"MIREN COMO NOS HABLAN DEL PARAÍSO" |
Nueva era en el Vaticano
El próximo Papa
Lisandro Otero
Rebelión
Karol Wojtyla agoniza. Mientras escribo estas líneas los partes médicos de las
últimas horas indican que el Papa ha entrado en su hora final. Es probable que
cuando salga publicada esta nota ya haya fallecido. Un respetuoso decoro,
indispensable ante un moribundo, impediría hablar de su sustituto pero las
urgencias de la vida contemporánea obligan a la especulación sobre un rango
dirigente substancial en el mundo contemporáneo.
Mientras el Papa sufre la etapa final de sus dolencias un grupo de cardenales
se ha hecho cargo del gobierno de la iglesia. Estos son el segundo hombre del
Vaticano, Ángelo Sodano, Secretario de Estado, cargo equivalente al de un
Primer Ministro. Le sigue el ideólogo principal, Joseph Ratzinger, timonel del
dogma, quien preside la Congregación para la Doctrina de Fe y es Decano del
Sacro Colegio. El Vicario de Roma, Camilo Ruini, quién sería el encargado de
anunciar al mundo el fallecimiento. El cardenal norteamericano Edmund Skoza,
gobernador del Vaticano. El Ministro de Relaciones Exteriores, Giovanni Lajolo.
El Cardenal Camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo, se ocupa de la
administración de la curia. A ellos se une en el cónclave del poder supremo el
secretario privado de Juan Pablo II, el polaco Estanislao Dziwisz. Exceptuando
a este último cualquiera de los anteriores pudiera ser electo Papa.
Los 130 cardenales electores se congregarán la semana próxima en la Capilla
Sextina para determinar quien debe regir los destinos de una institución
espiritual que influye en el comportamiento de millones de seres humanos.
Muchos vaticanistas vaticinan que es posible que el próximo Pontífice sea un
latinoamericano.
Se ha mencionado al cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera entre los
candidatos posibles. Otro de los viables es el Arzobispo de Tegucigalpa, Oscar
Andrés Rodríguez Maradiaga, pero éste cuenta solamente 62 años de edad y
muchos se inclinan a preferir, tras el largo reinado de Wojtyla, un Papa de
mayor edad para que el nuevo gobierno sea más breve y dé tiempo a recomponer
alianzas y trazar nuevas estrategias a largo plazo. Maradiaga tiene en su
contra su simpatía con las causas sociales, lo cual no le favorecería ante la
archi reaccionaria curia romana.
El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, de 67 años, arzobispo de Buenos
Aires, tiene los mismos inconvenientes del hondureño, demasiado joven para ser
un Papa de transición y sobradamente liberal. También tiene el impedimento de
ser jesuita y nunca ha sido electo un jesuita en la larga historia de la
Iglesia. El brasileño Claudio Hummes, de 69 años, arzobispo de Sao Paulo,
luchó contra la dictadura, lo cual puede ser un inconveniente para las capas
más conservadoras de la iglesia. También se escucha el nombre del cardenal
colombiano Darío Castrillón Hoyos, de 75 años, prefecto de la Congregación
para el Clero, que ha acumulado una reputación por su experiencia dentro de la
curia romana.
Sin embargo, muchos consideran que el fenómeno Wojtya no se repetirá, es
decir, la elección fuera del cerrado círculo eclesiástico italiano. Entre los
papables del patio se ubica en primer lugar a Angelo Sodano. También puede
considerarse a Dionigi Tettamanzi, cardenal de Milán, quien por sus 70 años
garantizaría un gobierno breve. También los príncipes Angelo Scola, de Venecia
y Tarcisio Bertone, de Génova, así como el el Prefecto de la Congregación para
los Obispos, Giovanni Battista Re tienen posibilidades.
Sodano ha adquirido un poder enorme durante el período de Wojtyla porque éste,
es sabido, no se interesa en los asuntos internos ordinarios y depositó sus
energías en el gran tablero internacional. Esa administración de lo menudo
recayó en Sodano, quien con su inmenso poder pudiera inclinar la balanza a
favor de alguno de sus preferidos o ser electo él mismo. Por sus 77 años
Sodano garantizaría un dominio transitorio, lo cual muchos cardenales
favorecen. Su estrecha amistad, durante diez años con Augusto Pinochet, no
sería un obstáculo para su elección. Pero se conoce el dicho: quien ingresa en
el cónclave papable, suele salir cardenal.
Muchos piensan que tras un Papa conservador y autoritario como Juan Pablo II
le toca el turno a un Papa reformista, innovador y flexible, como lo fuera
Juan XXIII, que abra bien todas las ventanas y deje entrar aire fresco en la
atmósfera del Vaticano. Queda abierta la pregunta ¿quién habrá de suceder a
Juan Pablo II? ¿Qué tipo de conductor elegirá el catolicismo romano para
orientarlo en el presente siglo? ¿Será un pastor o un político?
gotli2002@yahoo.com