La Fogata con las Madres
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Editorial de ¡Ni un paso
atrás! Programa del 09-06-05
América latina, otra vez en vilo. Hasta el Papa nuevo le dedicó un párrafo de su
sermón semanal al conflicto boliviano. Igualito hizo el gobierno de Bush, que
aconsejó a sus conciudadanos abandonar rápidamente Bolivia y privarse de viajar
allí bajo cualquier circunstancia, en aras de la seguridad personal. En verdad,
las sugerencias de la administración norteamericana no son amigables
proposiciones, sino veladas amenazas que preparan el terreno para someter a la
nación boliviana a presiones aún más intolerables, en procura de que la crisis
se resuelva imperialistamente y en aras de la seguridad de sus propios negocios
petroleros. Como sucede en Venezuela cada vez que el golpismo fascista asoma la
nariz con algún atentado o paro patronal.
Debe destacarse que el presidente que acaba de renunciar en Bolivia es en
realidad el vicepresidente de aquel otro que renunció antes. Bolivia se sostenía
sobre una Mesa de patas rotas apoyada en un piso de Losada encerado. La rebelión
popular boliviana ha derrotado dos veces al mismo gobierno, que ha muerto,
también, dos veces. Visto a una distancia prudencial, el gobierno entregador de
las riquezas naturales bolivianas ha contado con una yapa de dos años de
supervivencia, desde aquel octubre de 2003. Será tarea del pueblo de las
ciudades sublevadas lograr que, ahora sí, la antipatria boliviana tosa de una
vez el polvo de la derrota.
Por su parte, nuestros descremados noticieros de las ocho insisten en definir a
la crisis boliviana como una inminente guerra civil, fratricida, casi
inexplicable, desvirtuando las razones profundamente políticas y económicas de
la rebelión. Pero el conflicto no es una guerra porque sí entre connacionales,
sino una lucha sin cuartel entre dos grandes clases sociales contrapuestas: la
de los pobres, indígenas y mineros y campesinos miserables, sin pan, ni agua
potable, ni gas para pasar el invierno, contra burgueses que se alían al
imperialismo para secar violentamente las reservas del subsuelo boliviano, a
cambio de sus privilegios de clase, la bonanza eterna para los oligarcas y
separatistas de Santa Cruz y el odio racial a los indígenas y mestizos del resto
del país.
La rebelión en Bolivia es seguida atentamente por las demás rebeliones en el
continente. En Bolivia se llama hidrocarburos, como en Argentina es la perenne
falta de trabajo y en Ecuador la dolarización. Mariano Moreno, que el martes 7
de junio fue obviado olímpicamente en todos los cumplidos por el Día del
Periodista, se hubiera puesto contento con la avanzada popular en El Alto y La
Paz.