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Lenguas indígenas en agonía
Diego Cevallos
Cientos de lenguas desaparecieron en América Latina y el Caribe en los
últimos 500 años y varias de las más de 600 que aún sobreviven podrían correr la
misma suerte dentro de poco.
Agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y algunos expertos
sostienen que se trata de una tragedia evitable, pero hay quienes lo ven como un
destino consustancial a toda lengua.
Enfrentadas a la cultura occidental y a la presencia dominante del castellano,
portugués e inglés, lenguas indígenas como el kiliwua en México, el ona y el
puelche en Argentina, el amanayé en Brasil, el záparo en Ecuador y el mashco
piro en Perú, apenas sobreviven por el uso que hacen de ellas pequeños grupos de
personas, en su mayoría ancianos.
Pero también hay otras como el quichua, aymara, guaraní, maya y náhuatl, cuyo
futuro parece más halagüeño, pues en conjunto las hablan más de 10 millones de
personas y muchos gobiernos apadrinan su existencia con distintos programas
educativos, culturales y sociales.
En el mundo hay alrededor de 7.000 lenguas en uso y cada año desaparecen 20.
Además, la mitad de las existentes están bajo amenaza de extinción, según la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco).
Esta agencia, que promueve la preservación y diversidad de las lenguas en el
mundo, sostiene que la desaparición de un idioma es una tragedia, pues con ella
se esfuma una cosmovisión y una cultura particulares.
Pero no todos lo ven así. "La extinción de lenguas es un fenómeno consustancial
con la existencia misma de ellas, y ha venido sucediendo desde que el hombre
emitió su primer sonido con valor lingüístico", dijo a Tierramérica José Luis
Moure, filólogo de la Universidad de Buenos Aires y miembro de la Academia
Argentina de Letras.
En contraste, Gustavo Solís, lingüista peruano experto en lenguas vernáculas y
autor de estudios sobre el tema en la Amazonia, afirma que "no hay nada en las
lenguas que diga que deba desaparecer una y mantenerse otra".
"Toda desaparición de lengua y cultura es una tragedia mayor de la humanidad.
Cuando ocurre, se extingue una experiencia humana única e irrepetible", declaró
Solís a Tierramérica.
Según este especialista, hay experiencias que indican que es posible planificar
la revitalización de lenguas para que no mueran, pero que los esfuerzos que se
hacen al respecto en América Latina y el Caribe son aún pequeños.
Cuando llegaron los europeos a América, en el siglo XV, había entre 600 y 800
lenguas sólo en América del Sur, pero con el proceso colonizador "la inmensa
mayoría desapareció y en este mismo momento, hay lenguas en proceso de extinción
por el contacto desigual entre la sociedad occidental y algunas sociedades
indígenas", expresó.
Fernando Nava, director del gubernamental Instituto Nacional de Lenguas
Indígenas de México (Inali), señaló a Tierramérica que las lenguas desaparecen
por evolución natural, lo que es entendible, o por la presión cultural y por la
"discriminación" que sufren sus hablantes.
Es contra la segunda causa que muchos gobiernos, agencias internacionales y
académicos enfocan sus esfuerzos, pues se trata de algo inaceptable, declaró. En
este campo, en América Latina y el Caribe estamos apenas transitando por una
etapa de "sensibilización", opinó.
Según la Unesco, la mitad de las lenguas existentes en el mundo podría perderse
dentro de "pocas generaciones", debido a su marginación de Internet, presiones
culturales y económicas y el desarrollo de nuevas tecnologías que favorecen la
homogeneización. El organismo difundirá en mayo un amplio estudio sobre las
lenguas en la Amazonia, varias de ellas habladas por muy pocos individuos, con
lo que aspiran a llamar la atención sobre el fenómeno.
En las selvas amazónicas sobreviven pueblos indígenas aislados, que se niegan a
tener contacto con el mundo occidental y su "progreso". Suman unas 5.000
personas pertenecientes a varias etnias, entre ellas, los tagaeri en Ecuador,
los ayoreo en Paraguay, los korubo en Brasil y los mashco-piros y ashaninkas en
Perú.
De acuerdo con Rodolfo Stavenhagen, relator especial de la ONU sobre Derechos
Humanos y Libertades Fundamentales de los Indígenas, esos nativos enfrentan un
"verdadero genocidio cultural".
"Me temo que en las circunstancias actuales es muy difícil que sobrevivan muchos
años más, pues el llamado desarrollo niega el derecho de esos pueblos a seguir
siendo pueblos", ha dicho.
Aunque el universo de idiomas y dialectos en uso en el mundo es alto, la gran
mayoría de la población habla apenas un puñado de ellos, como el inglés o el
español.
Para garantizar que la diversidad lingüística se mantenga, la comunidad
internacional acordó en los últimos años una batería de instrumentos
internacionales y expertos organizan periódicas citas donde analizan el tema.
Una de esas últimas reuniones se celebró del 31 de marzo al 2 de abril en el
central estado estadounidense de Utah, donde funcionarios y estudiosos del tema
de toda América debatieron sobre cómo evitar la desaparición de docenas de
lenguas en la región.
Desde 1999 y por iniciativa de la Unesco, cada 21 de febrero se celebra el Día
Internacional de la Lengua Materna. Además, existen acuerdos en el sistema de la
ONU, como la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural y su Plan de
Acción, de 2001, y la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial, de 2003.
También está la Recomendación sobre la Promoción y el Uso del Plurilingüismo y
el Acceso Universal al Ciberespacio, de 2003, y la Convención sobre la
Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, de 2005.
Según el argentino Moure, es importante trabajar por la preservación de las
lenguas, aunque el número de sus usuarios sea pequeño, pues "son marcas de
identidad que merecen el máximo respeto y atención científica".
Pero "no estoy tan seguro de que la muerte de una lengua implique necesariamente
la desaparición de la cosmovisión que conlleva, porque sus hablantes nunca dejan
de hablar (a menos que los extermine una enfermedad o un genocidio) sino que,
después de un período de bilingüismo, adoptan otra lengua que les resulta más
útil por su mayor inserción en el mundo", apuntó.
"Este es un hecho de la realidad, y creo que debe admitírselo sin apelar a
excesivas teorías conspirativas", añadió.
* El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el
8 de abril por la red latinoamericana de Tierramérica.