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Documentos de Noam Chomsky

26 de septiembre de 2003

Entrevista a Noam Chomsky, lingüista y analista estadounidense
El pueblo de EEUU, manipulado por el temor y la desesperanza

Jim Cason yDavid Brooks
La Jornada
Washington y Nueva York, 23 de septiembre. Noam Chomsky cree que no hay gran misterio para explicar por qué las encuestas registran que una mayoría de los estadunidenses apoya al presidente republicano George W. Bush, a pesar de que sus políticas son fundamentalmente contrarias a los intereses del pueblo: "este país está muy manipulado por el temor y un sentir de desesperanza".

En entrevista con La Jornada, Chomsky comentó que aunque a primera vista pareciera difícil creer que un país abierto políticamente -con la primera economía mundial y con más canales de información y medios que cualquier otro- pudiera ser manipulado tan fácilmente, "la gente tiende olvidar que Alemania estaba en la plena cima de la civilización occidental en los años 30".


Las encuestas que demuestran un amplio apoyo para Bush son un indicador insuficiente para entender a este país, sostuvo el lingüista: "Uno debe ver las otras encuestas, como la que mide el nivel de desesperanza, o sea, el grado en el que la gente cree poder hacer cualquier cosa en torno a la política gubernamental".

El reconocido profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts y crítico político indica que este sentir público de desesperanza, de que no se puede hacer nada para cambiar la política nacional de este país, se ha venido incrementando desde el gobierno de Ronald Reagan, y que llegó a su punto más alto en 2000.

"La gente se siente sin esperanza y está atemorizada. Este es un país muy asustado, y eso ha sido verdad durante mucho tiempo -explicó-. Líderes y medios sin escrúpulos pueden explotar estos temores, y lo hacen".

El gobierno actual en Washington está integrado, en gran parte, por funcionarios que participaron en el gobierno del presidente Reagan, en los años 80.

"Para la mayoría del pueblo de este país los años de Reagan fueron de estancamiento o declive. En 1992 Reagan era percibido co-mo el ex presidente vivo con menor popularidad, junto con Ri-chard Nixon y muy por debajo de Jimmy Carter", indica Chomsky.

"żY entonces, cómo lograron mantener el poder?", se pregunta.

Cada año hay un nuevo pánico, dice, y señala algunos ejemplos, como los supuestos asesinos libios que estaban en Washington tratando de matar al presidente, la amenaza cubano-rusa que representaba Granada dos años después, seguida por la "amenaza" a la seguridad de Estados Unidos que significaba Nicaragua.

"Reagan realmente declaró una emergencia nacional por la amenaza de Nicaragua contra Estados Unidos", recuerda Chomsky. "De-cían entonces que (los sandinistas) estaban a sólo dos días de viaje por carretera de Texas".

Después se habló de los "árabes locos", y entonces del crimen y, en el gobierno de George Bush pa-dre, la guerra contra las drogas. "Esta constante estimulación del temor lleva a los estadunidenses a buscar asilo bajo el paraguas del poder", apunta.

Y los estrategas del actual presidente han hecho explícito este argumento.

El jefe del gabinete, Karl Rove, señaló a sus filas republicanas, el año pasado antes de las elecciones legislativas, que tenían que enfatizar los temas de seguridad nacional en las campañas electorales de noviembre de 2002, ya que si el enfoque eran temas económicos y sociales el partido del presidente sufriría un revés en las urnas.

Lo que ocurrió después, como recordó Chomsky, es historia bien conocida. En septiembre, dos meses antes de esas elecciones, el propio presidente empezó a hablar constantemente respecto de la amenaza "inminente" que representaba Irak y los vínculos entre ese país, Al Qaeda y los atentados del 11 de septiembre de 2001.

"Si uno observa las encuestas, para fines de septiembre una ma-yoría de la población creía que Irak sí era una amenaza inminente para la seguridad de Estados Unidos. Dos meses después una ma-yoría creía que ese país árabe estaba vinculado con el terrorismo internacional y que, además, estaba involucrado con el 11 de septiembre", recordó Chomsky.

Agregó: "Son ideas fuera de la realidad, nadie en el mundo cree eso. Pero en Estados Unidos esa fue la opinión dominante".

Estos mismos estrategas de la Casa Blanca ya han declarado que el tema para las elecciones presidenciales de 2004 -cuando Bush buscará la relección- será continuar con lo mismo: seguridad nacional y la guerra contra el terrorismo internacional.

"No pueden permitir que entren al debate los temas sociales y económicos, ya que estos están da-ñando a la población", señaló el reconocido intelectual.

El temor propiciado por los políticos y los medios promueve apoyo conservador al gobierno, mientras que el sentir de desesperanza invita a la gente a retirarse de los debates políticos nacionales e internacionales.

El resultado principal es que cada vez menos gente se molesta con cosas como votar y las elecciones son definidas por un pequeño núcleo del electorado. En los comicios legislativos nacionales de 2002 poco más de 38 por ciento de los estadunidenses con derecho a voto acudió a las urnas.

De los que votaron, la clase trabajadora blanca votó en gran medida por los republicanos, a pesar de que las políticas promovidas por este partido son las que más dañan a ese sector, señaló.

En efecto, las campañas de los republicanos mantuvieron el enfoque en temas que presentaron como claves: la oposición al control de armas en manos privadas y la importancia de la religión.

Anticipando las dudas de los dos reporteros de que tal manipulación en esta escala es posible, Chomsky advierte que aunque no sabe cuánto tiempo puede durar, sí hay un precedente para esto.

"Tomen, digamos, la Alemania nazi. Ese país fue justo antes un centro de las artes, las ciencias, con la población más educada del mundo en los años 30. Pero con Alemania en la cima de la civilización occidental, sea lo que sea eso, fue posible llevar a la gente a una histeria por una conspiración judía-bolchevique que estaba por destruir la civilización occidental. Se puede lograr", recuerda.