País Vasco
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«El PSOE se
levantó de la mesa jurando que nos la haría pagar»
Entrevista a Pernando Barrena, portavoz de la izquierda abertzale
Iñaki Iriondo
Pernando Barrena (Iruñea, 1965) lleva una semana agitada, multiplicándose
para poder atender todas las citas a las que se le requiere desde que la Policía
española detuviera a 23 personas el pasado jueves y el juez enviara a prisión a
17 de ellas acusándolas de pertenecer a la Mesa Nacional de Batasuna.
¿En qué situación está ahora Batasuna?
Es evidente que han querido hacer daño a la izquierda abertzale con la operación
policial de Segura, que es una actuación en clave represiva desde la judicatura
e impulsada por el Ejecutivo español. Esta situación es la consecuencia directa
de la posición firme mantenida por la izquierda abertzale en el proceso
negociador y, por lo tanto, no cabe entender lo que está ocurriendo, todo lo que
viene ocurriendo desde junio, sin tener en cuenta el desarrollo y final del
proceso de diálogo 2005-2007.
¿Y en qué situación están quienes durante tiempo han actuado y actúan como caras
visibles de Batasuna y ahora quedan en, digamos, libertad vigilada?
No voy a ocultar que no es en absoluta una situación cómoda. Resulta
especialmente difícil desde el 6 de octubre. Pero esa condición de libertad
vigilada aludida es desgraciadamente una vieja conocida. La izquierda abertzale
y sus portavoces venimos sufriendo un acoso constante desde hace ya mucho tiempo
y fue especialmente intenso -incluso más que ahora- en los momentos más intensos
de las negociaciones políticas, en pleno alto el fuego de ETA.
¿Temían que pudiera ocurrir algo así?
En una razia de este tipo no es previsible el cuándo, pero cabía perfectamente
en nuestro análisis y en nuestras previsiones. El Gobierno español abandonó la
mesa de negociación en mayo jurando que se la iba a hacer pagar a la izquierda
abertzale y, de hecho, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha
dedicado en los meses de verano a contactar con los diferentes agentes que
ejercieron labores de mediación y observación en el proceso negociador para
anunciar que éste iba a ser el modo en el que iban a proceder contra la
izquierda abertzale. Por lo tanto, no ha sido una sorpresa, sino una agresión
anunciada.
¿Por qué el ministro de Interior, Pérez Rubalcaba, se ve obligado a andar dando
explicaciones por el extranjero?
Fundamentalmente porque los agentes intermediadores y observadores que tomaron
parte en el proceso negociador hasta el último momento son agentes políticos e
institucionales de primer orden y el Gobierno español se ha visto en la
necesidad de intentar paliar el enorme ridículo que supuso su espantada de la
mesa de negociación.
Ustedes también tienen relaciones con agentes internacionales. ¿Qué opinan ellos
de cómo se ha desarrollado y concluido el proceso negociador?
Después de invertir muchas horas en el último intento negociador de mayo y
cuando todavía las diferencias entre las par- tes eran evidentes, los agentes
internacionales que ejercieron labores de intermediación propusieron tomar la
responsabilidad de elaborar un acuerdo final que consideraban podría satisfacer
las posiciones tanto de la izquierda abertzale como del Gobierno español. Ambas
partes acordaron dar su beneplácito a esa iniciativa, que finalmente se puso
sobre la mesa tras varios días de elaboración. Fue una propuesta de acuerdo
final que no colmaba las aspiraciones de la izquierda abertzale, pero fue
considerada suficiente por nuestra parte para posibilitar el acuerdo. El
Gobierno español, en cambio, montó en cólera contra los mediadores y abandonó la
mesa, postura que se hace más incomprensible cuando conocía que ETA adoptaba el
compromiso de una iniciativa de desarme. Toda esta situación, finalmente, dejó
en evidencia la nula voluntad de acuerdo del Gobierno español, que siempre
afirmó estar dispuesto a acordar contenidos políticos en el caso de que tuviera
la seguridad de que existía voluntad por parte de ETA de hacer definitivo el
alto el fuego permanente.
¿Cómo puede seguir adelante una organización a la que le detienen a la mayoría
de la dirección, con la agravante de que esto se suma a múltiples deten- ciones
anteriores?
En el caso de la izquierda abertzale no estamos hablando ni de políticos
profesionales ni de referencialidades insustituibles. La izquierda abertzale es
un gran colectivo donde lo fundamental es la labor política y no quién la
desarrolla. Eso hace que su capacidad de regeneración no responda a los clichés
de los partidos políticos clásicos sino al empuje de una gran masa social que se
identifica con sus objetivos.
¿Se trabaja ya en la sustitución de los encarcelados?
En los momentos más duros en los que personas referenciales con
responsabilidades concretas han sido encarceladas siempre hemos sabido encontrar
los medios para que la línea política de la izquierda abertzale y,
especialmente, sus objetivos políticos no estuvieran desaten- di- dos. No me
cabe ninguna duda de que esta ocasión no va a ser una excepción.
Se habla mucho de que se estaba produciendo ya un relevo de dirección, de que
nuevos duros iban a sustituir a los que antes también eran duros pero que con el
tiempo se han debido ir reblandeciendo. Bromas aparte, ¿qué hay de esto?
El discurso de los duros y de los blandos ha sido un recurso utilizado muy a
menudo para intentar crear división en la izquierda abertzale. Los duros de hoy
aparecen como los blandos de mañana dependiendo de la intención del político o
el periódico de turno. Parece mentira que todavía sigan insistiendo en una
táctica contrainsurgente tan obsoleta y que les ha dado nulos resultados hasta
la fecha. En este caso concreto, hay que subrayar que toda la literatura
publicada en torno a la reunión de Segura sobre nuevas y viejas direcciones
resulta radicalmente falsa.
La izquierda abertzale tiene ante sí tres importantes retos en los próximos
meses: responder a los ataques que sufra, desarrollar su propia estrategia
política y situarse también ante la propuesta de Juan José Ibarretxe y los
posibles escenarios futuros a los que pueda dar lugar. Vayamos por partes, ¿cómo
van a responder a los ataques?
Los ataques son contra la izquierda abertzale y somos sus militantes los que
sufrimos los golpes más directos. Pero no hay más que echar un vistazo al auto
del juez Garzón para percibir claramente que son las opciones autodeterministas
e independentistas las que están siendo criminalizadas. Resulta claramente
criminalizada toda la actuación en favor del diálogo y de un escenario de paz
que además de la izquierda abertzale han desarrollado importantes sectores
sociales de este país. Por lo tanto, la izquierda abertzale, cuando piensa en
una dinámica de respuesta, compartirá la iniciativa política con esos sectores
comprometidos con el cambio político y la necesidad de paz.
Cuando piden solidaridad o denuncias les responden que ustedes no suelen ser
solidarios en otros casos...
Eso es radicalmente falso. La izquierda abertzale se ha destacado en los últimos
años por representar al sector político de este país que más ha hecho para que
la violencia política pase a ser un recuerdo del pasado y podamos conocer un
escenario de respeto a todos los derechos. Debo añadir que quien utiliza ese
tipo de discurso contra la izquierda abertzale acostumbra a jerarquizar los
derechos humanos dejando en evidencia que está dispuesto a actuar en contra de
aquellos considera secundarios. La portavoz del Gobierno de Lakua acostumbra a
atacar a la izquierda abertzale diciendo que el derecho a la vida es el primero
y nosotros consideramos que el primer derecho es el derecho a existir como
persona, como pueblo y, en ambos casos, siendo sujetos de derechos que en este
caso se vulneran a diario, especialmente por aquellos que han hecho del discurso
de la condena una rutina que ya no sirve para esconder la gran responsabilidad
que tienen en la existencia de un conflicto político y violento en este país.
¿Por dónde va a ir la estrategia política de la izquierda abertzale para los
próximos meses?
La resolución del conflicto, a la vista de los últimos acontecimientos, es más
prioritaria que nunca. Para ello, la izquierda abertzale tiene una oferta
política definida, que es la propuesta para un nuevo marco democrático que, a
fecha de hoy, es la única sobre la mesa y que sirve como receta de solución más
allá de las meras posiciones ideológicas. Esa va a ser nuestra principal
herramienta de trabajo para interpelar al resto de agentes políticos y, cuando
menos, para demandarles que también ellos presenten a la sociedad vasca sus
ofertas respec- tivas.
¿Qué espera la izquierda abertzale de Ibarretxe y sus planes?
En primer lugar, no será la izquierda abertzale quien ponga ningún tipo de
obstáculo para que los vascos y vascas seamos finalmente consultados. Por lo
tanto, hay que preguntarse si la iniciativa de Ibarretxe sirve para eso, para
que todos los vascos y vascas seamos consultados y asentemos de esa manera la
base de un proceso resolutivo que devuelva la propiedad de su futuro al pueblo
vasco. Parece que esto no es así, y según pasan los días incluso se está
hablando más de una encuesta que de un ejercicio de libre determinación y esto
último es lo que definiría correctamente una convocatoria de consulta popular.
Hay quien ha caricaturizado su posición diciendo que o hay consulta en los
cuatro territorios o no hay consulta. ¿Es así?
El ejercicio de la consulta debe atender el principio de territorialidad, de que
ningún vasco o vasca es excluido por sus ideas o su lugar de origen. Pero
tampoco puede interpretarse de manera restrictiva o imposibilitadora.
Territorialidad para noso- tros significa no-exclusión y la izquierda abertzale
está dispuesta a hablar de cómo los vascos y vascas finalmente decidimos nuestro
futuro teniendo en cuenta cuál es la realidad institucional actual, qué
garantías y mayorías políticas son necesarias para ello. Pero jamás admitiremos
que se puedan sustituir los derechos del conjunto de este país por un fraude
neoestatutario como el que ya conocimos en 1979.