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El Che Guevara y los movimientos
revolucionarios actuales

Por James Petras

Le Monde Diplomatique
Para discutir la relevancia del pensamiento y de la práctica del Che Guevara hoy, es importante distinguir entre su política revolucionaria por un lado, y su aplicación táctica particular en la forma de "lucha armada" o, incluso, más específicamente, de guerra de guerrillas rural, por el otro.
Esta distinción es importante porque el Che fue ante todo un actor y teórico revolucionario, incluso cuando no estaba involucrado en el combate armado. Además, sirve para analizar los diferentes niveles del pensamiento y de la práctica del Che. Podemos anotar varias dimensiones. Primero: su análisis general de la estructura de clases, del rol del imperalismo, de las alianzas políticas, de las experiencias históricas, de la correlación de fuerzas a nivel nacional, regional e internacional. Segundo: el pensamiento y la práctica revolucionarios del Che combinaban un análisis crítico del imperialismo y del capitalismo con un involucramiento activo y reflexiones sobre la construcción del socialismo. Tercero: el pensamiento y la práctica revolucionarios del Che concebían al socialismo como parte de un orden mundial nuevo, en el que los países imperialistas se movilizaban a escala mundial para destruir cada revolución, lo cual, a su vez, obligaba a los revolucionarios a buscar apoyo y extender la revolución internacionalmente.
Entre la posición táctica del Che sobre la guerra de guerrillas y su análisis general del capitalismo, del imperialismo y del socialismo, estaban sus puntos de vista sobre ética y práctica política, sobre la relación entre organizaciones revolucionarias y pueblos oprimidos, sobre las interrelaciones entre revolución e imperialismo, y sobre la relación entre valores personales y acción revolucionaria.
Yo argumentaría que la relevancia del Che para la política revolucionaria contemporánea se encuentra en su análisis general de la política y en sus reflexiones de nivel medio sobre la acción política y las estructuras económicas, más que en sus ideas tácticas aplicadas a circunstancias coyunturales específicas. Fusionar estos tres niveles de la práctica revolucionaria del Che, o reducir sus pensamientos a discusiones tácticas sobre la lucha guerrillera o armada, es entender completamente mal y desvalorar su relevancia hoy.
Del análisis general y de las reflexiones de nivel medio del Che, uno puede derivar una variedad de estrategias y tácticas políticas y sociales, y una variedad de formas de acción organizacionales que pudieran o pudieran no incluir la "lucha armada" y la guerra de guerrillas. Ya que éstas últimas son cuestiones tácticas derivadas de determinaciones contextuales específicas y de circunstancias coyunturales, su utilidad y relevancia son históricamente limitadas. Por lo tanto, la línea de decisión más fructífera es enfocar sobre el conocimiento y la visión revolucionarios del Che respecto del capitalismo y, particularmente, del imperialismo, y sus reflexiones de alcance medio acerca de la relación entre subjetividad y condiciones objetivas.
La dialéctica del imperialismo y de la revolución: el Che contra los globalizadores
Para el Che, la expansión del capitalismo a escala mundial y su penetración, cada vez más profunda, de mercados, producción, distribución, banca y servicios, eran esencialmente un fenómeno social y político. Los movimientos económicos del capitalismo estaban sustentados en la acción político-militar, como premisa que creaba las "apropiadas" relaciones sociales estables de explotación entre el capital y el trabajo. Dentro de este marco social y político, inducido imperialmente, acontecían los movimientos de capital, se expandían las multinacionales, inversionistas extranjeros compraban empresas públicas privatizadas, eran implementados programas de austeridad del Fondo Monetario Internacional(FMI). La descripción del Che de la expansión del capitalismo como esencialmente una relación de poder político, se encuentra en contraste agudo con los teóricos contemporáneos que parlotean acerca de la "globalización". Éstos describen la expansión del capitalismo como un proceso universal, impersonal, que es irreversible porque es el producto de estructuras económicas.
La lectura del Che de la expansión capitalista como una relación social y política contrasta con los teóricos globalistas contemporáneos, que hablan en términos de procesos objetivos. Estas concepciones diferentes tienen ramificaciones políticas enormes. Debido a que el Che reconoce que el poder político es la fuente de la expansión del capital mundial, utiliza un concepto analítico incisivo--el imperialismo--. Los teóricos globalistas no tienen ejes centrales donde ubicar su amorfa categoría, en gran parte descriptiva, de la "globalización".
Segundo, el Che define el imperialismo como una relación social y política entre clases y Estados; por lo tanto sujeta a la transformación. Los globalistas describen la globalización como una estructura objetiva que se propaga mediante su lógica interna y que, por ende, elimina cualquier acción política o social transformativa.
Tercero, el Che conceptualiza el imperialismo como un fenómeno histórico contradictorio, cuya expansión crea conflictos nacionales/de clase que conducen a su declive. En contraste, los globalistas tienen una concepción linear de la expansión capitalista, que resulta en su consolidación en un nuevo orden mundial. En su forma extrema(y reaccionaria), los globalistas conciben al capitalismo deviniéndo en un "sistema capitalista mundial" auto perpetuante, en el que los únicos cambios ocurren entre diferentes localidades dentro del sistema.
Para el Che, una vez que las relaciones socioeconómicas de explotación estan en su lugar, la subjetividad es determinante del orden social y del sistema económico. En el pensamiento globalista, las estructuras económicas continúan dominando a la subjetividad, dejando solamente pequeños espacios para la acción social. Mientras que para el Che los grandes interrogantes, el poder del Estado, la dominación imperialista y las relaciones de clase permanecen en el centro de la disputa política, entre globalistas contemporáneos, los grandes interrogantes han sido resueltos. Para los globalistas, la única política posible es negociar los términos de la capitulación ante el imperialismo; èllos se concentran en debates culturales concernientes a identidades formales y al espacio social ocupado por varios grupos de identidad que funcionan en los intersticios del "sistema". En una palabra, mientras que el Che desafía al imperialismo mundial a partir del nivel micro de las aldeas de Africa y de Bolivia, la perspectiva globalista está casada con el micro mundo de los posmodernistas en los intersticios de un hiperdeterminado sistema capitalista mundial.
La perspectiva política del Che evoca una imagen prometeica de seres humanos luchando por cambiar su mundo. Los globalistas contemporáneos evocan el pesimismo de Schopenhauer con respecto a las perspectivas de transformar el capitalismo, o una euforia mánica posmoderna que enumera la proliferación de identidades distintas, todas firmemente situadas en el firmamento capitalista. El conflicto político y teórico fundamental hoy se da precisamente entre la perspectiva prometeica del Che y el pesimismo schopenhaueriano y/o su eufórica contraparte panglossiana, que piensa que nosotros ya "vivimos en el mejor de los mundos posibles".
Aproximarse hoy a la acción política revolucionaria requiere que uno escoja la perspectiva guevariana. El punto de partida para el análisis teórico y para la acción práctica reside en examinar las relaciones de clase y políticas que apuntalan la expansión del capitalismo. El proceso de transformación de la estructura del capitalismo o del imperialismo mundial comienza con las relaciones sociales que la sostienen a cada nivel; desde las unidades más básicas (el lugar de trabajo, la economía local), pasando por los sectores productivos y el Estado nacional, hasta las instituciones financieras internacionales y los Estados imperialistas.
El Che: subjetividad, "condiciones objetivas" y revolución
Siguiendo esta línea de investigación y práctica, pasamos a la segunda contribución mayor del Che a la política revolucionaria contemporánea: la centralidad de la acción humana: consciencia, organización disciplinada y claridad ideológica.
En sus tiempos, el gran enemigo del Che eran los ideólogos y epígonos de los partidos socialdemócratas y pro soviéticos quienes aconsejaban pasividad ante el "desarrollo de las fuerzas productivas". Ellos argumentaban que los "partidos revolucionarios" deberían promover la "maduración del capitalismo", así posponiendo la acción revolucionaria para una "etapa posterior", ya que la clase trabajadora todavía estaba en proceso de "ser formada". A estas perspectivas reaccionarias, o en el mejor de los casos, "reformistas", el Che planteó varias objeciones y una perspectiva alterna.
En primer lugar, argumentó que mientras el capitalismo podría "avanzar", lo haría explotando a más trabajadores y socavando las mismas condiciones de existencia de éstos. El Che argumentó que el capitalismo, en curso de "desarrollar las fuerzas productivas", estaba profundizando las desigualdades y minando la capacidad de las clases y de las naciones para actuar por sí mismas. Segundo: el Che no veía ninguna razón a priori por la cual trabajadores y campesinos deberían esperar o posponer sus actividades revolucionarias sociales para una "etapa posterior", si ya estaban en su lugar las mismas condiciones de explotación y de miseria, y las experiencias colectivas que hacían posible una revolución. El interrogante para el Che no era un asunto cuantitativo de cuántas máquinas y obreros estaban en su lugar, sino un asunto cualitativo. ¿Polarizaba el imperialismo las clases dentro de las unidades básicas de producción? ¿Caracterizaban las relaciones clasistas de explotación a la formación social? Si así fuere, entonces la revolución no solamente era posible sino necesaria.
Hoy está presente la misma dualidad de perspectiva que en tiempos del Che; únicamente han cambiado los nombres y el lenguaje.
Los ideólogos de hoy de centro izquierda argumentan que en esta etapa del capitalismo global, la opción es entre variedades muy diferentes de capitaismo: neoliberalismo(variedad retrógrada) o capitalismo asistencialista(variedad progresista). Junto con su acomodamiento al capitalismo, argumentan que las tareas actuales de la izquierda giran alrededor de "modernizar" la economía, "reformar" el Estado y "descentralizar" el gobierno. Detrás de estas formulaciones generales se encuentra la noción de que la revolución social es imposible, (debido a la globalización, un mantra evocado en la ausencia de poder cerebral), o de que queda pendiente para el futuro distante. Mientras tanto, los revisionistas actuales argumentan que la tarea es colaborar("concertación") con la burguesía "moderna" y con el imperialismo, para construir una economía competitiva, capaz de participar en la economía global y para promover el bienestar del "pueblo".
Al igual que en los tiempos del Che, quienes comparten su pensamiento hoy rechazan esta tesis y proponen otra basada en las contradicciones que emergen del capitalismo realmente existente.
Primero, señalan el hecho de que la burguesía más dinámica y más avanzada (aquellos quienes más activamente invierten, exportan y producen) es precisamente la más explotadora en términos de relaciones capital/trabajo.
Segundo, el "desarrollo de las fuerzas productivas", como ocurre hoy bajo condiciones de dominación total del Estado, está desintegrando y desplazando masas de obreros y campesinos, (a través de la tecnología, de la especulación, de las adquisiciones de industrias locales, de las importaciones baratas, etc.), no ampliando y creando una nueva clase trabajadora cohesiva.
Tercero, la "reforma del Estado" que favorecen los revisionistas significa en la práctica el despido masivo de empleados públicos de los servicios sociales, y la creciente influencia de pequeños núcleos de tecnócratas entrenados en el extranjero(y organizaciones no gobernamentales, ONGs), quienes son sirvientes a sueldo o socios del imperialismo, y colaboran con la clase dominante y su Estado.
Cuarto, la "descentralización" traslada la responsabilidad por los servicios sociales a los gobiernos locales sin los recursos correspondientes, mientras que los ingresos del erario se concentran en un ejecutivo centralizado que financia a la élite económica.
A partir de su crítica de los revisionistas contemporáneos, los seguidores actuales del Che establecen un conjunto diferente de premisas para la ación política.
Para empezar, argumentan que la política electoral de hoy no es la arena para llevar a cabo el cambio social; solamente ha sido efectiva la acción directa que involucra la movilización masiva. Para respaldar esta proposición citan quince años de práctica política.
Segundo, argumentan que la pobreza que se profundiza y la creciente desigualdad entre trabajadores y campesinos explotados y desplazados requiere de la solidadridad de clase, no de pactos sociales("concertación") con los explotadores. De nuevo, esto está basado en experiencias históricas recientes y en observaciones empíricas.
Tercero, señalan el conflicto de clases dentro de la sociedad civil, (entre terratenientes y trabajadores rurales, ejecutivos corporativos y trabajadores asalariados, etc.), así como la centralidad del Estado en promover la agenda neoliberal. Rechazan las ideas de una "sociedad civil" virtuosa y homogénea, y de un Estado populista malvado.
Cuarto, los revolucionarios de hoy argumentan que la acción política necesita ser estructurada, organizada y orientada por una educación política. Se oponen tanto a la espontaneidad como a los pactos electorales cupulares o de élite.
La lucha entre los revisionistas y los revolucionarios de hoy refleja los debates de antes entre el Che y sus antagonistas. ¿Quiénes son actualmente los "seguidores" del la práctica revolucionaria del Che? Como mencioné anteriormente, la cuestión no se resuelve decisivamente contando el número de armas (la ecuación militar), sino entendiendo las políticas y las prácticas que guían a las nuevas organizaciones sociales revolucionarias.
Podemos empezar con el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra(MST) en Brazil, la Federación Nacional Campesina en Paraguay, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional(EZLN) en México, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia(FARC), el Sindicato Campesino y sectores de las uniones mineras en Bolivia, la federación india y campesina en Ecuador, el CUC en Guatemala, el ADC en El Salvador, la Fuerza Revolucionaria en la República Dominicana.
Lo que distingue a estos grupos revolucionarios de los revisionistas no es la cuestión de las armas, sino el contenido y el estilo de la política. Lo que asocia a estos grupos con Guevara es la perspectiva política común, el diagnóstico político común y el punto de partida común para la acción política: las relaciones sociales de producción, el asumir que la subjetividad es el motor clave de la historia, la idea de que la subjetividad necesita ser expresada en formas disciplinadas y organizadas, y que la pieza central de la política es la liberación de los campesinos y de los trabajadores por su propia acción directa, y no por las élites electorales divorciadas de las luchas cotidianas de ellos. Esto no quiere decir que estas fuerzas revolucionarias no participen en la política electoral o que no busquen apoyo en partidos electorales próximos a sus posiciones políticas. Sí significa que la política electoral y que las alianzas multi clasistas estan subordinadas a políticas de acción directa y a su agenda programática.
Uno pudiera argumentar que este análisis "diluye" la "esencia" revolucionaria del pensamiento del Che, al incluir a grupos diversos, con estrategias diferentes, involucrados en formaciones no militares.
Ante esa crítica hay que recalcar que la premisa fundamental de este trabajo es que el pensamiento y la práctica del Che son polifacéticos, complejos e incluso , en algunos casos, determinados contextualmente. El Che estaba agudamente consciente de la variación histórica y de las realidades objetivas, al mismo tiempo que en casos particulares cometió errores tácticos. Esta línea de argumentación, lejos de diluír el pensamiento y la práctica del Che, expande e incorpora su pensamiento politíco más amplio; rechaza el enfoque reduccionista militarista a favor de un entendimiento teórico más amplio, uno que explica la razón por la cual la mayoría de los movimientos político-sociales enumerados arriba se ven a sí mismos como herederos de la teoría y la práctica del Che.
Internacionalismo: el Che y los movimientos actuales
Mientras que el Che comenzó desde la perspectiva internacionalista de la Revolución Cubana y se desplazó hacia un área de acción nacional específica, e incluso local, los movimientos revolucionarios actuales parten de una base sólida a nivel regional o local y se trasladan hacia lo nacional o internacional. Mientras que el pensamiento internacional del Che configuró su práctica local, los movimientos político-sociales de hoy actúan localmente y piensan internacionalmente. El resultado es que mientras que el Che tenía una comprensión brillante de la naturaleza de las políticas imperialistas, una perspicacia profunda de los efectos multiplicadores de las revoluciones y de las vulnerabilidades estructurales de sus adversarios, era tácticamente débil y menos que lúcido en cuanto a las localidades específicas donde él originaba la acción.
En contraste, los movimientos revolucionarios actuales tienen una facultad fundamental para captar las condiciones locales, incluyendo un entendimiento profundo de estructuras de poder nacional y regional, de los reclamos particulares y de las capacidades organizativas de las clases explotadas. Pero estan aún en las etapas iniciales de la formulación de una estrategia internacionalista.
Una síntesis de las fortalezas prácticas y teóricas del análisis internacional del Che Guevara y de las practicas locales de los movimientos revolucionarios actuales proporcionaría capacidades organizacionales y tácticas y estratégicas en las tareas de crear condiciones para una transformación socialista del capitalismo.
Ética y política
Etica y política es otra área en la cual el análisis del Che Guevara es relevante e influyente para la política revolucionaria actual. Esto asume varias formas; en primera instancia, el método de combatir la distancia(jerarquía) entre seguidores y líderes. En segundo lugar,la idea de combatir la estructura burocrática y las distinciones privilegiadas entre líderes y seguidores. Tercero, la práctica de involucrarse en el trabajo y la vida cotidianos de la gente mientras ejercen autoridad en posiciones de liderazgo. Cuarto, comprometerse con medios que son compatibles con los fines. Quinto, enseñar dando el ejemplo, no por decreto o mandato.
Las prácticas éticas no son concepciones idealistas divorciadas de la existencia material. El materialismo histórico incluye las normas de acción, así como la práctica misma. Un enfoque materialista histórico que entienda la relevancia política y las continuidades de la influencia del Che Guevara sobre las políticas revolucionarias actuales requiere que examinemos su concepto de "la ética" de la política.
La vida privada del Che fue austera: su influencia política no resultó en la acumulación de riqueza y privilegios. No había ninguna "piñata" sandinista en su vida posrrevolucionaria. La revolución tenía que ver con avances sociales de clase como un todo, no con el engrandecimiento individual. Cuanto menor la distancia material entre líderes y seguidores, tanto más probable que compartan los mismos problemas, tanto más probable que los líderes respondan a las mismas necesidades y problemas de la generalidad de la población. Cuanto menor la distancia material, tanto mayor la posibilidad de perspectivas compartidas y tanto menores los obstáculos a la comunicación y al acceso directos, y también menor la probabilidad de que el movimiento atraiga a oportunistas interesados en utlilizar la política como trampolín para una carrera lucrativa.
Hoy, la práctica del Che de condiciones materiales compartidas es ejercida por todos los nuevos movimientos revolucionarios mayores. Los líderes del MST en Brasil, de los cocaleros en Bolivia, de la federación campesina en Paraguay, viven en viviendas, comen y se visten a niveles bastante similares a los de la mayoría de quienes les apoyan. Las gratificaciones del liderazgo no se encuentran en recompensas materiales o en privilegios, sino en crear y mejorar las posibilidades de la propia vida en un grado igual al de los militantes del movimiento. Buen liderazgo es recompensado con respeto, reconocimiento y autoridad entre las bases.
El Che luchó constantemente contra estructuras y métodos "burocráticos", pugnando por una organización eficiente y efectiva, trayendo a los cuadros a trabajar en las faenas físicas prácticas, y creando y educando a la gente común en las tareas a ser resueltas. La lucha antiburocrática no era espontánea. Exigía disciplina y estructuras que permitían el esfuerzo adicional e iniciativas individuales.
Los movimientos revolucionarios exitosos de hoy estan altamente organizados y, sin embargo, permiten iniciativas locales y regionales en la realización de metas e intereses comunes. El MST, por ejemplo, es un movimiento organizado, disciplinado, con un liderazgo nacional cuyo propósito es realizar una reforma agraria profunda. Mientras que el liderazgo nacional proporciona la dirección general, las organizaciones regionales organizan las ocupaciones de tierra, la resistencia y la producción. Y las cooperativas locales deciden su organización interna y sus políticas.
El Che era un partidario convencido del trabajo productivo; de combinar tareas mentales y físicas como un elemento clave para entender los problemas y preocupaciones cotidianos de la gente. Vio el trabajo voluntario como un ingrediente importante en desmantelar perspectivas de casta entre profesionales e intelectuales; para enseñarles cómo era generada la plusvalía para proveer la actividad cultural. Más básicamente, el Che veía esta práctica como clave para crear vínculos entre trabajadores mentales y manuales, para evitar el surgimiento de una Nueva Clase basada en la superioridad de los intelectuales.
Hoy, los nuevos movimientos revolucionarios estan involucrados en una lucha similar: en reclutar intelectuales que sirvan al movimiento y no que se conviertan en vanguardias autoproclamadas. Una de las áreas de mayor conflicto a este respecto es la lucha entre los profesionales de las ONGs y los líderes populares de los movimientos sociales revolucionarios. En muchos casos, los profesionales de las ONGs fragmentan los movimientos, los ponen bajo tutela, o los arrean a proyectos apolíticos, así socavando su programa político revolucionario. Los movimientos revolucionarios insisten en fijar la agenda, en definir sus necesidades y en invitar a los intelectuales a fomentar la lucha en los términos fijados por los líderes populares. Algunos intelectuales aceptan, muchos se retiran.
Moralidad personal y política estan entrelazadas en la práctica del Che. En la Sierra Maestra prohibió a sus camaradas emplear la tortura para obtener información de un espía que trabajaba para la policía secreta. Argumentó que el uso de la tortura derrotaría el propósito de la revolución, que consistía en abolir el trato inhumano. Es más, el Che argumentó que la práctica de la tortura corrompería a los revolucionarios que la practicaran. Igualmente, el Che liberó frecuentemente a soldados comunes durante la guerra revolucionaria, reconociendo que ellos también eran víctimas del sistema. Sólo torturadores y aquellos oficiales perpetradores de crímenes de sangre eran ejecutados sumariamente.
La idea del Che era que las organizaciones revolucionarias deberían involucrarse en actividades y crear relaciones que preconfiguraran la sociedad nueva. De ahí que su creencia en "El Hombre Nuevo" estaba basada en la idea de que lo que hoy se hace, y cómo se hace, conforman lo que emergerá en el futuro. No compartía la creencia soviética de que fijar precios o estímulos comerciales para motivar a la gente crearía una sociedad comunista. Al contrario, percibió correctamente que detrás de la fachada de la propiedad del Estado, los soviéticos estaban creando una mentalidad capitalista. Así, el Che anticipó con gran previsión el colapso del comunismo soviético y el surgimiento repentino de la ideología capitalista. Como argumentaban él y Fidel Castro, "no se puede erigir el comunismo con signos de dólares en los ojos de la gente". Esto no quiere decir que mejoras materiales no fueran esenciales en la visión del Che. Pero lo que argumentaba era que la manera de consecución, (lucha colectiva para mejoras colectivas basadas en un esfuerzo igual), era tan importante como el resultado: las mejoras materiales.
Muchos de los movimientos revolucionarios contemporáneos en América Latina reportan las mismas ideas hoy. Los movimientos luchan por combinar medios éticos para lograr fines justos. No coaccionan a sus miembros a que persigan una sola forma de organización social después de que tierra ha sido expropiada. Educan y entonces dejan que las familias escojan. Consultan a sus miembros en asambleas organizadas; no hay ningún caudillo iluminado quien actúa por la gente. Por supuesto, esto es la norma que no siempre es practicada. En cualquier movimiento de masas hay individuos quienes, a veces, se involucran en actividades egoístas y buscan ganar pequeñas ventajas a expensas de otros. Hay líderes a quienes la crítica les disgusta. El punto, sin embargo, es que éstas son desviaciones de las normas reconocibles, no la regla que guía la conducta, como sucede en los códigos capitalista o stalinista.
Enseñar por medio del ejemplo era el principio rector del Che. En su rol activo en la lucha guerrillera sufrió las mismas privaciones y dificultades, tomó los mismos riesgos y no pidió ningún favor especial, a pesar de su serio impedimento físico(asma). De hecho, se sobre comprometió; trabajó horas más largas, durmió menos, y era muy crítico de sus errores y traspies. Su estilo pedagógico era que el aprendizaje estaba basado en observar lo que uno hacía, no sólo lo que uno decía. Demasiado frecuentemente las masas perdían confianza en las ideas por causa del doble discurso; las divergencias entre lo que prometía o decía un líder, y la manera en que vivía o practicaba realmente la política. El Che creía que la confianza era esencial en la edificación de un movimiento popular, y en crear una organización basada en una conducta apegada a principios. Por este motivo creía que los líderes deberían enseñar dando el ejemplo.
Los líderes revolucionarios de hoy aplican las enseñanzas del Che: en las conferencias comen los mismos alimentos, duermen sobre el mismo tipo de litera o hamaca, viaja en la misma clase de autobús, se involucran en el mismo tipo de práctica y de trabajo. Cuando hablan a favor de la ocupación de tierras, estan en la primera línea de acción, no en el cuartel general en la ciudad capital emitiendo boletines de prensa y dando entrevistas a la televisión.
El éxito de los nuevos movimientos revolucionarios es en parte el resultado de la práctica de la ética y de la política articuladas por el Che. La admiración popuñar y la emulación está fundamentada en la creencia compartida de que las bases materiales de la sociedad nueva son construídas a partir de los valores del igualitarismo, de la responsabilidad personal y del respeto mutuo.
El Che y las tácticas de la lucha armada
Probablemente el área en el cual la contribución del Che sea de la menor relevancia hoy es en el ámbito de la táctica militar. Su éxito guerrillero en Cuba estaba basado en gran medida en la pre existente organización de masas en las ciudades, en la politización histórica del campesinado de ciertas regiones y en el genio estratégico de Fidel Castro. La experiencia del Che en el Congo y en Bolivia eran en buena parte esfuerzos infructuosos por cristalizar una lucha por el poder.
Esto no quiere decir que la lucha armada no haya sido una estrategia exitosa (Vietnam, Nicaragua, Cuba, China, Mozambique, etcétera); ni tampoco que no existan importantes movimientos populares armados hoy (FARC en Colombia, EZLN en México, la AFLD de Kabila en Zaire, etcétera.). Más bien, en este terreno uno tiene que tener cuidado de no deletrear qué es lo relevante en los escritos y en la práctica del Che, y qué queda como históricamente anecdótico.
Primero, el Che describió detalladamente las condiciones bajo las cuales la lucha armada era necesaria: la dictadura (Cuba de Batista, Bolivia de Barrientos), invasiones imperialistas (Vietnam, Guatemala), dictadores coloniales/neocoloniales (Congo, Zaire). Algunas de estas condiciones estan presentes hoy día en algunos países de América Latina (Perú, Colombia, México). En América Latina, por ejemplo, Colombia, a pesar de su fachada electoral, es un Estado terrorista, en el cual los escuadrones de la muerte y los militares gobiernan vastas regiones del país. El Partido Revolucionario Institucional(PRI) de México es una dictadura de partido-Estado, que asesina a rivales y roba elecciones. Perú está gobernado por una dictadura cívico-militar. Segundo, el Che reconoció los límites de la democracia capitalista y cuestionó la voluntad de la burguesía para aceptar desenlaces electorales que fueran en contra de sus intereses fundamentales de propiedad; o en el caso del imperialismo, de que acepte democracias que fueran contra sus sus inversiones, cobranza de deuda y oportunidades de mercado. En esas condiciones, la posición del Che anticipó el derrocamiento estadunidense-militar del régimen de Allende, electo democráticamente.
Estas observaciones del Che fueron la base para su perspectiva de la lucha armada, y hoy continúan estando abiertas al debate y a la discusión.
Lo que es menos relevante es su concepción de la relación entre la lucha armada y movimientos populares de masas. Incluso en Cuba, el Che malentendió y subestimó la importancia crucial de la lucha urbana y de sus redes de apoyo; un punto del que finalmente se percató, en su fracasado esfuerzo en Bolivia cuando éstas no funcionaron.
La selección de áreas de lucha, hechas por el Che, y su análisis de las relaciones específicas de fuerza en los sitios de acción, en el Congo, Bolivia, Argentina y Perú, estaban bastante fuera del blanco. Su dependencia de fuentes de información de segunda mano y sus valoraciones generales fueron una metodología inadecuada. Su sentido de subjetividad de la población local y de la distribución física de sus partidarios fue incorrecta. En pocas palabras, intentó formalizar un modelo de guerra de guerrillas, (basado en supuestos erróneos en Cuba), y extrapolarlo a otro conjunto de países. El método fue equivocado y las consecuencias fatales.
En este sentido, los movimientos revolucionarios actuales tienen una tremenda ventaja táctica y gran experiencia para complementar y trascender la enseñanza revolucionaria del Che. Dicho de otra manera, puede y debe haber un diálogo crítico y creativo entre el pensamiento vivo del Che Guevara, su brillante análisis general, sus reflexiones críticas sobre teoría y práctica, y los nuevos movimientos revolucionarios en América Latina, sus prácticas perspicaces y sus creativas perspectivas estratégicas.


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