País Vasco
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¿Cuáles son los impulsos que guían a los agentes políticos de Euskal Herria?
Gara
Los dos primeros arrestados en esta última entrega de la operación lanzada
por el Estado español contra el independentismo vasco fueron enviados ayer a
prisión. Oihana Agirre y Joseba Alvarez fueron detenidos el martes y han
permanecido desde entonces en situación de incomunicación, en una medida, por
desgracia, habitual, que responde a necesidades policiales y que, como se ha
demostrado en este caso, tiene el sentido de engordar los operativos con más
detenciones.
A su vez, los otros 23 independentistas -en su mayoría mahaikides- arrestados en
el marco de la reunión que mantenía la izquierda abertzale en Segura seguían
ayer incomunicados en dependencias de la Policía española. El juez Baltasar
Garzón se sirve del sumario 35/02 para justificar una acometida contra la
izquierda abertzale que, como todas las que le han precedido en el tiempo, se
cimenta sobre los intereses políticos que guían a los gobiernos españoles en
cada momento con respecto a Euskal Herria. El componente de venganza política se
hace más visible en este caso porque autorizadas voces del Gobierno español y
medios de prensa afines han lanzado repetidos mensajes para advertir de que, el
final del alto el fuego permanente de ETA, tendría cumplida respuesta por parte
de un Estado para el que la división de poderes es desde hace años un principio
democrático del todo prescindible. Sin embargo, no convendría olvidar que esa
amenaza se trabaja, se cultiva, con aportaciones destacadas como las de Josu Jon
Imaz cuando remarcó hasta la saciedad que si Batasuna no hacía lo apetecido
debería prescindirse de sus representantes como interlocutores, o cuando los
socios del tripartito y sus antenas mediáticas, públicas y privadas, se prodigan
en hablar de tutelas y subordinaciones a ETA de los representantes de la
izquierda abertzale.
Latiguillos que avalan la justicia de excepción
Las múltiples operaciones desarrolladas en este país en la última década contra
sectores conocidos por su labor en favor del reconocimiento de Euskal Herria
ponen de manifiesto que detenerse a analizar los pormenores jurídicos de casos
como el que nos ocupa resulta una labor cada día más baldía, toda vez que los
principios básicos del derecho están desde hace tiempo ausentes de los
razonamientos presuntamente jurídicos que se escriben en la Audiencia Nacional
española. Por ello, resulta del todo insoportable que representantes políticos e
institucionales se escuden todavía hoy en los mensajes tendentes a reclamar
«respeto a las garantías procesales» o postulen la debida prudencia «a la espera
de ver en qué queda el caso», cuando la portavoz del Gobierno de Lakua, Miren
Azkarate, no se priva en hacer juicios previos y en atribuir condenas si de lo
que se trata es de valorar los daños en un cajero automático.
¿Qué dificultades tienen los líderes de partidos y los cargos institucionales
con que cuenta este país para verbalizar lo que piensa la mayoría de la sociedad
vasca al respecto de que se detenga a personas que han aparecido una y mil veces
ante la ciudadanía ejerciendo labores propias de su condición de militantes
políticos? ¿Tiene alguna duda Patxi López del papel político de las tres
personas de la comisión negociadora de la izquierda abertzale que se sentaron
con él en una mesa y cree que deben ser privadas de libertad por no aceptar el `contraproceso'
planeado por los dirigentes de su partido en Madrid? ¿Qué explica la falta de
acción de los socios de Lakua cuando se trata de amparar los derechos de
interlocutores políticos abertzales y su nulo reparo político a la hora de
pactar -ayer en el pleno de Gasteiz- con el partido que los encarcela y hasta
con el PP?
Es sencillo remarcar los impulsos que llevan al presidente español a convertir a
líderes independentistas en «trofeo de caza». Más difíciles de descifrar son los
impulsos que llevan a algunos agentes vascos a guardar distancias hacia la
demanda social mayoritaria de construir un escenario democrático en Euskal
Herria.