Presidente Morales: Peculiar Comienzo en Bolivia
James Petras
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Las federaciones más importantes de sindicatos, los grandes movimientos
sociales vecinales (en la combativa ciudad de El Alto) y los movimientos rurales
de los sin tierra expresaron su consternación y rechazo ante algunos de los
ministros nombrados por el Presidente Morales para que integren su gabinete, así
como por las prioridades políticas inicialmente formuladas, que van en contra de
las promesas hechas durante la campaña electoral del candidato Morales.
Nombramientos en el Gabinete: Neoliberalismo Multicultural
Uno de los peores pronósticos de la mayoría de las políticas gubernamentales
aparece conformado por la retórica que se despliega durante las campañas. Este
es especialmente el caso de los candidatos presidenciales que se van deslizando
desde una posición de izquierdas hacia el centro. Se obtiene un indicador mucho
más fiable de las políticas concretas que un régimen recién inaugurado puede
desarrollar tras analizar a quién se ha nombrado ministro de gabinete para los
ministerios más importantes.
El Presidente Morales nombró a 16 ministros de gabinete, de los cuales siete han
sido ya cuestionados por los movimientos de masas que llevaron a Morales a la
Presidencia. Mientras que comentaristas y propagandistas extranjeros alabaron la
presencia de varios "indios" y cuatro mujeres en el gabinete, los movimientos
populares en Bolivia están consternados por las pasadas trayectorias políticas
de casi la mitad de los nuevos ministros. Salvador Ric Riera, un empresario
conservador de Santa Cruz y acreditado multimillonario, acusado por los
dirigentes del sindicato local de blanqueo de dinero y otras actividades
sospechosas, fue designado para el Ministerio de Obras y Servicios Públicos. En
todos los regímenes anteriores, Obras Públicas fue uno de los ministerios más
tristemente célebres por su corrupción, especialmente a la hora de asignar
contratos para la construcción de autopistas del Estado. Teniendo en cuenta la
importancia que Morales ha dado a la lucha contra la corrupción, la mayoría de
los activistas se sintieron espantados por el nombramiento de Riera, quien
apareció como donante financiero de última hora en la campaña de Morales. Su
nombramiento es considerado como una concesión al sector de la oligarquía de
Santa Cruz.
El Ministerio clave de Minas ha sido entregado a Walter Villarroel, que desertó
de la derechista UCS para subirse al carro de Morales. Su nombramiento fue
denunciado por el dirigente minero Cesar Lugo por las anteriores contribuciones
de Villarroel en el gobierno, ya que durante el mismo ayudó a desmantelar la
Corporación Minera Boliviana (COMOBOL) y a privatizar una de las mayores minas
de hierro del mundo. También ha sido atacado por apoyar al anterior Presidente
neo-liberal Carlos Mesa, quien antepuso las cooperativas privadas al
fortalecimiento de las empresas estatales bajo control de los trabajadores.
El estratégico Ministerio de Defensa fue asignado a Walter San Miguel Rodríguez,
abogado y anterior director de las Aerolíneas Bolivianas Lloyd (LBA), acusado de
encubrir la privatización ilegal de las anteriores aerolíneas estatales.
Actualmente, la Asociación de Pilotos ha pedido al Estado que intervenga en la
firma para investigar delitos e irregularidades. El Ministro de Defensa es desde
hace tiempo miembro del derechista MNR y un antiguo partidario del ex Presidente
Sánchez de Losada, el Presidente que masacró a decenas de manifestantes en 2003
antes de volar al exilio en EEUU. ¡Menuda selección adecuada e "incorruptible"
para liderar a los militares!
La Confederación de Profesores ha rechazado el nombramiento efectuado por
Morales de Felix Patzi Paco como Ministro de Educación porque no tiene
experiencia en la profesión, no tiene conocimientos en ese campo y es claramente
incompetente para afrontar la crisis actual que sufre la educación.
La Confederación del Trabajo (COB) ha criticado duramente el nombramiento de
Luis Alberto Arce para encabezar el Ministerio de Hacienda. Arce estuvo
conectado durante mucho tiempo con las instituciones financieras internacionales
(FMI, Banco Mundial y Banco de Desarrollo Inter-Americano) y fue siempre
partidario de sus regresivos programas de ajuste estructural. El Ministerio de
Hacienda es el responsable del establecimiento de los parámetros para el resto
de los ministerios, incluidas las inversiones, los gastos e ingresos sociales.
El Ministerio de Asuntos Exteriores será dirigido por un antiguo concejal del
ayuntamiento de El Alto, David Choquehuanca. Fue un estrecho colaborador del
corrupto ex Presidente neo-liberal Jaime Paz Zamora. Tiene capacidad para
defender sus políticas de libre mercado tanto en español como en aymara.
La designación hecha por Evo Morales de Abel Mamani para el Ministerio de Agua
fue muy protestada por los dirigentes de la Federación de Consejos Vecinales (FEJUVE)
de El Alto, la organización principal que encendió la mecha de las
insurrecciones que derribaron a los dos anteriores presidentes neoliberales y
que dieron a Morales una rotunda mayoría del 70% en El Alto. Morales y Mamani
actuaron sin consultar con las asambleas populares de FEJUVE, a pesar de la
importancia del tema del agua en El Alto. Además, Mamani, antiguo dirigente de
FEJUVE, fue criticado por malversación de fondos y por su fracaso a la hora de
conseguir satisfacer la demanda general de nacionalización de los derechos de
distribución de agua en El Alto, que siguen siendo de propiedad extranjera. Los
grupos vecinales se sintieron menos impresionados por la facilidad de Mamani
para hablar en quechua que por su falta de militancia y por su oportunismo
político.
Los movimientos sociales alabaron los nombramientos de Morales para
Hidrocarburos (André Soliz Rada) que prometió promover la nacionalización del
gas y del petróleo, Justicia (Casimira Rodríguez Romero, una dirigente de la
Unión de Trabajadoras Domésticas), Trabajo (Alex Galve Mamani, un antiguo líder
de la Confederación de Trabajadores de la Industria). En cuanto al resto de
Ministros, no hay, por el momento, ni oposición seria ni alabanzas. Sin embargo,
en el nombramiento de Soliz Rada para Hidrocarburos debe tenerse en cuenta que
era un antiguo dirigente del partido de centro-derecha CONDEPA, que cohabitó con
antiguos presidentes neo-liberales, incluso cuando polemizó contra la ilegal
liquidación de los recursos estatales petrolíferos. El Ministro de Asuntos
Agrarios y Campesinos es un intelectual de Santa Cruz, sin vínculos con los
movimientos campesinos importantes de los Andes o Cochabamba.
Los puestos económicos clave han ido a parar a manos de tecnócratas y liberales
mientras que los "ministerios sociales" han recaído en izquierdistas. Aunque
esta situación da la impresión de diversidad en la representación, de hecho es
el ministerio económico (Hacienda), el que establecerá los parámetros económicos
para conceder los presupuestos que influirán profundamente en cualquier cambio
social.
La Agenda Post-Electoral
En su discurso inaugural en el Congreso, Evo Morales fue categórico en su
defensa de los grandes propietarios de plantaciones y en su oposición a
cualquier redistribución de tierras fértiles y productivas. "Quiero contarles,
distinguidos Congresistas, mi posición en cuanto a la política sobre la tierra.
Quiero decirles que la tierra productiva, tanto si es productiva o ha sido
prestada para usos sociales económicos, será respetada en los tamaños de 1.000,
2.000, 3.000 o 5.000 hectáreas. Pero aquellas tierras que estén siendo
utilizadas para propósitos especulativos revertirán al Estado para
redistribuirlas entre los campesinos sin tierra" (22 de enero de 2006). Morales
también condenó la esclavitud en las regiones orientales de Bolivia.
La exclusión de todas las grandes propiedades de la tierra, plantaciones y
latifundios hecha por Morales satisface las promesas pre-electorales hechas a
los ricos oligarcas y empresarios del agro de Santa Cruz, pero implica una
negación de sus promesas de reforma agraria a los movimientos campesinos y a los
sin tierra. Como ya ocurrió en el pasado, los asentamientos promovidos por el
gobierno en remotas tierras públicas de suelo precario, que se sitúan lejos de
instalaciones de mercados, transportes y de facilidades para la obtención de
créditos, están destinados al fracaso.
En su discurso al Congreso, Morales destacó la "austeridad" de los salarios
gubernamentales para los legisladores y para él mismo. Sin embargo, esa
moralidad personal fue aprovechada para llevar también la austeridad a los
presupuestos estatales – una posición claramente articulada por su reciente
nombramiento de Luis Arce como Ministro de Hacienda. Tan pronto como Arce tomó
posesión de su cargo, convocó una reunión con los directores del Banco Central,
la Oficina de Impuestos e Ingresos, los Ministerios de Desarrollo y
Planificación y otros para anunciar que Bolivia seguiría cuatro "ejes" en
política: mantener la estabilidad macro-económica, generar una nueva conciencia
para pagar impuestos, animar a los consumidores a comprar productos hechos en
Bolivia y fomentar el uso de la divisa boliviana en lugar del dólar.
La defensa de Arce del pacto de estabilidad macro-económica respaldada por el
FMI es una garantía de que los programas sociales patrocinados por el gobierno
se verán severamente limitados y de que no se emprenderán cambios estructurales
ni menores ni mayores (expropiaciones de tierra, industrias, bancos y minas).
Las cuatro prioridades de Arce excluyen cualquier programa redistributivo y
favorecerán la adopción de medidas intrascendentes que, en términos absolutos,
tendrán un impacto cero a la hora de reducir las desigualdades o la pobreza y,
como mucho, sólo lograrán aumentar un mínimo los servicios sociales.
Ya se había intentado anteriormente animar a los consumidores para que
"compraran productos bolivianos" y se había fracasado porque el contrabando
proporciona un sustento decente en ausencia de programas de trabajo a gran
escala financiados públicamente (lo que es impensable con la estrategia de
austeridad fiscal de Arce). Además, sin incremento sustancial alguno en el
salario mínimo mensual de 50$, los consumidores preferirán el contrabando de
productos chinos más baratos a los productos manufacturados locales. Finalmente,
dado el enorme ejército de vendedores callejeros ‘informales’ que dependen de
vender importaciones baratas, cualquier tipo de inversión pública en
alternativas de empleo condenará las campañas de consumo "nacionalista". El
nuevo Ministro de Asuntos Exteriores de lengua aymara, David Choquehuanca, tras
tomar posesión, afirmó que Bolivia estaba abierta a discutir un acuerdo de libre
comercio con EEUU – algo que el anterior régimen neo-liberal no pudo avanzar.
)". Reiteró, en cuanto se hizo cargo del Ministerio de Exteriores, "No
rechazamos entrar en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)".
Y fue más lejos aún, "Vamos a tener relaciones con todo el mundo, tenemos que
hablar de acuerdos de libre comercio con varias naciones y analizar la situación
con la Comunidad Andina, el Mercado del Cono Sur (MERCOSUR), organizaciones con
las que Bolivia tiene acuerdos comerciales". Continuó aludiendo a los viajes de
Morales al extranjero por varios países latinoamericanos, europeos y por
Sudáfrica antes de su toma de posesión. "Cuando Evo viajó al exterior dijo que
aprendió cómo hacer buenos negocios". Efectivamente, el periplo de Evo por el
extranjero y sus conversaciones con el Embajador de EEUU en Bolivia (Greenlee) y
el Secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas
Shannon, se produjeron esencialmente para asegurarle a Europa y a EEUU su
ortodoxia en el campo de la economía, para fomentar más y mayores inversiones en
el sector de la minería y para asegurar su certificado de buena conducta.
Puestos a recordar la retórica de su campaña, aunque los nombramientos de
Morales para los puestos clave de su gabinete y el apoyo entusiasta que le
prestan las comunidades indias pueden parecer "contradictorios" a los
observadores extranjeros, todo es en realidad compatible con el lado menos
público de su trapicheo y negociaciones políticas con las elites políticas y
económicas que se desarrollaron antes y durante su campaña electoral.
De hecho, desde que se presentó para la presidencia en el año 2002, el
Presidente Morales se ha opuesto a muchas de las demandas de los movimientos
sociales de masas que han tenido lugar durante estos últimos años. No apoyó ni
participó en los movimientos insurreccionales populares que derrocaron al
Presidente neoliberal Sánchez de Losada en octubre de 2003, ni en el movimiento
popular que expulsó al Presidente Carlos Mesa en mayo-junio de 2005. Apoyó un
referéndum del Presidente Mesa (2004) para aumentar el pago de impuestos sobre
el gas y el petróleo que excluía de forma explícita la nacionalización. Durante
su campaña electoral y en sus encuentros con las masas, Morales manifestó que
apoyaba la "nacionalización" al tiempo que aseguraba a las compañías extranjeras
alrededor del petróleo y del gas que garantizaría sus activos, inversiones y
beneficios con la condición de que aumentaron sus pagos de impuestos. En su
viaje a Brasil, Argentina, España y Francia reafirmó su compromiso de proteger
las inversiones existentes en los sectores del petróleo y del gas, y fue más
allá pidiéndoles que aumentaran y ampliaran sus inversiones en explotaciones
mineras y en el tratamiento del producto obtenido. Su nombramiento del liberal
Walter Villarroel para el Ministerio de Minería, a pesar de las decididas
objeciones y amenazas de acción en el trabajo de los sindicatos mineros (que le
llevaron al poder), es indicativo de la determinación del Presidente Morales de
seguir un modelo ortodoxo de explotación minera basado en la inversión exterior.
Carlos Villegas, Ministro de Desarrollo Sostenible y Planificación del
Desarrollo, tras tomar posesión de su cargo declaró que REPSOL (la corporación
multinacional española) y TOTAL (el gigante del gas francés) "han manifestado
que deseaban renegociar sus contratos para proporcionar una cuota mayor de
beneficios a Bolivia (Financial Times, 23.1.2006)- La "nacionalización",
según la administración Morales, se reduce a poco más que un aumento de los
ingresos obtenidos a partir de los impuestos. El compromiso de Bolivia con "el
mantenimiento de la estabilidad macro-económica" viene fundamentalmente a
significar que los nuevos ingresos procedentes de los impuestos seguirán
sirviendo para pagar la deuda pública y exterior en la que incurrieron los
corruptos regímenes anteriores, que casi nunca se invirtió en actividades
productivas.
El viaje de Morales a Cuba y Venezuela y las promesas de ayuda socio-económica
obtenidas han servido para proporcionarle legitimidad "izquierdista"; sus viajes
a España, Francia, Holanda, Bélgica, Sudáfrica y Brasil para discutir acuerdos
políticos y económicos que limitarán a Bolivia a su papel convencional de
exportador minero y energético. Más importante que sus muy publicitados viajes
al extranjero fue su encuentro en La Paz con el Embajador de EEUU, David
Greenlee, en la residencia del Embajador antes de su viaje a Cuba y Venezuela.
Aunque no se facilitaron detalles sobre la conversación que mantuvieron, ambas
partes dieron por sentado que no habían aflorado conflictos importantes. El
Vicepresidente García Linera anunció que el encuentro fue cordial y que sirvió
para fundamentar futuros acuerdos.
Privatizando MUTUN: Bolivia en Venta
Uno de los proyectos de explotación minera más lucrativos a los que el régimen
de Morales tiene que hacer frente es el de las minas de propiedad estatal de
hierro y manganeso de Mutun, en Santa Cruz, con 40.000 millones de toneladas en
depósitos de hierro. Expertos bolivianos estiman que el valor de la materia
prima del hierro que contienen es de 400.000 millones de dólares según los
precios actuales; una vez transformado en barras de hierro o acero para la
construcción se valoraría en 30.000 billones de dólares menos los costes de
producción e inversión. Mutun está lista para ser subastada y varias
multinacionales compiten para obtenerla. La subasta, que fue fijada con
anterioridad a la toma de posesión de Morales, se fundamentó en la excavación y
exportación de barras de mineral de hierro, sin intención de añadirles valor
mediante su conversión en acero. Para que el régimen de Morales pudiera
"industrializar" la materia prima, consiguiendo valor añadido y aumentando los
ingresos nacionales, sería preciso canalizar el gas natural para que funcionaran
las refinerías de acero. Eso a su vez requeriría la nacionalización de la
producción del gas, porque la multinacional brasileña PETROBRAS podría
ciertamente no cooperar, ya que los beneficios de sus ventas en el interior de
Bolivia se reducirían al tener que poner precios mucho más bajos que en Sao
Paulo.
La afirmación de Morales de querer "industrializar" la producción de la materia
prima entra directamente en conflicto con su política de garantizar la propiedad
extranjera de los recursos de hidrocarburos a cambio de tasas de impuestos más
altas. Morales usa un doble discurso: su oposición al "neo-liberalismo" se
contradice con su apoyo a las "políticas macro-económicas de estabilización"; su
defensa de la austeridad presupuestaria y el rechazo de su Ministro de Hacienda
a triplicar, o incluso aumentar, el salario mínimo ("se está estudiando un
aumento para ver si es compatible con las políticas macro-económicas de
estabilidad", según el Ministro de Hacienda) no armoniza bien con su promesa de
reducir la pobreza; sus garantías a las inmensas plantaciones actuales de los
empresarios del agro se oponen a las demandas de millones de campesinos sin
tierra, o con parcelas de subsistencia; y sus garantías hacia las corporaciones
multinacionales de exportación que controlan la situación en el sector de los
hidrocarburos chocan con las demandas nacionales que defienden que se debe
aprovechar la energía para el consumo y la industrialización locales.
Antes que después, las diferencias polarizadas de intereses entre aliados y
oligarquías del mundo empresarial locales y extranjeros y las masas que lucharon
y se sacrificaron para llevarle al poder se encaminarán hacia una nueva ronda de
conflictos y confrontaciones. Morales está montando dos caballos que van en
direcciones opuestas. Los fotogénicos rituales tradicionales andinos, el color y
el boato de la inauguración electoral se desvanecerán frente a la continuidad de
la pobreza, la desigualdad y las graves concentraciones de la riqueza. Con el
pasar del tiempo, se irá extendiendo un profundo desencanto alrededor de un
presidente que habla para el pueblo pero trabaja para los ricos, incluidos los
extranjeros ricos. Por ahora, la Central Obrera Boliviana y los dirigentes de
los principales movimientos de mineros, profesores y vecinos han enviado un
claro y franco mensaje a sus afiliados de que se preparen para la acción directa
en caso de que Morales reniegue de las tres demandas fundamentales del pueblo:
nacionalización del gas y el petróleo y expulsión de las compañías
multinacionales del petróleo; expropiación de las grandes propiedades de
terratenientes y redistribución de 25 millones de acres de tierra a los
campesinos sin tierra; y aumento inmediato del salario mínimo nacional. La gran
mayoría de los dirigentes de movimientos y activistas (indios y mestizos) no se
han dejado impresionar por los rituales indios y el teatro cultural organizado
por el entorno de Morales. Están preparados para relanzar las movilizaciones de
masas cuando los pobres tengan claro que Morales ha abrazado la agenda de los
banqueros, de las corporaciones transnacionales y de los propietarios de la
industria del agro.
Bolivia no es Brasil ni Argentina ni Uruguay ni Chile, donde los regímenes de
centro-izquierda controlan sindicatos y sectores de los movimientos sociales.
Los sindicatos más importantes son totalmente independientes del Estado, del
partido de Evo, del Movimiento por el Socialismo (MAS) y de su gabinete. La
transición del líder campesino de masas al complaciente hombre de Estado ante
las corporaciones multinacionales no será una operación fácil ni suave: lo más
probable es que Evo tenga que enfrentar los desafíos y la inestabilidad política
que envió a sus predecesores a una temprana jubilación.