Lehendakaritza fue escenario en la tarde de ayer de un acto de reconocimiento a
la labor desarrollada en Irlanda por el sacerdote católico Alec Reid y el
reverendo protestante Harold Good. El galardón que les fue entregado se inspira
en la figura del «padre» de la Declaración Universal de la ONU de 1948, el
jurista labortano René Cassin, y tiene por objeto distinguir su «labor
ejemplarizante» en el proceso de paz irlandés. La entrega de la distinción, más
allá del hecho protocolario, aportó unas cuantas enseñanzas.
Por extractar algunas de las «ideas ejemplarizantes» desgranadas horas antes del
acto, se puede citar la constatación realizada por el sacerdote católico Alec
Reid que, como él mismo mencionó, lleva tres años «viviendo» el proceso político
en nuestro país. Según el mediador irlandés, «hay que tener mucho cuidado con
sugerir que ETA o el IRA son el problema y que el problema se acaba cuando se
acaba el IRA o ETA», ya que «lo que debe quedar claro es que estamos ante un
problema de derechos y ETA sólo es el síntoma del problema». Esta declaración
puede considerarse como un ejercicio de diagnóstico que se antoja oportuno a
tenor de algunas distracciones dialécticas a las que se asiste en las últimas
fechas. Desde la definición aportada por Alec Reid quien también remarca que el
cese de la vía armada de ETA «es fundamental» para un «proceso de paz
definitivo», resultarían desacertadas algunas apreciaciones de agentes
directamente implicados en el problema y, por tanto, con responsabilidad en su
resolución. Entre ellas cabe citar las del presidente del EBB del PNV, Josu Jon
Imaz, quien para rechazar los ataques con explosivos contra empresas estimaba
que «con cada nuevo atentado ETA desautoriza a Batasuna como interlocutor
político», y las más recientes especulaciones del consejero de Interior de Lakua,
Javier Balza, sobre las «corrientes opuestas» que existirían en el seno de la
organización armada en relación a la solución dialogada, pero también las del
propio anfitrión del acto de ayer, el consejero de Justicia, Joseba Azkarraga,
que el pasado 10 de diciembre hacía pivotar su mensaje de aniversario de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos en la exigencia de la
«desaparición de ETA». Por retomar la intervención del reverendo protestante
Harold Good: «No hay más camino que sentarnos juntos, ser capaces de
comprometernos y tratar de alcanzar un futuro compartido».