Chomsky denuncia el falso poder de la ciencia, la política y la religión
"La ciencia no está desplazando a la religión porque no hay nada que
desplazar"
Juan Antonio Roldán
DiarioDigital RD
Chomsky ha sido una de las personalidades más relevantes en la lingüística y
en la ciencia cognitiva contemporánea. En una entrevista concedida a Science &
Theology News, señala que ciencia, política y religión pueden constituirse en
"falsos profetas" que creen poseer la verdad y contribuir así a pervertir la
conducta humana.
Esta perversión ocurre cuando perdemos el horizonte del enigma (por la ilusión
de la verdad) y las posibilidades de la libertad (por la ilusión de que el poder
científico, político o religioso puede imponernos lo que debemos hacer). La
religiosidad en realidad es humilde, pero es una inclinación del hombre a
entregarse a una práctica que abre a una esperanza de futuro.
A sus 77 años de edad, Noam Chomsky ha sido entrevistado por Matt Donnelly en
Science & Theology News (marzo 2006). De nuevo han salido a colación algunos de
los temas ya clásicos y persistentes de su pensamiento en lo referente a la
crítica al poder tanto científico, como político o religioso.
Para Chomsky, el conocimiento humano es muy limitado tanto en la ciencia, como
en la política o en la religión. La exageración del conocimiento conduce a
fundamentaciones falsas de un uso del poder abusivo en ciencia, política y
religión.
Ciencia, política y religión pueden constituirse así en "falsos profetas" que
creen poseer la verdad, pero contribuyen a pervertir la conducta humana. Esta se
pervierte al perder el horizonte del enigma (por la ilusión de la verdad) y al
perder las posibilidades de la libertad (por la ilusión de que el poder
científico, político o religioso, puede imponernos lo que debemos hacer).
Noam Chomsky encabezó la lista de los 100 intelectuales más influyentes del
mundo, según el Prospect/Foreign Policy del año 2005, pasando por encima de
Richard Dawkins, Václav Havel o Salman Rushdie. Es notable que así sea, ya que
Chomsky, al fin y al cabo, representa precisamente la crítica del intelectual
que se prostituye ante el poder: es el intelectual anti-intelectual que critica
el falso uso de la razón en "servicio del poder".
La obra de Chomsky
Chomsky ha sido durante más de cincuenta años profesor e investigador de
lingüística en el Massachussets Institute of Technology ([MIT]url: http://web.mit.edu/).
Nació en Philadelphia en una familia judía de inmigrantes del este de Europa y
no pocas de sus posiciones filosóficas podrían ponerse en relación con los
principios de una religión de prácticas como es el judaísmo de la Torah.
Las aportaciones de Chomsky han tocado una variada serie de campos. Es uno de
los padres de la llamada "revolución cognitiva", que vino a frenar la influencia
creciente de los enfoques conductistas en las ciencias humanas del siglo XX. Su
punto de vista establecía que debía postularse la existencia de una estructura
profunda en el cerebro humano, derivada evolutivamente y por herencia, que entre
otras cosas nos hacía capaces de aprender una lengua. Esta estructura constituía
algo así como una gramática humana universal, codificada neuronalmente, que
podía generar las diversas lenguas aparecidas en la historia y en las diversas
culturas. Esta "gramática universal" podía ser formalizada por el uso de modelos
matemáticos que esquematizarían una aproximación a esta lógica universal de la
mente humana universal, común a todos los hombres.
Es evidente que las intuiciones de Chomsky favorecieron que, en otros campos de
la psicología y de la ingeniería del conocimiento, se comenzara a trabajar en
modelos matemáticos que, en alguna manera, modelizaran también el funcionamiento
de la mente humana. Autores como Newell y Simon comenzaron pronto la
investigación hacia estos modelos formales, inspirados en el ordenador, capaces
de describir el funcionamiento de la mente. Son las teorías computacionales del
hombre que, aunque vinculadas a Chomsky, no pueden identificarse con el
pensamiento de éste, a nuestro entender mucho más comedido, ya que nunca, a
nuestro entender, ha pasado al terreno de lo que llamaríamos una idea
mecanicista o robótica del hombre.
El enfoque de Chomsky postula que cuando un niño nace lleva ya en su mente una
codificación neural de una estructura que le permitirá aprender el lenguaje a
toda velocidad. Pero Chomsky no defiende un apriorismo kantiano, ya que esta
estructura ha surgido a posteriori a lo largo del camino evolutivo de las
especies animales y de la especie humana. Es decir, esta estructura neural no
pertenece al hombre, impuesta desde un no se sabe dónde al margen del tiempo,
sino que se ha ido formando poco a poco en un marco evolutivo aposteriórico
(esto es, en dependencia de la experiencia animal y humana).
Servicio intelectual al poder
"La gente que se conoce como "intelectual" –nos dice Chomsky en la mencionada
entrevista- tiene el mérito primario de servir al poder. Así es desde las
noticias históricas más antiguas, en la Biblia, por ejemplo. Si se fijan en lo
que hacían los profetas, actuaban como lo que podríamos llamar "disidentes
intelectuales" …". "La gente a la que llamamos intelectuales no son diferentes
de los demás, excepto en que tienen un privilegio particular. La mayor parte
viven en la abundancia, están educados y tienen recursos. Cuando el privilegio
aumenta, también aumenta la responsabilidad …". Frente a este mundo de
posibilidades de los intelectuales, socialmente instalados, la gente normal se
encuentra en inferioridad de condiciones: luchan por la vida y la supervivencia
esencial; sin embargo, insiste Chomsky, muestran en ocasiones una perspicacia
intelectual mucho mayor que la de los intelectuales instalados y al servicio de
un sistema establecido que no resuelve los problemas y que son incapaces de
superar. Pero los intelectuales viven en la arrogancia de creer que poseen el
poder de las ideas y de la verdad.
El poder de la ciencia y de la política
"La ciencia trata de cosas muy simples y formula preguntas básicas sobre ellas.
Tan pronto como la ciencia se hace más compleja, ya no es capaz de responderlas.
La razón de que la física pueda llegar a tales profundidades es porque se limita
a cosas extremadamente simples, prescindiendo de la complejidad del mundo …".
"La ciencia difícilmente alcanza los asuntos humanos. Las circunstancias humanas
son demasiado complicadas. Incluso comprender los insectos es un problema
demasiado complicado para la ciencia. Así, las ciencias que tenemos no nos dicen
apenas nada de las dimensiones humanas".
La ciencia, para Chomsky, conoce el mundo, pero muy pobremente. Pero, sin
embargo, frente a esta "visión precaria", ofrece la visión prepotente de un
conocimiento absoluto ilusorio que funda una instancia de poder falsa. El
"ídolo" de un conocimiento final que se impone, resuelve las cosas, y sustituye
nuestra responsabilidad humana de vivir comprometidamente ante el enigma.
El poder de la política es algo semejante. Se crea la ficción de que el
concimiento (e incluso la ciencia) impone ciertos modos de actuar que se ofrecen
a la gente como inevitables. La manipulación de los medios de comunicación es el
instrumento con que la "razón política" se apropia del poder por imposición del
conocimiento. A esta denuncia había respondido ya una de las obras políticas más
importantes de Chomsky: Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass
Media.
El poder de la religión
"El mismo Jesús, y la mayor parte del mensaje evangélico, es un mensaje de
servicio a los pobres, una crítica del rico y poderoso, y una doctrina
pacifista. Y todo permaneció de esta manera hasta que se llegó a Constantino …".
La cruz, nos dice Chomsky, se puso en el escudo del imperio romano y se
convirtió entonces en símbolo de violencia y opresión; y así más o menos ha
continuado actuando la Iglesia hasta el momento. "Es llamativo que en tiempos
recientes grupos eclesiales, sobre todo obispos de América latina, pero no sólo
ellos, hayan tratado de volver a los evangelios".
"Cuando hablamos sobre religión –sigue diciéndonos Chomsky-, nos referimos a una
forma particular de religión, la que acabó dominando a toda la sociedad
occidental. Pero si miramos a otras sociedades en el mundo, vemos que sus
creencias religiosas son muy diferentes. La gente tiene derecho a creer todo lo
que considere, incluyendo creencias irracionales. En realidad todos nosotros
tenemos creencias irracionales, en un cierto sentido …". Ni siquiera las
ciencias pueden probarlo todo absolutamente, aunque nos lo quieran hacer creer,
dice Chomsky. ¿Es posible una prueba definitiva de las cosas? "Si buscas
pruebas, entonces ve a la aritmética; en ella se pueden probar cosas. Pero tú
estipulas entonces los axiomas. Pero las ciencias tratan de descubrir cosas, y
la noción de prueba no existe".
"La ciencia y la religión son inconmensurables. Pienso que la religión te dice:
aquí está lo que debes creer. El judaísmo es un poco diferente porque no es en
realidad una religión de creencias, sino una religión de prácticas. Si hubiera
preguntado a mi abuelo, que era un judío ultraortodoxo del este de Europa,
¿crees en Dios?, me habría mirado con una expresión atónita, y no hubiera sabido
de qué estaba hablando. Lo que debes hacer es llevar adelante las prácticas
religiosas. Naturalmente, se llega siempre a decir: yo creo en esto o en
aquello. Pero la creencia no es el centro de la religión. El corazón de la
religión son las prácticas que asumes y llevas adelante. Y sí, ciertamente, hay
un sistema de creencias detrás de la práctica, en alguna manera. Pero no se
pretende que sea una descripción del mundo. Se trata sólo de un contexto en el
que se hacen las prácticas que se consideran oportunas".
Diríamos, pues, que para Chomsky la religión convive con el enigma y la
oscuridad de las creencias. Sin embargo, es un compromiso existencial con una
práctica que se acepta en su precariedad y no pretende llegar a dominar la
realidad por el conocimiento y buscar su instalación consecuente en el poder. La
religiosidad es así humilde; pero es una inclinación del hombre al entregarse a
una práctica que abre a una esperanza de futuro.
Chomsky ante el ateísmo
"En realidad no sé lo que es un ateo. Cuando la gente me pregunta si yo soy un
ateo, debo preguntarles qué es lo que preguntan. ¿Qué es aquello en lo que se
supone que yo no creo? Hasta que no puedas reponderme a esta pregunta, no podré
decirte si soy un ateo. Y en este sentido la pregunta no se plantea". "No veo
cómo alguien puede ser agnóstico si no se sabe qué es aquello en lo que se
supone que se cree o se rechaza". En realidad, para Chomsky, la ciencia ni
prueba ni rechaza la existencia de Dios. La cuestión divina pertenece a una
dimensión enigmática que no puede ser abarcada por la ciencia, ni siquiera por
la religión.
El punto de vista de Chomsky sobre el ateísmo parece, pues, a nuestro entender,
derivarse de su idea de la limitación del conocimiento, tanto en la ciencia,
como en la política, como en la religión. El enigma, la oscuridad, la incógnita,
nos rodean y condicionan en nuestra situación humana. Su punto de vista parece
congruente entonces con la epistemología moderna, propia de la cultura ilustrada
y tolerante en que vivimos.
" … La concepción de la ciencia cambió. En lugar de tratar de mostrar que el
mundo nos es inteligible, reconocimos que no lo es. Sin embargo, simplemente
decimos: conocemos sólo la forma en que el mundo funciona. Y las pretensiones de
la ciencia han paso de pretender mostrar cómo el mundo nos es inteligible, que
no lo es, a pretender mostrar que hay "teorías" que nos hacen inteligible el
mundo. Esto es la ciencia: el estudio de teorías inteligibles que nos dan una
explicación de algunos aspectos de la realidad". Son teorías, por tanto, según
esta concepción de Chomsky, meramente funcionalistas que no nos desvelan la
esencia enigmática de la realidad.
Inmersos en la oscuridad
La posición de Chomsky parece entenderse, por tanto, como una crítica del poder
fundada en una manipulación del conocimiento, en la ciencia, en la política y en
la religión. Aunque sus posiciones son muy radicales y no serán aceptadas por
todos, evidentemente, y serían susceptibles de diversas matizaciones, no cabe
duda de que se trata de una posición comprometida y respetable.
"Cuando la gente –concluye Chomsky- considera lo que la ciencia nos dice acerca
de los asuntos realmente humanos, es la mayor parte de la veces una broma.
Además, incidentalmente, tampoco pienso yo que la religión nos diga mucho más.
Por tanto, no es que la ciencia esté desplazando a la religión, porque no hay
nada que desplazar". En cuanto al conocimiento, por consiguiente, tanto ciencia
como religión se mueven en una oscuridad de fondo.
Juan Antonio Roldán es miembro de la Cátedra CTR. Comentario a la entrevista de
Matt Donnelly a Noam Chomsky publicada en Science&Theology News.
Tomado de la revista Tendencias Científicas