La primera vez.
Nebera
Ioan era rumano y tenia 19 años, era su primera vez, su primer día de trabajo
según nos han dicho los medios de comunicación que han dado luz al accidente
laboral que le costo la vida.
Para él era su primer día de trabajo, la primera vez que acudía a la obra a
ganar esos euros tan necesarios para la supervivencia, por la que vino hasta
Euskal Herria huyendo, seguramente, de su Rumania natal.
Cuando se habla de la primera vez, aunque esta haga referencia al trabajo y a su
maldición que nos condena, siempre piensa en positivo, en ilusión, en sueños y
utopías. Cuando uno recuerda su primera vez, también en esto del trabajo, se
acuerda del empeño puesto para agradar y convencer al que contrata de la valía
de su elección.
Con 19 años se tienen, a la fuerza, muchas ambiciones, se poseen cientos de
ilusiones por cumplir, por vivir los muchos años que se presumen todavía te
quedan por delante.
La primera vez muchas veces solo es una referencia que tenemos como buena por el
hecho de que siempre tiene que haber una primera vez para todo. Las primeras
palabras, los primeros pasos, el primer amor, el primer beso, la primera vez que
haces el amor, el primer trabajo, el primer día de trabajo, tu primer sueldo, el
primer coche, o el primer verso. Siempre hay una primera vez para todo aunque
algunas veces no seamos conscientes de ello o simplemente pensamos que hubo una
segunda mejor para recordar.
La mayoría de nosotros hemos tenido la posibilidad de esta segunda y tercera vez
y podemos comparar y decidirnos por su recuerdo, la mente es siempre selectiva y
solo guardamos lo mejor que nos ha pasado. De lo peor solemos, la mayoría de las
veces, hacer una pequeña selección del recuerdo. Muchos tenemos tan lejos
aquella primera vez que nos cuesta recordarla.
Esta claro que nuestra primera palabra nos la han repetido tantas veces que
incluso somos capaces de recordarla, nuestros primeros pasos si no los grabaron
seria imposible, aquel primer amor lo confundimos con el vuelco que nos dio el
corazón aquella vez, el primer beso nos crea algunos la duda si fue en el de la
cara o en la boca, el primer trabajo lo tenemos mas real por los muchos nervios
que le precedieron, el primer sueldo ha dejado de ser referencia por el cobro
que se hace desde la cuenta corriente de cada uno, nuestro primer coche siempre
guarda miles de recuerdos que lo hacen especial, del primer verso no siempre nos
quedan recuerdos para comentar… Siempre hubo una primera vez y muchos de
nosotros solemos hablar de ella con ilusión.
Ioan C. M. como identifican los medios de comunicación a este joven rumano dejo
muchas de sus ilusiones el primer día de trabajo. Murió sepultado en una zanja
destinada habilitar el depósito de combustible para una estación de servicio.
Veis que sencillo y escuetas son las noticias necrologicas que nos recuerdan que
día tras día, casi todos ellos, muere alguien en el trabajo porque, en la
mayoría de las veces no se pusieron los medios de seguridad necesarios para el
desarrollo de los mismos.
Que fácil es ir sumando, aunque duela dicho sea de paso, uno a uno y hacer frías
estadísticas que nos dicen que en las ultimas 24 horas han muerto, solo en
Euskal Herria, cuatro trabajadores, que en lo que va de año son mas de 80 los
trabajadores muertos y que no se hace nada porque esta sangría sea atajada.
Los sindicatos se apuntan a la denuncia fácil, la de la palabra, y a pie de
obra, junto al cuerpo muerto de un compañero, nos dejan sus frases vacías.
CCOO. Que «que se obligue a las empresas a cumplir la ley «porque es la única
forma de poder establecer las medidas preventivas que eviten desgracias como la
ocurrida».
ELA. Que la Administración pública «se implique en la lucha contra la
siniestralidad, porque de poco sirven las leyes si existe un incumplimiento
generalizado y sistemático de las mismas, y donde la Inspección de Trabajo no
toma medidas ante esta situación terrible que ocurre día a día en cada centro de
trabajo».
LAB. Asegura que «es evidente que no se hace prevención en muchas empresas»
porque a su juicio los empresarios «prefieren no gastar recursos económicos en
tener las instalaciones adecuadas y un trabajo seguro, sino que sólo les
preocupa amasar más beneficios a corto plazo, aunque sea a costa de la vida de
los trabajadores. La Administración, que es la responsable de hacer cumplir la
ley, mira para otro lado».
UGT. La situación mejorara cuando se ponga en marcha el nuevo delegado
territorial sobre seguridad laboral. «Vamos a intentar que no se vuelvan a
producir, según se firmó en el convenio de la Construcción de este territorio».
Otros culpan al obrero de los muchos accidentes que sufren, las cifras se
maquillan para no asustar nuestras retinas, por no dotarse de esas medidas de
seguridad obligatorias que hubiesen evitado el mismo. Nadie, según parece, esta
destinado a que estas medidas obligatorias sean cumplidas y que su
incumplimiento sea sancionado.
Me gustaría pensar que estas declaraciones llevan detrás intenciones y planes
consensuados y reales, que no me vuelvan asaltar noticias de muertes que se
podrían haber evitado, que se deberían haber evitado.
Que las ilusiones de un joven de 19 años no vuelvan a verse truncadas nunca
jamás su primera vez, en su primer trabajo.
Me imagino aquel primer y ultimo día en el que Ioan hizo el camino por primera y
ultima vez entre su casa y el nuevo trabajo, su único trabajo, y las muchas
esperanzas que seguramente llenaron sus horizontes jóvenes. Me los imagino
porque yo también he tenido 19 años y también tuve un primer trabajo.