País Vasco
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Respetar la decisión de Euskal Herria
Joseba Permach
Gara
Ha pasado un año desde que Batasuna presentara en Anoeta la Alternativa
para una Solución Democrática. Ha llegado el momento de hacer un pequeño
balance, de subrayar los aspectos positivos del mismo, recordar los riesgos
existentes y por qué no, dejar las cosas claras ante tanta manipulación y tanto
discurso irresponsable al que se está sometiendo a la ciudadanía.
Anoeta: ¿de la noche a la mañana?
La izquierda abertzale presenta la propuesta «Orain Herri Orain Bakea» después
de una seria reflexión que se asienta en dos pilares. Primera, la izquierda
abertzale, conjuntamente con un buen número de sectores populares, ha conseguido
sumergir los actuales marcos de imposición en una crisis estructural de la que
ya nadie duda en el conjunto del país. Segunda, la izquierda abertzale, tras
afrontar internamente la crisis post-Lizarra-Garazi, empieza a recuperar
capacidad de iniciativa política a pesar del proceso de ilegalización:
resultados electorales en las municipales (¡jamás un voto nulo tuvo tanto
valor!), Declaración del Anaitasuna, y Propuesta de Bergara en el 2003 y
creación del Foro de Debate Nacional junto a otros agentes, la iniciativa de ETA
en Catalunya o los magníficos resultados de HZ en toda la geografía del país en
el 2004. Dos pilares o reflexiones que resultan fundamentales para entender el
porqué de la propuesta de Anoeta.
Desde la izquierda abertzale entendimos, por tanto, que diez años de estrategia
de construcción nacional habían sido suficientes para llevar los actuales marcos
autonómicos y jacobinos a una crisis sin precedentes en las últimas tres
décadas; y que la reclamación de un nuevo marco político e institucional basado
en el respeto a la palabra y la decisión de Euskal Herria (clara consecuencia
del proceso de Lizarra-Garazi) era y es socialmente mayoritaria en el país.
La izquierda abertzale no sólo no había sucumbido ante los agoreros que
predicaban su fin tras quedar al margen de la mal denominada transición
democrática; sino que, un largo, costoso y doloroso camino de lucha y
resistencia había empezado a dar sus frutos. Las cosas tenían que cambiar y lo
iban a hacer, máxime tras la caída del Gobierno de Aznar.
El debate sobre el marco y la posibilidad sobre su cambio se abría paso en toda
Euskal Herria: El PNV presentaba el Plan Ibarretxe y certificaba la muerte
política del Estatuto de Gernika, UPN y PSN se aferraban al amejoramiento y su
comisión al oír las voces de cambio en el país y en los tres territorios
continentales la demanda de una institución propia y un nuevo status político
también avanzaba incluso hasta provocar una escisión en las filas del unionismo
francés (Elgar-Enssamble).
Voluntad y metodología
Ante esta situación nuestra reflexión fue muy sencilla: Si ya casi nadie duda de
que los actuales marcos políticos ya no sirven, y si todo el mundo está
planteando la posibilidad del cambio político, hagámoslo esta vez sí para
recuperar la palabra del pueblo vasco y buscar una paz justa y duradera que
acabe definitivamente con el conflicto político y armado.
En ese sentido, desde Batasuna quisimos subrayar nuestra voluntad inequívoca
para abrir un proceso de dichas características. Posteriormente todas y cada una
de las organizaciones de la izquierda abertzale, así como los colectivos de
presos y refugiados políticos han hecho suya esta propuesta, y han mostrado
también su clara voluntad de trabajar por el desarrollo de la misma.
Una propuesta que plantea la puesta en marcha de dos mesas paralelas de
negociación cuyos objetivos tienen que ser dos grandes acuerdos: uno entre ETA y
los Estados; y otro entre los agentes políticos, sociales y sindicales vascos
donde se acuerde el tránsito de la situación actual a un marco nacional y
democrático, y donde habrá que tomar las decisiones necesarias para hacer
respetar dicho acuerdo a los dos estados que, hoy por hoy, nos niegan la
palabra.
Un año después
Un año después es indudable el valor que ha adquirido la propuesta para la
solución demo- crática de Anoeta. Es indudable que la mayoría de los agentes
comparten la necesidad de las dos mesas, y es indudable que tanto en un carril
como en otro se han dado pasos en la buena dirección.
Es importante que ETA haya mostrado su clara voluntad de abrir un proceso de
negociación con los estados, es importante también que haya dicho que lo va a
intentar, y es evidente que la decisión de cerrar el frente armado contra los
electos del PP y del PSOE es más que una prueba de lo que unos y otros están
poniendo en el asador. Hay que valorar, asimismo en este carril que Zapatero
enviara al congreso la moción sobre una hipotética negociación, al igual que el
Gobierno francés reconociera haber recibido una misiva enviada por ETA con el
objetivo antes mencionado.
En todo caso, y para Batasuna, uno de los pasos más importantes de los últimos
doce meses es la firma en el Aberri Eguna del Acuerdo Democrático de Base, por
el que 55 agentes políticos y sociales de toda Euskal Herria nos hemos
comprometido a trabajar por la creación de una mesa para la resolución del
conflicto, con presencia de observadores internacionales y con el objetivo de
llegar a un acuerdo para preguntar a la ciudadanía del conjunto del país sobre
su futuro.
Este acuerdo promovido por el Foro de Debate Nacional es y será el referente
principal para nosotros y nosotras a la hora de dar los pasos necesarios hacia
un nuevo acuerdo entre el conjunto de los agentes del país.
Pero no todo ha sido positivo desgraciadamente. Un año después la represión y la
violencia estructural de los dos estados sigue siendo la cruda realidad del día
a día: recientemente hemos traído a Euskal Herria el cuerpo de Kotto, última
víctima de la política asesina de dispersión aplicada por el PSOE; las
operaciones policiales y las denuncias de torturas que se siguen produciendo; la
aplicación constante de la Euroorden por parte del Gobierno francés o el inicio
del juicio por el sumario 18/98. Todo ello, para seguir negando a través del
monopolio de la violencia ejercida por los estados, que este pueblo pueda
decidir libremente su futuro.
Acordar las bases
Para nosotros en este momento político, además de la actitud de los estados,
existen riesgos de que alguien pretenda utilizar esta coyuntura política para
repetir los errores del pasado con un nuevo acuerdo neo-autonómico. Por tanto,
resulta necesario priorizar la labor por la consecución de unas bases sólidas
que permitan habilitar la puesta en marcha de un proceso democrático de paz en
Euskal Herria, sin exclusiones políticas, ni territoriales ni personales.
Unas bases que garanticen, con carácter previo a la consecución de una Mesa para
la Solución, un acuerdo de mínimos sobre los objetivos, las bases, los
principios, la metodología y la presencia o monitoreo internacional.
Unas bases que garanticen un marco mínimo de derechos y democracia donde sin
imposiciones y coacciones externas, los agentes políticos vascos podamos hablar
sobre nuestro futuro, llegar a un acuerdo lo más amplio posible y concederle a
la ciudadanía del conjunto Euskal Herria el derecho a la palabra y a la
decisión.
Nosotros, un año después de la presentación de Anoeta, trabajando codo con codo
con el resto de firmantes del Acuerdo Democrático de Base y teniendo los canales
de comunicación abiertos con casi todas las formaciones de Euskal Herria; nos
comprometemos a intentar acordar dichas bases para la puesta en marcha de una
Mesa que dé inicio a un proceso democrático. Pedimos al resto de agentes el
mismo compromiso y responsabilidad.
Para finalizar quisiéramos hacer un último apunte. Son muchos los intentos que
se han hecho y se hacen para manipular o tergiversar la propuesta de Anoeta, sus
razones o su desarrollo. Hay tantas hipótesis como objetivos detrás de las
filtraciones interesadas, de los comentarios de los tertulianos o de algunos mal
llamados políticos que se pasan de listos. Nosotros y nosotras, con toda la
humildad del mundo pero con la claridad que nos ha caracterizado siempre,
queremos decir, en todo caso, que cada cual puede vender la moto como quiera y
está en su derecho, eso sí, la moto necesita dos ruedas y se llaman derecho a
decidir y territorialidad. Por tanto si no hay ruedas no hay moto.
Es decir, el respeto a la decisión de Euskal Herria, de su ciudadanía, es la
clave para la solución democrática del conflicto. Respeto por el que hay que
luchar, trabajar y ganar, día a día, en los barrios, pueblos y ciudades de este
país y para lo que es necesaria la activación social de todo un pueblo al que
desde aquí queremos invitar a empujar todos y todas en la buena dirección.
* Joseba Permach. Coordinador de la Mesa Nacional de Batasuna.