Cambio de r�gimen: En qu� circunstancias tiene �xito y en qu� circunstancias fracasa
James Petras
Rebeli�n
Traducido para Rebeli�n por Sinfo Fern�ndez
Introducci�n
�Qu� sucede con los dirigentes y partidos pol�ticos electos que son derrocados o
desestabilizados por fuerzas derechistas auspiciadas por EEUU y posteriormente
resultan elegidos de nuevo? �Qu� efectos tiene el golpe o proceso de
desestabilizaci�n en las pol�ticas del r�gimen en la "segunda ronda"? �Qu�
factores influyen en los dirigentes y partidos pol�ticos durante el intervalo de
su expulsi�n y su vuelta al poder? �Cu�les son las circunstancias pol�ticas en
las que un dirigente pol�tico vuelve al poder? �Lo hace con un programa m�s
conservador o m�s radical? A un nivel m�s te�rico, �qu� factores motivan los
cambios que, a tenor de la estrategia imperial, van desde la desestabilizaci�n a
la aprobaci�n de los puntos de vista de Washington sobre democracia e
intervenci�n autoritaria?
El presente documento considerar� varios estudios de caso que recogen estas
preguntas. Dichos estudios se refieren a cuatro pa�ses del Caribe (Guyana,
Jamaica, Hait� y la Rep�blica Dominicana) y a dos de Sudam�rica (Chile y
Venezuela). Nos referiremos brevemente a la historia de la experiencia de cada
pa�s y despu�s procederemos a analizar los cambios que tuvieron lugar antes de
pasar a discutir los determinantes de los mismos.
En todos los casos nos centraremos en reg�menes de izquierdas que fueron
derrocados por elites locales derechistas financiadas y dirigidas por EEUU que,
tras un per�odo interino de mayor o menor duraci�n, volvieron al poder con la
aquiescencia de EEUU y de su elite local de colaboradores.
Guyana
El 24 de abril de 1953, en la anteriormente denominada Guyana "Brit�nica", las
primeras elecciones generales celebradas mediante sufragio de los mayores de
edad dieron una rotunda victoria al izquierdista Partido Progresista Popular (PPP).
Obtuvieron 18 de los 24 esca�os del Consejo Legislativo. Bajo el liderazgo de
Cheddi Jagan, el PPP empez� a llevar a cabo un programa descolonizador, de
libertades democr�ticas y de legislaci�n social en beneficio de los
trabajadores. El gobierno Jagan aboli� las medidas represivas que limitaban la
libertad de expresi�n, de reuni�n y de informaci�n, aprob� una legislaci�n sobre
relaciones laborales que obligaba a los empresarios a negociar con los
sindicatos mayoritarios y a reconocer la negociaci�n colectiva de los derechos
de clase dirigida por los sindicatos y promovi� numerosas leyes de bienestar
social relativas a sanidad, educaci�n y patrimonio nacional. Igualmente
importante fue la actitud de Jagan durante la Guerra Fr�a Jagan rechazando la
postura anti-sovi�tica de la OTAN. Menos de cinco meses despu�s (9 de octubre de
1953), con un fuerte apoyo de Washington, el gobierno brit�nico invadi� Guyana,
suspendi� la constituci�n, destituy� al gobierno del PPP, declar� el "estado de
emergencia", encarcel� y dispar� contra miles de personas y prohibi� la mayor
parte de las organizaciones de masas. El gobierno brit�nico impuso un gobierno
interino de unos tres a�os y medio. En agosto de 1957, se celebraron elecciones
generales bajo una constituci�n muy restrictiva. A pesar de las persecuciones,
represiones e intervenciones escandalosas, el PPP gan� 9 de los 14 esca�os y
Cheddi Jagan se convirti� en Primer Ministro. Entre 1957-1961, el PPP gobern�
bajo el ojo vigilante del gobierno brit�nico. En las elecciones generales de
agosto de 1961, el PPP gan� 20 de los 34 esca�os de la Asamblea Legislativa.
Entre 1961 y 1964, el gobierno Jagan intent� limitar el poder de las
corporaciones multinacionales, aumentando los impuestos sobre sus beneficios a
la vez que promov�a una mayor propiedad p�blica y control de la econom�a para
poder financiar su programa de bienestar social. Tambi�n se identific�
estrechamente con el Movimiento de los No Alineados. Ante estas actuaciones,
EEUU puso en marcha y financi� a toda velocidad un plan de desestabilizaci�n,
creando conflictos pol�ticos para provocar divisi�n racial, da�os en la econom�a
mediante determinadas actuaciones de los sindicatos, disturbios y continua
violencia callejera, todo lo cual oblig� a Jagan a abandonar el poder.
Posteriormente, diversas elecciones ama�adas mantuvieron fuera del poder a Jagan
durante casi treinta a�os (1964-1992).
En 1993, el PPP volvi� al poder. Chaddi Jagan suscribi� entonces un �programa de
ajuste estructural� del FMI, se manifest� y actu� a favor de la agenda
neo-liberal de libre mercado y privatizaci�n de empresas p�blicas y contuvo los
salarios pero no as� los beneficios.
Jamaica
En 1972, Michael Manley y su partido, el PNP barri� en las elecciones celebradas
en Jamaica, con un programa que postulaba una mayor independencia, socialismo
democr�tico, reforma de la tierra �incluida la expropiaci�n de las zonas
azucareras de propiedad extranjera- e impuestos m�s altos sobre las
corporaciones multinacionales del sector de la bauxita.
A pesar de las presiones cada vez mayores del FMI, de las corporaciones
multinacionales, del Banco Mundial y de la CIA a trav�s de la financiaci�n por
parte de la AFL-CIO [*] del derechista Partido del Trabajo Jamaicano,
Manley y el PNP fueron reelegidos en 1976. Durante su segundo mandato, el
gobierno de Manley procedi� a nacionalizar sectores de la industria de la
bauxita, desarroll� y profundiz� lazos diplom�ticos y acuerdos socio-econ�micos
con Cuba y se mostr� cada vez m�s cr�tico con la intervenci�n imperialista
estadounidense en el Tercer Mundo, concretamente en los casos de Chile, Angola y
alg�n lugar m�s.
De 1976 a 1980, la CIA se embarc� en un amplio programa de desestabilizaci�n,
proporcionando financiaci�n y pistolas a las bandas bajo control del derechista
Partido del Trabajo. Los EEUU, a trav�s de sus representantes en el FMI y en el
Banco Mundial, bloquearon los pr�stamos y comprometieron gravemente la posici�n
de Jamaica en los mercados de capital. Miles de personas fueron asesinadas, los
barrios se convirtieron en galer�as de tiro al blanco, se multiplic� el
narcotr�fico, la econom�a se vino abajo y el pueblo sufri� graves privaciones e
inseguridad. En aquella �poca Washington dedic� sumas importantes a financiar la
derrota de Manley en las elecciones de 1980. Seaga se convirti� en Primer
Ministro y procedi� a privatizar las empresas nacionalizadas, a distanciar a
Jamaica de Cuba y a ir a remolque de la l�nea que marcaba EEUU en las instancias
internacionales. Como recompensa, Washington volvi� a abrir el grifo de las
instituciones financieras internacionales (IFI).
Nueve a�os de pol�ticas neo-liberales polarizaron profundamente a la sociedad
jamaicana y prepararon el terreno para la vuelta al poder de Manley en las
elecciones de 1989. Una vez en el poder, Manley abandon� las pol�ticas de
"socialismo democr�tico", sustituy�ndolas por las pol�ticas neo-liberales
"basadas en el mercado" del desacreditado r�gimen de Seaga, hasta que se jubil�
en 1992 por razones de salud.
Chile
En 1970, una coalici�n de partidos de izquierda (Unidad Popular) dirigida por
Salvador Allende gan� las elecciones presidenciales en Chile. Su gobierno
procedi� a ampliar y profundizar la legislaci�n sobre reforma agraria, a
sindicar a los trabajadores rurales y las asambleas vecinales. El Gobierno se
asegur� el apoyo un�nime del Congreso para nacionalizar las minas de cobre de
las que se hab�a apropiado EEUU. Esas actuaciones fueron seguidas de una
legislaci�n que permit�a que el gobierno comprara los bancos privados a fin de
canalizar cr�dito p�blico hacia las empresas productivas. Tras fuertes presiones
de la clase trabajadora, el gobierno intervino industrias estrat�gicas que se
hab�an manifestado conformes con los cierres patronales dise�ados para
desestabilizar el gobierno. Se incrementaron sustancialmente los presupuestos de
educaci�n y sanidad, as� como los sueldos y el salario m�nimo interprofesional
de forma proporcional al aumento de los ingresos nacionales. Finalmente, el
gobierno desarroll� el comercio y las relaciones diplom�ticas con Cuba y trabaj�
estrechamente con el Movimiento de los No Alineados. Incluso antes de que
Allende fuera elegido, EEUU hab�a financiado a candidatos de la oposici�n; tras
la elecci�n, trat� de sobornar al Congreso para que apoyara al candidato
perdedor. Posteriormente, el gobierno estadounidense, dirigido por el Presidente
Nixon y el Asesor para la Seguridad Nacional Kissinger, lanz� una campa�a de
desestabilizaci�n a gran escala, financiando grupos terroristas, propietarios de
empresas de transporte, empresarios y oficiales militares para conseguir
destrozar la econom�a. Cuando vieron que no lograban desalojar al gobierno del
poder mediante desestabilizaci�n, los EEUU pasaron a apoyar un golpe militar en
septiembre de 1973. Despu�s de esta acci�n, EEUU abri� el grifo a fin de que
llegara ayuda financiera masiva para que la dictadura de Pinochet pudiera
encarcelar, torturar, asesinar y forzar al exilio a cientos de miles de
chilenos. El r�gimen militar privatiz� la mayor�a de las empresas p�blicas y
revoc� todas las reformas sociales.
Tras 17 a�os de dictadura, una coalici�n de dem�crata-cristianos y de
socialistas ganaron en 1989 las primeras elecciones presidenciales. La coalici�n
acept� trabajar dentro de la constituci�n elaborada por la dictadura,
profundizando y ampliando sus pol�ticas neo-liberales de libre mercado,
privatizando casi todas las empresas p�blicas que quedaban, defendiendo la
legislaci�n restrictiva laboral existente y promoviendo pol�ticas que agrandaban
las vastas desigualdades entre multimillonarios y clase trabajadora. En pol�tica
exterior, el r�gimen apoy� las posiciones de EEUU en los foros internacionales.
Estas pol�ticas continuaron con la elecci�n del �socialista� Ricardo Lagos en el
nuevo milenio, incluida la pol�tica de impunidad para los militares y polic�as
secretos implicados en cr�menes contra la humanidad.
Hait�
En 1990, un sacerdote populista, Jean Bertrand Aristide, fue elegido presidente
por un margen de cuatro a uno, con un programa basado en el desmantelamiento de
las escuadrones de la muerte y de los militares rapaces, aumentando los
impuestos a los ricos y dedicando bastantes fondos a sanidad y educaci�n para
los pobres. Aristide dio prioridad a la promoci�n de la inversi�n p�blica en la
econom�a productiva, consiguiendo aumentar as� el consumo de masas a nivel local
y la participaci�n popular a trav�s de organizaciones sociales, especialmente de
los comit�s de barrio. En pol�tica exterior, el gobierno prometi� desarrollar
las relaciones econ�micas y diplom�ticas con todos los gobiernos, incluida Cuba.
Menos de un a�o despu�s (en 1991), Aristide fue derrocado por una junta militar
a cuyo frente estaba el General Cedras, respaldado por la CIA.
De 1991 a 1994, la dictadura llev� a cabo una represi�n masiva, asesinando a
miles de personas y obligando a decenas de miles a salir del pa�s, sobre todo
hacia la costa de Florida. En el interior de Hait�, a principios de 1993, una
resistencia popular masiva amenaz� con derrocar la junta. Washington intervino y
el r�gimen militar solt� el poder ante los ocupantes estadounidenses que
invadieron el pa�s, impidiendo el flujo masivo de emigrantes y las
movilizaciones populares. En Washington, el Departamento de Estado impuso a
Aristide severas exigencias neo-liberales como condici�n para que pudiera
regresar. Aristide volvi� al poder en 1994, donde se le permiti� mantenerse s�lo
un a�o con el dudoso argumento de que su interrumpido mandato, que hab�a
empezado en 1990, terminaba en 1995. Con el respaldo de Aristide, Rene Preval
fue elegido presidente en 1995. En noviembre del 2000, Aristide fue elegido
presidente para un segundo mandato no consecutivo. A pesar del apoyo de la
mayor�a de los observadores internacionales, EEUU rechaz� aceptar la victoria
electoral de Aristide, poniendo en marcha una campa�a de desestabilizaci�n.
Aristide renunci� parcialmente a la mayor parte de los contenidos de su anterior
programa populista, pero mantuvo los lazos diplom�ticos con Cuba, se neg� a
privatizar empresas estrat�gicas de propiedad p�blica y conserv� el apoyo masivo
de la mayor�a de los inmensos barrios bajos urbanos y los empobrecidos haitianos
del campo.
En 2004, EEUU invadi� Hait� y secuestr� a Aristide en connivencia con antiguos
oficiales militares, dirigentes de los escuadrones de la muerte y la oligarqu�a
local. Se mat�, encarcel� e hiri� a miles de personas. EEUU se asegur� la
ocupaci�n colonial reclutando fuerzas militares de Uruguay, Argentina, Brasil y
Chile. El ej�rcito ocupante fue encabezado por un general brasile�o, bajo la
direcci�n �formal� de un chileno, Gabriel Vald�s. Aristide se vio forzado a
exiliarse en Africa.
Rep�blica Dominicana
En 1962, Juan Bosch, fundador del socialdem�crata Partido Revolucionario
Dominicano (PRD) fue elegido Presidente casi tres d�cadas despu�s de la
dictadura de Trujillo, que hab�a contado con el apoyo de EEUU. En 1963, Bosch
fue derrocado mediante un golpe militar apoyado por la CIA, tomando el poder un
triunvirato dictatorial. En 1965, un levantamiento popular de masas
c�vico-militar derroc� la dictadura para restaurar el elegido democr�ticamente
gobierno de Bosch. El Presidente Johnson despach� a 300.000 soldados
estadounidenses para invadir y ocupar la isla. Con el respaldo de EEUU, un
antiguo protegido de Trujillo, Joaqu�n Balaguer, gan� unas elecciones ama�adas
durante las cuales cientos de seguidores de Bosch fueron intimidados:
asesinados, encarcelados y exiliados. Durante los a�os de Balaguer los
escuadrones de la muerte ejecutaron a numerosos activistas de izquierdas,
dirigentes de sindicatos y seguidores de Bosh.
Doce a�os despu�s (1978), fue elegido presidente Silvestre Antonio Guzman, un
empresario y candidato del PRD. Aparte de ampliar las libertades de prensa y de
liberar a unos 200 prisioneros pol�ticos, no se llevaron a cabo reformas ni
sociales ni econ�micas. Guzman adopt� la agenda neo-liberal.
En 1980, fue elegido Jorge Blanco, tambi�n del PRD. Continu� con la
privatizaci�n de empresas p�blicas, fomentando e implic�ndose en la corrupci�n
masiva, por lo que m�s tarde se le proces� y juzg� en ausencia. El PRD aplic�
religiosamente las medidas de austeridad prescritas por el FMI, incluyendo
aumentos de precios en productos b�sicos y petr�leo, a la vez que congelaba
sueldos y salarios. Todo ello hizo que se generalizaran los disturbios masivos
por todo el pa�s.
Tras la re-elecci�n de Balaguer en 1986, Juan Bosch disput� las elecciones
presidenciales en 1990. Continuando con una plataforma esencialmente neo-liberal
para el PLD, Bosch se asegur� la mayor�a de votos pero no consigui� ganar las
elecciones debido al fraude masivo que se produjo, legitimado y confirmado por
el Departamento de Estado de EEUU y la Fundaci�n James Carter. En 1996, result�
elegido Lionel Fern�ndez, un cercano asociado de Bosch, con un programa
neo-liberal ortodoxo.
Venezuela
Hugo Chavez fue elegido Presidente de Venezuela en 1998 tras una victoria
electoral arrolladora. A lo largo de los cinco a�os siguientes, Chavez celebr�
varios referendum y elecciones con objeto de que una asamblea constituyente
reformara y democratizara la constituci�n, pusiera fin a la omnipresente
corrupci�n y promoviera reformas sociales. La coalici�n pol�tica que respaldaba
a Chavez barri� en las elecciones para el Congreso, en las municipales y en las
estatales. Chavez puso en marcha una serie de modestos incrementos
presupuestarios en gastos sociales, un programa suave de reforma agraria en 2001
y una pol�tica exterior independiente que critic� la invasi�n estadounidense de
Iraq y Afganist�n, se opuso a la militarizaci�n por parte de EEUU del conflicto
colombiano ("Plan Colombia") y a la "guerra contra el terrorismo" de Bush. En
abril de 2002, EEUU apoy� un golpe dirigido por militares y oligarqu�a, que
derroc� a Chavez e instal� un r�gimen clientelista que procedi� a
suprimir todas las instituciones electas. En 48 horas, una marcha de un mill�n
de personas, apoyada por oficiales militares defensores de la constituci�n,
restaur� en el poder al democr�ticamente elegido Presidente Chavez.
De diciembre de 2002 a febrero de 2003, los EEUU financiaron los cierres de
empresas de las grandes patronales y la paralizaci�n de la industria petrol�fera
en un esfuerzo por obligar a dimitir al Presidente Chavez. La AFL-CIO, el
National Endowment for Democracy y el Departamento de Estado a trav�s de la
Agency for International Development (AID) se dedicaron a financiar, en
sus esfuerzos desestabilizadores, a la corrupta federaci�n de sindicatos y a
numerosas ONG. Con un respaldo popular masivo y el apoyo de los militares, la
campa�a de desestabilizaci�n se vino abajo y los dirigentes y seguidores del
cierre patronal fueron despedidos. Desde comienzos de 2003 y hasta la actualidad
(2005), Chavez ha ido adoptando una serie de medidas que profundizaban y
ampliaban su programa de reformas sociales. La reforma agraria procedi� a
instalar en la tierra a unas 100.000 familias a trav�s de una serie de
aceleradas expropiaciones de grandes extensiones de haciendas infrautilizadas.
Se subieron los impuestos que pagaban las compa��as petrol�feras de propiedad
extranjera y se renegociaron los contratos, todo ello con objeto de aumentar el
patrimonio del sector p�blico. Miles de cooperativas de productores y
consumidores recibieron pr�stamos a bajo inter�s para que pudieran optimizar a
sus empresas. La atenci�n m�dica gratuita se extendi� al 65% de la poblaci�n,
cubriendo completamente las necesidades de las clases m�s desfavorecidas. Se
organizaron programas de extensi�n educativa y alfabetizaci�n masiva por todo el
pa�s. Venezuela profundiz� sus lazos econ�micos y pol�ticos con Cuba y aument�
el env�o de petr�leo bajo subsidio a sus vecinos del Caribe y Centroam�rica.
Venezuela diversific� su comercio para incluir a China, Ir�n, Rusia, Francia,
as� como tambi�n Argentina y Brasil, presentando una propuesta alternativa a la
de ALCA (�rea Libre de Comercio de las Am�ricas) de EEUU. Desde que se
produjeron el golpe y los cierres patronales, Venezuela y Chavez se han
convertido en una clara alternativa a EEUU en Iberoam�rica.
An�lisis: El Impacto de los Golpes de Estado y la Restauraci�n en el Poder
Est� claro que los golpes de estado que EEUU propici� consiguieron, por lo
general, que dirigentes y partidos pol�ticos de centro-izquierda se volvieran
menos radicales, con la notable excepci�n del Presidente Chavez.
La pregunta que cabr�a hacerse es: �Qu� es lo que produce la p�rdida de
radicalizaci�n en la mayor�a de los contextos y no la produce en otros? Uno de
los determinantes clave de la p�rdida de radicalizaci�n de los anteriormente
progresistas dirigentes pol�ticos fue la forma en la que abandonaron el poder:
en todos los casos, los dirigentes depuestos o huyeron a embajadas de pa�ses
capitalistas occidentales (Lagos en Chile), o aceptaron sencillamente la derrota
debido a la desestabilizaci�n, convirti�ndose en una impotente oposici�n
electoral durante un per�odo prolongado de tiempo (Manley, Jagan, Bosch), o
aceptaron residir en EEUU (Aristide). En todos estos casos, esos l�deres
abandonaron las luchas sociales del conjunto de sus partidarios y la defensa de
sus programas y empezaron a negociar con los poderes que les hab�an derrocado.
El segundo determinante del proceso de p�rdida de radicalizaci�n vino conformado
por el prolongado per�odo fuera del poder y, en algunos casos, fuera del pa�s,
pero m�s espec�ficamente fuera del contacto con los graves sufrimientos de sus
empobrecidos seguidores. La mayor�a vivieron confortablemente en el exilio con
los subsidios de potencias europeas o de otros lugares. Los dirigentes depuestos
se comprometieron levemente a organizar a sus seguidores, pero no se implicaron
en las luchas de masas ni en la educaci�n pol�tica para dar a conocer las
limitaciones de las democracias capitalistas a la hora de emprender cambios
sociales radicales.
Enfrentados a la necesidad de examinar de forma cr�tica su expulsi�n del poder
por la intervenci�n imperialista, esos l�deres progresistas tuvieron que
enfrentarse con dos l�neas de debate opuestas. Por un lado, estaban quienes
argumentaban que el programa de reformas de su r�gimen era demasiado radical,
teniendo en cuenta el papel dominante del imperialismo de EEUU y sus v�nculos
con los militares y, por tanto, la �nica opci�n "pr�ctica" era renunciar a las
reformas socio-econ�micas a cambio de poder pol�tico. La segunda l�nea de
razonamiento se basaba en que el programa de reformas no era lo suficientemente
radical, ya que no se debi� confiar en los militares ni en los compromisos y
negociaciones con las elites, y en que falt� voluntad para reconocer la amenaza
que supon�an los EEUU. La cr�tica radical argumentaba que el r�gimen deber�a
haber debilitado la intervenci�n imperial expropiando a sus c�mplices entre las
elites locales, reorganizando las fuerzas armadas, creando una nueva milicia
popular y reforzando las medidas de seguridad. Al final, todos los dirigentes
progresistas (excepto el Presidente Chavez) eligieron la l�nea conservadora de
razonamiento y la adaptaci�n posterior al programa de Washington. La pregunta
que cabe hacerse es por qu�.
Tras su regreso al poder, dos fueron los factores que jugaron papeles cruciales
en el "giro" de los ex progresistas y ex izquierdistas hacia pol�ticas de
centro-derecha y neo-liberales. Un factor importante fue la debilidad de la
lucha interna �muy comprometida en los sectores m�s pobres de su base social-,
lo que indic� a los dirigentes que el camino hasta el poder pol�tico iba a ser
largo y lleno de dificultades. Esta percepci�n era ego�sta y circular en una
gran parte; al igual que los parlamentarios que les hab�an precedido, hicieron
muy poco para dirigir u organizar al pueblo llano.
El segundo determinante era la fortaleza relativa de los seguidores externos de
los depuestos partidos y dirigentes. Muy pocas fundaciones europeas
social-dem�cratas ofrecieron subsidios y ayuda financiera a aquellos sectores y
dirigentes de los partidos que prescindieron de sus anteriores programas
progresistas y adoptaron la noci�n de democracia de libre mercado: recuperaron
el acceso al poder pol�tico a cambio de un modelo centrado en el imperio y en el
desarrollo capitalista. Como anfitriones de dirigentes "exiliados" (a la fuerza
o autoexiliados), los EEUU y los europeos vieron que sus hu�spedes recib�an
visitas de catedr�ticos, establec�an compromisos y seminarios en universidades
prestigiosas y en importantes foros mundiales, think tanks, fundaciones y
ministerios oficiales.
En otras palabras, dirigentes y partidos fueron adoctrinados y vueltos a
socializar para que consideraran, desde la perspectiva de sus anfitriones
imperiales, sus dilemas pol�ticos y opciones, y fueron recompensados por
compartir sus valores, di�logos e ideas. Las recompensas adoptaron dos formas:
sobornos inmediatos en t�rminos de pagos monetarios, estatus (reconocimiento
pol�tico y social por los poderes imperantes) y recompensas futuras mediante
apoyo imperial o neutralidad en su intento de recuperar el poder pol�tico.
La eficacia de EEUU y los anfitriones imperiales europeos arraig� en las
prioridades pol�ticas de los dirigentes depuestos. Debido a que todos ellos eran
pol�ticos parlamentarios que tend�an a dar mucha prioridad a la pol�tica
electoral y a volver al poder pol�tico por encima de sus progresistas programas
socio-econ�micos originales, se mostraban receptivos ante una operaci�n pol�tica
que les volv�a a insertar en el poder presidencial, con la condici�n de mantener
la estructura social existente y las fuerzas de seguridad impuestas por la
intervenci�n imperial y sus clientes.
El proceso de p�rdida de radicalizaci�n ilustra la forma en que una secuencia a
base de fuertes intervenciones y flexibles concesiones pol�ticas por parte del
imperio hacen descarrilar a partidos y dirigentes electorales progresistas y los
convierten en clientes neo-liberales de dicho imperio.
Los medios de comunicaci�n, periodistas, acad�micos y asesores pol�ticos
confunden el proceso de p�rdida de radicalizaci�n y la marea de cambio de
programas que sobrevienen al designar a antiguos partidos y dirigentes pol�ticos
con una etiqueta de pasado progresista que no tiene ning�n valor cognitivo. De
ah� la referencia a uno de los m�s extremados neo-liberales de Iberoam�rica, el
Presidente Ricardo Lagos como un "centro-izquierdista". Los mismos calificativos
equivocados se aplicaron en su �poca a Manley, Jagan, Aristide y Bosh, incluso
cuando llevaban a cabo los conservadores programas socio-econ�micos del FMI.
Esto no se produjo simplemente por una cuesti�n de ignorancia. Para los
objetivos propagand�sticos era �til reforzar las "credenciales progresistas" de
los reg�menes neo-liberales ante las audiencias de allende los mares,
"demostrando" as� que incluso los dirigentes "radicales" del Tercer Mundo
estaban adoptando el programa de libre mercado.
La derecha ha buscado siempre "cartas de recomendaci�n" de antiguos dirigentes
izquierdistas para dotar de legitimidad sus impopulares pol�ticas de desarrollo
centradas en el imperio, encontr�ndoles utilidad al emplearles como
propagandistas con frecuencia, ya que est�n familiarizados con el lenguaje de la
izquierda.
Venezuela: la Excepci�n a la Regla
La vuelta del Presidente Chavez al poder estuvo marcada por un giro
significativo a la izquierda. Reemplaz� a cientos de oficiales militares
proclives a EEUU y a antiguos ejecutivos de la compa��a estatal petrol�fera, y
auspici� la formaci�n de una confederaci�n sindical alternativa que eclips� con
rapidez a la confederaci�n subsidiada por EEUU. La radicalizaci�n social,
pol�tica y diplom�tica del gobierno de Chavez tras su vuelta al poder fue
consecuencia del transformado contexto pol�tico. En primer lugar, como
Presidente electo, Chavez se comprometi� profundamente con la movilizaci�n de
masas, la educaci�n pol�tica y la comunicaci�n directa con el inmenso ej�rcito
de desfavorecidos de los barrios de chabolas que rodeaban Caracas y otras
ciudades importantes. No hubo una brusca diferencia entre la pol�tica electoral
de Chavez y sus campa�as de educaci�n pol�tica de masas entre elecciones. En
segundo lugar, el conflicto entr� con rapidez en una deriva internacional con la
visible intervenci�n de EEUU contra Chavez en nombre de las elites
privilegiadas. En tercer lugar, las divisiones raciales coincidieron con la
polarizaci�n de clase y anti-imperio: Los partidarios de Chavez eran de color,
pobres y nacionalistas; los opositores blancos, ricos y pro-EEUU.
En cuarto lugar, Chavez como antiguo oficial militar se hab�a asegurado la
lealtad pol�tica de un sector importante del liderazgo militar con mando en
tropa y deseosos de luchar junto a la mayor�a electoral en contra de los
golpistas civiles y militares apoyados por EEUU.
Finalmente, en cuanto al golpe, como se supo que Chavez hab�a rechazado darse
por vencido o presentar su dimisi�n, se convirti� en un s�mbolo de resistencia
desde el principio. En otras palabras, los golpistas, cuando vieron que ten�an
que enfrentarse con un levantamiento popular de millones de gentes marchando
hacia el palacio presidencial respaldados por una mayor�a importante de las
fuerzas armadas, renunciaron r�pidamente al poder y se marcharon al exilio.
A diferencia de otros presidentes depuestos, Chavez no estuvo fuera del poder
m�s de 48 horas y no pas� tiempo exiliado (fue un prisionero pol�tico breve)
como impotente opositor parlamentario. Chavez volvi� al calor de un
levantamiento de masas triunfante basado en una intensa polarizaci�n de clase,
que sirvi� para debilitar las presiones de la derecha pol�tica e incrementar las
luchas por las reformas sociales desde la izquierda popular. El segundo intento
de golpe a trav�s de los cierres de las grandes patronales desde diciembre de
2002 a febrero de 2003 tambi�n fue derrotado y adem�s debilit� sus derechos
econ�micos pero elev� las demandas de clase de los partidarios de Chavez entre
las clases bajas rurales y urbanas. Con una derecha pol�ticamente decapitada,
unos EEUU temporalmente derrotados y una masa movilizada de desfavorecidos,
Chavez respondi� aumentando el gasto social y la financiaci�n p�blica de
almacenes populares, cooperativas, reforma agraria y promoci�n de reserva de
milicias populares en los barrios bajos.
Dentro del movimiento Chavez, las fracciones m�s conservadoras hab�an desertado
y se hab�an pasado a los golpistas durante 2002-2003; el resultado fue el
advenimiento al poder de los titulares del poder social-dem�cratas y de
dirigentes de masas izquierdistas radicales.
Derrotar a los golpistas respaldados por EEUU mediante la movilizaci�n de masas
v�a acci�n directa extra-parlamentaria, libre de "pactos" con los EEUU o las
oligarqu�as internas, asegur� que la restauraci�n de Chavez llevara a
radicalizar su programa soco-econ�mico. El golpe en contra de Chavez fue corto y
sin consecuencias, estructuralmente hablando. El golpe al r�gimen no pudo
reprimir violentamente, ni aterrorizar ni atomizar la base de las masas
chapistas, ni levantar un Nuevo Orden "irreversible" de firmas p�blicas
privatizadas y estrechar lazos financieros con Wall Street. El breve intento de
desmantelar las instituciones representativas del estado y de la sociedad civil
fueron revocadas con rapidez, y sus autores desacreditados pol�ticamente a los
ojos de la mayor parte del p�blico democr�tico.
Conclusi�n
Los estudios de caso hist�ricos sobre "cambio de r�gimen" como producto de las
campa�as de desestabilizaci�n, invasiones y golpes sugiere que los resultados
discrepantes dependen de la naturaleza de los reg�menes escogidos, sus v�nculos
con el pueblo y posmilitares, sus prioridades pol�ticas, la duraci�n del tiempo
fuera del poder y las naciones anfitrionas en las que pasen la �poca en que
est�n fuera del poder.
En aquellos casos donde partidos y dirigentes progresistas estrictamente
electorales abandonan el poder, tienen pocos v�nculos importantes y continuados
con su base de poblaci�n y los militares, pasen una �poca larga como "hu�spedes"
en pa�ses imperiales y disfrutan de subsidios de donantes liberales, es muy
probable que al volver a ocupar la Presidencia adopten pol�ticas dirigidas por
el imperio a cambio de mantenerse en el poder.
En el "caso excepcional" de Venezuela, donde la movilizaci�n electoral y
pol�tica de las masas uni� identidades nacionales, de raza y clase en pol�ticas
y v�nculos democr�ticos con oficiales militares constitucionales, el cambio de
r�gimen orquestado por EEUU fracas� en un doble sentido: No s�lo fracas� en
cuanto a reemplazar un gobierno titular democr�tico sino que adem�s radicaliz�
su programa y pr�cticas sociales.
El "cambio de r�gimen" puede ser claramente una espada de doble filo; m�s
exitoso contra reg�menes electorales formales, pero mucho menos cuando va contra
gobiernos y movimientos pol�ticos con fuertes ra�ces en las masas, con v�nculos
con las mayor�as populares y el poder militar.
(Quiero expresar mi agradecimiento al Profesor Dennis Canterbury por su ayuda
a la hora de recopilar datos sobre los reg�menes caribe�os).
N. de T.:
[*] AFL-CIO: confederaci�n de sindicatos en EEUU