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País Vasco

Sí a la inmigración

Nebera

El "ganarás el pan con el sudor de su frente" o "trabajarás hasta reventar" forman parte de nuestra educación y de una maldición perpetua que nos pesa como una losa siempre amenazando con aplastarnos. Estamos condenados a trabajar, así lo dicta la sociedad capitalista, el modelo de sociedad que nos imponen, la sociedad del consumo y la apariencia.

Los problemas que derivan de esta obligación nos son directamente proporcionales al puesto que ocupamos en esta pirámide de clases en la que muchos estamos condenados a no ascender nunca siendo, en contradicción del sistema en si, base permanente del mismo.

Todo aquel que seamos capaces de imaginar una pirámide, poliedro limitado por un polígono cualquiera llamado base, y por tantos triángulos como lados tiene la base que concurren en un punto, podemos imaginar que el peso de la misma es sustentado por la base, el mayor de sus lados, en tanto el vértice se deja sustentar desde su puesto privilegiado sin mas. Las imágenes de las pirámides como templos funerarios egipcios nos recuerdan que esta base forma parte, en la mayoría de ellas, de un mundo subterráneo hundido en la arena, un mundo oculto a la belleza y a la grandiosidad de las mismas.

Un razonamiento altruista de la realidad social que vivimos y que, visto lo visto, no somos capaces de cambiar nos dice que todos y cada uno deberíamos poder buscar el trabajo y con él la subsistencia allí donde mejor nos lo paguen.

Al final solo se trata de eso, trabajar y cobrar por ello.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, seguramente la mayor falacia construida por los estados para la burla y el escarnio de sus habitantes, en su artículo 23 nos recuerda:

1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. 2. Toda personal tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual. 3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social. 4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses. Hay es nada, derecho al trabajo, condiciones equitativas, protección contra el desempleo, igual trabajo igual salario, retribuciones que conformen una existencia digna y humana y posibilidad de fundar o pertenecer a sindicatos que defiendan sus derechos.

Si todos y cada uno de los países que dictaron o se sumaron a esta declaración en un compromiso de cumplirlos tuviese en cuenta este articulo número 23 seguramente estas líneas no tuviesen razón de ser, seguramente a muchos de los que formamos esa base piramidal no nos cubriría la arena o el fango hasta el cuello, seguramente.

Bastaría con que se cumpliese el primer articulo de la mencionada declaración "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos" para evitarnos la lectura total de los mismos.

Estos días la noticia y la tertulia esta en "el asalto de las vallas que separan Melilla y Marruecos" por parte de grupos de subsaharianos en una lucha por la supervivencia. Una rápida lectura de estas nos hablan de muertes, como siempre pendientes de investigación, de represión con el empleo de material antidisturbios, de detenciones, heridos y desaparecidos…

Articulo 3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

El Estado Español optó por el envío del ejército, desprovisto de sus armas habituales, para apoyar la labor de la Guardia Civil en esto de la represión y la defensa del suelo patrio. Levantó más la altura de estas vallas mortales y va a proceder a repatriar ¿? a Marruecos aquellos que consigan saltar las vallas y librarse de la represión pura y dura del ejécito y la Guardia Civil.

Articulo 9. Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

La acumulación de estos subsaharianos en suelo patrio está creando un problema a las autoridades locales y estatales que les supera. Así que lo mejor es que otros, Marruecos en este caso, encuentren la solución y carguen con el problema. Tal vez el poder de estos, tantas veces denunciado en su vulneración sistemática de los derechos humanos o individuales, sea más permisivo y sólo los hagan desaparecer o volver a situar frente a esas vallas que juran proteger y les dan tan altos beneficios.

Esta claro, así lo creo yo, que el país vecino y aliado no va dar cobijo permanente a este número creciente de inmigrantes que han recorrido, según sus propias declaraciones, miles de kilómetros, han invertido hasta dos meses por hacerlo y han gastado cuanto tenían y mucho mas por el pago de ese salto hacia el vació, seguramente alguien les dijo que hacia la libertad y el bienestar, desde Marruecos donde ahora los quieren devolver.

Es muy posible que el ejecutivo socialista, con perdón, que preside José Luís Rodriguez Zapatero haya recibido un toque desde la Europa comunitaria para que cierre sus puertas a esa África hambrienta y necesitada, a esa África herida de muerte que ellos mismos, muchos de ellos, dejaron desde su política de colonias o guerras, esa África a la que continúan desangrando desde su política imperialista y humanitaria entre las que se incluyen, se han incluido, el cambio de petróleo por armas, la explotación de sus recursos y la exportación de sus mafias.

Todos ellos saben que la mano de obra barata y sumisa de estos subsaharianos forma parte de esa economía sumergida cuyos dividendos, sabrosos y amplios, son tan del agrado de su política capitalista, la mano de estos subsaharianos, por emplear el termino tan de uso en la actualidad, como la de los muchos inmigrantes que buscan lo que no tienen. Pan y dignidad.

El anterior ejecutivo les hubiese esperado con contratos en blanco para que se apuntasen a su ejército patrio y profesional aprovechando sus actitudes atléticas demostradas. Ellos saben que forman un ejército de indocumentados que día tras día ponen en marcha y mantienen el ritmo de muchos de los buques insignia de sus economías.

Y a poco inteligentes que sean, podemos creerlo por aquello de la bondad de nuestros pensamientos, saben que la regularización de estos conllevaría el peligro de la igualdad del puesto de trabajo y del salario y eso no es rentable para sus pretensiones políticas, los que pagan sus campañas electorales y muchos de sus caprichos personales son a la postre parte de ese capital que se ve beneficiado por esta economía sumergida e ilegal.

El discurso prefiere situar este peligro como algo que nos amenaza a todos, a la base de la pirámide, sembrando con ello los principios de un racismo que nos desorienta del problema en sí.

Las fronteras de todos los países, incluida la del Estado Español, están abiertas a todo aquel que viaje en avión y tenga la cartera llena sin importarle ni su origen, su condición o el origen de sus ingresos, son los parias y los necesitados los que se ven obligados a saltar la valla, a viajar en patera o escondidos en camiones trampa, ahora se les llama subsaharianos.

Yo digo que sí a la inmigración y digo que sí al reparto de las riquezas, no doy más de lo que a mi me han dado cuando lo necesité, soy simplemente solidario con los necesitados. Digo que sí y pido al poder que haga política socialista, que investigue en esa economía sumergida y obligue al patrón, tan cerca de él por cierto, a cumplir los derechos del trabajador, el estatuto del trabajador, los derechos individuales de todos y al poder que cumpla con la declaración de los Derechos Humanos que suscribió y prometió hace ya tantos años.

Le pido al poder que aplaste las fronteras que hoy protege con vallas mortales y abra las que le separan de Europa, perdón las que cierran su suelo patrio.