Medios y Tecnología
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¿Libertad de prensa?
Pedro Brieger
Revista Acción
Las caricaturas publicadas por un diario danés, hace más de cuatro meses,
sobre el profeta Mahoma, abrieron otra vez el debate respecto de la libertad de
expresión y su relación con la política. En nombre de la "libertad de prensa"
varios diarios europeos también decidieron reproducirlas para demostrar que no
aceptarían las presiones del mundo islámico. Sin embargo, la libertad, como
concepto, no puede ser discutida en abstracto, y en el caso de las caricaturas
tampoco.
Muchos de esos diarios nunca publicarían uno de las tantos dibujos que circulan
hace años sobre el primer ministro israelí Ariel Sharon masacrando palestinos,
por temor a ser acusados de antisemitas, o que las comunidades judías les
hicieran la vida imposible.
Ni que hablar de los intereses comerciales que hacen que la mayoría de los
medios de comunicación no publiquen críticas o denuncias sobre algunas de las
empresas que publicitan en sus páginas por temor a perder a sus anunciantes.
Claro que las empresas no sacan turbas fanáticas a las calles; alcanza con un
simple y elegante llamado telefónico para retirar la publicidad o el dinero
invertido, y hacer quebrar uno de esos diarios, radios o canales de televisión
que hoy se rasgan las vestiduras por la libertad de prensa. Esto, que es sabido
por todos, muy pocos lo reconocen abiertamente, so pena de verse castigados por
la mano "invisible" del mercado que pone y retira sus fondos a voluntad.
Aquí no se trata del derecho en abstracto de un humorista de publicar aquello
que se le plazca. Hoy, febrero de 2006, cuando Mahoma aparece con turbante en
forma de bomba el significado es claro: todos los musulmanes son terroristas.
¿Qué diferencia conceptual existe entre las caricaturas de los años 30, en
Polonia o Alemania, mostrando a un judío como un avaro y éstas? Ninguna. Y el
resto de la historia es conocida.
Vivimos un momento histórico muy delicado en la relación entre lo que se llama
"Occidente" y el mundo islámico, que se disparó con la revolución islámica de
1979 liderada por el Imam Jumeini. La
demonización del islam en su conjunto es algo palpable y la sensación
instalada es que sólo se trata de una religión (y civilización) retrógrada que
no acepta la democracia y muchos menos algo tan elemental como el humor y la
sátira, símbolos ambos de la libertad de expresión. Como si en el mundo islámico
no existieran ni humor ni sátira.
Muchas religiones tienen prácticas heredadas del pasado que a la vista del modo
de vida occidental parecen bárbaras y retrógradas. Sin embargo –oh casualidad-
solamente algunos ritos sangrientos islámicos son transmitidos por las cadenas
de noticias internacionales y reproducidas luego por todos. Casi a escondidas,
"esquivando la censura" de los religiosos que intentan impedir que las cámaras
le muestren al mundo de qué manera expresan sus sentimientos, la CNN se erige en
baluarte de la libertad y le muestra al mundo cómo los musulmanes se flagelan.
Cuesta creer que la CNN u otras cadenas muestren en vivo una circuncisión
masculina, rito habitual en la religión judía, con el título de "práctica
sangrienta".
Por eso, lo más importante es el contexto político.
Hoy la primera potencia mundial intenta destruir al régimen iraní que en 1979
acabó con uno de sus aliados petroleros más importantes. En estas semanas, la
Casa Blanca repite casi palabra por palabra los argumentos que sirvieron para
invadir y ocupar Irak en 2003. Se acusa a los iraníes de estar a "un paso" de
poner en funcionamiento tecnología nuclear con fines bélicos, de ser el
principal Estado que financia el terrorismo mundial y de representar una amenaza
para el mundo. Y ya se está preparando al público norteamericano para una
invasión. Los diarios comienzan a alertar que existen gigantescas construcciones
subterráneas que albergarían supuestos laboratorios secretos. Y aparecen las
encuestas entre los norteamericanos que señalan a Irán como la principal amenaza
para el planeta.
Más allá de la retórica belicosa de los gobernantes iraníes (que suele ser para
consumo interno), pocos reparan en el hecho de que el régimen islámico nunca
invadió países vecinos, ni organizó golpes de Estado y, mucho menos, arrojó
bombas atómicas sobre civiles.
Estados Unidos en los últimos cuatro años invadió y ocupó dos países musulmanes
como Afganistán e Irak y tiene tropas desplegadas en otros cercando Irán. Como
para que en el mundo islámico no crean que las caricaturas son parte de una
conjura contra el islam.
http://www.voltairenet.org/article136034.html