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Perú

3 de julio del 2003

Perú: MRTA, el fin de una trayectoria sinuosa
Revisionismo armado: Confesión y arrepentimiento

Luis Arce Borja
Los dirigentes "históricos" del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA); Víctor Polay campos, Peter Cárdenas Schulte y Alberto Gálvez Olaechea, han capitulado definitivamente y se dan golpes de pecho por sus actividades anteriores. Se acabó los amagues y fintas revolucionarias con las que desde 1984 se presentaban a los medios de comunicación. Ahora reniegan del marxismo, que alguna vez publicitariamente dijeron defender. Dicen ahora ser partidarios de la democracia burguesa y llaman a defender el actual sistema social en Perú dirigido por Toledo. Acaban de confesar su arrepentimiento a la lucha armada y recomiendan "buscar nuevas vías" para resolver los problemas de los pobres. El confesor ha sido nada menos que la "Comisión de la Verdad y la Reconciliación" que el actual gobierno ha organizado para encubrir los crímenes y las matanzas masivas cometidas por las fuerzas armadas y los gobernantes en estos últimos 20 años. Los tres dirigentes que sufren prisión desde hace una década, hacen apología al sistema actual y señalan que "con la misma convicción con la cual ...nos levantamos en armas, apostarán ahora por afirmar el camino democrático que permita construir un Perú nuevo en un mundo nuevo". (1)

Víctor Polay Campos . "Sé que ahora se mantienen las causas o muchas de las causas que dieron base a la insurgencia armada, pero también sé que el Perú y el mundo han cambiado, y sé que ahora es posible buscar nuevas vías, nuevos caminos, en lo cual podamos resolver los problemas que aquejan a nuestra Patria... considero personalmente de que la tarea de ahora, la responsabilidad de todo peruano consciente, es defender esta democracia que tanto ha costado a nuestra Patria".

Peter Cárdenas Schulte "... Estamos dispuestos a asumir un compromiso de volver a la vida democrática y social del país".

Alberto Gálvez Olaechea. "La idea del marxismo como una verdad universal, ha demostrado ser falaz. Hay diversas verdades, todas ellas provisionales, parciales, contradictorias, y que van cambiando en el tiempo, por lo tanto no hay una verdad revelada que transmitir al mundo, y menos aún que imponer a la sociedad".

Hace algún tiempo (noviembre de 1990) en un artículo señalamos que el MRTA desde su oscuro origen en 1984 fue concebido como un "elemento distorsionado de la tendencia política de las masas", y que su accionar como falsa guerrilla revolucionaria tenía el objetivo de crear confusión y desaliento en las masas pobres que en esos momentos veían con grandes expectativas la guerrilla maoísta que desde 1980 se extendía en todo el país. (2). Afirmamos también que las acciones espectaculares y cinematográficas del MRTA no tenían un objetivo revolucionario, sino al contrario. Su propósito político era convertirse en una barrera de contención para detener el avance de las fuerzas guerrilleras maoístas. Para este fin, desde 1985 los dirigentes del MRTA se aliaron con todos los regímenes de turno, y con ellos establecieron estrechas relaciones de convivencia y de diálogos de paz. El MRTA decenas de veces se pronunció por una "salida pacifica a la guerra civil", y ningún gobierno se escapó de sus cartas publicas y planteamientos para dialogar y negociar. Incluso en momentos dramáticos para este grupo (la toma de la embajada del Japón el 17 de diciembre de 1996 con más de 900 personalidades extranjeras y peruanas.) su pedido fundamental estuvo dirigido a buscar un arreglo (negociar la lucha armada) con el gobierno.

El MRTA sostuvo y apoyó la campaña electoral del aprista Alan García Pérez (1985-1990). Tempranamente, cuando apenas tenían unos meses de haber iniciado sus acciones armadas, anunciaron "una tregua armada" con el reaccionario y corrupto gobierno de García, y dijeron que en este gobierno "existía una voluntad de cambio". Hicieron lo mismo durante la campaña electoral de Alberto Fujimori (1990-2000), a quien calificaron de "candidato del pueblo". Después, en al año 2000 en pleno derrumbe de Fujimori se subieron al carro electoral del candidato del "gobierno de todas las sangres" de quien dijeron: "El voto por Toledo, representa de un lado el rechazo al modelo neoliberal y a la dictadura fujimorista, y de otro la reafirmación de la identidad propia, andina, tantas veces negada por el centralismo racista de los políticos criollos...". ( Dirección Nacional del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, setiembre 2000).

El Mrta junto con negociar con los distintos gobiernos mantuvo pretensiones electorales y en este terreno se involucró en las mafiosas elecciones presidenciales, municipales, regionales y otras. Para este fin se alió a lo que se conocía como Izquierda Unida (IU), conglomerado político de caudillos, testaferros y mercenarios que desde hace 50 años sirven a los grupos de poder y a las potencias mundiales. En 1989 (elecciones municipales) participaron a la cola de IU. Polay Campos (líder de este grupo) señaló respecto a la contienda electoral: "de un lado la derecha reaccionaria con el Fredemo a la cabeza.....por otro lado la Izquierda Unida y el MRTA". (Polay Campos, entrevista diario El nacional 17 de diciembre 1989). En 1990 los dirigentes del Mrta se sintieron reconfortados y orgullosos de haber sostenido a los "candidatos consecuentes en las listas de IU". (III Comité Central del Mrta, informe sobre la situación nacional, setiembre 1990). Pero este grupo, no sólo negocio la lucha armada, y se comprometió en la trampa electoral, sino que también apoyó los planes contrainsurgentes del Estado y de las fuerzas armadas. Impulsó la formación de las rondas campesinas y grupos de defensa civil (grupos paramilitares) que el ejército utilizó en gran escala en la lucha contra la guerrilla maoísta. Como se conoce, desde 1985 hasta 1998, las fuerzas armadas controlaban y dirigían 400 mil ronderos dispersos en todo el territorio del Perú. Estos grupos paramilitares constituyeron una fuerza importante en el aparato contrainsurgente del Estado peruano. Estas rondas (en el campo y en la ciudad), fueron una copia de las "Aldeas Estratégicas", que los americanos usaron en la guerra del Vietnam. Es el mismo Víctor Polay Campos ("comandante Rolando) el que se encargó en 1992, de lanzar a la publicidad el hecho de que su organización estaba comprometida en la formación de estas rondas, "Igualmente, acordamos apoyar el impulso de las rondas campesinas y vecinales...". (Polay Campos, declaraciones ante la policía antiterrorista del Perú, junio 1992).

En la misma orientación de sostener los planes contrainsurgentes del Estado, el Mrta desde 1985 buscó un acercamiento con las fuerzas armadas. Es Polay campos quien se encarga de enviar el mensaje a los militares: "Si sabemos que dentro de las fuerzas armadas, el ejército y la marina, existen sectores consecuentes, a los cuales apoyamos y tenemos expectativas". (Víctor Polay Campos, declaraciones a la prensa peruana, 16 de agosto 1985). En los momentos que el jefe del Mrta cortejaba a las fuerzas armadas (1980-1985), por lo menos 12 mil peruanos habían sido brutalmente asesinados por los militares y 5 mil habían sido secuestrados y desaparecidos. El Mrta en sus diferentes facetas (dialogando, apoyando gobiernos, enamorando a militares, etc.) sintetiza la esencia y la trayectoria de la guerrilla revisionista, que desde la década del 60 se extendió en América Latina. Este tipo de guerrilla es responsable de calamitosas derrotas de las clases populares. Los ejemplos más cercanos se encuentran en El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Colombia y otros. Esta guerrilla, negociadora y convivial con la burguesía y el imperialismo, utiliza a las masas como carne de cañón, y su objetivo fundamental se reduce a buscar un reacomodo en el seno de los grupos de poder. No busca la destrucción del viejo Estado y menos cambiar la sociedad. Sus acciones armadas, y muchas veces espectaculares, sólo son movimientos tácticos para lograr mejores condiciones negociadoras, y una mayor dádiva de las élites políticas en el poder.

Este tipo de guerrilla, se declara de palabra marxista-leninista, pero en la práctica es una fuerza política antimarxista, cuyas acciones aparatosas son como juegos artificiales (hacen ruido y tienen mucho resplandor) pero estratégicamente no dan un sólo paso en la lucha de liberación. Además, la historia y trayectoria política del Mrta no es un hecho aislado en el contexto latinoamericano. Este tipo de grupo u organización política representa una tendencia ideológica pequeño burguesa y antiproletaria en el seno de la clase obrera, cuya expresión política más común es su oposición a la formación de un auténtico partido de la clase obrera, a sus alianzas sin principio con partidos y con organizaciones de la burguesía, y a su política de conciliación con los regímenes de turno.

La similitud teórica-práctica de estos grupos se expresan en lo fundamental en tomar como referencia ideológica una amalgama de ideas que van desde Lenin, Marx, Che Guevara, Fidel Castro, Simón Bolívar, Tupac Amarú, César Augusto Sandino y otros. Su mezcla y ecléctica ideología, si es que se puede llamar así, es una verdadera ensalada rusa que sirve en lo fundamental para justificar sus actividades políticas eclécticas y sin estrategia de poder. Estos grupos, ya sea como grupo armado, o simplemente como organización política legal (pacifica), son similares y sostienen posiciones reaccionarias frente al parlamento burgués ( apoyan y participan en las elecciones), buscan que acercarse a las fuerzas armadas (ven un sector reaccionario y otro patriótico y avanzado), y adoptan posiciones ambiguas y conciliadoras frente al Estado, al que consideran como un aparato al margen de los intereses de las clases sociales y posible de reformar y "humanizar".

Bruselas, 28 de junio de 2003.




Notas

(1). Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación". Febrero 2003.

Víctor Polay Campos (Testimonio del líder del MRTA, grabado en febrero de 2003 en la Base Naval del Callao).

"Sé que ahora se mantienen las causas o muchas de las causas que dieron base a la insurgencia armada, pero también sé que el Perú y el mundo han cambiado, y sé que ahora es posible buscar nuevas vías, nuevos caminos, en lo cual podamos resolver los problemas que aquejan a nuestra Patria.

En las últimas elecciones el pueblo votó por la democracia. Votó contra la dictadura, contra la corrupción, contra la impunidad. Y considero personalmente de que la tarea de ahora, la responsabilidad de todo peruano consciente, es defender esta democracia que tanto ha costado a nuestra Patria. Y defenderla es profundizar, desarrollar, extender esta democracia, permitir que de una vez por todas la sociedad civil juegue un papel fundamental, un papel protagonista y que sea un sujeto en la construcción de su propia historia. Creo que es importante que los partidos políticos, las organizaciones sindicales y populares, movimientos de mujeres, de jóvenes, etc. se fortalezcan, que sea la garantía de este cambio democrático de nuestra Patria; y a eso apostamos, en eso creemos. Desde muy niño, por ejemplo de mi padre y de mi madre y de mi pueblo he aprendido a asumir mis responsabilidades. Yo no puedo decir que solamente he sido un ideólogo del MRTA, he sido también su jefe político y militar, y estoy dispuesto a asumir mis responsabilidades, solamente pido un juicio justo.

Pero quiero apelar a la grandeza de mi Patria, quiero recordar a los chilenos que eran salvados de las aguas en la Guerra del Pacífico que gritaban "viva el Perú generoso". Quiero apelar a esa grandeza y a esa generosidad para pedir la libertad de mis compañeros. La mayoría de ellos jóvenes que lo dieron todo por un ideal de justicia y que se encuentran con diez o quince años de prisión, en promedio. Creo que ellos deben tener la oportunidad de volver a reincorporarse a la vida del país, a volver al seno de su pueblo, al seno de sus hogares. Y estoy seguro que con la misma fuerza, con la misma voluntad, con la misma convicción con la cual se levantaron y nos levantamos en armas, apostarán ahora por afirmar el camino democrático que permita construir un Perú nuevo en un mundo nuevo.

Peter Cárdenas Schulte (Testimonio grabado en febrero del 2003).

"...Estoy seguro que hoy tenemos una gran cantidad de presos políticos que ya estamos cumpliendo una razonable suma de años de prisión, y que estamos dispuestos a asumir un compromiso de volver a la vida democrática y social del país.

Alberto Gálvez Olaechea (Testimonio grabado en agosto del 2002 en el penal de Huacariz, Cajamarca).

He tratado de sistematizar seis conclusiones fundamentales. La primera de ellas, es que las teorías son falibles. La idea del marxismo como una verdad universal, ha demostrado ser falaz. Hay diversas verdades, todas ellas provisionales, parciales, contradictorias, y que van cambiando en el tiempo, por lo tanto no hay una verdad revelada que transmitir al mundo, y menos aún que imponer a la sociedad.

En segundo lugar, hemos aprendido -o he aprendido- que la historia no tiene un destino inevitable; es decir, no es un proceso que tiene un fin, sino que las posibilidades del destino humano están abiertas oscilando entre la destrucción como civilización a la posibilidad de la construcción de un sistema de convivencia con equidad, con tolerancia, con justicia social.

En tercer lugar hemos aprendido que las revoluciones son excepciones más que leyes inevitables de la historia. La experiencia nos ha mostrado que las transformaciones que se han producido en el mundo han incluido las revoluciones en muchos casos, pero en la gran mayoría de casos no ha sido éste necesariamente el camino por el cual se han producido los cambios.

En cuarto lugar hemos aprendido que la violencia sólo puede ser un recurso extremo, para situaciones extremas. Hemos aprendido de que se pueden desencadenar procesos incontrolables por quienes los generaron. Hemos aprendido de que el inicio de la violencia genera un conjunto de acciones y reacciones, un espiral de violencia que puede terminar envolviendo a sus protagonistas más allá de sus intenciones. Y esto es particularmente grave, y ésta es nuestra quinta conclusión, en una sociedad como la nuestra, fragmentada, diversa, atrasada, en la cual la exacerbación de conflictos, de contradicciones, y particularmente llevar esta exacerbación a niveles de violencia, puede desencadenar una guerra de todos contra todos. Y el riesgo de la desintegración social, que estuvo a punto de producirse en el país, y que se produjo en sociedades como la de Afganistán.

(2). ¿A donde apuntan las armas del Mrta?. El Diario Internacional, noviembre de 1990.