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18 de agosto del 2002

Buscado: un Secretario General de la ONU íntegro

James Petras
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Mucha gente progresista en todo el mundo solía considerar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la mejor institución para la solución pacífica de conflictos y para servir la causa de la justicia, libre del control de los intereses de las grandes potencias. Dentro de la ONU, el secretario general era considerado como una persona de ecuanimidad, integridad y, sobre todo, independencia de la persuasión de las grandes potencias. Para algunos izquierdistas postmodernos como Toni Negri, la ONU era un nuevo modelo para un gobierno mundial.
La historia reciente nos enseña una lección diferente –la atroz bancarrota de la ONU como una institución por la paz y la decadencia moral de la función del Secretario General bajo Kofi Annan. Una y otra vez hemos visto cómo la ONU permanece pasiva o realmente colabora ante guerras de agresión, limpieza étnica y genocidio económico.
Para ser justos, la ONU, en las décadas previas, estaba lejos de ser una organización perfecta y el Secretario General era usualmente una persona que evitaba las confrontaciones con las grandes potencias –particularmente con los países de la OTAN. Pero en los años 70 y hasta principios de los 80, la Asamblea General solía criticar consecuentemente las desigualdades entre el Norte y el Sur, y proponía un nuevo orden mundial en el que el Tercer Mundo recibiría la ayuda técnica y financiera necesaria para el desarrollo social y económico. Entonces, el Secretario General Kurt Waldheim se negó a ceder ante la presión de EE.UU. y tomó una actitud equitativa hacia el Oriente Próximo, oponiéndose a la ocupación israelí y apoyando una solución de dos estados. Incluso Boutros-Gali, que inicialmente fue apoyado por Washington y que fue el predecesor de Annan, se opuso a la ocupación israelí y estuvo a favor de una conferencia multilateral más activa con la participación de Europa. Washington se opuso a su reelección, a pesar de que en general tenía puntos de vista pro-occidentales.
Kofi Annan fue el candidato preseleccionado por Washington para el puesto de Secretario General. Presentado como "representante de África," Annan fue elegido gracias a una fuerte intervención, sobornos y amenazas de EE.UU., hacia sus clientes y receptores de ayuda de África y América Latina. Annan no poseía una base política independiente de apoyo, era un virtual desconocido del público en general, pero era conocido en Washington, como un candidato maleable con el que podía contar para que cumpliera con sus órdenes en todos los temas de importancia para EE.UU. Fiel a su vocación, Kofi ha ganado el título de "El Mensajero" en círculos de la ONU, por su capacidad para transmitir las órdenes de Washington a la comunidad mundial.
Bajo Annan, varios importantes funcionarios de la ONU con una actitud crítica, por razones humanitarias, hacia las políticas de EE.UU., han sido obligados a renunciar; guerras agresivas han sido excusadas y la ONU ha suministrado fuerzas de ocupación militar ("mantenedores de la paz") para consolidar las victorias imperiales. Bajo Annan ha perecido más de un millón de iraquíes, mientras se niega a condenar el embargo y ha forzado la renuncia de dos vicesecretarios generales de la ONU a cargo de los programas de "Petróleo por alimentos" que criticaron el embargo dirigido por EE.UU. como un desastre humanitario. Bajo Annan, la ONU ha encubierto crímenes contra la humanidad cometidos por EE.UU. y su aliado israelí.
Finalmente, ningún Secretario General ha sido más flagrante y públicamente identificado con el libre mercado y las multinacionales que Kofi Annan.
Su historial habla por sí sólo:
Cuando la ONU organizó el mortífero embargo contra Irak, Annan lo administró –utilizando a la ONU como pantalla para un programa que impedía que Irak reconstruyera su infraestructura básica para suministrar agua limpia, un suministro adecuado de alimentos y de productos farmacéuticos. Además permitió a sabiendas que un equipo de inspección de armamentos de la ONU, infiltrado por espías de EE.UU., reuniera información utilizada en los bombardeos de EE.UU. El antiguo Jefe de Inspectores de Armamentos de la ONU en Irak (1991-1997), Rolf Ekeus confirmó recientemente que Annan retiró los inspectores de la ONU a fines de los años 90, cuando Washington informó a Annan que estaban planeando el bombardeo de Bagdad. Más tarde, Annan repitió la mentira de Washington de que Irak había expulsado el equipo de inspección de la ONU. Durante todo el período Annan se ha negado a negociar la naturaleza del proceso de inspección – a pesar de la admisión de espionaje de la misión anterior –repitiendo la estipulación de "sin condiciones" de Washington.
Dos distinguidos funcionarios civiles internacionales, Denis Haliday y Hans Von Sponeck, que sirvieron bajo Annan como coordinadores humanitarios en Irak entre 1997 y 2000, renunciaron en protesta contra la prolongación del embargo y la aquiescencia del Secretario General.
Bustani, un destacado brasileño a cargo de la Comisión de las Naciones Unidas contra los armamentos químicos y biológicos, responsable por la supervisión, acusó a Estados Unidos de haber dirigido la campaña para desbancarlo. Annan recibió bien su reemplazo.
Mary Robinson, la antigua Presidente de Irlanda y conocida humanitaria, fue obligada por Washington a renunciar como Alta Comisionada de la ONU sobre Derechos Humanos. Annan le agradeció sus servicios y acogió positivamente su reemplazo.
Durante los ataques de EE.UU. y de la OTAN contra Yugoslavia, Annan nunca expresó crítica alguna contra el bombardeo de objetivos civiles –hospitales, obras hidráulicas, estaciones de televisión. La misión de Annan de la ONU en Kosovo no actuó para impedir el asesinato de más de 2.000 personas y la fuga obligada por el ELK de 200.000 no albanos después de la guerra. En lugar de hacerlo, Annan ajustó su retórica sobre la naturaleza humanitaria de la guerra de la OTAN.
Mientras crecía la oposición mundial a la Organización Mundial de Comercio y el Foro Social Mundial en Porto Alegre lograba la atención del mundo, Annan voló a Davos, Suiza, y dio un endoso sin precedentes de la ONU a los "libre mercados" y a la "globalización" ante la reunión de multimillonarios y funcionarios corporativos. Nunca antes un Secretario General había hecho una tal inequívoca declaración en defensa de una de las instituciones más corruptas y explotadores de nuestra época.
Más recientemente, Annan ha servido a sus amos de Washington ofreciendo una pantalla para crímenes contra la humanidad. Después de la destrucción israelí de Yenín, donde miles perdieron su hogar y cientos de civiles fueron asesinados o heridos, Annan envió una comisión a Yenín para "investigar" el alcance de la catástrofe humana. Basándose en fuentes israelíes, ignorando a las agencias médicas y humanitarias palestinas, la comisión de Annan declaró que no hubo masacre, ya que sólo pudieron identificar a 53 muertos, incluyendo a 26 civiles. Los medios israelíes y los medios de masas de EE.UU. difundieron la propaganda de la "no masacre" en un intento por desacreditar a los palestinos y a todos los críticos de la violencia israelí – mientras Annan permanecía hipócritamente en segundo plano.
Poco después Washington se vio nuevamente ante profundos problemas por la matanza de numerosos aldeanos afganos. Annan envió otra comisión a Afganistán. Esta vez el informe preliminar indicó que había ocurrido una masacre y que las fuerzas de EE.UU. penetraron a la escena del crimen y eliminaron evidencia condenatoria. Cuando el informe preliminar fue filtrado a la prensa, el fiel sirviente de Washington, Kofi, intervino y el informe fue corregido para complacer a la administración Bush. El informe completo nunca fue hecho público.
Kofi Annan ha establecido nuevos estándares para el nombramiento de un Secretario General de las Naciones Unidas: El servilismo hacia Washington, la agilidad en la manipulación de informes para que convengan a las potencias occidentales, la aquiescencia en el despido de funcionarios humanitarios dedicados, y la ceguera moral ante las depredaciones imperiales.
No cabe duda que Annan ha servido bien al imperio de EE.UU., pero ha causado un gran perjuicio a la humanidad, sobre todo a los millones en el Oriente Próximo, en Asia del Sur y en los Balcanes. Sus frases piadosas y vacías no engañan a nadie. Bajo su dirección la ONU ha degenerado, su misión se ha degradado de ser un instrumento de paz y justicia a ser una organización para la guerra, cuyos funcionarios se enriquecen encubriendo las atrocidades de Washington y sus aliados. Esto es más evidente en Kosovo que en ninguna otra parte, donde se ha visto que los funcionarios de la ONU no son sólo los mejores clientes en los burdeles con muchachas adolescentes, sino que algunos han formado operaciones comerciales conjuntas con empresarios albanos –liberados de las restricciones del ahora destruido estado yugoslavo. Sin duda Kofi Annan registrará esto como otra exitosa misión humanitaria de las Naciones Unidas. ¿Quién nominará a Kofi para el Premio Nobel de la Paz – Rumsfeld o el agradecido ELK?

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