones israelíes 200 millones de dólares e hizo servicio con el Mosad (servicios secreto de Israel), que renunció a su ciudadanía norteamericana para vivir en Suiza y comprar la española, consigue su indulto con el apoyo de Barak y la ayuda del rey de España. Clinton ha mantenido una política de apoyo incondicional a Israel en la represión de los palestinos y, más aún, ha apoyado la política de [establecimiento] de bantustanes o pequeños enclaves autogobernados en los Territorios [de Gaza y Cisjordania] por la Autoridad Palestina.
En pocas palabras, podemos decir que Clinton extendió la influencia política y militar de EEUU pero sobre débiles fundamentos de la estructura económica: una expansión de la economía de papel sobre la economía productiva, flujos externos y déficits enormes en las cuentas externas, mercados externos fuertes y una falta de ahorro interno. La capacidad de EEUU para intervenir, para corregir los excesos, queda así muy debilitada y, con ello, la economía real para favorecer la especulativa de Wall Street. Y asociado a ello, se da una sobre-extensión del Imperio, debilitando su capacidad de intervenir en lugares estratégicos -EEEUU interviene en Somalia, Albania, Kosovo, Afganistán, ...- deteriorándose además los lazos con los regímenes conservadores árabes y las relaciones con los mercados de América Latina -admitiendo la presencia de España en algunos de los enclaves más lucrativos.
El desafío de Bush, entonces, es cómo continuar la política neoliberal de Clinton, con los recortes presupuestarios, la política de privatización. En este sentido, Bush propone extender la privatización de la educación a partir de programas de [palabra desconocida], es decir, dar dinero a los padres para que ellos escojan entre la escuela privada o la pública para sus hijos. Bus propone también aumentar el papel de las organizaciones religiosas para subvencionar la miseria y la pobreza, volviendo a la caridad eclesiástica del siglo XVII, concediéndose menos importancia al conjunto de problemas de las minorías. Utilizar el exceso de presupuesto para concentrar el ingreso arriba: tenemos en EEUU las desigualdades más grandes de todos los países industrializados y semiindustrializados. Cuando veáis a los políticos sonrientes con el dedo índice extendido para indicar que son el Number One, sabed que están hablando de el número uno en deficiencias de sistema sanitario en todo el mundo.
El primer cambio de Bush respecto a Clinton será el fortalecimiento de la política imperial de EEUU, seleccionado objetivos estratégicos y actuando unilateralmente, sin tomar en cuenta a sus aliados. Y [responsables de la nueva Administración] ya han indicado cuáles van a ser la características [de este nuevo enfoque exterior]. EEUU va a dar prioridad a América Latina, principalmente a Méjico (que Bush ya visitó calzado con botas de cowboy), Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. EEUU va a dar menos importancia a las regiones marginales, a los matones albaneses del ELK, ya que realmente no les interesa Kosovo, y además [aquéllos] están creando problemas con otros clientes, como Macedonia o al nuevo cipayo de Serbia [el presidente Kosturika] (poco a poco van a desvelar que los albaneses son terroristas y mostrar a los miles de serbios que viven en la extrema pobreza: para EEUU ya pasó la época de los albaneses y es la hora de abrirse a las penas de los serbios). EEUU va a cerrar algunos bases militares y aumentar el presupuesto de guerra tecnológica con misiles intercontinentales unilateralmente. También va a cambiar la relación con Europa: EEUU seguirá ejerciendo el mando a través de la OTAN, pero Washington quiere descentralizar las intervenciones militares, es decir, que los ejércitos europeos lleven a cabo las tareas de intervención bajo las órdenes de la OTAN. Cuentan para ello con Tony Blair y su discurso de que es posible combinar la Alianza con la iniciativa militar europea de despliegue rápido... siempre que la dirección sea estadounidense. EEUU va actuar como poder absolutista, rechazando pactos sobre [el desarrollo del sistema] antimisiles [Guerra de las Galaxias] con Rusia o acuerdos medioambientales (Protocolo de Kyoto) con Europa. En suma, EEUU va a relanzar la Guerra Fría con Rusia, China y Corea del Norte.
Ahora bien, el problema de Bush (y él mismo así lo reconoce) es que estamos entrando en una recesión, cada día, cada semana más profunda. Se agota la burbuja especulativa de Clinton y esto tiene implicaciones sobre la capacidad y el alcance de la política exterior. El paro crece, y frente a las bancarrotas económicas que se multiplican sólo tiene un instrumento: bajar las tasas de interés y los impuestos, siempre con la teoría de que cuanto más concentramos la riqueza arriba, más posibilidades tenemos de estimular la inversión. Pero, ¿cómo van a invertir [las empresas] cuando el mercado cada vez es más pequeño? Y, sobre todo, cuando los instrumentos keynesianos ya no existen y están prohibidos por los parámetros no sólo de la ideología neoliberal sino por los propios intereses económicos que maneja la política económica.
En otras palabras: ¿cuál es la alternativa de Bush? No puede mirar hacia atrás e intentar un Estado intervencionista para estimular la economía. Está realizando una intensificación de la campaña de desregularización de la economía y la primera víctima es el medioambiente, con la insólita extensión de la explotación de petróleo a los lugares, hasta ahora vírgenes, del norte de Alaska (el encuentro con Fox en Méjico tuvo como principal objetivo abrir el sector público petrolero mejicano a la penetración norteamericana).
La política externa se resumirá en la extensión del libre comercio a toda América Latina a fin de consolidar este mercado frente a la competencia europea y principalmente de España y Alemania, que tienen ya demasiado espacio. Esta es una gran prioridad, tanto en el campo manufacturero como en el petróleo.
La segunda prioridad en política exterior es consolidar las relaciones económicas que EEUU tiene en Europa y en los países árabes respecto al comercio de petróleo.
La tercera prioridad es lanzar el "Plan Colombia" en el triángulo estratégico de América Latina de Ecuador, Venezuela y Colombia.[Estos tres países] producen petróleo, y el área es por ello muy importante geopolíticamente como fuente de reserva energética alternativa frente a la inestabilidad de Oriente Medio. El "Plan Colombia" cuenta ya con 500 oficiales ya activos, 200 mercenarios manejando helicópteros ya en combate, que son ex-oficiales de las fuerzas especiales que ahora trabajan para empresas privadas. Y es que de hecho, el "Plan Colombia" supone la privatización de la guerra, lo cual tiene sus ventajas. Para empezar un mercenario extranjero muerto no cuenta igual que los soldados de las tropas oficiales norteamericanas.
En Venezuela EEUU utiliza sectores reaccionarios de la iglesia y el mundo empresarial para estimular la oposición militar contra Chávez. No hay duda de que en la política de Bush está ya decidida una guerra prolongada y oculta destinada a deponer a Chávez. Algunos sectores del gobierno norteamericano querrían hacer un enfrentamiento precipitado y abierto contra Chávez, pero el nuevo subsecretario de Exteriores -antiguo embajador de Venezuela- ha recomendado trabajar de forma paulatina, ganando posiciones, acumulando fuerzas y estimulando distensiones, para derrocarlo "cuando las condiciones políticas sean más favorables", es decir, "cuando podamos movilizar sectores sociales desencantados con la lentitud del régimen venezolano para realizar su programa social". Ecuador ya tiene bases militares norteamericanas, y una gran financiación pendiente, con una economía completamente dolarizada (dicen algunos indiscretos que el presidente [ecuatoriano] tiene un tatuaje con el signo del dólar sobre una nalga, para recordar a su esposa quién es su primer dueño: Washington).
Pero la amenaza de Colombia no es, en primera instancia económica, aunque en el país sí haya petróleo (la petrolera BP tiene importantes explotaciones) y pueda potencialmente producir tanto crudo como Venezuela: el problema es que en Colombia está el más grande desafío al neoliberalismo en toda América Latina y el Tercer Mundo, las FARC. Las FARC representan actualmente a la mitad del país en lucha. Influye en el 50% de los municipios, con 20.000 soldados revolucionarios, pero lo más importante es que estos peces armados nadan en un mar de millones de campesinos descontentos que les apoyan. La prensa burguesa reitera que los pobres campesinos están entre el fuego cruzado de paramilitares y guerrilleros. Esto es falso. ¿Cómo se puede construir de 14 personas en 1964 un ejército de 20.000 personas armadas en 2000? Son los hijos e hijas de los campesinos en un 70% (según me comunicaron las propias FARC). Eso significa un desafío, porque Washington no puede tolerar ningún ejemplo de lucha exitosa prolongada que muestra a toda América Latina que "sí, se puede crecer, se puede ganar, se puede acumular fuerzas, nosotros lo hicimos". Y esto es intolerable. Ni en un país tan pobre como Haití, cuando el reformista Arístide ganó las últimas elecciones con un 90% de votos, EEUU le reconoció como presidente porque, como explícitamente se explicó entonces, aquél no quería privatizar la poca industria pública que le queda al país. Esta obsesión por no permitir ni el más mínimo ejemplo, muestra cuan grande es el problema que se plantea en Colombia, un país de 40 millones de habitantes, con gran extensión y fronterizo con Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela.
El objetivo es, ciertamente, destruir la guerrilla, pero aceptando las negociaciones de paz como táctica. Ahora el presidente Pastrana al abrazar a los líderes guerrilleros gana tiempo mientras prepara batallones que asedian el territorio desmilitarizado para un posterior enfrentamiento de gran magnitud que, tarde o temprano, ha de desencadenar. Pero en ésta guerra las dos partes están casi igualadas. Políticamente las FARC tienen más fuerza que un desprestigiado gobierno que tiene un apoyo del 20% del electorado. En las ciudades todos los afectados por el neoliberalismo organizan numerosas huelgas generales; las marchas siguen a pesar de las masacres, ¡qué valentía frente a los asesinos del gobierno! Incluso el Departamento de Estado dice que el ejército colombiano está implicado hasta el cuello con los paramilitares. El gobierno EEUU tiene una doble moral, por un lado denuncia los ataques paramilitares ante la prensa internacional pero por otra parte los financia y ampara.
En Venezuela EEUU mantiene una lucha para aislar a la FARC, su enemigo estratégico. Quiere primeramente presionar a Chávez para que corte sus relaciones con la guerrilla y cerrar sus fronteras. Pero también quiere debilitar su postura nacionalista. Cuando Chávez viaja a Iraq está abriendo un camino para que todos los demás países petroleros recuperen sus relaciones con Bagdad, en lo que es una gran derrota diplomática de uno de los ejes de la política estadounidense en Oriente Medio -más allá de las limitaciones internas políticas de Chávez-, junto con el hecho de que Venezuela encabece la OPEP e impulse una nueva política petrolera. EEUU está preparando la guerra propagandística: los medios no hablan del presidente elegido de Venezuela, si no del "régimen del ex-golpista"; tratan la pobreza como si fuera una creación de Chávez, y no la herencia de los gobiernos anteriores o la consecuencia del imperialismo: es la política de atrición, es decir, de debilitamiento y desgaste primero para provocar después una crisis de gobierno y forzar el cambio, en vez de la confrontación militar.
En Ecuador hay poderosos movimientos populares que asediaron Quito hace pocas semanas y forzaron al gobierno a retroceder sobre ciertas medidas liberales. Indígenas y campesinos organizados bajaron de la montaña y cortaron las principales carreteras del país, tomando numerosas ciudades del interior. Mientras tanto, el Frente Patriótico -que unifica a la izquierda urbana- convocó a una huelga general conjunta que paralizó el transporte y otros sectores. Temporalmente se llegó al acuerdo de retirar las fuerzas hasta la aplicación de diez demandas básicas. Frente a ello, Washington quiere controlar, a partir de la política económica, de la dolarización de la economía, con el apoyo de sus bases militares en dl país, el movimiento indígena, aislándolo y caracterizándolo como un simple movimiento indigenista para poder debilitarlo y preparar el asalto directo: hay sectores empresariales de Ecuador, muy vinculados a EEUU, que presionaban por una masacre generalizada, para que el gobierno usase las armas contra las marchas. El enfrentamiento se está preparando, por tanto.
Pero lo más importante de toda esta política, lo que más interesa a Bush en este momento -más allá del "Plan Colombia"- es la política del libre comercio, esto es, extender el neoliberalismo en América Latina con el apoyo de todos los gobiernos. El problema es que mientras la recesión económica siga afectando a EEUU, Washington no puede bajar sus barreras: se va a liberalizar el comercio hacia América Latina sin la reciprocidad lógica; las cuotas [arancelarias] se van a bajar pero solo en una dirección, de forma unilateral (es más, probablemente vayan a incrementarse las cuotas sobre el acero brasileño, se vaya a limitar la importación de textiles colombianos, etc... realizándose concesiones menores. EEUU quiere seguir extendiendo la dolarización para crear un bloque efectivo contra su competidor en Latinoamérica, la Unión Europea.
Mientras tanto, EEUU va a profundizar en la extracción de la riqueza para compensar la debilidad interna. Washington insistirá en los pagos de las deudas externas, [lo cual vaticina] más conflictos y más explotación en América Latina, no menos. EEUU va a soltar la correa de los gobiernos socialdemócratas y democristianos de Europa para que ellos mismos organicen sus intervenciones. EEUU pescará otro Solana, otro Kouchner para hacer el trabajo que obedientemente realizan y además de forma muy eficiente; buscará nuevas relaciones que Washington define como multilaterales pero que en el fondo defienden tan solo los intereses norteamericanos. Cuando EEUU quiera que Europa no intervenga en un lugar estratégico, como Iraq, Washington tomará la iniciativa unilateral. Y esto lo reconoce abiertamente [la Administración Bus]. Cuando el secretario [estadounidense] del Tesoro Público O'neil fue a la reunión del G7 dijo que era un acto muy interesante e informativo..., pero que allí no se resolvía nada, lo cual motivo que los representantes europeos se mostraron ofendidos cuando tales declaraciones aparecieron en la prensa.
El tercer área de importancia es Oriente Medio. El vicepresidente Cheney era el alto gerente de Haliburton, una multibillonaria empresa de construcción muy presente en países como Arabia Saudí. Las petroleras tienen una excelente representación en el gobierno de Bush, anticipada desde que éste era gobernador de Tejas. EEUU quiere consolidar unas relaciones que empiezan a aflojar, sacando a flote la política de Clinton [respecto a Iraq], que está hundiéndose. Van a hacer pequeñas concesiones, modificar el embargo, etc. para mantener buenas relaciones con algunos regímenes que son claves desde el punto de vista económico. EEUU quiere favorecer la estabilidad de Jordania, Egipto, Yemen, Líbano, Túnez, Marruecos. E Israel seguirá siendo importante, pero no tan central. No porque condenen los asesinatos que comete Sharon, sino por el miedo de que el extremismo radical de Sharon cree inestabilidad en su relación con los aliados árabes. El proyecto de Israel es la expulsión masiva de los Palestinos de todos los territorios. Con Barak Israel construyó más colonias que con todos los gobiernos anteriores. Sharon trae la aceleración de esa expulsión, usando más fuerza. Los palestinos desplazados irán a los países vecinos, dónde van a seguir siendo una bomba política, lo cual preocupa a EEUU.
Continuarán los ataques contra Iraq, mientras que se intenta seguir presionando a Irán y Libia. [Con ambos países] no va a ver una normalización [de relaciones], pero EEUU permitirá que las grandes empresas norteamericanas intervengan en estos países a partir de intermediarios subsidiarios (de hecho, las petroleras norteamericanas, asociadas al capital europeo, ya están operando en Libia). Washington llevará en este sentido una política doble: criticando formalmente pero a la vez reconociendo que Italia tiene ya empresas en Libia, mientras Francia y Japón están firmando acuerdos con Irán. En este sentido hay que reconocer un retroceso respecto al poder que EEUU tenía en el año 90 o 95, un proceso paulatino de deterioro de su política diplomática de absoluta dominación.
Lo importante del gobierno de Bush será su acción unilateral. Washington no quiere discutir, mucho menos compartir, poder con Europa. Es un gobierno que está preparado para relanzar su Guerra Fría contra Rusia, China y Corea del Norte. Es, en suma, un gobierno muy influido por el complejo militar-industrial.
Finalmente quiero hablar sobre cómo la crisis doméstica va a afectar a la política externa. En primero lugar, el declive de la economía norteamericana va a golpear a todas las economías abiertas y todas las estrategias de exportación. Los países que mayormente han adoptado su modelo de crecimiento a partir de la exportación van a verse muy afectados: Corea del Sur, China, Méjico y los países productores de petróleo. Hasta el momento Europa occidental no va a verse tan gravemente afectada, debido a que una parte importante de su comercio es interno, entre sus propios países. Pero cuando la recesión profundice, la crisis se extenderá inevitablemente. El constipado de EEUU es la neumonía de América Latina: van a bajar los precios y perder mercados. Eso agudizará la crisis y la respuesta a la crisis. Así, frente a De La Rua, en Argentina, se anuncia un cambio de gabinete que imponga el ultralibremercado. Por otro lado las presiones van a favorecer el enfoque nacionalista: si no podemos vender en el mercado externo, protejamos el mercado nacional para sustituir importaciones, porque si no se puede vender, no se puede comprar, y por lo tanto estaremos obligados a consumir producción interna. Debido a esas presiones están creciendo oposiciones varias al neoliberalismo. El peligro está en los gobiernos de centro-izquierda, presentes, por ejemplo, en el Foro de Porto Alegre. Ellos todavía manejan economías social-liberales; hablan de aumentar las inversiones sobre la pobreza, pero no tienen un proyecto alternativo, radical, nacionalista (ni hablar de socialista). Me refiero a los Frentes Amplios -ni hablar ya del Sandinista en Nicaragua, que está pactando con la ultraderecha del presidente Alemán.
La alternativa son los movimientos socio-políticos, como el de Brasil, donde están todos los sectores más radicalizados del país, recuperando el socialismo como proyecto. De no sumarse a unas de estas tendencias, los gobiernos de centro-izquierda se van a caer entre las dos sillas: ni liberales ni de izquierdas. No hay una Tercera Vía, ha fracasado y va virando cada vez más hacia el liberalismo. La profundización de la crisis va a poner todo esto sobre la mesa y va a provocar un giro hacia el nacionalismo, no como mero esquema ideológico sino como necesidad, igual que pasó en los años 30, cuando cayeron las exportaciones y los gobiernos de América Latina forzosamente estaban en esta onda.
Lo que puede pasar es que la crisis doméstica provoque aventuras externas como distracción y también tendencias -que existen ya en ciertos sectores sindicales- contra la globalización desde la derecha proteccionista para fortalecer América. Frente a esta realidad, debemos entender la cadena de las economías: no hay muros que separen la crisis de EEUU de la crisis en Europa o Japón.
Estamos en la primera fase de un tránsito. Estamos acostumbrados a que la izquierda juegue un papel como el del pastor mentiroso, al gritar "¡crisis!" tantas veces que al final nada cambia. Pero ahora hay signos evidentes de la crisis y de sus efectos. Esa es la gran oportunidad para la izquierda que tenga un proyecto. No se puede seguir por la vía de la socialdemocracia. Cuando Jospin fue a la feria de agricultores no pudo bajar del coche hasta que los guardaespaldas contuvieron a los agricultores. Millones de consumidores en Europa se enfrentan a la agricultura y ganadería capitalistas con infecciones, plagas, trangénicos, priones, ... deben ser a quienes busquemos para que nos acompañen en la lucha.
Hay grandes oportunidades y peligros. La Administración Bush está influida por sectores ultrabelicistas que buscan el enfrentamiento con China o Rusia, está totalmente entregada a los sectores de capital extractivo. Pero la radicalización derechista de la política norteamericana bajo Bush multiplicará también a sus enemigos y su oposición a ella y, con ello, jugará a favor nuestro.
 
 


Conferencia de James Petras en Madrid (4/03/01)
James Petras

(Trascripción de Miguel Álvarez, Colectivo Garibaldi, CELSI)




Quiero dar las gracias a los organizadores de esta Conferencia, y saludar las presentaciones anteriores, que iluminan una parte importante de la situación actual.
Hoy voy a hablar sobre el Imperio Americano en este periodo de transición, una transición que tiene muchos matices. No es simplemente un cambio de un presidente por otro, o de un partido por otro. Yo creo que hay otros cambios importantes que están ocurriendo en este momento y que podrían tener una enorme influencia en el próximo periodo.
Para empezar voy a enunciar de forma telegráfica las claves [que permiten] reflexionar sobre esta nueva coyuntura.
Primero, el fin de la burbuja especulativa -hablando de EEUU- con todas sus implicaciones.
Segundo, la profundización de la recesión, en su impacto, su profundidad y su extensión.
Tercero, un cambio en la ideología, o en la publicidad que justifica el sistema: desde lo que llaman el populismo del mercado hacia un conservadurismo en el mundo de negocios. [Indicaré] entre paréntesis que el populismo de mercado era la ideología de que cualquier secretaria, funcionaria, etc... podía invertir sus pocos ahorros en la economía de burbuja y terminar millonaria para jubilarse con 35 años con su favorecido amante, e ir a Marbella a disfrutar. Esto ya se acabó: los pequeños pensionistas y empleados no llegan a nada porque pierden sus fortunas con el colapso de esta gran estafa, estimulada por la prensa respetable The New York Times o su imitador en el España, El País.
Cuarto, no hay ningún representante directo de Wall Street en el gabinete actual de Bush. Han salido y están reemplazados por representantes del gran capital industrial y extractivo (petróleo, minería, energías, etc...).
Quinto, hay continuidades y cambios en la política identitaria: Bush aprendió mucho de Clinton sobre la simbología, y ahora hay más mujeres y más negros en el gobierno, y más homogeneidad en la política liberal; más caras hispanas, asiáticas, más faldas, ... y menos diferencia entre la política económica y la política exterior, menos preocupación por una diversidad que podría tener vínculos con los movimientos sociales. (Clinton era el gran maestro de seducir a los representantes de las organizaciones sociales, sin darles nada más que tocar el saxo, ir a la iglesia para gritar Aleluya y llorar con los pobres. Bush tal vez podría tocar la armónica o rezar con voz de bajo en las iglesias negras, pero no va a entrar de esa forma en la política de mistificación.)
Sexto, la composición social del gabinete, es el retorno de los aglosajones del Oeste del país, reduciéndose notablemente el porcentaje de judíos del Este en el gobierno: el anterior tenía a Cohen, Rubin, Berger, Albright, pero ahora son O'Neil, Rumsfeld y Powell. Esto no creo que tenga ningún significado en términos del manejo de la política mundial... quizá ofrezca algunas posibilidades diferentes en el tratamiento de Oriente Medio, tema que luego discutiremos.
Séptimo y último punto, EEUU ahora, tal y como están articulando su política exterior, no quiere ser la policía mundial de una forma indiscriminada. Quiere mejor dirigir intervenciones estratégicas en regiones de alta prioridad económica: va a declinar la retórica humanitaria -que era la ideología de intervención indiscriminada- y va a intervenir por razones abiertamente económicas en aquellos lugares donde calcule que pueden verse afectados los intereses de las grandes compañías extractivas e industriales.
No hay tiempo de discutir en detalle las políticas anteriores a Bush, que generan el contexto actual para su actuación. Pero simplemente hago notar los puntos de la política de Clinton que afectan de forma importante a lo que Bush puede hacer y la respuesta que debe elaborar.
Primero, Clinton hizo los recortes más drásticos en la historia de EEUU sobre los gastos sociales. Excluyó a millones de mujeres solteras de las compensaciones sociales, forzándolas a trabajar en puestos muy mal pagados sin tener centros infantiles. A partir de los recortes en bienestar social, el excedente del presupuesto aumentó a miles de millones, hechos directamente vinculados. Ahora Bush quiere regalar este excedente a los grandes capitales con recortes de impuestos. Se habla mucho del excedente presupuestario, pero sin comentar de dónde procede, y sin enfocar la discusión hacia quién va a recibir la mayor parte de la tarta de los recortes impositivos: el 1% de los más ricos recibe el 60% de los beneficios impositivos.
Segundo, Clinton desregularizó el sector financiero para que el capital pudiera entrar, subir, bajar, y además lavar miles de millones de dólares sucios que vienen de ultramar. Sobre esto estoy haciendo un estudio, revisando muchos documentos oficiales. Un dato: los bancos más grandes y respetables: Citibank, Chase Maniatan y Bank of America en conjunto lavan cada año 500 mil millones de dólares sucios que vienen de los bancos de las Bahamas, islas Caimán, Gibraltar y otros lugares para entrar en EEUU, o que directamente proceden de regímenes corruptos como Bongo de Gabón, que lava en un año 130 millones de dólares. Y obviamente cuando preguntamos a los gerentes de los bancos norteamericanos: "¿cómo haces esos tratos?" o "¿qué sabes de los orígenes del dinero?", [la respuesta es] "En la ficha tienen como depositario al 'oficial de gobierno'", y ante la pregunta "¿y no te parece sospechoso que un oficial de gobierno ingrese 130 millones de dólares?", me respondían: "¡Qué se yo!, será un error".
Esta desregulación y este tratamiento criminal financian en gran parte el enorme déficit externo en las cuentas de comercio de EEUU. No es un simple problema de moralidad. Es un problema estructural. Por eso, a pesar de tantas leyes y tantas posturas morales que adoptan contra la corrupción, son los bancos norteamericanos quienes están lavando dinero con ambas manos. Esto indica que, aparte de toda la retórica sobre la revolución informática, muchísimo más importante es el dinero sucio para estimular la economía norteamericana que todos los Bill Gates, Microsofts, y demás..., esa revolución científica de la que tanto hablan los académicos de la seudo-izquierda. Clinton juega un papel muy importante en este proceso de sobrevaloración de la revolución informática, estimulando la burbuja especulativa que no generaba ningunos ingresos -no ya ganancias-: empresas fantasmas que prometen duplicar las inversiones en un año. Y, como todos los fraudes financieros, duran un tiempo, y los primeros que entraron se beneficiaron, pero los que llegan tarde, que son siempre los pequeños inversores, terminan con las manos vacías. (Tengo un sobrino que tenía opciones para dos años de un empresa informática para la que trabajaba. Valía 195 dólares cada acción, que ahora se venden por 4 dólares y 50 centavos. La famosa revolución informática pronto convertirá sus acciones en papel higiénico.) Manuel Castells, famoso sociólogo español, colaborador de Felipe González, habla también de la nueva edad informática, "donde la información sustituye al capital".
Clinton dió grandes pasos para permitir la penetración de la política liberal en todas partes. Él abrió los mercados y no sólo a empresas estadounidenses: uno de sus principales acompañantes en América Latina era España, cuyas grandes acumulaciones de capital durante el periodo del PSOE (Telefónica, Unión Fenosa, ...) entran ahora a sacar gran tajada del mercado liberalizado por EEUU. Sin embargo, hay una falta de planes de futuro, pues están empobreciendo entre Europa y Norte América al conjunto de países sudamericanos, y además la absorción de dinero y recursos al exterior debilita la capacidad de los países para salir de su propia crisis, que precisamente fue generada por su apertura.
Ahora bien, esta política de Clinton tenía su contrapartida en la militarización de su política exterior. Si uno mira "con poca memoria" -y los medios de comunicación favorecen que se enfoque sobre cada incidente, en vez de con perspectiva histórica- hoy es Iraq, mañana Colombia, después los Balcanes, pero el cuadro en su conjunto da una muestra de que usar el término de militarización no es hablar de forma retórica, si no que es una expresión con base empírica. Primero tenemos la primera guerra nuclear de baja intensidad. Como los compañeros del CSCA han mostrado, el uso de armas radioactivas [de uranio empobrecido] en las guerras se ha normalizado. Es una forma precisa de guerra nuclear, usando la radioactividad como medio para aplastar al enemigo. Desde Hiroshima entramos en las guerras nucleares locales. Después, ya con Clinton empiezan las guerras ofensivas en Europa y también la guerra prolongada en Oriente Medio (30.000 acciones áereas sobre Iraq durante su presidencia), extensión de la OTAN hacia los límites con Rusia y reclutamiento de los países ex-soviéticos como cipayos o lo que llaman "asociados de la OTAN" los académicos brillantes que siempre están hay para crear nuevos eufemismos... asociados que están ahora bien entrenados, con manuales norteamericanos, para la obediencia. Tercero, se multiplican las bases militares en América Latina (Ecuador, Perú, El Salvador, Aruba). Tumbaron a Fujimori y a Montesinos porque andaban con negocios de venta de armas clandestinas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero toleran todo tipo de asesinatos, narcotráfico, terrorismo, corrupción... hasta que Montesinos se mete, como Noriega, a hacer su propio negocio de armas. Y ahora con el nuevo y respetable presidente [colombiano] tienen sus agentes militares, sus mercenarios y la aprobación con democráticas ovaciones del ""Plan Colombia"". En Palestina, Clinton estaba dentro del propio gobierno de Israel: el gran estafador de los bancos inversionistas, Marc Rich , un judío belga que tiene invertidos en fundaciones israelíes 200 millones de dólares e hizo servicio con el Mosad (servicios secreto de Israel), que renunció a su ciudadanía norteamericana para vivir en Suiza y comprar la española, consigue su indulto con el apoyo de Barak y la ayuda del rey de España. Clinton ha mantenido una política de apoyo incondicional a Israel en la represión de los palestinos y, más aún, ha apoyado la política de [establecimiento] de bantustanes o pequeños enclaves autogobernados en los Territorios [de Gaza y Cisjordania] por la Autoridad Palestina.
En pocas palabras, podemos decir que Clinton extendió la influencia política y militar de EEUU pero sobre débiles fundamentos de la estructura económica: una expansión de la economía de papel sobre la economía productiva, flujos externos y déficits enormes en las cuentas externas, mercados externos fuertes y una falta de ahorro interno. La capacidad de EEUU para intervenir, para corregir los excesos, queda así muy debilitada y, con ello, la economía real para favorecer la especulativa de Wall Street. Y asociado a ello, se da una sobre-extensión del Imperio, debilitando su capacidad de intervenir en lugares estratégicos -EEEUU interviene en Somalia, Albania, Kosovo, Afganistán, ...- deteriorándose además los lazos con los regímenes conservadores árabes y las relaciones con los mercados de América Latina -admitiendo la presencia de España en algunos de los enclaves más lucrativos.
El desafío de Bush, entonces, es cómo continuar la política neoliberal de Clinton, con los recortes presupuestarios, la política de privatización. En este sentido, Bush propone extender la privatización de la educación a partir de programas de [palabra desconocida], es decir, dar dinero a los padres para que ellos escojan entre la escuela privada o la pública para sus hijos. Bus propone también aumentar el papel de las organizaciones religiosas para subvencionar la miseria y la pobreza, volviendo a la caridad eclesiástica del siglo XVII, concediéndose menos importancia al conjunto de problemas de las minorías. Utilizar el exceso de presupuesto para concentrar el ingreso arriba: tenemos en EEUU las desigualdades más grandes de todos los países industrializados y semiindustrializados. Cuando veáis a los políticos sonrientes con el dedo índice extendido para indicar que son el Number One, sabed que están hablando de el número uno en deficiencias de sistema sanitario en todo el mundo.
El primer cambio de Bush respecto a Clinton será el fortalecimiento de la política imperial de EEUU, seleccionado objetivos estratégicos y actuando unilateralmente, sin tomar en cuenta a sus aliados. Y [responsables de la nueva Administración] ya han indicado cuáles van a ser la características [de este nuevo enfoque exterior]. EEUU va a dar prioridad a América Latina, principalmente a Méjico (que Bush ya visitó calzado con botas de cowboy), Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. EEUU va a dar menos importancia a las regiones marginales, a los matones albaneses del ELK, ya que realmente no les interesa Kosovo, y además [aquéllos] están creando problemas con otros clientes, como Macedonia o al nuevo cipayo de Serbia [el presidente Kosturika] (poco a poco van a desvelar que los albaneses son terroristas y mostrar a los miles de serbios que viven en la extrema pobreza: para EEUU ya pasó la época de los albaneses y es la hora de abrirse a las penas de los serbios). EEUU va a cerrar algunos bases militares y aumentar el presupuesto de guerra tecnológica con misiles intercontinentales unilateralmente. También va a cambiar la relación con Europa: EEUU seguirá ejerciendo el mando a través de la OTAN, pero Washington quiere descentralizar las intervenciones militares, es decir, que los ejércitos europeos lleven a cabo las tareas de intervención bajo las órdenes de la OTAN. Cuentan para ello con Tony Blair y su discurso de que es posible combinar la Alianza con la iniciativa militar europea de despliegue rápido... siempre que la dirección sea estadounidense. EEUU va actuar como poder absolutista, rechazando pactos sobre [el desarrollo del sistema] antimisiles [Guerra de las Galaxias] con Rusia o acuerdos medioambientales (Protocolo de Kyoto) con Europa. En suma, EEUU va a relanzar la Guerra Fría con Rusia, China y Corea del Norte.
Ahora bien, el problema de Bush (y él mismo así lo reconoce) es que estamos entrando en una recesión, cada día, cada semana más profunda. Se agota la burbuja especulativa de Clinton y esto tiene implicaciones sobre la capacidad y el alcance de la política exterior. El paro crece, y frente a las bancarrotas económicas que se multiplican sólo tiene un instrumento: bajar las tasas de interés y los impuestos, siempre con la teoría de que cuanto más concentramos la riqueza arriba, más posibilidades tenemos de estimular la inversión. Pero, ¿cómo van a invertir [las empresas] cuando el mercado cada vez es más pequeño? Y, sobre todo, cuando los instrumentos keynesianos ya no existen y están prohibidos por los parámetros no sólo de la ideología neoliberal sino por los propios intereses económicos que maneja la política económica.
En otras palabras: ¿cuál es la alternativa de Bush? No puede mirar hacia atrás e intentar un Estado intervencionista para estimular la economía. Está realizando una intensificación de la campaña de desregularización de la economía y la primera víctima es el medioambiente, con la insólita extensión de la explotación de petróleo a los lugares, hasta ahora vírgenes, del norte de Alaska (el encuentro con Fox en Méjico tuvo como principal objetivo abrir el sector público petrolero mejicano a la penetración norteamericana).
La política externa se resumirá en la extensión del libre comercio a toda América Latina a fin de consolidar este mercado frente a la competencia europea y principalmente de España y Alemania, que tienen ya demasiado espacio. Esta es una gran prioridad, tanto en el campo manufacturero como en el petróleo.
La segunda prioridad en política exterior es consolidar las relaciones económicas que EEUU tiene en Europa y en los países árabes respecto al comercio de petróleo.
La tercera prioridad es lanzar el "Plan Colombia" en el triángulo estratégico de América Latina de Ecuador, Venezuela y Colombia.[Estos tres países] producen petróleo, y el área es por ello muy importante geopolíticamente como fuente de reserva energética alternativa frente a la inestabilidad de Oriente Medio. El "Plan Colombia" cuenta ya con 500 oficiales ya activos, 200 mercenarios manejando helicópteros ya en combate, que son ex-oficiales de las fuerzas especiales que ahora trabajan para empresas privadas. Y es que de hecho, el "Plan Colombia" supone la privatización de la guerra, lo cual tiene sus ventajas. Para empezar un mercenario extranjero muerto no cuenta igual que los soldados de las tropas oficiales norteamericanas.
En Venezuela EEUU utiliza sectores reaccionarios de la iglesia y el mundo empresarial para estimular la oposición militar contra Chávez. No hay duda de que en la política de Bush está ya decidida una guerra prolongada y oculta destinada a deponer a Chávez. Algunos sectores del gobierno norteamericano querrían hacer un enfrentamiento precipitado y abierto contra Chávez, pero el nuevo subsecretario de Exteriores -antiguo embajador de Venezuela- ha recomendado trabajar de forma paulatina, ganando posiciones, acumulando fuerzas y estimulando distensiones, para derrocarlo "cuando las condiciones políticas sean más favorables", es decir, "cuando podamos movilizar sectores sociales desencantados con la lentitud del régimen venezolano para realizar su programa social". Ecuador ya tiene bases militares norteamericanas, y una gran financiación pendiente, con una economía completamente dolarizada (dicen algunos indiscretos que el presidente [ecuatoriano] tiene un tatuaje con el signo del dólar sobre una nalga, para recordar a su esposa quién es su primer dueño: Washington).
Pero la amenaza de Colombia no es, en primera instancia económica, aunque en el país sí haya petróleo (la petrolera BP tiene importantes explotaciones) y pueda potencialmente producir tanto crudo como Venezuela: el problema es que en Colombia está el más grande desafío al neoliberalismo en toda América Latina y el Tercer Mundo, las FARC. Las FARC representan actualmente a la mitad del país en lucha. Influye en el 50% de los municipios, con 20.000 soldados revolucionarios, pero lo más importante es que estos peces armados nadan en un mar de millones de campesinos descontentos que les apoyan. La prensa burguesa reitera que los pobres campesinos están entre el fuego cruzado de paramilitares y guerrilleros. Esto es falso. ¿Cómo se puede construir de 14 personas en 1964 un ejército de 20.000 personas armadas en 2000? Son los hijos e hijas de los campesinos en un 70% (según me comunicaron las propias FARC). Eso significa un desafío, porque Washington no puede tolerar ningún ejemplo de lucha exitosa prolongada que muestra a toda América Latina que "sí, se puede crecer, se puede ganar, se puede acumular fuerzas, nosotros lo hicimos". Y esto es intolerable. Ni en un país tan pobre como Haití, cuando el reformista Arístide ganó las últimas elecciones con un 90% de votos, EEUU le reconoció como presidente porque, como explícitamente se explicó entonces, aquél no quería privatizar la poca industria pública que le queda al país. Esta obsesión por no permitir ni el más mínimo ejemplo, muestra cuan grande es el problema que se plantea en Colombia, un país de 40 millones de habitantes, con gran extensión y fronterizo con Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela.
El objetivo es, ciertamente, destruir la guerrilla, pero aceptando las negociaciones de paz como táctica. Ahora el presidente Pastrana al abrazar a los líderes guerrilleros gana tiempo mientras prepara batallones que asedian el territorio desmilitarizado para un posterior enfrentamiento de gran magnitud que, tarde o temprano, ha de desencadenar. Pero en ésta guerra las dos partes están casi igualadas. Políticamente las FARC tienen más fuerza que un desprestigiado gobierno que tiene un apoyo del 20% del electorado. En las ciudades todos los afectados por el neoliberalismo organizan numerosas huelgas generales; las marchas siguen a pesar de las masacres, ¡qué valentía frente a los asesinos del gobierno! Incluso el Departamento de Estado dice que el ejército colombiano está implicado hasta el cuello con los paramilitares. El gobierno EEUU tiene una doble moral, por un lado denuncia los ataques paramilitares ante la prensa internacional pero por otra parte los financia y ampara.
En Venezuela EEUU mantiene una lucha para aislar a la FARC, su enemigo estratégico. Quiere primeramente presionar a Chávez para que corte sus relaciones con la guerrilla y cerrar sus fronteras. Pero también quiere debilitar su postura nacionalista. Cuando Chávez viaja a Iraq está abriendo un camino para que todos los demás países petroleros recuperen sus relaciones con Bagdad, en lo que es una gran derrota diplomática de uno de los ejes de la política estadounidense en Oriente Medio -más allá de las limitaciones internas políticas de Chávez-, junto con el hecho de que Venezuela encabece la OPEP e impulse una nueva política petrolera. EEUU está preparando la guerra propagandística: los medios no hablan del presidente elegido de Venezuela, si no del "régimen del ex-golpista"; tratan la pobreza como si fuera una creación de Chávez, y no la herencia de los gobiernos anteriores o la consecuencia del imperialismo: es la política de atrición, es decir, de debilitamiento y desgaste primero para provocar después una crisis de gobierno y forzar el cambio, en vez de la confrontación militar.
En Ecuador hay poderosos movimientos populares que asediaron Quito hace pocas semanas y forzaron al gobierno a retroceder sobre ciertas medidas liberales. Indígenas y campesinos organizados bajaron de la montaña y cortaron las principales carreteras del país, tomando numerosas ciudades del interior. Mientras tanto, el Frente Patriótico -que unifica a la izquierda urbana- convocó a una huelga general conjunta que paralizó el transporte y otros sectores. Temporalmente se llegó al acuerdo de retirar las fuerzas hasta la aplicación de diez demandas básicas. Frente a ello, Washington quiere controlar, a partir de la política económica, de la dolarización de la economía, con el apoyo de sus bases militares en dl país, el movimiento indígena, aislándolo y caracterizándolo como un simple movimiento indigenista para poder debilitarlo y preparar el asalto directo: hay sectores empresariales de Ecuador, muy vinculados a EEUU, que presionaban por una masacre generalizada, para que el gobierno usase las armas contra las marchas. El enfrentamiento se está preparando, por tanto.
Pero lo más importante de toda esta política, lo que más interesa a Bush en este momento -más allá del "Plan Colombia"- es la política del libre comercio, esto es, extender el neoliberalismo en América Latina con el apoyo de todos los gobiernos. El problema es que mientras la recesión económica siga afectando a EEUU, Washington no puede bajar sus barreras: se va a liberalizar el comercio hacia América Latina sin la reciprocidad lógica; las cuotas [arancelarias] se van a bajar pero solo en una dirección, de forma unilateral (es más, probablemente vayan a incrementarse las cuotas sobre el acero brasileño, se vaya a limitar la importación de textiles colombianos, etc... realizándose concesiones menores. EEUU quiere seguir extendiendo la dolarización para crear un bloque efectivo contra su competidor en Latinoamérica, la Unión Europea.
Mientras tanto, EEUU va a profundizar en la extracción de la riqueza para compensar la debilidad interna. Washington insistirá en los pagos de las deudas externas, [lo cual vaticina] más conflictos y más explotación en América Latina, no menos. EEUU va a soltar la correa de los gobiernos socialdemócratas y democristianos de Europa para que ellos mismos organicen sus intervenciones. EEUU pescará otro Solana, otro Kouchner para hacer el trabajo que obedientemente realizan y además de forma muy eficiente; buscará nuevas relaciones que Washington define como multilaterales pero que en el fondo defienden tan solo los intereses norteamericanos. Cuando EEUU quiera que Europa no intervenga en un lugar estratégico, como Iraq, Washington tomará la iniciativa unilateral. Y esto lo reconoce abiertamente [la Administración Bus]. Cuando el secretario [estadounidense] del Tesoro Público O'neil fue a la reunión del G7 dijo que era un acto muy interesante e informativo..., pero que allí no se resolvía nada, lo cual motivo que los representantes europeos se mostraron ofendidos cuando tales declaraciones aparecieron en la prensa.
El tercer área de importancia es Oriente Medio. El vicepresidente Cheney era el alto gerente de Haliburton, una multibillonaria empresa de construcción muy presente en países como Arabia Saudí. Las petroleras tienen una excelente representación en el gobierno de Bush, anticipada desde que éste era gobernador de Tejas. EEUU quiere consolidar unas relaciones que empiezan a aflojar, sacando a flote la política de Clinton [respecto a Iraq], que está hundiéndose. Van a hacer pequeñas concesiones, modificar el embargo, etc. para mantener buenas relaciones con algunos regímenes que son claves desde el punto de vista económico. EEUU quiere favorecer la estabilidad de Jordania, Egipto, Yemen, Líbano, Túnez, Marruecos. E Israel seguirá siendo importante, pero no tan central. No porque condenen los asesinatos que comete Sharon, sino por el miedo de que el extremismo radical de Sharon cree inestabilidad en su relación con los aliados árabes. El proyecto de Israel es la expulsión masiva de los Palestinos de todos los territorios. Con Barak Israel construyó más colonias que con todos los gobiernos anteriores. Sharon trae la aceleración de esa expulsión, usando más fuerza. Los palestinos desplazados irán a los países vecinos, dónde van a seguir siendo una bomba política, lo cual preocupa a EEUU.
Continuarán los ataques contra Iraq, mientras que se intenta seguir presionando a Irán y Libia. [Con ambos países] no va a ver una normalización [de relaciones], pero EEUU permitirá que las grandes empresas norteamericanas intervengan en estos países a partir de intermediarios subsidiarios (de hecho, las petroleras norteamericanas, asociadas al capital europeo, ya están operando en Libia). Washington llevará en este sentido una política doble: criticando formalmente pero a la vez reconociendo que Italia tiene ya empresas en Libia, mientras Francia y Japón están firmando acuerdos con Irán. En este sentido hay que reconocer un retroceso respecto al poder que EEUU tenía en el año 90 o 95, un proceso paulatino de deterioro de su política diplomática de absoluta dominación.
Lo importante del gobierno de Bush será su acción unilateral. Washington no quiere discutir, mucho menos compartir, poder con Europa. Es un gobierno que está preparado para relanzar su Guerra Fría contra Rusia, China y Corea del Norte. Es, en suma, un gobierno muy influido por el complejo militar-industrial.
Finalmente quiero hablar sobre cómo la crisis doméstica va a afectar a la política externa. En primero lugar, el declive de la economía norteamericana va a golpear a todas las economías abiertas y todas las estrategias de exportación. Los países que mayormente han adoptado su modelo de crecimiento a partir de la exportación van a verse muy afectados: Corea del Sur, China, Méjico y los países productores de petróleo. Hasta el momento Europa occidental no va a verse tan gravemente afectada, debido a que una parte importante de su comercio es interno, entre sus propios países. Pero cuando la recesión profundice, la crisis se extenderá inevitablemente. El constipado de EEUU es la neumonía de América Latina: van a bajar los precios y perder mercados. Eso agudizará la crisis y la respuesta a la crisis. Así, frente a De La Rua, en Argentina, se anuncia un cambio de gabinete que imponga el ultralibremercado. Por otro lado las presiones van a favorecer el enfoque nacionalista: si no podemos vender en el mercado externo, protejamos el mercado nacional para sustituir importaciones, porque si no se puede vender, no se puede comprar, y por lo tanto estaremos obligados a consumir producción interna. Debido a esas presiones están creciendo oposiciones varias al neoliberalismo. El peligro está en los gobiernos de centro-izquierda, presentes, por ejemplo, en el Foro de Porto Alegre. Ellos todavía manejan economías social-liberales; hablan de aumentar las inversiones sobre la pobreza, pero no tienen un proyecto alternativo, radical, nacionalista (ni hablar de socialista). Me refiero a los Frentes Amplios -ni hablar ya del Sandinista en Nicaragua, que está pactando con la ultraderecha del presidente Alemán.
La alternativa son los movimientos socio-políticos, como el de Brasil, donde están todos los sectores más radicalizados del país, recuperando el socialismo como proyecto. De no sumarse a unas de estas tendencias, los gobiernos de centro-izquierda se van a caer entre las dos sillas: ni liberales ni de izquierdas. No hay una Tercera Vía, ha fracasado y va virando cada vez más hacia el liberalismo. La profundización de la crisis va a poner todo esto sobre la mesa y va a provocar un giro hacia el nacionalismo, no como mero esquema ideológico sino como necesidad, igual que pasó en los años 30, cuando cayeron las exportaciones y los gobiernos de América Latina forzosamente estaban en esta onda.
Lo que puede pasar es que la crisis doméstica provoque aventuras externas como distracción y también tendencias -que existen ya en ciertos sectores sindicales- contra la globalización desde la derecha proteccionista para fortalecer América. Frente a esta realidad, debemos entender la cadena de las economías: no hay muros que separen la crisis de EEUU de la crisis en Europa o Japón.
Estamos en la primera fase de un tránsito. Estamos acostumbrados a que la izquierda juegue un papel como el del pastor mentiroso, al gritar "¡crisis!" tantas veces que al final nada cambia. Pero ahora hay signos evidentes de la crisis y de sus efectos. Esa es la gran oportunidad para la izquierda que tenga un proyecto. No se puede seguir por la vía de la socialdemocracia. Cuando Jospin fue a la feria de agricultores no pudo bajar del coche hasta que los guardaespaldas contuvieron a los agricultores. Millones de consumidores en Europa se enfrentan a la agricultura y ganadería capitalistas con infecciones, plagas, trangénicos, priones, ... deben ser a quienes busquemos para que nos acompañen en la lucha.
Hay grandes oportunidades y peligros. La Administración Bush está influida por sectores ultrabelicistas que buscan el enfrentamiento con China o Rusia, está totalmente entregada a los sectores de capital extractivo. Pero la radicalización derechista de la política norteamericana bajo Bush multiplicará también a sus enemigos y su oposición a ella y, con ello, jugará a favor nuestro.


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