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"MIREN COMO NOS HABLAN DEL PARAÍSO"




Juan Pablo II y algunas de sus paradojas

Padre Luis Barrios*

'El derecho a criticar y el deber, al criticar, no de no faltar a la verdad
para apoyar nuestra crítica es un imperativo ético de la mas alta
importancia en el proceso de aprendizaje de nuestra democracia. Es
preciso aceptar la crítica seria, fundada, que recibimos, por un lado,
como esencial para el avance de la práctica y de la reflexión teórica,
y por el otro para el crecimiento necesario del sujeto criticado. De ahí
que al ser criticados, por más que no nos guste, si la crítica es
correcta, fundamentada, hecha en forma ética, no tenemos por qué
dejar de aceptarla rectificando así nuestra posición anterior'
(Pablo Freire; Política y Educación)

En Puerto Rico, en el área de Río Piedras y muy cerca de la Estación Experimental Agrícola de la Universidad de Puerto Rico, solía haber un árbol bellísimo en donde antes de llegar al Cementerio Municipal se daban los duelos o despedidas delos difuntos. Yo solía ir mucho a este lugar porque mi abuela Doña Bárbara era una de las rezadoras del barrio y de las pocas que no cobraba por estos servicios comunitarios. En ese lugar nadie decía nada malo del difunto y todo el ritual de despedida estaba basado en nuestro ay bendito, tan bueno que era. Con el tiempo el pueblo comenzó a identificar a este lugar de penas colectivas y encuentros pueblerinos como el árbol de los embustes. ¡Quién tenga inteligencia para entender que descifre este enigma popular!

Por lo tanto, como ya la mayoría de la gente, sobre todo los medios de comunicación quienes se han atiborrado de dinero con la muerte de nuestro querido papa Juan Pablo II, han realzado las grandezas de este trabajador incansable por la paz de los pueblos, me pareció justo y atinado el poder también compartir algunas de sus serias contradicciones, dentro del contexto de la violación de los derechos humanos, rescatando lo que escribí para El Diario La Prensa de la ciudad de Nueva York en el 2003 (9 de noviembre; La cofradía dictatorial de Juan Pablo II).

En este nuevo escrito estoy tratando de rescatar la metodología de Jesús de crear tensión, la metodología de Paulo Freire de problematizar y la metodología de San Romero de Las Américas de crear conflictos. ¿Cuál es mi intención? El análisis crítico que nos mueva hacia la concientización, o sea, el decir y hacer lo correcto hasta tener un mundo mejor y a la misma vez el alejarnos del romanticismo místico que nos envuelve en una histeria colectiva que nos hace creer que jamás tendremos a otro pontífice tan bueno como Juan Pablo II y nos deja como resultado una miopía oportunista de faltarle el respeto a la verdad con las mentiras que se dicen, las medias verdades que se repiten y la verdades que se ocultan.

Por lo tanto, este escrito pretende humildemente ser una aportación respetuosa al balance de la información que no tenemos en este momento condenando a la misma vez, la censura y/o la autocensura de las contradicciones a las cuales estamos expuestos los/as seres humanos. Este tipo de crítica lo pretendo elaborar desde dos perspectivas críticas; algunas contradicciones negativas que Juan Pablo II demostró que no se dijeron y algunas contradicciones positivas que también demostró y se ignoran.

En materia de violación de derechos humanos el pontificado de Juan Pablo II trae a mi memoria por lo menos tres nombres de tres personas con un compromiso humano sorprendente. Primeramente Hans Küng, un teólogo católico suizo quien fue suspendido de su autorización eclesiástica para enseñar como teólogo católico cuando en el 1989 publicó una evaluación crítica de los primeros diez años del pontificado de Juan Pablo II. Ya para el 2003, Küng, en otro escrito, dejó claro que 25 años han corroborado su creencia de que Juan Pablo II no es el Papa más grande, sino más bien, el más contradictorio. Para sostener su posición él elabora diez tesis, entre las cuales a mi juicio se distinguen tres: 1) un pontífice que defiende afuera los derechos humanos y le niega los derechos humanos a sus obispos, teólogos y mujeres; 2) un gran admirador de María y de sus ideales femeninos pero le niega la ordenación a las mujeres; 3) y un predicador en contra de la pobreza masiva y la miseria del mundo que sin embargo con su posición sobre la regulación de la natalidad y la explosión demográfica, es también responsable de esa miseria. Su suspensión fue una violación a los derechos humanos.

El otro caso lo es el de Monseñor Romero -Arzobispo de San Salvador y nuestro San Romero de Las Américas- cuando en agosto del 1979, visitó al Santo Padre y le llevó todas las fotos e informes de las atrocidades y genocidio que los escuadrones de la muerte, la oligarquía salvadoreña y sus militares, con el apoyo del gobierno de Washington, estaban llevando a cabo en El Salvador. San Romero le dijo al Papa que 'en El Salvador no existe un conflicto entre el pueblo y el gobierno como quieren hacer creer muchos funcionarios. Existe un conflicto entre el gobierno y el pueblo, un pueblo que está sufriendo muchos horrores, y la Iglesia y sus pastores tienen que estar con él'. Esta fue una de las entrevistas más dolorosas para San Romero en la que luego contó que no podía creer que el Papa le estaba diciendo que su deber como obispo era el 'mantener buena relación con el gobierno'. Luego un 24 de marzo de 1980 esa misma gente a la cual él acusó le asesinó. La indiferencia y el silencio del Papa fue una violación a los derechos humanos.

El tercer caso corresponde a Leonardo Boff, teólogo brasileño, a quien el Papa en el año 1985 condenó a voto de silencio, o sea, silencio obsequioso, en el año 1985. Todo porque lo que decía y/o escribía dentro del marco de la teología de la liberación prácticamente señalaba que nuestro pontífice se caracterizaba por ser contra-reformador enfatizando el conservadurismo religioso y el autoritarismo político. Que quede claro, todo esto Juan Pablo II lo demostró con su postura en contra de la apertura eclesiástica del papa Juan XXIII, del Vaticano II y al seguir las recomendaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) quien le asesoraba en materia de que la teología de la liberación en América Latina era un movimiento marxista. Este tipo de censura es una violación a los derechos humanos.

La cofradía que existió entre el ex-presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, la exprimer ministro de Gran Bretaña Margaret Thatcher y Juan Pablo II en materia anticomunista fue extraordinaria y el caso de Polonia es un buen ejemplo. Por desgracia el Pontífice partía de la creencia y la práctica errada que todo lo que es ateo es malo y todo lo que es teísta es bueno. O sea, no importa lo que estén haciendo siempre y cuando crean en Dios, todo está muy bien. Le costó mucho trabajo el poder comprender que el mayor desafío del cristianismo no es entre quienes creen y quienes no creen en Dios sino más bien entre quienes practican o no practican la justicia. Este es el denominador común no solo entre creyentes y no creyentes sino también entre quienes practican cualquier tipo de religión que no sea cristiana. Por desgracia esta contradicción se reflejó en la manera tan laboriosa que condenó y luchó contra el comunismo antidemocrático, dogmático y fanático que se estableció en muchos países en lo que se conoció como la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) y Europa, incluyendo su propia patria, Polonia. Pero a la misma vez el Pontífice ignoraba el mismo -y en muchos casos peor- tipo de atropellos llevados a cabo por el capitalismo en otros países. Pero como estos supuestamente creían en Dios -razonamiento irracional- parece ser que no había razón para alarmarse. Cabe mencionar que esta realidad penosa en lo que se conoció como la URSS y algunos países de Europa demostró no el fracaso del proyecto socialista sino más bien la mala administración por parte de una serie de personajes que se dedicaron al culto blasfemo de la egolatría y lo justificaron con la violación de los derechos humanos a través de un nacionalismo fascista. Y por supuesto, como la Iglesia históricamente como institución siempre demostró el estar al lado de quienes ejercían la opresión y explotación del pueblo, era normal validar un sistema de gobierno que impulsara el ateismo. Por supuesto, eso explica, jamás justifica, se puede dar una religión que libere al pueblo. De aquí el que personalmente crea que nunca se le hecho un buen juicio evaluativo al proyecto socialista establecido bajo la administración de Tito en la ex Yugoslavia o al proyecto socialista cubano. Y por supuesto, la evaluación debe de incluir el desastre del proyecto capitalista que tenemos en la actualidad sobre todo en los países que surgieron de la práctica del divide y conquista de lo que se conoció como URRS y Europa, comenzando yo diría con Polonia y Rusia.

En su visita a Nicaragua en el año 1983 y con los Sandinistas en el poder, el Papa tuvo mucho dificultad primero de entender el por qué muchos de los curas apoyaban y trabajaban con el proyecto Sandinista, y segundo, el por qué el pueblo respaldaba a este gobierno. De aquí el que se fuera en pánico cuando durante su elocución fue interrumpido un sinnúmero de veces por el pueblo nicaragüense que gritaba; ¡queremos paz! Recuerde que esta es la época en que este pueblo fue víctima de los viles atropellos y crímenes de la Contra y de su único Comandante en Jefe, Ronald Reagan. Fue también en esta visita que el Santo Padre le llamó la atención al padre Ernesto Cardenal y a otros curas que ejercían una posición administrativa dentro del gobierno Sandinista. Su postura contradictoria era que no podían envolverse en la política, tratando de ignorar la realidad de que cómo lideres religiosos -o como Iglesia- no es posible mantenerse fuera de la política. Lo que si debemos de tener claro y a la misma vez definirnos con qué clase de política vamos a lidiar, si con la de la política de derecha o la política de la izquierda. De hecho, cuando el Juan Pablo II viajó a Polonia luego de su nombramiento al Pontificado él nunca condenó a los curas que estaban apoyando y trabajando para que Solidaridad tomara el poder.

Concerniente a la teología de la liberación Juan Pablo II, demostró durante el Pontificado de Juan XXIII que él prefería la línea tradicional y ortodoxa de mantener a la Iglesia dentro de su marco de conservadurismo religioso, defensora de la política de la derecha y de la práctica de un ministerio sacramental dentro de las cuatro paredes de la Iglesia. Lo más importante para Juan Pablo II y el resto de la curia conservadora era el mantener a la Iglesia como institución sacramental y no al pueblo como Iglesia sacramental. Juan Pablo II era y fue hasta el día de su muerte un fiel creyente del el imperialismo religioso del cristo-centrismo católico-romano, por eso su postura ilusoria en encuentros ecúmenos o interreligiosos. La teología de la liberación -esa que entendió que era necesario caminar y sentir con el pueblo- entró en contradicción con las agendas de la curia apostolada que le daba la bendición a las clases dominantes y gobernantes que a la misma vez financiaban los proyectos de una Iglesia de la derecha.

Por desgracia Juan Pablo II llegó a un extremo de desarrollar un tipo de marxismofobia generalizando su experiencia particular en Polonia a otras realidades en América Latina. Abiertamente se declaró en contra de una teología liberadora -nacida del pueblo no de los Concilios- que aceptaba los desafíos del ser relevante con un ministerio que resuelva la problemática diario del vivir del pueblo en asuntos de educación, salud, política, ecología, economía, entre otras cosas. Su opción práctica era mucho más la de una teología de la miseria la cual se promueve a través del idiotismo dejando como resultado la alienación y enajenación. La teología que libera en todos los aspectos humanos -físico, emocional, social, político, cultura, racial, género, sexual y espiritual- era para Juan Pablo II una amenaza a las estructuras de poder de la Iglesia como institución. De hecho para él y otros de la curia dogmática era una especie de intento por parte del pueblo católico de democratizar al Vaticano; falta que le hace. De aquí el que condenaba a los curas y obispos que estaban involucrados en los movimientos sociales del pueblo como P. Ernesto Cardenal en Nicaragua, Obispo Romero en El Salvador, Obispo Ruiz en Chiapas, P. Gustavo Gutiérrez en Perú, Obispos Helder Camara y Pedro Casaldáliga en Brasil, pero no condenaba la política de derecha, inhumana y anticristiana del liderato católico envuelto en el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez en Venezuela, o de Jean-Bertrand

Aristide en Haití, o los que le dieron la bendición a Anastasio Somoza en Nicaragua, a Joaquín Balaguer en República Dominicana, a Ronald Reagan y a Bush padre e hijo en Estados Unidos, o los que apoyaron la guerra sucia de la Junta Militar en Argentina, por solo mencionar algunos.

En su oportunismo teológico Juan Pablo II evadió el poder tener respuestas y acciones que pudiesen señalar y atacar a instituciones diabólicas enemigas del pueblo-Iglesia como lo son el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, G-8, ALCA, CAFTA, entre otras. Estas instituciones son responsables de muchas de las realidades que viven la mayoría de la gente en este planeta en donde el hambre, la pobreza, la opresión nos cuestiona constantemente con las siguientes preguntas: ¿cómo explicarle al pueblo que nuestro Dios como Madre o como Padre tiene tantos hijos desamparados?; ¿cómo evitar darle religión al pueblo para que no piense?; ¿cómo no predicarle al pueblo un mas allá espiritualista sin repercusiones sociales, políticas y económicas en el mas acá?; ¿cómo explicarle al pueblo los opios del sistema capitalista?

Otro silencio que me alarma lo es la falta de democracia en este sistema de gobierno que llaman Vaticano del cual Juan Pablo II fue parte y defendió con uñas y dientes. A estas alturas todavía tenemos una monarquía absolutista, con una persona que dice ser el representante de Dios en la tierra y que tiene el don de la infalibilidad, o sea, que nunca se equivoca. Encima de todo esto, las únicas personas que pueden elegir al Papa lo son los Cardenales, pero a la misma vez, el Papa es quien elige a los Cardenales. El billón de fieles de personas laicas, los miles de curas y de obispos no pueden votar por su líder espiritual porque este privilegio es solo de los Cardenales. Para agravar mas la cosa la distribución de Cardenales por regiones es increíblemente abusiva y antidemocrática. ¿Cómo es posible que Europa con solo un 26% del pueblo católico del mundo sea representada con 58 Cardenales, mientras que Latino América con casi un 50% de la población católica del mundo solo tiene 21 Cardenales? Esta realidad del Vaticano está muy lejos de ser una democracia representativa o participativa, esto es una dictadura monárquica eclesiástica, a mi juicio, una blasfemia a la Iglesia que surgió en el libro de Hechos de los Apóstoles. Serio en este asunto sigue siendo la violación de los derechos humanos de las mujeres quienes no pueden ser ordenadas al sacerdocio porque este es un llamado de Dios para nosotros los hombres. Por eso me pregunto, ¿por qué George W. Bush no ejerce su tesis de 'regime change' y democratiza al Vaticano y se deja de estar jodiendo, por ejemplo, con Cuba y Venezuela?

Curiosamente la teología patriarcal y antimujerista promovida y defendida por Juan Pablo II no se condenó en los medios de comunicación ni mucho menos en las descripciones que se dieron de él como el mejor Papa que hemos tenido. A mi me parece una vergüenza imperdonable el que todavía tengamos unas excusas arbitrarias para rechazar el sacerdocio de la imagen femenina de Dios. Esta teología de la supremacía masculina y de la subordinación femenina promocionada a través de un machismo místico y de un marianismo piadoso fue una contradicción muy seria en el Pontífice, sobre todo cuando hablaba de justicia y de igualdad. En este conflicto de género y sexualidad podemos también sumar su teología homofóbica y heterosexista discriminado contra nuestros hermanos gay o lésbicas catalogando a esta orientación sexual como aberración sexual y dando un rechazado a la realidad de la creación diversa de nuestra Diosa. Y por supuesto, súmele también a todo este meollo eclesiástico el disparate piadoso del celibato el cual en la práctica se ha convertido en una práctica de no casarse y por supuesto, si tienes sexo, que nadie se entere.

Un caso muy alarmante manejado irresponsablemente también por Juan Pablo II y el Vaticano lo fue el escándalo de los curas y obispos envueltos en paidofilia (atracción erótica o sexual de una persona adulta hacia niños) o pederastia (abuso sexual cometido con niños). De una manera irresponsable y criminal se les enviaban a unas diócesis en donde nadie les conociera y de aquí la continuidad de estas violaciones sexuales y la identificación de nuevas víctimas. El asunto es tan serio que ya han comenzado a filtrase al público documentos secretos en donde Juan Pablo II dio instrucciones de cómo manejar secretamente los casos de los curas y obispos envueltos en estos crímenes sin afectar a la Iglesia como institución. Olvidando él que en teología pastoral, esas víctimas, son parte del cuerpo que llamamos Iglesia. Este crimen ignorado por el Vaticano es tan alarmante que nada más y nada menos esta curia insana decidió escoger para oficiar la misa memorial de Juan Pablo II a una de las personas que tuvo que renunciar a su cargo de arzobispo de la diócesis de Boston, el Cardenal Cardinal Law, por su envolvimiento, ocultamiento y protección criminal de aquellos curas y obispos envueltos en casos de paidofilia o pederastia. Curiosamente en algunas de las cosas que Juan Pablo fue ignorado por la clase dominante y gobernante -la cual él solía defender- podemos mencionar su visita a Estados Unidos en el año 1999 y la manera tan asombrosa en que aprovechó la ocasión para condenar la pena de muerte, calificándola de cruel e innecesaria. Para ese entonces el presidente Bill Clinton lo ignoró y posteriormente George W. Bush, quien tiene el record mayor de ejecuciones desde que era gobernador el estado de Texas, también lo ignoró. Parece ser que este tipo de mensaje del Papa no fue muy agradable para recordar.

Lo mismo sucedió con la visita del Papa a Cuba en el 1998 cuando le pidió a Estados Unidos que tenía que cambiar su política contra Cuba. Aun más, el Papa condenó la táctica inhumana de los bloqueos políticos y económicos. Fue también en este viaje que Juan Pablo II condenó al capitalismo porque ya entendía que la doctrina del neo-conservadurismo, mejor conocida como neo-liberalismo, era la causa principal de tanta pobreza o distribución errónea de la creación de nuestra Diosa. El comprendió que no era justo que unos 400 millonarios del mundo acapararan la mitad de todas las riquezas del mundo, condenó los valores del consumismo y de la economía de mercado. Ya Juan Pablo II había evolucionado a un punto que pudo comprender que no todo en el marxismo era incorrecto y no todo en el capitalismo era correcto. De aquí su famosa frase ignorada; 'la libertad económica es solamente un elemento de la libertad humana. Cuando aquella se vuelve autónoma, es decir, cuando el hombre (o la mujer) es considerado como un productor o un consumidor de bienes que como un sujeto que produce y consume para vivir, entonces pierde su necesaria relación con la persona humana y termina por alienarla y oprimirla'.

Chismosamente mientras todo esto sucedía los medios de comunicación aquí en Estados Unidos nos mantenían entretenidos con la saga sexual Clinton-Mónica. Parece ser que este tipo de mensaje del Papa no fue muy agradable

Por esto fue que tres años después que Solidaridad tomó el poder en Polonia cuando él regresó se enfureció con el sistema capitalista y su liderato opresor que habían sustituido a un comunismo opresor por un capitalismo de la misma clase. Parece ser que este tipo de mensaje del Papa no fue muy agradable para recordar.

Dicho todo esto entonces mis oraciones para el descanso eterno de Juan Pablo II, viajero incasable e imitemos lo que hizo bien, mientras rechazamos lo que hizo mal. También mi llamado a que rescatemos la piedra angular de los derechos humanos que estableció nuestro hermano Jesús y retornemos la Iglesia de Dios (católica y protestante) a la práctica de los derechos humanos que nos deja la paz con justicia.

'Una religión que te dice que sólo hay que mirar hacia arriba y
que en la vida terrenal todo es bajeza y ruindad que no debe
ser mirado con atención es la mejor garantía para que tropieces
a cada paso y te rompas los dientes y el alma contra las piedras
rotundamente terrenales'.
Roque Dalton