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NO A LAS MINAS

"Acción directa y debates sobre minería en todos los frentes"

Javier Rodríguez Pardo

Los camiones de La Alumbrera fueron demorados y finalmente expulsados por el activismo de las Asambleas Ambientales del Noroeste Argentino (ASANOA) que a su vez integran la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC).

Las distintas asambleas articuladas por los propios activistas aprendieron a compartir esfuerzos que no debían recaer en un solo grupo o población, de modo que la gente de Tinogasta, después de impedir el traslado de insumos desde y hacia La Alumbrera , vislumbró otras acciones de distinto tenor y circunstancias, semejantes a las logradas por los habitantes de Aconquija que obtuvieran con el corte de ruta, la cancelación de gigantescas piscinas diseñadas para contener los derrames del mineroducto. En esa línea los asambleístas de Cafayate, con movimientos sorpresivos, paralizaron a cuatro camiones de gran porte que transportaban enormes bateas que ocupaban ambas manos de la ruta. La presión recibida por los transportistas fue significativa. Los vehículos mineros intentaron fugas diversas atravesando sitios infrecuentes para el tamaño de las unidades y en ocasiones fueron multados por los municipios debido a las constantes violaciones de las normas de tránsito y roturas de cableado público. Los cortes de ruta permitían el paso de los vehículos, menos –claro está- los de La Alumbrera , que deambularon durante meses con rumbo incierto. La empresa minera envió a los asambleístas cartas documento reclamando por pérdidas de importancia y acciones penales.

Cuando la amenaza represiva de algún juez o funcionario parecía inminente, los militantes liberaban ese camino hasta que el bloqueo volvía a repetirse en otro lugar impulsado por otros pobladores y comunidades. Así fue como se produjo la última detención de los vehículos en la zona de El Bañado, territorio del pueblo originario quilmeño. Momentos antes de la liberación de los vehículos, la asamblea de los habitantes de los Valles Calchaquíes y pobladores de la comunidad diaguita-calchaquí produjeron un debate memorable del que fuimos testigos. Probamos una vez más que la unión de asambleas es la vía para articular las luchas y fortalecer la solidaridad, compartiendo esfuerzos y sueños. Muchos compañeros dejaron sus ocupaciones habituales, arriesgaron ingresos y transitaron -varias veces al día- medio centenar de kilómetros con el objeto de que los camiones volvieran a Chile. Hubo discusiones con representantes de la empresa y con funcionarios, también contactos con fuerzas policiales y de la justicia. Finalmente los camiones retornaron a su país de origen aunque, no conformes, cada asamblea controló el regreso de los vehículos hasta que otra población contigua la reemplazaba con ese propósito. Los de Cafayate acompañaron a los camiones hasta la capital salteña mientras algunos de nosotros comprobábamos más tarde que se hallaban detenidos en la playa de acceso a la ciudad, camino a Jujuy, donde otros compañeros se aprestaban a escoltarlos hasta la frontera con Chile.

Nosotros continuamos con el mensaje de siempre hacia San Carlos y Angastaco donde dimos varias charlas ayudados por los Autoconvocados de los Valles Calchaquíes, una bastísima región de la Cordillera de los Andes que padece la prospección de innumerables empresas mineras en pos del oro, cobre o uranio y cuanto yacimiento metalífero se presente. El sitio es también marco de la mina de uranio sin remediar, Don Otto (con anuncio de reapertura): más de veinticinco años abandonada al rigor de la intemperie por la Comisión Nacional de Energía Atómica.

Cualquiera que participe de la ceremonia de los hermanos diaguita-calchaquíes en el propio lugar de los hechos, con los camiones de La Alumbrera bloqueados por los vecinos, comprobaría que sólo la unidad y el desprendimiento de egoísmos consolidan estos triunfos. Nada ocurre porque sí. Nada sucede producto de la casualidad.

Hemos leído por ahí algunas tonterías que reproducen los hechos relatados como si se debieran sólo a circunstancias fortuitas. Detrás de estos éxitos parciales hay mucho trabajo, mucha dedicación y esfuerzo ocultos. Estos resultados fueron producto de la tozudez y ahínco de militantes de una causa que día a día nos une aún más. Se debe a la gestión de los asambleístas que a pesar de las dificultades de los trabajos de base, su participación en las asambleas de la UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas) posibilitó la articulación interregional de los embates contra esta y otras empresas transnacionales mineras, sacudiendo miedos y minimizando riesgos en aras de un claro objetivo: combatir la contaminación, destrucción y saqueo a que son sometidos los pueblos azotados, en este caso, por la minería transnacional. Está a la vista que cualquier futuro promisorio se construye, se conquista, se arrebata.

De igual modo, las leyes conseguidas, (las últimas son las de Córdoba y San Luis) que prohíben la mega minería metalífera química, son ahora motivo de mayor cuidado y dedicación para consolidarlas, porque apenas son peldaños de concesiones temporarias. Los actores que enfrentamos estudian en la actualidad zonificar el país minero, por el momento excluirían a la cordillera andina de las explotaciones mineras. Comienza otro capítulo; un maquillaje cubre las intenciones ulteriores de los barones del Norte y de sus secuaces locales, que al no contar con la licencia social para la rapiña, esbozan otra estrategia disfrazada.

En las universidades

En los últimos cincuenta días hemos impulsado y participado de numerosos foros ambientales y sociales en el centro y noroeste del país como también en la región austral. El escollo academicista es también motivo de preocupación. Las universidades se hallan al servicio de las transnacionales y cambiar ese modelo es imperativo. En los últimos meses recorrimos algunas cátedras de la UBA y de La Plata donde expusimos el formato de semejante rapiña, pero también en universidades como las de Catamarca, Tucumán, Córdoba, General Sarmiento y la patagónica. Los debates pronostican creciente animosidad entre docentes que resucitan la conciencia nacional, que observan el papel dominante de empresas que cooptan a investigadores y científicos en función de la biodiversidad y de la bioprospección minera. Las universidades reciben fondos de complejos mineros como el de La Alumbrera al mismo tiempo que proveen de activos moleculares, virtuales patentes de los laboratorios medicinales del Norte. El despojo es en todos los órdenes y para consumarlo la universidad es el meollo intelectual complaciente de un saqueo que combina normas, técnicas y servicios a merced de mayores volúmenes de rentabilidad transnacional. La sede Esquel de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, por ejemplo, ha rechazado fondos provenientes de la Universidad de Tucumán, socia de los yacimientos catamarqueños de Minera La Alumbrera YMAD - UTE porque los considera un vulgar soborno imprescindible para el latrocinio mega minero.

No debo omitir mencionar la conferencia de prensa que brindamos en radio ALAS de El Bolsón, Comarca Andina Patagónica, y el excelente trabajo en talleres que realizaron las radios comunitarias presentes. La vía para destrabar la contrainformación dominante se halla en manos de la imaginación de estas redes que pueden operar hasta con la mínima tecnología y cuya eficacia y compromiso se percibe diariamente.

* Lago Puelo – El Bolsón, octubre de 2008. MACH-SEPA-RENACE. UAC. Cel. 011 1567485340 machsepa21@yahoo.com.ar
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Fuente: lafogata.org