País Vasco
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Entrevista a Arnaldo Otegi, portavoz de Batasuna
"El proyecto independentista sólo se puede construir a través de vías pacíficas
y democráticas"
La Vanguardia
La siguiente entrevista, concedida a La Vanguardia, es el resumen de una
conversación de 90 minutos celebrada el pasado viernes en San Sebastián y en la
que Otegi apuesta inequívocamente por mantener el proceso de paz. En la misma,
el portavoz de Batasuna afirma que "El proyecto independentista sólo se puede
construir a través de vías pacíficas y democráticas" y que "el Estado español no
tiene que pagar ningún precio político a ETA ni a nosotros".
- Barajas rompió un proceso en el que ustedes estaban embarcados. ¿Por qué no
lo condenan?
- Tras el atentado de Barajas, la izquierda abertzale, por primera vez en su
historia hace un llamamiento a ETA para que regrese a las posiciones del 22 de
marzo, y ese llamamiento es respondido por parte de ETA comunicando que mantiene
el alto el fuego.
- Pero reservando la opción de volver a actuar.
- Efectivamente, existen en ese comunicado cosas que deberían ser aclaradas
entre el Gobierno español y ETA.
- ¿Ustedes condenaron el 11- M?
- Lo reprobé. La condena afecta más a lo moral que a lo político y yo planteé un
rechazo en términos políticos. Quien hizo el 11- M buscaba el mayor número de
víctimas y además en trenes de cercanías que acercaban a trabajadores a sus
puestos de trabajo. Desde nuestro punto de vista, eso es absolutamente
rechazable.
- ¿Para cualquiera, sea integrista islámico o alguien que actúe en nombre de
la patria vasca?
- Sin duda.
- Así, ¿rechaza la violencia como método de acción política?
- Nosotros no usamos las armas. Queremos hacer política en términos
democráticos. Estamos manteniendo la misma actitud que el Sinn Fein en Irlanda o
el Congreso Nacional Africano en Sudáfrica y que permitió construir la solución.
- Tras Barajas y con Iñaki de Juana en situación límite, es difícil mantener
la esperanza...
- El proceso no tiene alternativa y nosotros estamos dispuestos a hacer lo que
haga falta.
- ¿Qué están dispuestos a hacer?
- Hemos puesto encima de la mesa una propuesta razonable, democrática, que
resolvería el conflicto.
- ¿En qué se concreta?
- Proponemos un marco de autonomía para cuatro territorios que construir desde
la suma de voluntades democráticas por parte de la comunidad foral navarra y la
comunidad autónoma de Vascongadas. Ese marco debe regular también evidentemente
el derecho a decidir libre y democráticamente.
- ¿Usted cree que ETA abandonará las armas si se inicia un debate paralelo en
Vitoria y en Pamplona para comprobar si existe voluntad de compartir una misma
comunidad autónoma dentro del Estado español?
- En nuestro discurso histórico hemos manejado los conceptos clásicos de
territorialidad y derecho de autodeterminación. Las palabras se convierten en
tabú y en obstáculos cuando no lo deberían ser. En definitiva, lo que planteamos
es que decodifiquemos eso en términos que permitan a todos entender que estamos
hablando de un acuerdo razonable. Queremos cambiar un tablero de confrontación
por un tablero de seducción. Queremos seducir democráticamente a la ciudadanía.
Entendemos como legítimo que el resto de formaciones políticas intente seducir
con la autonomía, la federación o lo que fuere. Al final la ciudadanía decide. Y
ese es el marco que nosotros entendemos que resuelve el conflicto. Eso resuelve
el conflicto político y el conflicto en términos de violencia armada.
- Los navarros tendrán algo que decir.
- Planteamos que se pronuncien, evidentementemente. Estamos planteando un
espacio a cuatro territorios. Y ese Parlamento sería menos soberanista, porque
la correlación de fuerzas en Navarra es otra. Y en ese Parlamento la fuerza
mayoritaria podría ser el Partido Socialista. O incluso UPN-PP. Hay abertzales
que nos preguntan por eso, y nuestra respuesta es nítida. Preferimos un
Parlamento a cuatro en el que los vascos decidan un lehendakari del PSOE que un
parlamento a tres soberanista. Porque nuestro proyecto es nacional, y el
lehendakari que salga por un Parlamento a cuatro es el que decidan los vascos y
punto.
- O sea que plantean la autodeterminación y la cuestión de Navarra no como
punto de partida sino como punto de llegada...
- Nosotros somos independentistas. Lo que queremos transmitir a la ciudadanía es
que, dentro de un marco democrático donde tengan cabida todos los proyectos, la
independencia sólo se puede construir desde las vías pacíficas y democráticas.
No se puede construir de otra manera. ¿Por qué? Porque el proyecto
independentista necesita la adhesión de la mayoría.
- Ahora mismo, la opinión pública está conmocionada por el atentado y ustedes
responden con propuestas políticas cuando si existe algún consenso entre los
partidos democráticos es que la paz no tiene precio político...
- El Estado español no tiene que pagar ningún precio político a ETA. Ni tampoco
a nosotros. Si nos situamos en la ecuación el fin de la violencia comporta que
hay que pagarle un precio político a ETA, no habría solución. Eso equivale a
plantear la rendición del Estado. Con esa ecuación, no hay solución. El Estado
español tiene un problema estructural con un país que mayoritariamente se siente
nación. También habrá que preguntarse qué precio político tiene la no paz.
Insisto, el proceso no tiene alternativa...
- Sí tiene. Seguir como hasta ahora...
- Dejando aparte intereses más perversos, creo que nadie puede plantear
honradamente que la guerra y el enfrentamiento es la solución.
- La solución sería la derrota de ETA. No van a conseguir la independencia,
ni la territorialidad, ni nada, así que ya se cansarán... ¿no?
- Y yo pregunto: ¿es solución no resolver un conflicto que es anterior a la
existencia de ETA?
- Es que tal como usted lo plantea recuerda mucho a una controvertida frase
de Mariano Rajoy en el Congreso: "Si no se cede, habrá bombas, y si no hay
bombas, será porque se ha cedido".
- La política antiterrorista del PP no derrota a ETA y concluye con 191 muertos.
¿Alguien plantea que esa es la política que conviene no ya a los vascos sino al
conjunto del Estado? Nosotros apostamos por un proceso sin violencia de ninguna
clase. Y quiero responder a la pregunta que nos hizo Zapatero en Vitoria. ¿Quién
le tiene miedo a la palabra?, preguntó. Nosotros, no. Estamos deseando que ese
campo de juego en igualdad de condiciones sólo se emplee la palabra por parte de
todos para seducir, si se puede, a la mayoría popular en una determinada
dirección. Quienes le tienen miedo a la palabra son aquellos que la niegan
estructuralmente.
- De sus palabras se puede interpretar que prefiere a Zapatero a Rajoy como
interlocutor...
- Por el momento creo que estamos a la par, pero en cualquier caso no vemos a
Rajoy en esta predisposición, y mucho menos al ala más reaccionaria del Partido
Popular. Pero en el proceso irlandés, John Major inició las conversaciones. Se
produjo un colapso, con varios atentados, y Tony Blair recogió el guante, y dijo
entonces una cosa muy simple. Que lo que quieran los irlandeses lo van a decidir
los irlandeses. Y todavía los irlandeses, quince años después, forman parte del
Reino Unido. Y probablemente lo seguirán siendo otros quince. Ahora bien, los
irlandeses tienen ahora las vías democráticas suficientes para luchar por sus
objetivos sólo desde las vías pacíficas y democráticas.
- Todo eso suena muy bien, pero aquí hay una organización terrorista que
cuando se le antoja dinamita un aeropuerto y mata a dos personas. ¿De qué sirve
hablar con Josu Ternera? ¿De qué sirve hablar con Batasuna?
- Es evidente que tras ese hecho hay un proceso de desconfianza. El Gobierno
tiene motivos para desconfiar de la interlocución de ETA, como estoy convencido
de que la interlocución de ETA tiene motivos sobrados para desconfiar del
Gobierno. Hay que mirar las cosas en perspectiva. Con nosotros se habló durante
mucho tiempo (de manera no oficial) y no se habló con ETA. Se construyó una
hipótesis de trabajo. Se llegó a la conclusión de que si ETA daba un gesto
significativo, era posible iniciar un proceso de solución. Ese gesto se produce
el 22 de marzo, con el alto el fuego. Hablar siempre es útil.
- Pero el atentado de Barajas desacredita a los interlocutores...
- Yo estoy convencido de que hay que seguir hablando y trabajando,
independientemente de los fenómenos coyunturales.
- ¿Usted cree que después del atentado el presidente Zapatero tiene margen
político para atender cualquier iniciativa de ETA?
- Un presidente de Gobierno con ambición histórica tiene margen para todo,
aunque la situación deseable, la que permitió por ejemplo hacer el proceso
irlandés con más agilidad, fue que los dos grandes partidos mantuvieron una
posición común para dar una solución al conflicto. El PP ha hecho bandera
electoral de esta cuestión. Su objetivo es, a través del sabotaje al proceso,
intentar volver al poder, ése es el gran problema. Lo conveniente sería lo
contrario, facilitaría las cosas. Y el PP está utilizando además ciertos
aparatos del Estado en esa estrategia. El proceso se ha desarrollado en malas
condiciones porque el PSOE y Zapatero han tratado de mantener un cierto
equilibrio entre los pasos del proceso mirando de reojo al PP para no molestarle
demasiado. Ahí es donde no hay margen. De este impasse sólo es posible salir
hablando. Y en una segunda fase, acompañar el diálogo con hechos, por todas las
partes. Lo que genera confianza son los hechos, no las palabras.
- ¿Una entrega de armas, ni que fuera simbólica, generaría la credibilidad
suficiente como para reanudar el proceso?
- No lo sé. Ambos interlocutores, Gobierno y ETA, tienen que hablar, y eso será
lo que construya la confianza. ¿Qué gestos, en qué condiciones? Eso deben
detallarlo ellos.
- ¿Le consta si hay contactos?
- No.
- ¿Hay una posición unánime en la izquierda abertzale respecto al papel de la
violencia?
- En la izquierda abertzale hay una posición unánime sobre la apuesta que hay
que hacer. Aspiramos a construir lo antes posible una solución en los términos
que planteamos. Y eso nos lleva a un escenario diferente en el que tenemos que
liderar, dicho con la mayor humildad, un proyecto independentista y de
izquierdas.
- ¿Qué pasa si se muere De Juana?
- La muerte en mitad de un proceso de un preso en huelga de hambre nos situaría
en una posición muy delicada, pero no quiero hacer futurología en torno a eso.
De Juana tiene que ser puesto en libertad. Ésa es la solución.
- ¿Qué hará Batasuna en situación ilegal?
- Quiero subrayar algo que probablemente haya pasado inadvertido a la opinión
pública. Para ilegalizar Batasuna se esgrimieron veinte supuestos que
acreditaban que Batasuna formaba parte de ETA. Tras unos años, ninguno de los
veinte supuestos ha tenido consecuencias penales. La mayoría no ha ido ni a
juicio, y ninguno de los que sí han ido ha tenido condena. La pregunta es: ¿por
qué seguimos siendo ilegales si la propia judicatura española no ha considerado
los supuestos con los que nos ilegalizaron?
- Porque no condenan la violencia.
- ¿Porque no condenamos la violencia? Hay una cosa que hay que aclarar. La ley
de Partidos no exige la condena de la violencia. Es más, dice que la no condena
de atentados no es suficiente para ilegalizar un partido.
- ¿Qué pasa si Batasuna no va a las elecciones?
- Que no hay elecciones democráticas. Es una hipótesis que no consideramos.
Insistir en la ley de Partidos es insistir en una ley de la derecha extrema y de
otras épocas.
- ¿Presentarán listas con EHAK, o cómo?
- Sólo diré que tenemos la firme voluntad de presentarnos. Necesitamos estar en
las instituciones para que el proceso avance. Es una contradicción instarnos a
que hagamos política en términos democráticos y que después se nos impida
concurrir a unas elecciones.
- Si no se presentan, no tendrán alcaldías...
- Quiero pensar que eso no va a producirse. Porque sería demostrar de forma
gráfica un escenario de no solución y no proceso.
- ¿Tiene alguna idea, alguna iniciativa imaginativa, han visto algún
resquicio legal que pudiera facilitar a la justicia legalizar Batasuna? ¿Quizá
otro cambio de nombre?
- No. Pero en cierta manera nos halaga que se crea que la izquierda abertzale
tiene permanentemente recursos para salirse con la suya. No se trata de eso. Se
trata de transmitir que tenemos vocación institucional. Una izquierda abertzale
en las instituciones es garantía de compromiso.
- ¿Qué opinión personal tiene de José Luis Rodríguez Zapatero?
- Quiero creer que es una persona con convicciones y principios, y además de
izquierdas. Y quisiera creer que con valores cívicos republicanos. Si es así, va
a haber solución democrática.
- Con Josu Jon Imaz, el líder del PNV, parece que no hay química...
- Hoy por hoy yo diría que no existe química personal. No hemos tenido tanta
relación. Yo no pretendo, como él, cautivar a España. Más bien trato de que
España no me cautive a mí. Me parece legítimo que él lo intente. Pero que vaya
de cara y le diga a su electorado que su proyecto pasa por seguir siendo España.
- A menudo se hacen paralelismos entre Euskadi y Catalunya. ¿Cómo ve la
política catalana?
- En la última visita saqué una impresión de una cierta frustración popular. De
pérdida de confianza en las propias fuerzas, casi de fraude y autoengaño
colectivo. Eso me apenó, porque Catalunya es una gran nación, creo que tiene
suficientes medios económicos y culturales para sacar adelante un gran proyecto
nacional, por eso estoy convencido de que, más pronto o más tarde, se
recuperará.