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Documentos de Noam Chomsky

¿Quién va a hacerse cargo del mundo, y cómo? (I)


Noam Chomsky
Cuba Debate

Recién ha pasado el primer aniversario de la declaración del presidente (Bush) sobre la victoria en Irak. No hablaré sobre lo que ocurre en el terreno. Existe información más que suficiente al respecto sobre ello, y podemos sacar nuestras propias conclusiones. De ésto me referiré solamente a: ¿Qué le ha ocurrido a los iraquíes? Sobre ello conocemos poco, porque no se ha investigado.

Recientemente se han dado a la voz pública algunas sorpresas sobre este vacío en nuestro conocimiento en la prensa británica.. Se trata de un mal entendido. Resulta una práctica general. De ese modo no sabemos, entre millones, cuántos murieron en el curso de la guerras estadounidenses en Indochina.

Tan ligeras resultan la información y la preocupación que el único estudio minucioso que encontré estima en 100,000 el número de viertnamitas muertos, casi el 5% de la cifra oficial, y probablemente el 2-3% de la cifra real. Verdaderamente nadie sabe que la víctimas de la guerra química estadounidense que comenzó en 1962 se estiman en unas 600,000, y aún continúan mueriendo, o que recientemente se descubrió que el empleo de carcinógenos devastadores resultó el doble de la cifra divulgada, y a niveles incomparablemente superiores que cualquiera tolerado por las sociedades industriales.—todo en Viet Nam del Sur, el Norte se respetó en especial de esta atrocidad.

Como un experimento pensado, pudiéramos preguntarnos como reaccionaríamos si los alemanes estimasen en dos o tres millones los muertes ocurridas durante el Holocausto y tuviésemos poco conocimiento o interés acerca de las modalidades de la carnicería.

Existe una excepción para la pérdida de información sobre las bajas en Indochina. Desde el comienzo han tenido lugar esfuerzos muy intensos para revelar, o muy a menudo, simplemente para inventar, atrocidades que pudieran atribuirse al Khmer Rouge. La literarura posterior a los Khmer Rouge sobre el tópico resulta sustancial, oscilando desde estimados sorprendentemente bajos de los crímenes de los Khmer Rouge en el curioso estudio demográfico de 1980 realizado por la CIA, cuando al final estuvieron disponibles las evidencias sobre la elevada cantidad de atrocidades, hasta los estimados más elevados y creíbles realizados por estudiosos serios y profundos. Uno apenas puede dejar de observar que la única excepción de la regla comprende a aquellos crímenes que resultaron útiles desde el punto de vista de la doctrina impuesta.

Volviendo a Irak, la información resulta habitualmente ligera, pero no se carece completamente de ella. Un estudio realizado el pasado noviembre por la organización de salud MEDACT, radicada en Londres, apenas menciona que los Estados Unidos reportaron un estimado bruto de 22,000 a 25,000 iraquíes muertos, y también informó sobre un incremento en la mortalidad materna, cercano al doble de la malnutrición aguda y un aumento en las enfermedades transmitidas por el agua y en la prevenibles por vacunación.

"Lo más importante que surge (del estudio) es que los datos no son asequibles" comentó el Dr. Victor Sidel, una notable autoridad sanitaria estadounidense, presidente anterior de Médicos Internacionales para la Prevención de la Guerra Nuclear y un asesor de dicho estudio.

Dos meses atrás, una misión en busca de datos desplegada por la Organización No Gubernamental belga Ayuda médica para el Tercer mundo descubrió que aún los devastadores efectos de las sanciones impuestas por los Estados Unidos de América y el Reino Unido no han sido levantadas, incluyendo el veto a las medicinas, y que la mortalidad infantil está aparentemente aumentando, y que el estado general de salud está decayendo a causa de las deterioradas condiciones de vida, falta de acceso a los alimentos, al agua potable, a la asistencia médica y a los hospitales ; y una marcada disminución en el poder adqusitivo –principalmente como resultado de lo que debiera haber sido una de las ocupaciones militares más sencillas de todos los tiempos. "Ha sido uno de los fallos más extraordinarios en la historia," hizo notar muy acertadamente el veterano corresponsal británico Patrick Cockburn.

La mejor explicación que escuché provino de un alto funcionario de uno de las principales organizaciones de ayuda humanitaria, quien posee una amplia experiencia en algunos de los sitios más terribles del mundo. Después de varios frustrantes meses en Bagdad, dijo que nunca había visto semejante combinación de "arrogancia, ignorancia, e incompetencia" -refiriéndose no sólo a lo militar, sino también a los civiles que mandan en el Pentágono. En Irak han triunfado en lograr en buena medida lo que hicieron en la arena internacional: convertir rápidamente a los Estados Unidos de América en el país a menudo más odiado y temido del mundo. Las más recientes encuestas profundas sobre Irak –antes de las recientes revelaciones sobre tortura – mostraron que entre los árabes iraquíes, los Estados Unidos se consideran como una "fuerza de ocupación" en vez de una "fuerza de liberación" en una relación de 12 a 1, y la cifra va en aumento. Si tenemos en cuenta también a los Kurdos, quienes tienen sus aspiraciones y esperanzas características, las cifras aún resultan abrumadoras : 88% de todos los Iraquíes de acuerdo con una reciente encuesta, también anterior a Abu Ghraib.

Rumsfeld-Wolfowitz y asociados también triunfaron en convertir al joven clérigo Moqtada al-Sadr, anteriormente una figura marginal, en el segundo líder más popular en Irak, seguido del Gran Ayatola Ali Sistani, con 1/3 de la población "apoyándolo fuertemente" y otro tercio "apoyándolo de alguna forma". Otras encuestas occidentales encuentran el apoyo a las fuerzas ocupantes reflejado en dígitos sencillos, y lo mismo ocurre con el Consejo de Gobierno que ellos eligieron.

Pero pondré a un lado a Irak, y pasaré a la "nueva gran estrategia imperial" que iba a ser puesta en marcha con la conquista de Irak, y las doctrinas y visiones que subyacen en ella. La frase "nueva gran estrategia imperial" no es mía. Procede de una fuente más interesante: « Foreign Affairs », el principal órgano de prensa del sistema; el órgano de prensa del Consejo de Relaciones Exteriores. La invasión a Irak fue virtualmente anunciada en septiembre de 2002, junto con la Estrategia de Seguridad Nacional de la Administración Bush, la cual declaró la intención de dominar el mundo por un futuro indefinido y de destruir cualquier desafío potencial a la dominación de los Estados Unidos. A la ONU se le informó de que esto pudiera ser "relevante" si autorizaba lo que Washington haría de todos modos, o quizás podría tornarse en una sociedad en debate, como los instruyó Colin Powell, el moderado de la Administración.

La invasión iba a ser la primera prueba de la nueva doctrina anunciada por el Consejo de Seguridad Nacional "la cápsula de petri en la cual este experimento de política al vacío se desarrolló," El diario New York Times informaba que el experimento fue declarado un gran éxito hace un año.

La doctrina y su puesta en práctica en Irak trajeron protestas sin precedentes alrededor del mundo, incluyendo a la élite de la política exterior en el país. En Asuntos Exteriores la "nueva gran estrategia imperial" fue inmediatamente criticada como una amenaza al mundo y a los Estados Unidos de América. La crítica de la élite fue notablemente amplia, pero en marcos estrechos: el principio no es incorrecto, pero el estilo y la puesta en práctica resultan peligrosos, una amenaza a los intereses estadounidenses.

El alcance básico de la crítica fue captada por Madeleine Albright, también de Asuntos Exteriores. Ella hizo énfasis en que cada Presidente posee una doctrina semejante, pero la guarda en su bolsillo trasero, para utilizarla cuando haga falta. Resulta un error serio golpear a las gentes en la cara con ella, y ponerla en práctica en un desfachatado desafío aún con los aliados, dejando solo al resto del mundo. Sencillamente eso resulta tonto, otro ejemplo de la peligrosa combinación "arrogancia, ignorancia, e incompetencia."

Albright por supuesto sabía que Clinton tenía una doctrina similar. Como embajadora de la ONU, había reiterado al Presidente del Consejo de Seguridad el mensaje de Clinton hacia ellos de que los Estados Unidos actuaría "multilateralmente en la medida de lo posible pero unilateralmente cuando fuese necesario." Y después como Secretaria de Estado de Clinton seguramente sabía que la Casa Blanca había tergiversado el significado en mensajes al Congreso declarando el derecho al "uso unilateral de la fuerza militar" para defender intereses vitales, los cuales incluyen : "asegurar acceso sin limitaciones a mercados claves, suministros de energía y recursos estratégicos" sin siquiera los pretextos diseñados por Bush y Blair. Tomado al pie de la letra, la doctrina Clinton resulta más expansiva pero fue emitida tranquilamente, de manera de no despertar hostilidad. y lo mismo tuvo lugar con su puesta en práctica. Y como bien destacó Albright, la doctrina cuenta con una larga tradición en los Estados Unidos- también en cualquier otro lugar, incluyendo precedentes en los que uno preferiría ni pensar.

Pese a los precedentes, la nueva gran estrategia imperial se consideró como de gran importancia. Henry Kissinger la describió como una doctrina "revolucionaria" la cual hacía jirones el orden internacional establecido en el sistema de la Westfalia del Siglo XVII, y por supuesto, la carta de las Naciones Unidas y la actual ley internacional, sin que valga la pena mencionarlo. El nuevo acercamiento revolucionario es correcto, así lo sintió Kissinger, pero él también previno sobre el estilo y la puesta en práctica. Y le añadió una cualidad crucial: no debe ser "universalizada." El derecho de agresión a voluntad (dejando a un lado los eufemismos) se reservaría a los Estados Unidos, tal vez a selectos clientes. Debemos rechazar enérgicamente lo más elemental de los truismos morales: medir a los demás con la misma vara que nos medimos a nosotros.

Otros criticaron la doctrina y su primera prueba en terrenos marcadamente diferentes. Uno fue Arthur Schlesinger, tal vez el más respetado historiador estadounidense vivo. Al caer las primeras bombas sobre Bagdad, el recordó las palabras de Franklin Delano Roosevelt cuando Japón bombardeó Pearl Harbor en "una fecha que permanecerá viva en la infamia." Ahora son los estadounidenses quienes viven en la infamia, escribió Schlesinger, en la medida en que su gobierno seguía el curso del Japón imperial. Añadió que Bush y sus planificadores habían triunfado en transformar una "ola mundial de simpatía" hacia los Estados Unidos en una "una ola mundial de odio hacia la arrogancia y el militarismo estadounidense." Un año después fue mucho peor, según revelaron las encuestas internacionales. En la región con mayor experiencia en las políticas estadounidenses, entre las élites latinoamericanas, la oposición hacia Bush alcanzó el 87% entre los elementos más a favor de los Estados Unidos, 98% en Brasil y casi tan alto en México. De nuevo un logro impresionante.

Como también se anticipó, la guerra aumentó la amenaza del terror. Especialistas en el Medio Oriente quienes monitoreaban actitudes en el mundo musulmán estaban atónitos por el renacimiento de la llamada "Guerra Santa Islámica Mundial," la cual había estado en decadencia. Aumentó el reclutamiento para las redes de Al-Qaeda. Irak, que no tenía lazo alguno anterior con el terror devino en un "refugio del terrorismo", sufriendo también sus primeros ataques suicidas desde el Siglo XIII. En el 2003 los ataques suicidas alcanzaron sus niveles más altos en los tiempos modernos. El año concluyó con un alerta contra el terror, con una severidad sin precedentes en los Estados Unidos.

En el primer aniversario de la guerra, la Gran Estación Central de Nueva York estuvo patrullada por policía fuertemente armada, una reacción al atentado de Madrid, el peor acto terrorista en Europa. Pocos días después, España votó en contra del gobierno que se había sumado a la guerra contra la voluntad de la abrumadora mayoría, y por ello, obtuvo grandes elogios por su rol estelar en la Nueva Europa como la esperanza del futuro; comentaristas occidentales triunfaron brillantemente en "pasar por alto" que el criterio para la condición de miembro (membresía) en la Nueva Europa era la voluntad para echar a un lado la voluntad popular y seguir órdenes desde Crawford, Texas.

Un año después, España fue amargamente condenada por aquietar al terror mediante la retirada de sus tropas de Irak, a menos que lo hiciera bajo la autoridad de la ONU. Los comentaristas dejaron de destacar que ésta es esencialmente la posición del 70% de los estadounidenses, quienes apelan a la ONU para que ésta vaya al frente en la seguridad, en la reconstrucción económica y en el trabajo con los iraquíes con vistas a establecer un gobierno democrático. Pero tales hechos apenas resultan conocidos, y los mismos no figuran en la agenda electoral, otro ejemplo ilustrativo de las " credenciales democráticas."

Ahora mismo existe un curioso espectáculo emprendido entre los comentaristas occidentales, quienes debaten de manera solemne si en la Administración Bush bajaron de categoría la "guerra del terror" en favor de las ambiciones de la misma en Irak. El único aspecto sorprendente de las revelaciones de los antiguos funcionarios de la administración Bush, que provocó el debate, es que cualquiera los encuentra sorprendentes cuando está tan claro que al invadir Irak la administración hizo eso mismo: aumentar a sabiendas la amenaza del terror para alcanzar sus objetivos en Irak.

Pero aún sin esta dramática demostración de prioridades, las conclusiones debieran ser obvias. Desde el punto de vista de los planificadores del gobierno, el ranking de las prioridades es completamente racional. El terror pudiera matar miles de estadounidenses; ya que eso ha estado claro desde el intento por parte de combatientes de la yijad islámica, entrenados por los Estados Unidos, de volar el Centro de Comercio Mundial en 1993.

Pero ello no resulta muy importante en comparación con establecer las primeras bases militares seguras en un estado dependiente como cliente en el corazón de las mayores reservas mundiales de energía - "una estupenda fuente de poder estratégico" y un incomparable "premio en metálico," tal y como reconocieron altos fucionarios en la década de 1940, si es que no lo hicieron antes. Zbigniew Brzezinski escribe "el rol de la seguridad estadounidense en la región" - en un Inglés sencillo, su dominio militar - "ofrece una palanca indirecta pero políticamente crítica en las economías asiáticas y europeas que son también dependientes de las exportaciones de energía de la región."

Como bien sabe Brzezinski, la preocupación de que Europa y Asia pudieran variar su curso hacia la independencia resulta un problema medular dentro del dominio mundial actual, y ha sido una preocupación fundamental por muchos años. Cincuenta años atrás, George Kennan, el planificador principal, observó que el control de la estupenda fuente de poder estratégico le concedía a los Estados Unidos el "poder del veto" sobre lo que pudieran hacer sus rivales.

Treinta años atrás, Europa celebraba el Año de Europa, en reconocimiento a su recuperación de los tiempos de la guerra. Henry Kissinger pronunció un discurso del " Año de Europa " en el cual recordaba a sus subordinados europeos que su responsabilidad es hacia sus "responsabilidades regionales" dentro del "marco del órden total" administrado por los Estados Unidos de América. Hoy día los problemas son más severos, extendiéndose hacia la dinámica región del Noreste Asiático. El control del Golfo y del Asia Central se torna, en consecuencia, más importante. La importancia se incrementa por la esperanza de que el Golfo desempeñará un rol aún más prominente en la producción de energía mundial en las próximas décadas. El apoyo estadounidense y del Reino Unido hacia crueles dictaduras en Asia Central y el control sobre los oleoductos continuará por parte de aquellos cuya supervisión es parte del "gran juego" renovado.