Pueblos Originarios |
Los mapuches regresan a las tierras de Benetton
Marcela Valente
Tierramérica/IPS
Mapuches de la austral Patagonia argentina que en 2002 protagonizaron un
conflicto de tierras con el grupo textil italiano Benetton volvieron a ocupar un
predio de la firma reivindicando derechos ancestrales.
"Esta no es una protesta ni una acción clandestina. No pretendemos ser
propietarios sino vivir como comunidad en nuestro territorio", declaró a
Tierramérica Mauro Millán, portavoz de los 25 mapuches que desde el 14 de
febrero ocupan el predio Santa Rosa en la meridional provincia de Chubut, en la
Patagonia.
Son seis familias las que están construyendo sus viviendas allí, cerca de donde
fueron expulsadas hace cinco años.
El predio Santa Rosa, de 534 hectáreas, está en la hacienda Leleque. En 1991,
Benetton adquirió la Compañía de Tierras Sud Argentino (CTSA), dedicada a la
producción agropecuaria, que incluía Leleque y otras estancias en la provincia.
En un sector de la hacienda, Benetton inauguró el Museo Leleque, homenaje a los
indígenas y otros pioneros de la región. Pero los mapuches dicen no querer verse
reivindicados como "trofeos de una cultura que destruye lo diferente" y reclaman
su derecho a la tierra.
La fiscalía de Esquel, ciudad más cercana al predio, presentó esta semana una
denuncia por usurpación. Pero voceros de la empresa aseguraron a Tierramérica
que se trata de una acción de oficio. La firma aún no definió una estrategia
legal sobre este reclamo, que consideraba un tema concluido.
La nueva comunidad asegura que el territorio le pertenecía desde antes de que se
creara la CTSA y que el despojo viene de entonces. "Esto para nosotros es un
regreso a un espacio territorial común de los mapuches; ahí hay cementerios de
antiguos pobladores", dijo Millán.
"Desde que nuestro pueblo fue usurpado, los terratenientes gozaron de impunidad,
de resguardo de su propiedad privada. ¿Acaso la nieve es privada, el viento, el
río es privado?", pregunta la proclama firmada por los mapuches, que advierten
que jamás renunciarán a ese terreno.
La empresa CTSA se formó en 1889 mediante una cesión de tierras del gobierno
nacional a 10 ciudadanos británicos, a cada uno de los cuales entregó 90.000
hectáreas, pasando por alto a comunidades mapuches que vivían allí y que
devinieron mano de obra de las nuevas estancias, entre ellas Leleque.
"Desde la cosmovisión mapuche tienen derechos. El problema es que la tierra se
repartió hace más de un siglo entre particulares, o sea que no es tierra
fiscal", dijo a Tierramérica Gonzalo Sánchez, autor del libro "La Patagonia
Vendida".
Con la compra de la firma CTSA, el grupo textil sumó 970.000 hectáreas en la
Patagonia y es el primer propietario privado de Argentina. En 2002, los mapuches
Atilio Curiñanco, Rosa Nahuelquir y sus hijos ocuparon el predio Santa Rosa,
convencidos de que era tierra fiscal.
Pero la empresa, que usaba ese predio para forestar, denunció la invasión y la
policía los desalojó violentamente, destruyendo su precaria vivienda y sus
cultivos y ahuyentando a los animales.
Los mapuches fueron denunciados penalmente por usurpación y una demanda civil
dirimió el problema de la tierra. En el proceso penal el juez sentenció falta de
dolo y sobreseyó a los acusados, pero en lo civil se resolvió que la tierra
pertenecía a Benetton.
"Siempre que a los pueblos originarios nos llevan al plano de la supuesta
legalidad es para perjudicarnos, pero nosotros tenemos argumentos para
discutir", aseguró Millán.
Desde aquella expulsión hubo gestiones que llevaron a Curiñanco y Nahuelquir
hasta Italia en 2004, de la mano de Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la
Paz argentino (1980), quien les consiguió una entrevista con Luciano Benetton.
Tras una tensa reunión en Roma, el empresario prometió estudiar una solución al
conflicto.
Meses después, Benetton ofreció al gobierno de Chubut 7.500 hectáreas en Piedra
Parada, una zona de Chubut a 200 kilómetros de la estancia Leleque. La idea era
destinar esa tierra a programas productivos para familias mapuches, pero se
rechazó la oferta.
"El gobierno de Chubut adujo que son tierras improductivas", explicó a
Tierramérica Paula Vázquez, de la consultora internacional Burson Masteller,
encargada de la comunicación de CTSA. "Es cierto que allí hay que invertir, pero
se puede forestar y criar ovejas", aseguró.
Ahora Curiñanco y Nahuelquir están de vuelta, con otras familias de su
comunidad, acampando en territorio que consideran de sus ancestros.
Benetton ofreció hacer una donación. "Pero tampoco es nuestra responsabilidad
reconocer derechos ancestrales sobre tierras adquiridas a una empresa
particular", destacó su portavoz.
Según Millán, "lo de la donación fue para lavar la imagen de Benetton, pero
jamás se nos propuso nada directamente. Piedra Parada es rica en sitios
arqueológicos, un lugar maravilloso y fértil, pero sólo terminó engrosando el
inmenso patrimonio de la firma", denunció.
El gobierno de Chubut, al que los mapuches reclaman políticas inclusivas, se
desentiende del asunto. "No intervenimos porque no estamos involucrados; es un
conflicto con una empresa privada", dijo a Tierramérica una funcionaria del
distrito que prefirió el anonimato.