La quinta parte de la población adulta mundial sigue privada
del derecho a leer y escribir
Sólo el 2% del total de la Ayuda Oficial para el Desarrollo se destina a la
educación
José Daniel Fierro
Rebelión
"Los gobiernos y los países donantes de ayuda frenan los progresos
hacia la Educación para Todos (EPT), y el objetivo general de reducir la
pobreza en el mundo, ya que sólo prestan una atención secundaria a los 771
millones de adultos del mundo entero que carecen de competencias básicas en
lectura y escritura". Así lo afirma la cuarta edición del Informe de
Seguimiento de la EPT en el Mundo, titulado "La alfabetización, un factor
vital" [1].
En la presentación del informe, Nicholas Burnett, director del estudio, afirmó
que "la alfabetización es un derecho y una base para futuros aprendizajes, y
hay que tratar de alcanzarla mediante una educación primaria de calidad para
todos los niños, mediante programas de alfabetización de amplia difusión para
jóvenes y adultos, y mediante políticas destinadas a crear entornos propicios
a la alfabetización".
Según este trabajo, las tres cuartas partes de los analfabetos del mundo viven
en 12 países [2], siendo la zona de Asia meridional y occidental la región con
menor tasa de alfabetización de adultos (58,6%), seguida por el África
Subsahariana (59,7%) y los Estados Árabes (62,7%). Los países con las tasas de
alfabetización de adultos más bajas del mundo son Burkina Faso (12,8%), Níger
(14,4%) y Malí (19%).
Dada la disparidad de género, patente en muchas sociedades, el 64% de los
adultos que no saben leer ni escribir en el mundo son mujeres, un porcentaje
que prácticamente no ha cambiado desde 1990, cuando el porcentaje femenino era
de 63%. La alfabetización por sectores sociales
Aunque las tasas de alfabetización de adultos se multiplicaron por dos entre
1970 y 2000 en el África Subsahariana, los Estados Árabes y Asia Meridional y
Occidental, el ritmo de progresión ha disminuido considerablemente desde 1990.
Si las tendencias actuales persisten, en 2015 sólo 86% de los adultos del
mundo sabrán leer y escribir, en comparación con el 82% actual.
La tasa de alfabetización guarda una muy estrecha relación con los niveles de
ingresos. En países como Bangladesh, Etiopía, Ghana, India, Mozambique y Nepal
–donde 75% de la población, o más, vive con menos de dos dólares diarios– las
tasas de alfabetización de adultos se sitúan por debajo del 63%.
Al ritmo actual, 30 de los 73 países examinados en el Informe corren un grave
riesgo de no alcanzar el objetivo de reducir a la mitad el número de
analfabetos de aquí a 2015, el año que el Foro Mundial sobre la Educación
(Dakar, Senegal, 2000) fijó como límite para alcanzar esa meta. La mayoría de
esos países pertenecen a la región del África Subsahariana, pero también
figuran en el mismo grupo Argelia, Guatemala, India, Nepal, Nicaragua y
Pakistán.
Aunque la escolarización es el factor más importante del avance de las
sociedades hacia la alfabetización masiva, sólo se ha logrado la enseñanza
primaria universal (EPU) en 47 países de los 163 sobre los que se disponían
datos en 2002. El costo de los estudios constituye un obstáculo de primera
importancia para lograr que todos los niños vayan a la escuela primaria en 89
países, así como la ausencia de entornos propicios a la alfabetización. Más de
la mitad de los alumnos de sexto grado de Kenya, Malawi, Mozambique, República
Unida de Tanzania, Uganda y Zambia, por ejemplo, trabajan en aulas en las que
no hay "ni un solo manual escolar".
En función de las tendencias observadas actualmente, hay 67 países que corren
el riesgo de no lograr la EPU de aquí a 2015 y, además, en 23 de ellos se está
registrando una disminución de la tasa neta de escolarización. El 70% de los
100 millones de niños del mundo en edad de cursar primaria y privados de
escuela se concentran en el África Subsahariana y la región del Asia
Meridional y Occidental.
El objetivo de lograr en 2005 la paridad entre los sexos en la enseñanza
primaria y secundaria no se logrará en 94 países, aun cuando muchos de ellos
–por ejemplo, Guinea, Níger, la República Unida de Tanzania, Senegal y Yemen–
han conseguido incrementar en 30% o más el acceso de las niñas al primer grado
de primaria. Si continúa la misma línea, 86 países corren el riesgo de no
alcanzar el objetivo de la paridad entre los sexos en 2015.
Tanto en los países desarrollados como en las naciones en desarrollo, las
tasas de alfabetización de los pueblos indígenas, las personas discapacitadas
y los grupos de emigrantes tienden por regla general a ser inferiores a las de
la población mayoritaria, lo cual impide la igualdad de acceso, para estos
grupos, al sistema de escolarización formal y los programas de alfabetización.
La mayoría de los países que tropiezan con graves dificultades en materia de
alfabetización son naciones con una gran diversidad lingüística. Esto exige la
definición de políticas claras que reconozcan explícitamente la relación entre
la lengua y la alfabetización, puesto que la realidad es que muchos alumnos
siguen cursos impartidos en lenguas distintas de la suya. Los programas que
suministran un aprendizaje inicial en la lengua vernácula de los educandos se
justifican en el plano pedagógico, pero se les debe facilitar a éstos la
posibilidad de efectuar una transición hacia lenguas más usadas en el plano
regional o nacional. Consecuencias del analfabetismo
La poca atención que se presta a los programas de alfabetización de adultos se
debe, en parte, a la prioridad que se otorga a la EPU, por estimarse que las
inversiones en la enseñanza primaria son más rentables. No obstante, algunos
estudios recientes han llegado a la conclusión de que el gasto para la
alfabetización de un adulto es el equivalente al costo de un año de enseñanza
primaria de un niño.
Pero el gasto en los adultos tiene repercusiones positivas tanto en los
ingresos individuales de las personas alfabetizadas como en el crecimiento
económico general. Los beneficios intrínsecos que reporta a los adultos en el
plano humano, al aumentar su autoestima y la confianza en sí mismos, la
alfabetización les proporciona los conocimientos y medios necesarios para
mejorar su vida y la de sus familias. Los hijos de padres que han recibido
esta instrucción –ya sea en la escuela o en un programa educativo para
adultos– tienen más posibilidades de ser escolarizados. Además, según un
reciente estudio efectuado en 32 países, las mujeres alfabetizadas tienen
cuatro veces más posibilidades de conocer los medios de evitar la
contaminación por el virus del VIH/sida. Problemas presupuestarios
El Informe insiste en la necesidad de intensificar de manera importante el
número de programas de alfabetización para jóvenes y adultos. Actualmente los
gobiernos sólo dedican para este fin un mísero 1% del presupuesto de
educación.
Se calcula que serían necesarios 26.000 millones de dólares a lo largo del
próximo decenio para realizar progresos más considerables hacia la consecución
del objetivo fijado en el Foro de Dakar, esto es, reducir a la mitad las tasas
de analfabetismo de aquí a 2015. Sin embargo, ninguno de los países donantes
considera la alfabetización como una prioridad para el país receptor de la
ayuda, lo cual constituye una prueba del escaso interés que las naciones
desarrolladas conceden a un verdadero desarrollo humano.
Aunque la ayuda bilateral a la educación básica casi se triplicó entre 1998 y
2003, los actuales 1.160 millones de dólares que se le asignan suponen algo
menos del 2% del total de la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD). Si la
proporción de fondos destinados a la educación básica permanece constante, el
importe global de la ayuda –incluso aumentado—como se comprometió a hacerlo la
Cumbre del G-8, en julio de 2005, podría alcanzar en 2010 una suma total anual
de 3.300 millones de dólares para este tipo de educación. Esa cantidad no
constituye ni la mitad de lo necesario (7.000 millones) para lograr tan sólo
la EPU y la paridad entre los sexos, y resulta insignificante frente a los
26.000 millones necesarios para reducir a la mitad la tasa de analfabetismo
antes de 2015.
Notas:
[1] El Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo es una publicación anual
elaborada por un equipo independiente que tiene su sede en la UNESCO.
[2] India, China, Bangladesh, Pakistán, Nigeria, Etiopía, Indonesia, Egipto,
Brasil, República Islámica del Irán, Marruecos y la República Democrática del
Congo