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Perú

31 de mayo del 2003

Perú: No a la represion, no al continuismo neoliberal
Construyamos un bloque social y politico popular alternativo

Movimiento Raiz


1. La declaración del Estado de emergencia (suspensión de los derechos constitucionales, control militar) en el país por el gobierno de Toledo ante el ascenso de las luchas sociales en el país, no hace sino terminar de desenmascararlo como expresión del continuismo, como representante de los intereses de los grupos de poder corruptos articulados al capital transnacional que han privatizado a sus intereses el país con la aplicación de las políticas neoliberales. Se muestra entre otras cosas por qué democracia es la que luchaba Toledo: por una democracia procedimental, que termina siendo una formalidad, que ante los modales autocráticos del fujimorismo, aparecía como una argucia de cambiar a modales más democráticos para seguir en lo mismo.

2. La profunda deslegitimación del toledismo en realidad no es más que la expresión de una crisis mayor: la crisis y el fracaso de un orden económico y político que pudo haber sido reformado en el contexto de la "transición democrática". Crisis de la que hacen parte los viejos partidos políticos más empeñados en llegar al botín del Estado, las viejas direcciones sindicales que obturan y limitan el despliegue de la organización popular y que hoy se ven desbordadas y ven en peligro la pérdida de su control partidario. Por último son la clase política que vive del pueblo y le expropia su capacidad de decidir.1. La declaración del Estado de emergencia (suspensión de los derechos constitucionales, control militar) en el país por el gobierno de Toledo ante el ascenso de las luchas sociales en el país, no hace sino terminar de desenmascararlo como expresión del continuismo, como representante de los intereses de los grupos de poder corruptos articulados al capital transnacional que han privatizado a sus intereses el país con la aplicación de las políticas neoliberales. Se muestra entre otras cosas por qué democracia es la que luchaba Toledo: por una democracia procedimental, que termina siendo una formalidad, que ante los modales autocráticos del fujimorismo, aparecía como una argucia de cambiar a modales más democráticos para seguir en lo mismo.

3. Es la crisis de un orden económico que ha empobrecido más al país y afinado la maquinaria de la expoliación en función de las transnacionales como la telefónica, las empresas eléctricas privatizadas entre otras que además de abusar del pueblo y expropiar los diversos recursos del país, no pagan sus impuestos, mientras se pretende aumentar la presión tributaria a través de los pobres que buscan sobrevivir a través de diversas actividades económicas. Dineros que terminan en el pago de una deuda impagable en vez de generar políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones de las mayorías y del país. Modelo privatizador, que empuja a la precariedad a los trabajadores y que pretende subordinar nuestra pobreza a la voracidad de los mercados y el poder económico de los Estados Unidos.

4. Las medidas represivas, la criminalización de la protesta social que hoy se impone en el país no son sino parte de la transformación del Estado es una institución meramente represiva y administradora de la justicia. A su vez, parte de todo un andamiaje que se viene construyendo en el conjunto del continente y en el mundo como parte de la reorganización del poder: la carta democrática, los esfuerzos por afirmar la gobernabilidad, la búsqueda de una intermediación en el conflicto colombiano de las Naciones Unidas son en realidad la máscara de un conjunto de medidas, de instrumentos y de legislación que se prepara, en el caso de América Latina, para implantar el ALCA y el Plan Colombia, que implicarán la exacerbación del neoliberalismo, la militarización del continente a fin de reprimir y criminalizar cualquier resistencia a la recolonización que se está implementando. La declaración del Estado de emergencia tal vez no sea más que una práctica en el ejercicio de la represión que se avecina.

5. Una vez más pues se alinean los sectores dominantes del país: los tecnócratas del gobierno, los militares, los grandes empresarios y la vieja derecha saludan el reestablecimiento del orden en el país y proclaman que con los soldados en las calles se podrá reiniciar el diálogo. Hablan de democracia violentando el propio estado de derecho. Los congresistas rápidamente hablan de la irracionalidad en la que han desembocado las exigencias de los docentes, de los agricultores, mientras que ellos ganan irracionales e insultantes sueldos que contrastan con la miseria del pueblo. El APRA como siempre jugando a dos cañones, supuestamente condenando los hechos pero en el fondo respaldándolos a ver qué pescan. Las dirigencias sindicales pragmáticas apelando al economicismo y contra la pared pues sus tranzas se hacen imposibles ante una mayor radicalización y profundización de los paros y las protestas.

6. En el lado del pueblo se observa una acelerada recomposición de las organizaciones, pero a su vez persisten las viejas orientaciones, el viejo pragmatismo economicista que es hegemónico frente a otras tendencias que entienden de este fracaso no sólo político, sino económico. Aún hay demasiada desarticulación pero a la vez se están expresando, frente a las limitaciones de los canales institucionales, sus voces y su protagonismo en las calles, que desobedece que vislumbra la necesidad de construir otras alternativas de vida, de economía de institucionalidad donde el poder, las decisiones estén en su control. Se abre un periodo en el que se hace más vigente que nunca la apuesta por radicalizar la democracia, socializar el poder, generar formas de autogobierno y autogestión, del control social de los recursos y servicios. Pero también son fuertes las tendencias que propugnan salidas autoritarias que son representadas por el gobierno y ciertos sectores vanguardistas y violentistas.

7. Aún hay demasiada precariedad en el movimiento popular. Sin embargo, las circunstancias exigen que lo que representa lo nuevo en el mismo empiece a articularse a convocar a un gran frente político y social que en su conjunto plantee salidas y alternativas para el pueblo. Nosotros nos hacemos parte de esa convocatoria, así como a apoyar en estos decisivos momentos a los sectores de la población en lucha. Creemos también que se hace necesario convocar a una nueva constituyente como salida ante la grave crisis de legitimidad en la que se exprese la nueva representación popular que emerge. Este es un proceso en el que se debe librar una lucha con diversos frentes: con lo viejo y con la impunidad y corrupción que representa. Toledo, la clase política, el violentismo senderista y el fujimorismo representan los mismos intereses o son caras de la misma moneda, las caras del poder que pretende la continuidad de la expropiación de la riqueza y del sentido de nuestras vidas.

Movimiento Raiz. Construyendo democracia radical.
Lima, miércoles 28 de mayo de 2003
Carlos Eduardo Pinto