Años atrás, José Pablo Feinmann identificó con
precisión el estilo de Hernán López Echagüe: "Bastaría recordar algunos
ejemplos para otorgar sustancialidad a los textos que parecieron haber surgidos
solidarizados con la fugacidad de lo cotidiano. Arlt, desde luego. Ahí están las
Aguafuertes. Y también están los textos cautivos de Borges y las crónicas
cinematográficas de Cabrera Infante y las rebeldías y las esperanzas de Osvaldo
Bayer y las prosas de prensa de Juan Gelman. Ahora, sin pedir permiso ni
necesitar pedirlo, se ubica en esas cercanías Hernán López Echagüe. Hay
periodistas que escriben según los manuales de periodismo y hay periodistas que
escriben como escritores, que buscan ardorosamente sus adjetivos y sus
adverbios, que no cierran un texto hasta que no sienten la musicalidad de su
prosa. Bien, López Echagüe pertenece a esta segunda clase de periodistas".
En Tierramemoria, Hernán López Echagüe alcanza la madurez de su expresión
narrativa incorporándose de manera definitiva a la mejor tradición testimonial
argentina. Con prosa inconfundible nos invita a recorrer el país encontrando en
distintas historias y geografías la vibración particular de nuestra identidad.
Identidad en la que se confunden la vida y la muerte, la lucha y el fracaso, la
búsqueda y la desesperación. Identidad indescifrable que une a los collas de la
puna con el gris paisaje de los asentamientos de Rosario; atraviesa los años y
nos sumerge en los terrores de la dictadura y la inclaudicable lucha de los
H.I.J.O.S; expresa de manera descarnada la realidad del Sida y de una juventud
arrasada o las luchas campesinas en Córdoba. Identidad que no se expresa en
banderas ni partidos ni religiones ni clases sociales. Identidad indefinible que
se ha dado en llamar: Tierramemoria. Semblanzas, apuntes, fragmentos de un país
que no suele conquistar los titulares pero puede provocar las mayores
convulsiones.
Tierramemoria, semblanzas, apuntes fragmentos. Libro de lectura imprescindible
para comprender el país que tenemos.
Para entrevistas escribir a:
silenzi@adinet.com.uy
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Fragmento del prólogo de "Tierramemoria" ..."Creo que todos hemos padecido la tierra en algún momento de nuestra
vida. Ausencia, inefable compromiso, atávica necesidad de escarbar para hallar
respuestas. Mis mejores y más colosales amigos están bajo tierra, o sumergidos,
presumo, las patas apresadas en cemento, en el acaramelado Río de la Plata. En
el lodo. En las semblanzas y breves historias que a continuación refiero, la
tierra es el lugar común, esencia en ocasiones maldita, en oportunidades cargada
de raro misticismo, acaso improbable preñez de historia. Cuerpos que han hecho
de la vida una contínua sucesión de muertes y renacimientos. Personas que, como
la tierra, exhalan el perfume y el vigor de lo irreductible, de lo permanente. Y
es la permanencia, en el tiempo, en el espacio, ese estado abstracto de la
presencia terca y firme, lo que los ha reunido en este libro a pesar de que
entre ellos nunca jamás se han visto. En algunos casos, por razones obvias: unos
han muerto. Pero la alquimia de la palabra logra a veces obsequiar forma y
verosimilitud a escenas fraguadas. Reunir en estas páginas, por ejemplo, a
mujeres y hombres separados por la distancia, por el tiempo y los propósitos,
que, sin embargo, me tomo el atrevimiento de darlo por hecho, hoy andarían de la
mano. Es más: hoy andan de la mano aunque pocos lo adviertan, y en la ignorancia
de semejante encadenamiento histórico e ineluctable de los sucesos, de sus derroteros, incluyo a los
mismísimos protagonistas y hacedores de este paisaje figurado en el que tienen
cabida el cálido vozarrón de un asentamiento del norte de Rosario, la esquiva
cadencia de los campos del noroeste de Córdoba y de Abra Pampa, norte de Jujuy,
y el eterno retorno de la dictadura y su atrocidad irremisible. El orden de estos relatos y apuntes es naturalmente caprichoso. Lo
modifiqué en más de una oportunidad, hasta que me ganaron el cansancio y la
sensatez. El orden implica una sujeción a normas muchas veces fundadas en la
peor de las subjetividades, como la preponderancia, la importancia, la
superioridad de fuerza y autoridad. En este libro el orden de las historias está
sujeto simplemente a su título, a lo azaroso de su título. Van, por lo tanto, en
la sucesión cronológica en que fueron escritas, es decir, sin método ni plan
alguno. H.L.E otoño del año 2004