País Vasco
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Por las buenas o por las malas, elegid
Fede de los Ríos
Gara
Vuelve la violencia estatal a azotar a las gentes de este pueblo. Persecución
y cárcel nos augura el futuro próximo. Nada nuevo, el TOP antes y la Audiencia
Nacional ahora. Más de lo mismo.
Antes a Txillardegi, ahora es a su hijo a quien llevan preso.
Nos encarcelan por reunirnos, nos detienen por manifestarnos, nos persiguen por
expresarnos, se nos impide votar y ser votados, cierran nuestros lugares de
ocio, se quedan con nuestras propiedades, ocupan barrios y pueblos con sus
diferentes policías, elaboran legislaciones de emergencia para nosotros. Es la
democracia española. Nos mean y nos dicen que llueve.
Lo confieso, me han dejado sin argumentos. Fui crítico con la violencia por sus
ruinosos efectos sobre los que la sufrían y los que la practicaban. Ahora qué
decir, si hasta San Agustín, allá por el año 400, defendía el derecho de
rebelión contra el tirano. Yo no soy tan santo, lo siento.
Cuando dos razones se contraponen, es la fuerza la que dirime el antagonismo,
Marx dixit. Tenía razón, al parecer. Llevamos así años y paños. Parece que aún
nos quedan unos pocos más.
Que se lo metan en sus paupérrimas cabezas jibarizadas políticos españoles de
todo pelo, sus jueces-vedettes y sus sirvientes mediáticos: donde hay poder
siempre habrá resistencia. Es una ley física y, por lo tanto, también social.
Tener, no tenemos casi de nada, pero nos sobra dignidad. Esa que le falta al PNV
que, como decía mi abuela, era verde y se la comió un burro.
Decenas de vascos en la cárcel y Balza lo comprende. Los demás critican la
medida tildándola de electoralista. A decenas de hijos les arrebatan sus padres
y madres, a decenas familias y amigos sus seres queridos. Y, fíjate tú, la única
crítica es el electoralismo. Luego vendrá lo del victimismo de la izquierda
abertzale. ¿Es que las poltronas merecen tanta miseria? ¿Carecen de sangre sus
venas? Dice el tránsfuga López Garrido, portavoz socialista, que «en España el
que la hace la paga». La experiencia demuestra lo contrario. La amnesia es la
pandemia más extendida en su monárquico país, por eso franquistas y sus
herederos controlan muchos poderes del Estado.
Aquí, en este pequeño país, la dignidad es fruto de la memoria histórica. Nunca
olvidaremos el dolor que causan sus canalladas por venganza, oportunismo
electoral o estupidez innata, tanto nos da. Palabra de vasco.