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País Vasco

 

Ruptura democrática y proceso hacia la Paz en Euskal Herria

Comité de Solidaridad con los Pueblos de Valladolid  

La izquierda abertzale desde el primer momento apostó por tirar hacia adelante del proceso desde todos los ámbitos y sectores, a pesar de la represión y limitación de movimientos impuesta por la ley de partidos de la etapa del apartheid aznarista       Hace unos meses, el Comité de Solidaridad con los Pueblos de Valladolid hizo público su apoyo al proceso abierto en Euskal Herria tras el alto al fuego de ETA del 24 de marzo. En estos momentos de tensión y dificultades añadidas tras la explosión del coche bomba y muerte de dos personas en el aeropuerto de Madrid, queremos manifestar nuestro apoyo en favor de que el proceso continúe y que todas las partes implicadas hagan balance de lo hecho hasta aquí y pongan en práctica los cambios necesarios para llevar a cabo un verdadero proceso de negociación política y no la pantomima que se ha venido representando hasta ahora.
      Cuando hace unos meses manifestamos nuestro apoyo al proceso que se habría tras la declaración de ETA, decíamos "que el PSOE debe romper con el PP y avanzar en el proceso abierto de negociación.", Todo parece indicar que por razones electorales, luchas internas y de clase, la práctica del gobierno del PSOE ha ido por el camino contrario, no atreviéndose a gobernar rompiendo con sus viejas ataduras con la derecha neofranquista y con algunas de sus prácticas represivas de su pasado reciente. También decíamos que "desde la transición monárquica, el PSOE nunca ha sido una solución a los problemas del pueblo vasco ni de ningún otro pueblo, sino, parte y/o fuente de esos problemas. Por ello, tan sólo desde la organización y movilización popular, será posible presionar para dar pasos en favor del proceso en el camino hacia la autodeterminación y la recuperación de la ilusión y referencias republicanas masacradas con el golpe fascista de 1936 y traicionadas con la transición y constitución monárquica de 1978".
Desgraciadamente el tiempo nos ha dado la razón y hoy la organización y movilización popular son más necesarias que nunca.
      Desde el comienzo del alto el fuego, el PP ha llevado a cabo una operación de acoso y derribo de la misma moviendo todos sus hilos en las instituciones del estado, en la jerarquía católica, en los medios de difusión afines y sacando a la calle a todas sus huestes, utilizando para ello a sus cachorros de la AVT, entre otros. El desarrollo de las concentraciones convocadas tanto antes como después de la explosión de la bomba en Madrid demuestra claramente la catadura de esta gente que nunca se dignó en condenar las muertes del franquismo. Banderas franquistas, pancartas acusando a ETA de los atentados del 11 de marzo en Madrid, insultos, salivazos e intentos de agresión a periodistas, incluso de medios que no son precisamente alternativos, gritos de "viva y arriba España", rezos del padre nuestro, pegatinas de la cadena COPE, etc., son sólo una muestra del fascismo dominante en las mismas.
      El gobierno español, en lugar de enfrentarse y distanciarse de estos sectores neofranquistas teledirigidos por el PP, ha dejado que sean ellos quienes ganen el pulso. Mientras esto ocurría Zapatero se vanagloriaba de haber dado menos pasos que el PP en la tregua de ETA de 1998. En nueve meses de tregua el señor Zapatero no ha hecho otra cosa que repetir su optimismo y que el proceso sería "largo, duro y difícil". El gobierno del PSOE debió constituir la mesa de partidos que discutiera las soluciones al conflicto político vasco; debió acercar a los presos/as a Euskadi, excarcelar a aquellos gravemente enfermos y dejado en libertad a quienes ya tienen cumplida la pena; todo ello se podría haber hecho desde la legalidad internacional, europea, vasca y del propio estado español.
      Además, tendría que haber dejado en libertad a Iñaki de Juana Chaos, condenado por escribir dos artículos de opinión, encontrándose nuevamente en huelga de hambre y en grave peligro de muerte; debió derogar la ley de partidos, cuestionada incluso por sectores de la propia judicatura, para permitir que todas las fuerzas políticas pudieran presentarse a las elecciones, convocar ruedas de prensa, manifestaciones, actos políticos y reunirse libremente con el resto de fuerzas políticas, sociales, etc., impidiendo que el viejo "Tribunal de Orden Público" reprimiera estas actividades a una parte de la sociedad vasca; debió paralizar el penoso macrosumario 18/98. Todo ello se podría haber hecho, o al menos haber comenzado a hacer, desde la legalidad y con el apoyo de la mayoría de la sociedad vasca. Pero el gobierno del PSOE ha estado más preocupado por las encuestas y en seguir la estela del PP, que en apostar sinceramente por la negociación y solución del conflicto.
      La izquierda abertzale desde el primer momento apostó por tirar hacia adelante del proceso desde todos los ámbitos y sectores, a pesar de la represión y limitación de movimientos impuesta por la ley de partidos de la etapa del apartheid aznarista, ha hecho esfuerzos evidentes en el ámbito internacional, político, sindical, cultural, movimiento proamnistía, etc., intentando implicar a todos los sectores sociales de Euskal Herria, y de fuera de Euskal Herria en el proceso, demostrando que su apuesta a favor del mismo no es coyuntural sino firme y estratégica.
      En esta situación se encontraba el llamado proceso de paz cuando estalló la bomba en el aeropuerto de Madrid que causó la muerte de los dos ecuatorianos, muertes que lamentamos profundamente, como lamentamos las de los cien inmigrantes que murieron intentando llegar a Canarias el pasado 18 de diciembre (día internacional del inmigrante, ¡que ironía!), la de los miles que mueren todos los años en los cayucos, pateras, alambradas, puestos de trabajo, etc. y que aparecen generalmente ocultos a la opinión pública.
Ante este bloqueo evidente del proceso tras los nueve meses de tregua permanente de ETA, los rumores sobre su debilidad gracias a la acción policial y judicial, la utilización del proceso por parte del PSOE y del PNV (con la izquierda abertzale ilegalizada) para la obtención de réditos en las próximas elecciones, la insistencia en haber hecho menos que el PP en el 98 Como resultado de todo ello, ETA terminó realizando la acción del 30 de diciembre en la capital del Reino.
      Sacar un comunicado rompiendo la tregua hubiera supuesto la ruptura definitiva de la misma, sin embargo la explosión de un coche bomba, aunque arriesgada, podría llegar a ser enmarcada dentro de ese proceso "duro, largo y difícil" que tanto gustaba Zapatero en repetir. Es evidente que ETA no quiso causar muerte alguna, de lo contrario no habría avisado con más de una hora de antelación y hasta en tres ocasiones para que desalojaran el aparcamiento. Resulta cínico escuchar al gobierno que tras la muerte de los dos ecuatorianos no hay posibilidad de diálogo, mientras mantiene relaciones de amistad y cooperación con los causantes de los millones de asesinatos en Iraq, Palestina, Líbano, Afganistán, Congo, Somalia, etc., etc., etc.
      El fin del proceso político abierto en Euskal Herria sería un duro golpe para la estrategia de la izquierda abertzale que ha sabido enlazar con el deseo mayoritario de la sociedad vasca de poner fin al llamado "conflicto vasco", en términos de más democracia para construir las bases que les permita decidir libremente su futuro como pueblo y como nación. Pero también sería un nuevo triunfo de la clase política más fascista, que impuso a todos los pueblos del estado español, bajo la amenaza del "ruido de sables", una transición monárquica, centralista, machista y capitalista, que con algún maquillaje ha perdurado durante los últimos 30 años.
      Desde el Comité de Solidaridad con los Pueblos de Valladolid, expresamos en estos momentos especialmente difíciles, nuestra solidaridad internacionalista al pueblo vasco y a la izquierda abertzale, en su lucha por la paz en el marco del respeto a sus derechos nacionales y democráticos, en especial su derecho a la autodeterminación, derecho defendido históricamente por los movimientos populares de todo el mundo y reconocido por la legislación internacional. Sabemos de la dificultad para llevar a buen puerto este proceso, pero también sabemos que el futuro es de los pueblos que luchan, y el vasco ya es un ejemplo para aquellos sectores que no se rinden en los pueblos del estado español, en Europa y en buena parte del mundo.

VIVA EUSKAL HERRIA LIBRE.
VIVA LA SOLIDARIDAD INTERNACIONALISTA.
SOCIALISMO O BARBARIE.
Comité de Solidaridad con los Pueblos de Valladolid (CSP) 

Fuente: lafogata.org