La Izquierda debate
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Las nuevas prácticas políticas de los sujetos Insumisos en América Latina.
Robinson Salazar Pérez
Investigador de la
Universidad Autónoma de Sinaloa / México
El mapa social que muestra América Latina después de haber cerrado el Siglo
XX es complejo, abigarrado por las diversas formas de lucha que se vienen
llevando a cabo, atravesado por un proceso de neocolonización criminal que
intenta despojar a los pueblos del mosaico latinoamericano de sus recursos
naturales y necesarios para su desarrollo, administrado por gobiernos de poca
talla y temerosos de cuestionar las políticas de facto que les imponen los
organismos internacionales pero decididos a evitar las protestas nacionales
mediante decretos antiterroristas..
A simple vista, nos aparece un mapa conflictuado, las múltiples expresiones
confrontativas, los desarreglos institucionales, la perdida de credibilidad
orgánica de los sujetos estructurados y el desencuentro actoral para construir
pactos y acuerdos nacionales no dejan un intersticio para alentar el optimismo;
no obstante dentro de cada conflictividad hay una esperanza que envuelve la
demanda, incentiva la participación y motiva a que el arsenal de prácticas
políticas crezca cada día..
Intentando hallar una teoría que nos aproxime al esclarecimiento de lo que
acontece, no hay mucho de donde escoger ni cortar, los recursos son escasos y la
necesidad apremia para que innovemos, reposicionemos argumentos y expliquemos lo
que acontece en la contemporaneidad..
Indudablemente que un análisis desde la perspectiva de la teoría crítica nos
dice que muchas de las apreciaciones y predicciones del marxismo están más cerca
al mundo de hoy que lo descrito por los teóricos neoliberales, basta releer el
Manifiesto Comunista y hallamos congruencia del pensar con la realidad; pasajes
que tienen que ver con la lucha de clases, la apropiación
de
las riquezas a través de la explotación y la inevitable confrontación entre
desposeídos y expropiadores, son parte del presente latinoamericano..
No obstante, no debemos caer en absolutismos ortodoxos, así como hay aciertos,
otras aseveraciones no encajan con la realidad, puesto que las alteraciones y
cambios que se han desencadenado en los últimos 25 años, han modificado a los
actores, las conductas, el tiempo social y las formas en que se articula la
economía y las redes de instituciones..
Una de las premisas afirmaba que el futuro de la etapa imperialista habría de
desatar una guerra inter-imperialista, cosa que no ha sucedido, lo que vemos hoy
día es una guerra de países imperialistas contra países periféricos; incluso,
ampliación de las fronteras imperialistas, ya no ocurre en el ámbito de la
producción, sino que invade el área de los servicios, la educación, la salud,
remesas y hasta las jubilaciones, mercantilizando estos ámbitos que eran
conquistas laborales y resituandolas como mercancías que deben ser adquiridas,
sin que medie el subsidio estatal y sujetas a sanciones que han inventado los
organismos internacionales como OECE (Organisation for Economic Co-Operation and
Development), Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional entre otras..
Esta nueva invasión en esferas antes no tocadas, ha recrudecido la lucha a la
vez que acota los espacios para el ejercicio de la política tradicional, dado
que difícilmente los partidos políticos y los sindicatos pueden llevar a cabo
acciones reivindicativas para los jubilados, los sin techos o sin tierra, dado
que son actores desocupados, no ligados a un centro de producción, que no
aportan recursos a las arcas del fisco ni el dinero que demanda el estado; a su
vez no son pieza fácil de vincular a las actividades proselitistas..
También se suman nuevos actores que se desprenden de los ámbitos de servicios,
estudiantes, jubilados, buhoneros, médicos y maestros quienes agregados a los
desocupados, arman un arco de convergencia de varios actores heterogéneos que en
la práctica han dado un nuevo significado a las luchas, puesto que son la suma
de lo que la sociedad demanda; asimismo, su participación amplia, horizontal,
sin esclusa en los espacios públicos donde convergen, les permite modificarlos,
consciente o inconsciente, y transfórmalos de un monumento emblemático a una
pizarra colectiva donde todos y cada uno puede dejar un registro de su demanda,
sin que medie entre ellos un acuerdo o una decisión consensuada para convertir
el espacio público escogido en una vitrina de exhibición donde cada movimiento y
actor pinta su petición..
Basta exponerse a sitios de la ciudad de Bs. Aires, para observar esta
modificación y cualquier persona que se asome a ese lugar entenderá que hay una
sociedad viva, que demanda trabajo, exige el cese de hostilidades, más educación
y seguridad pública, que paren los secuestros, que liberen a los presos
políticos, que los desaparecidos los reconozca el gobierno y los militares, en
fin, La Plaza frente al Congreso es un buen objetivo para ver la resignificación
del espacio público..
Por lo anterior, podemos derivar que la nueva fase del imperio no solo provoca
desempleo, pobreza y hambruna, sino que sus acciones son armas provocadoras para
que la sociedad responda a las agresiones y a la desatención de los agentes que
dañan el futuro de los pueblos. Las reacciones son un comportamiento que
cualquier sujeto asume cuando es despojado de sus recursos y se le niega la
posibilidad de sobrevivencia al negarle sus derechos, de ahí que haya nuevas
expresiones políticas para contrarrestar el empuje de los poderes de
extranacionales..
Pero existen otros ingredientes que aderezan el mapa social y político de
América Latina, la militarización de las zonas estratégicas, biodiversidad,
petróleo, agua y gas, cuatro elementos irremplazables para la supervivencia del
capitalismo..
Indudablemente que la militarización, ya sea de tipo formal o paramilitar, se
ejerce en zonas escogidas e involucradas en los planes que los EE.UU. han
diseñado, entre ellos, El Plan Puebla Panamá; Plan Colombia; Plan Dignidad;
Acuífero del Guaraní y región de los lagos en Argentina, conectando los
intereses del sur de la frontera del Río Bravo hasta la Patagonia..
Anexo uno
En los últimos años se ha acentuado la proliferación de grupos armados en
México, así lo hace constar un reporte confidencial de la Coordinación General
de Inteligencia para la Prevención de la Policía Federal Preventiva, en el que
se revela la existencia de grupos guerrilleros en 22 estados (Sonora, Baja
California Sur, Sinaloa, Baja California, Nayarit, Aguascalientes, Michoacán,
Colima, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Chihuahua, Tamaulipas, San Luis Potosí,
Guanajuato, Querétaro, Puebla, Tlaxcala, Campeche, Morelos, Veracruz y el
Distrito Federal)..