Compa�eras
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El rol del estado en la globalizaci�n de la explotaci�n sexual
Asamblea Raquel Liberman
Documento de la (hoy disuelta) Asamblea Raquel Liberman (mujeres contra la explotaci�n sexual)
Las leyes son instrumentos que controlan las vidas de las personas y se
formulan seg�n la percepci�n y las ideas de quienes legislan y de conformidad
con el sistema econ�mico dominante. Dice Rafael Bielsa: "Las garant�as est�n en
los Pactos y Tratados Internacionales, esto es en la Constituci�n y el derecho
positivo vigente, los que encargados de su cumplimiento hagan o�dos sordos a
ellas, carecer�n de legitimidad." Nuestro pa�s ha ratificado "El convenio para
la represi�n de la trata de personas y de la explotaci�n ajena"- aprobado por
las Naciones Unidas el 2 de noviembre de 1949, as� lo establece el decreto Ley
11925 del 30/09/57 y la Ley 15.768 del 11/11/60. Este tratado consagra al pa�s
como abolicionista. El abolicionismo sostiene que la prostituci�n coercitiva y
forzada representa una violaci�n de los derechos humanos de las mujeres.
Seg�n este sistema debe perseguirse al proxenetismo y al rufianismo, no debe en
cambio sancionarse a las mujeres en prostituci�n. Este Tratado ha sido
absolutamente negado en la pr�ctica, y hoy vuelve a serlo tanto por los que
sancionaron la Ley 162 de la Ciudad de Buenos Aires que penaliza la oferta y
demanda de sexo en la v�a p�blica, como por aquellos que piden en riguroso
recurso ante el Superior Tribunal de Justicia de Buenos Aires su
inconstitucionalidad.
Aqu� en este acordado silencio juega un "nudo de intereses" en conflicto con las
garant�as. Ni la inconstitucionalidad de la penalizaci�n es materia opinable, ni
la prostituci�n es una opci�n libre de vida en la mayor parte de los casos sino
un recurso econ�mico en el l�mite de la sobrevivencia.
Curiosamente grupos progresistas y escuchados en los Medios coinciden en pedir
la reglamentaci�n de la prostituci�n, su explotaci�n, consumo y ejercicio y a
que la consideran no como un "castigo divino", lo que no estar�a de acuerdo con
sus esclarecidas conciencias, sino m�s bien como una pandemia a la que hay que
controlar con supervisi�n m�dica y zonificaci�n.
El reglamentarismo es un sistema que legaliza la instalaci�n de prost�bulos,
estableciendo los lugares donde se puede ejercer la prostituci�n. Se sostiene
que la prostituci�n es un mal inevitable y que es preferible tolerarla
reglament�ndola, sometiendo a las mujeres en prostituci�n a controles sanitarios
y administrativos y cobrando impuestos.
Al percibir un tributo de las organizaciones de tratantes y proxenetas,
comercialmente establecidos y blanqueados, el Estado se convierte en su socio y
beneficiario cohonestando "contratos de esclavitud" y sometiendo a las personas
sujetas a ellos a la privaci�n de sus derechos.
El Doctor Socolinsky tan preocupado por la "salud de nuestros hijos" dijo en su
programa que una de las cosas que le llamaron su atenci�n en un viaje a la
ciudad de Rosario, fue la zona de prost�bulos. �l entend�a que recluir a las
personas que ejercen la prostituci�n en un gheto y dentro de �l en un campo de
concentraci�n llamado "Casa de Placer" era algo recomendable para tranquilizar a
los padres preocupados por las consecuencias de las "correr�as" de sus hijos
varones.
El control sanitario es un mito: habr� que examinar a cada prostituyente
(consumidor de prostituci�n) y a cada persona en prostituci�n en cada una de las
ocasiones en que se produce un encuentro, adem�s de asegurarse del uso
obligatorio del preservativo y esto no se hace en ninguna parte por una simple
cuesti�n de costos y adem�s de ello los sanitaristas probaron que en ninguna
parte se cumpl�an estas previsiones, por lo que resultaba ser un sistema
ineficiente e inadecuado. Otra estrella medi�tica la se�ora Moria Cas�n tambi�n
se ha pronunciado a favor de la explotaci�n prostibularia borde�ndola apolog�a
del proxenetismo, en la revista "Viva" del holding Clar�n el domingo 30/05/99.
"Nudo de intereses": la prostituci�n ocupa el cuarto lugar en los ingresos
econ�micos mundiales a trav�s de: el turismo sexual de adultas/os e infantil,
los matrimonios por correo, bailarinas, alternadoras, saunas, casas de masajes,
acompa�antes, adem�s del tr�fico de personas que hoy quiere hacerse pasar por
migraciones voluntarias y espont�neas. El Honorable Congreso de la Naci�n para
favorecer este �ltimo este �ltimo y promisorio rubro ha bajado la edad de 21 a
18 a�os para que una mujer sea considerada involuntariamente sometida al tr�fico
de personas, impidiendo a partir de los 18 a�os, cualquier demanda de los padres
por esta causa.
Si las personas son vistas como mercanc�a. �Tienen opciones libres de vida? M�s
all� de la coerci�n o la necesidad material est�n las que podr�amos llamar
opciones perversamente inducidas desde la publicidad hasta los programas
infantiles con su est�pida erotizaci�n, sin contar con la imposici�n de la
adicci�n al consumo de lo superfluo, banal e innecesario. De los medios surge
subliminalmente el mensaje de que, ser consumida como imagen de prestigiosa
modelo o fugaz estrella, es algo apetecible o lo que es lo mismo ser un objeto
de placer para otro, es algo valioso y deseable.
A la persona que no es agente sino �l /la que padece la prostituci�n no se la
reconoce como sujeto de derechos, se la puede vender, comprar, esclavizar,
castigar, o inventarle opciones "libres". Debe someterse en silencio al
des-v�nculo de una sociedad que se hace la desentendida de sus responsabilidades
�ticas para con los/las supuestas/os otros/as ... y adem�s usa rejas como
preservativos.
Es posible que podamos reflexionar en alg�n espacio que el lugar del Otro/a es
intercambiable con el nuestro y que plantada la reja todos/as nos vemos
alternativamente detr�s de ella. Con las leyes que excluyen, penalizan y
marginan o distribuyen los derechos seg�n clase o condici�n sucede exactamente
lo mismo.
El reglamentarismo en vigencia, desde 1875 a 1934 no fue abandonado hasta 1957 y
luego fue reemplazado por el abolicionismo, por siniestro e in�til para la salud
del caballero, pero ya sabemos que nuestra historia est� escrita en el agua.
Asamblea Raquel Liberman (mujeres contra la explotaci�n sexual)