País Vasco
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Breve crónica de un periódico que ha hecho leyenda
Rafael Castellano
Rebelión/Maverick Press
Una cadena enroñada sella la puerta de verja que fue rutina y hoy, siete años
y medio después de aquel 15 de julio del siglo pasado, 1998, icónica. En el
archivo donde anidan ratas, carcomas y arañas, Charles Louis de Secondat, alias
"Montesquieu", rebusca en balde sus "Cartas Persas" y su "Espíritu de las
leyes", cavilando acerca del inminente juicio contra EGIN, proceso "18/98", en
noviembre.
Cerrojazo
a Egin, en julio de 1998
Corre el 23 de octubre de 2005. Un silencio dominical invade fantasmagórico el
Polígono Eciago, donde se enclava aún el sólido y enrejado edificio de ORAIN
S.A. Allí se elaboraba el "EGIN" de papel, hoy más legendario que histórico, y
se emitía la hertziana "EGIN Irratia", saboteada en la FM por ondas alienígenas.
Una circular de la Plataforma "18/98", promotora de la Iniciativa "Kaiera", ha
convocado frente a las arqueológicas instalaciones, a los ex trabajadores de
ambos medios. Hay fantasmas, en el complejo. Ecos de crujidos de botas, pirulos
estridentes, centelleos azules.
Esta crónica ha de estirarse entre los límites tempospaciales que separan siete
largos años y medio de proverbial lentitud jurídica. Asimismo, ha de observar el
sismógrafo político vasco más actual, cosa de ampliar miras en un contexto de
euforia en la escala de Richter del problema vasco. No es herencia baladí para
el mandato de Rodríguez Zapatero, dada la coyuntura reiterada de lucidez y
talante, reafirmada separación de poderes y borradores de futuros diálogos para
juntarse a dialogar un futuro borrador. Si es que no están ya en pleno ‘shadow
boxing’, cuya difusión desbarataría los fines. Las herméticas alusiones, en el
Congreso del PSE-PSOE, a la cercanía de la paz y, por qué no, del paraíso vasco,
lo corroboran. No paran, otrosí, de llamar a una precavida actitud respecto al
tema. Motivo habrá.
Otras circunstancias, luego analizadas, dan que pensar por qué el juicio contra
"EGIN", programado para el 14 de noviembre, se prorroga hasta el día 21. Sin ir
más lejos, el 17 de julio de 1998, Jabier Salutregi, procesado en el sumario
"18/98" y a la sazón director de "EGIN", manifestaba públicamente, tres días
después de chaparse el diario por la autoridad: "Se está impidiendo el ejercicio
informativo cuando no existe delito informativo". Reafirmó que el periódico a
cuyo timón estaba "ha defendido siempre que el conflicto debe tener una salida
dialogada". Esto último, lo oímos y leemos hoy hasta la saciedad y lo
corroboraría el mismísimo Ibarretxe, que se quedó sin Estatuto por realizar, a
pelo, exégesis similares.
Juicio relámpago
Cuando se redactan estos flashes de un pretérito eterno, el lehendakari ha
comparecido para reafirmarse en la necesidad de ir preparando el "día después",
el del "diálogo resolutivo". Vaticina el final de la época de "la silla vacía",
símbolo de la autocracia autista de Aznar. En estos días se resuelve, inciso, la
vista de otra causa sonada para el PNV, definida por boca del portavoz Josu Jon
Imaz como "juicio político sin sentido, fruto del anterior Gobierno". En la
cancha, los ultras "Manos Blancas", versus los ex diputados Kontxi Bilbao, IU;
Gorka Knörr, EA y Juan María Atutxa, PNV. Estos partícipes de la Mesa del
Parlamento de la CAV se negaron en 2003, apoyándose, arguyen, en el reglamento
de un hemiciclo que se supone autosuficiente, a disolver el grupo parlamentario
ES, Euskadi Sozialistak. Se les empuró. Ello pone una vez más en tela de juicio,
nótese, la voceada autonomía de las Cámaras autónomas y de sus electos. Mucho
ojo, por tanto, a la jurisprudencia que subsiga.
Salutregi, que aguarda lo suyo, aquí un vasco siempre ha hecho algo, diría
Sartre, aseveró en 1998:"Nunca se ha podido comprobar ni probar, porque no es
cierto", que nuestra línea editorial y nuestras informaciones hayan dado un paso
de más de la defensa de estas legítimas ideas". Denunció que "el Gobierno del PP
es el más fiel representante de quienes no quieren una solución al contencioso
entre Euskal Herria y el Estado español, sino que busca la victoria militar, el
aplastamiento del nacionalismo vasco: se criminaliza el diálogo".
Esto traza un pentagrama, ahora, de estribillo cotidiano. El fenómeno "EGIN",
empero, constituía algo más heteróclito (dentro de un orden) que un enroque
nacionalista, secesionista u otras etiquetas. Era periodismo alternativo, de
denuncia, sátira cáustica, detección de las cloacas del chanchullo y enfoques
económicos y sociológicos ajenos a los foros especulares del ‘España va bien’.
No buscaba la verdad revelada, sino la realidad cruda y sin sal. Era un desayuno
con sapo para la biempensancia pancista, y el estímulo de unas masas que se
deseaban implosivas y delegatorias por los diversos poderes superpuestos.
Ausencias y presencias
Se intuyen, regresamos a Eziago, domingo de otoño del 2005, espectros tras las
ventanas que espejean, limpias. Zombis o vete a saber quiénes custodian el
sepulcro de la libertad de prensa y radiodifusión mancilladas. No cabe la
amnesia ante aquella dura efeméride. Tampoco es añoranza enfermiza, ni
conformismo. Encadenaron el diario, no el ciclo, que ha enhebrado canas y
agudizado calvas en los ex trabajadores de "EGIN" y "EGIN Irratia", representada
esta última en la matiné de "Kaiera" por Marian Beitiarrangoitia, su última
directora.
No caeremos en el recuento de aforo, pero cantan mucho, demasiado, las
ausencias, aparte las lógicas de los fallecidos durante este largo entreacto de
tragedia brechtiana. Van llegando los que decidieron acudir y se agrupan en
conciliábulos cerca de lo que fuese su lugar consuetudinario de trabajo. Encarna
el pabellón, en teoría deshabitado, de ladrillo y herrumbre, el símbolo más
bananero del mandato del PP. Perdura la plancha con el anagrama del diario y
algún epigastrio que otro se encoge. El personal que lleva años sin verse se
reconoce, se abraza con palmadas estentóreas. Se intenta dispersar el clima
amargo lanzando anécdotas, humoradas. Como en el receso del mediodía, en el
comedor, 35 pelas de aquéllas y derecho a reenganche. "Jodé, justo en cuanto nos
fuimos urbanizaron y asfaltaron esto". Muchos cojinetes y neumáticos se
resintieron, día a día, 21 años, en una zona industrial cuya calzada de poblacho
de ‘western’ había que recorrer como un París-Dakkar en miniatura.
"Hazañas bélicas"
Carece de salida, el polígono. En el recodo solían emboscarse los GEO, con
amabilidad versallesca, me aparque bien, que se puede manchar de barro; y la
pregunta de rigor de adónde va, no me toque la llave, ya le doy yo. ¿Al
periódico? y ¿en qué sección trabaja? A ver la agenda, y ese casete, ¿es usted
el que entrevista, o el entrevistado? Se supo que la mayoría de agentes era de
la Real. A la enésima vez en que alguien declaró, en la esquina del miedo, que
"estoy en Deportes", las FOP se mosquearon muchísimo. Aquello era el "Marca" o
qué.
Los progres le habían endilgado a "EGIN" el remoquete de "Hazañas Bélicas". La
relación de "EGIN" con las diversas fuerzas de seguridad, cierto, completaría un
largo ensayo acerca del síndrome de trinchera. Rodaba la furgoneta de reparto de
"EGIN", con el distintivo en negro sobre blanco, cuando una pareja de picos les
dio el alto y señaló la cuneta. Los del vehículo, reflejo irrefrenable,
palidecieron. Y obedecieron. Se acercó el cabo y les exigió… dos ejemplares
recién sacados del horno. Para leer con el cafelito. Ni que decir tiene que se
los entregaron y arrancaron en tercera. La del humo. Desde sus inicios, en 1977,
"EGIN" reproducía los comunicados que le remitían todas las cíclicas ETAs.
Decisión, ésta, que justificaba el ingenioso sobrenombre, y que conllevaba
problemas para sus sucesivos –se iban quemando– directores. Incluso de
conciencia, bizantinas, acerca de qué era noticia o no.
Manifestación
espontánea de apoyo a Egin
A Mirentxu Purroy, qué tiempos, la detuvieron por publicar un comunicado de
Euskadiko Ezkerra. Mientras la arrastraban hasta una lechera celular llamaba a
voces… a Gallego, el veterano fotógrafo, para que inmortalizara la escena. Una
inocua caricatura en "Punto y Hora", que se publicaba en Eziago en su segunda
etapa, recluyó a su director, Javier Erauskin, en el talego para un año. Entre
las atribuciones de los diversos directores de "EGIN", Mariano Ferrer, Juan
Ramón Martínez, Mirentxu Purroy, José Félix Azurmendi, Pablo Muñoz, Xavier
Oleaga, Jabier Salutregi, figuraban los viajes continuos a citas judiciales para
regresar sin condena. Era una labor de desgaste, puyazos y banderillas negras,
hasta que, como metaforizó en su discurso reciente para "Kaiera" su último
director, también en clave taurófila , ahora, en noviembre del 2005 "rematan la
faena".
Luego estaba el boicot institucional, a veces de efectos espiroides e indeseados
por el Sistema. En 1992 se presentó el primer número de la nueva etapa, en
color, de mancheta vertical para que los kiosqueros pusilánimes no lo pudiesen
solapar bajo otros mazos de prensa de provincias. Más novedades de aquella
etapa: un suplemento diario y un dominical de alcance. Apuesta empresarial
competitiva y arriscada. Diversas Administraciones, tras lerdo ‘brainstorming’,
vieron la luz. Suspendieron la compra del ejemplar de "EGIN" que, fotocopiado,
se repartía luego por las distintas secciones oficiales. Con lo cual cada
negociado se vio en la obligación de adquirir por su cuenta el suyo en el
kiosco, y las ventas aumentaron.
En Eziago flotan, sí, fantasmas con cogulla y Expedientes X. "En metros cúbicos,
el sumario llena una habitación, una locura", declaró Salutregi a Rebelión,
tras el mitin. "Por eso, y por la complejidad de las imputaciones, nos defenderá
un buen número de letrados: los bufetes de Iruín, Reizabal, Zulueta, Landa,
Goirizelaia trabajan para ello", precisó.
"Kaiera" y el sumario "18/98"
Precisamente "Kaiera", iniciativa de la Plataforma "18/98+", que debe su impulso
a más de cien personas esencialmente preocupadas, fuera de la tesitura personal
y política de cada una de ellas, por la esencial libertad pacífica de opinión,
traslada de municipio en municipio un enorme libro de tamaño tan gregoriano que
precisa de facistol, y donde quienes se agregan a la movida plasman unas líneas
de opinión en torno, sobre todo, al proceso contra varios responsables de "EGIN"
que se avecina. Partió "Kaiera" de Iruñea y recorrerá el territorio vasco
reivindicando derechos civiles y políticos para todos. Todavía con lo mismo.
También recabará frases autógrafas para una macroantología final, encuadernada,
de la disidencia.
Durante el próximo mes, por tanto, se verá en la Audiencia Nacional, inmueble ya
emblemático, instruida por el magistrado Garzón, ejecutada en aquel ayer por un
destacamento provisto ¡al fin! de la papela judicial reglamentaria, y cuya
inmediata consecuencia fue el desalojo ‘a divinis’ de las dependencias del
diario "EGIN", la detención de once responsables de la empresa editora y la
clausura cautelar del local; o sea, el tiempo suficiente para que se oxidara la
carísima rotativa y las goteras dejasen las infraestructuras inservibles incluso
para el reciclaje.
Lo más grave, el paro súbito y el desarraigo de casi un centenar y medio de
trabajadores, muchos de ellos en edad crítica de cara a la alternativa más
emergente del sector: los becarios y los especialistas, en auge, del rosicler
comilfó. Currelas sin rumbo, por cierto, que sólo conocían las crisis (en el
diario existía independencia parcelaria) tomando el pulso a su futuro mediante
constatación de la nula publicidad insertada, y a saber por qué inhibida ante un
medio que tiraba 57.000 ejemplares controlados por OJD, y cuyos lectores,
incluidos los de tasca, centro cultural que prolifera en Euskal Herria, pueden
multiplicar esa cifra por tres. En la calle, así, del día a la mañana, sin
contar con que el pedigrí "EGIN" no encajaba, en el sector informativo, ni para
pedir árnica.
Banderillas negras
Aquel cerrojazo a "EGIN" resultó tan pirotécnico que suscitó reacciones en
contra en cadena, incluidas las de quienes ni leían, ni se anunciaban (o
disuadían a otros de hacerlo) ni se identificaban en las páginas de un
periódico, visto lo que hay hoy para elegir, ameno. Enmudecer la expresión libre
constituía una cacicada de mucho preocupar. Qué dirían en Europa. Y en USA, con
su Primera Enmienda; y en Latinoamérica, que soñaba con la bendita democracia
que la ciudadanía española se había dado a sí misma. Suscribieron el escrito de
denuncia por "intromisión en el derecho básico de libertad de expresión", entre
otros muchos próceres, el consejero de Justicia del Gobierno autónomo, Sabin
Intxaurraga. También, el polémico José Angel Cuerda, alcalde de Vitoria/Gasteiz.
Obstruían los debates de PNV, IU y HB en contra de la orden del perilustre
magistrado, los justicieros de UA, PP y PSOE. Pero la sacudida cundía, suscitaba
rebotes, ‘retenciones’ policiales e innúmeros zurriburris improvisados a lo
largo y ancho del mapa. En horas inmediatas al cierre de ambos medios, 1998,
cundió un reflejo de indignación y apoyo. Aparte de que ni la justicia es la
ley, ni viceversa, y lo rubrican los más carcas de los jurisconsultos, el
"18/98" procesó o enchironó a cargos de gerencia y dirección informativa.
Tripulación'
de Egin el día del nuevo diseño para 1993
Más espontánea que emplazada, salvo lugar y hora, una ciudadanía unánime desfiló
en nutridas filas, multitudinaria. Exigían la reapertura de "EGIN" y de "EGIN
Irratia" y la retractación del contumaz don Baltasar. La utopía en marcha,
vamos.
Convocó posteriormente el colectivo de desahuciados laborales una rueda de
prensa, mientras llovían cartas y telefonazos de impotente solidaridad desde
toda la escaleta sociológica conmovida por aquel desaguisado. A todo esto, la
cabecera "Euskadi Información" evitó en clave ‘underground’, 8 páginas, y legal,
el vacío informativo del anatemizado "EGIN". Se agotaba en pocas horas. Quedaba
el Estado de derecho, que tantas bocas atraganta, hecho unos zorros. Era un
plebiscito sin urnas. Cierto prestigioso artista lo definió: "Es que me
arrebatan la opción de no comprar un periódico que no me gusta".
Los ‘populares’ se defendían diciendo que la culpa del desvalimiento obrero la
tenían sus gerentes y administradores, y Salutregi, aún en libertad, luego se
alojaría una temporada en el maco, enunció ante los colegas de otras instancias
mediáticas que cubrían el acto que "…en cualquier caso, nada justifica el
cierre, y así lo dicta la práctica habitual de las leyes españolas".
Ejemplificó, entonces: "Hemos visto a Jesús de Polanco encausado en procesos
judiciales, y no se han cerrado ‘El Pais’ ni la cadena ‘SER’, ni Canal Plus.
Encarcelaron a Mario Conde y no cerraron Banesto ni Antena-3…". Oídos sordos.
Siete años después
Hoy, otoño del 2005, el mismo Javier Salutregi, en libertad provisional, informó
a Rebelión que 56 personas pueden resultar condenadas a penas que oscilan
entre los 10 que se solicitan para Teresa Toda, subdirectora, allí presente en
Eziago, y los 59 para Xavier Alegria. A Manu Aramburu, gerente, por desdicha, la
muerte le salva, tétrica escapada, de un carretón de acusaciones. Salutregi, a
quien le piden, "por pedir que no quede", alcanza a ironizar, "doce años",
aludió al gerente fallecido en carretera durante su alocución. "Manu, con su
inteligencia, podría hoy decirles a los jueces tres o cuatro cosas". Tras los
tableteos de la ‘txalaparta’ y los bertsolaris, Salutregi, antes de enfrentarse
al micro, tiene que decir que se aproximen los presentes a la verja, y exhortar
: "Que estamos en casa". Un magnetismo agridulce, un yuyu, mantiene a la
concurrencia en distante semicírculo. Aludió luego, sin nombrarlo, al ínclito
presidente del Gobierno anterior, José María Aznar, que se jactó a destiempo,
lenguaraz, de su osadía y capacidad para finiquitar el incómodo periódico de
Hernani con la frase: "¡Qué se creían, que no nos atreveríamos a cerrar EGIN!".
Torpe bravata. Rememoró asimismo ingeniosos ludibrios orgánicos para ahogar
financieramente a "EGIN" mediante boicot de publicidad institucional, y el caso
omiso a la sentencia que obligó a insertarla. Recordó a Pepe Rei, grave a
consecuencia de un accidente de circulación. Citó a varios difuntos de la peña,
algunos, como Muguruza o Galdeano, cuya muerte violenta está aún por esclarecer.
"59 en el banquillo"
Antes de formar en la caravana de coches de "Kaiera" rumbo al Ayuntamiento de
Hernani, Salutregi accedió a sincerarse. Son siete años y medio de aguante,
tensos. "Estamos ya los 59 en el banquillo, prácticamente, esperando la fecha
exacta para comparecer ante la Audiencia Nacional. Siempre, entre la
incertidumbre y la esperanza. "¿Qué cómo se soporta la espera? Pues mal,
francamente. Desde lo que supuso la debacle del primer día, al cerrarnos el
periódico, hubo que levantar cabeza, que cuesta lo suyo; y a veces crees que ya
la has levantado y decaes de nuevo". Siete años "acudiendo al Juzgado; y no te
dejan habituarte al hecho de andar en la calle, ni olvidar que estuviste en la
cárcel. Bueno, eso nunca se olvida. Pero vas adaptándote a una existencia
normal, y a tus rutinas, y pensar que puedes volver a lo mismo no es plato de
gusto. Con los abogados hemos debido mantener una relación continuada y fuerte,
más intensa ahora por la proximidad del juicio".
Alivia un tanto "el momento político que se está viviendo, y las expectativas
que se abren, donde el juicio a ‘EGIN’ no cuadra; pero bueno: está ahí". Horas
después, ya se aludió a ello, Josu Jon Imaz le hacía eco en lo que a los suyos
atañe. Admite Salutregi que la prensa de hoy, en general, aburre. "No es sólo el
pensamiento único, son palabras idénticas. El estilo de ‘EGIN’ era jovial, y ha
contado con firmas importantes en clave de humor; hemos caricaturizado a mucha
vaca sagrada". Arrancan los motores y el silente Polígono Eziago recobra su
ámbito de día inhábil. Un escenario para Stephen King y un desafío para
Zapatero, la reclamación tautológica de "Kaiera", que avanza de villa en villa
en su cosecha de caligrafías irredentas: derechos civiles y políticos para
todos. Todos.