País Vasco
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ARNALDO OTEGI
libre tras agotar la condena
Emocionante reencuentro tras quince meses más de conflicto
Maider EIZMENDI
Fue casi media hora de abrazos que no tenían final. Arnaldo Otegi cruzó la
puerta de la prisión a las 7.20, pero hasta las 7.45 no pudo poner rumbo a
Elgoibar. Familiares, compañeros de la izquierda abertzale, decenas y decenas de
personas le esperaban. Otegi no olvidó a los que quedan en prisión y atendió a
los medios. Media hora de auténtica euforia para los que, tras quince meses,
querían mostrarle todo su cariño.
Contadas son las veces que las puertas de la prisión son sinónimo de un profundo
sentimiento de alegría, más aún en Euskal Herria. Sin embargo, si de alguna
manera se puede describir el sentir de las personas que ayer por la mañana se
congregaron en la cárcel donostiarra de Martutene sólo se puede utilizar
términos como emoción, euforia, éxtasis incluso... Y es que, tal y como
apreciaba una mujer, «no todos los días tenemos este tipo de noticias».
Con los primeros rayos de sol, Arnaldo Otegi abandonó alas 7.20 de la mañana la
prisión, tras haber estado recluido casi quince meses, es decir, la condena al
completo. Lo hizo en medio de gran expectación mediática y entre constantes
abrazos y gritos de ánimo de amigos que no quisieron perderse este emotivo
momento.
Una hora antes, pese a lo tempranero del acto, ya se estaban concentrando los
periodistas y medios gráficos junto a la puerta, apostándose estratégicamente
para captar la imagen de la salida -de nada sirvió el preparativo en el caos que
se originó después, con la salida del dirigente de la izquierda abertzale-. A
unos cuantos metros de distancia también aumentaba en número el grupo de los
allegados y amigos, que observaban perplejos la cantidad de medios de
comunicación que habían acercado a la prisión. «Arnaldo, eres muy importante ¿lo
ves?», indicó posteriormente a Otegi una mujer que observaba el ir y venir de
las cámaras.
Eran las 7.00 cuando accedieron a las instalaciones penitenciarias los padres,
la esposa, uno de los hijos de Otegi y la abogada Jone Goirizelaia. La salida
parecía inminente y los nervios afloraron entre los periodistas que se agolpaban
en la puerta exterior y los amigos y amigas que ya estaban deseosos de verlo en
calle, en libertad. Entre ellos, Tasio Erkizia, Txomin Ziluaga, Rafa Díez, Xanti
Kiroga, Antxon Morcillo, Juan Mari Olano, Arantxa Urkaregi, Iñaki Olalde, Rakel
Peña...
Los flashes de las cámaras anunciaron la salida a aquellos que no alcanzaban a
ver la puerta interior, y se sucedieron los gritos de ánimo y los empujones.
Nadie se quería perder el momento. Con el puño en alto y con una amplia sonrisa
que delataba la emoción del reencuentro, el vecino de Elgoibar cruzó la puerta
exterior. «Aupa Arnaldo!», «Presoak etxera!», se escuchaba fuera, de modo
atronador.
Otegi quería acabar con las formalidades y dirigirse a los medios antes de
saludar y abrazar a los suyos, antes de recibir esa ola de cariño casi
irrefrenable. Pero no se pudo contener; ya apostado ante decenas de cámaras y
micrófonos, expectantes ante sus primeras palabras en libertad, no se reprimió y
corrió a buscar unos abrazos que no le costó encontrar; sentidos y emotivos
algunos, breves pero llenos de complicidad otros.
Amigos del pueblo, compañeros, allegados de todo tipo. «Ya nos veremos, ya
estaremos», repetía una y otra vez, mientras se dirigía a un lado y a otro,
buscando a aquellos que sabía que no iban a faltar a esta cita.
Tampoco perdió ocasión de hacer gala del buen humor que le caracteriza y que,
pese a toda la rumorología interesada, no ha mermado ni un ápice su
encarcelamiento.
Ante los medios, Otegi hizo unas escuetas declaraciones -reproducidas arriba- en
las que abogó por «la negociación y el diálogo» como la manera de «solucionar el
problema político de fondo». Pero, sobre todo, tuvo un recuerdo especial para
los compañeros que han quedado en prisión y para aquellos y aquellas que cada
fin semana recorren miles de kilómetros para visitar a los presos y presas
políticos vascos.
Luego continuó repartiendo abrazos de camino al vehículo, seguido por los medios
que querían captar todos y cada uno de sus pasos hasta abandonar el lugar. Y
hubo un sentido saludo a distancia para los amigos y amigas que quedan en
prisión; algunos de ellos lograron encaramarse a las ventanas para despedir a su
compañero.
Le costó entrar en el vehículo, y posteriormente lo abandonó hasta en otras tres
ocasiones para repartir abrazos y repetir nuevamente el «ya estaremos»
Finalmente, hacia las 7.45 abandonó la prisión en dirección a Elgoibar, donde se
anuncia ya un acto de recibimiento que ha sido fijado para el próximo sábado.
Declaración de Arnaldo Otegi
«En primer lugar, un abrazo personalísimo a todos los compañeros y compañeras
que se han quedado en prisión, aquí en Martutene y en otras cárceles. En segundo
lugar, un abrazo también muy especial a los centenares de familiares que hoy,
ayer y mañana se desplazarán miles de kilómetros para ver a los suyos en las
prisiones. Políticamente, tengo que decir que hace quince meses ingresé en
prisión, me trajeron a esta prisión, y entonces había, como hace muchísimos
años, un problema político en este país. Ese problema sigue siendo real, es un
problema que no se ha resuelto y yo considero personalmente que sólo se
resolverá a través del diálogo y la negociación. Y a través del diálogo y la
negociación este país tiene que conocer un escenario de paz y democracia que le
permita decidir su futuro y, al mismo tiempo, dentro de ese proceso, liberar a
todos los presos y presas políticos vascos. Esa será mi labor».