VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Libros sí, Alpargatas también

A VEINTE AÑOS DE LA MUERTE DE CORTAZAR,
FIGURA FUNDAMENTAL DE LA LITERATURA

Julio el perseguidor, o la mentira del tiempo
El mismo juego que alimenta varios de sus textos permite desarmar la efemérides oficial y descubrir uno, dos, varios aniversarios posibles. El aspecto de eterna juventud de Julio Cortázar fue sólo una de las muchas maneras en que se expresó su carácter atemporal, de libertad en la vida y las letras.

Por Juan Sasturain
PAGINA 12

Cortázar jugó mucho con el tiempo; y el tiempo jugó y juega todavía con él, según costumbre. Hoy su ingenio tan temido no se privaría de jodas y paradojas ante tanto criollo fervor encendido por el burocrático calendario, se reiría del homenaje puntual por los aniversarios en cero: veinte de muerto, casi noventa de nacido y justo cuarenta de Final del juego, si nos ponemos finos. Disueltas o postergadas hasta nuevo aviso o coyuntura las discusiones sobre migraciones paranoicas y compromisos más o menos aparatosos, para esta hora del unánime festejo Cortázar, como el Mudo, cada día escribe mejor. Y hasta tiene una calle, hasta tiene su plaza. Como si el tiempo lo hubiera alcanzado. Pero es mentira, claro.
Los que lo conocieron –y las fotos, que hacen lo que pueden– atestiguan que además de ser un lindo tipo, interesante y altísimo, Cortázar tenía un aspecto extraño, de descolocadora eterna juventud. En una foto que se sacaron junto a Aurora Bernárdez –que le quedaba tan chiquita– sentados y rígidos como una pareja egipcia tallada en la roca frente al Nilo, tiene el aire marciano de un pendejísimo suplente blanco de un equipo de la NBA. Y ya no era pibe. Y más aún sucede con las primeras fotos de famoso, las excelentes que le hizo Sara Facio a mediados de los sesenta después de la publicación de Rayuela –la que tiene el Gauloises sin encender en los labios, por ejemplo– y sobre todo las de José Gilbert, mordisqueando los anteojos, no son las de un tipo de más de cincuenta años. Que los tenía. Cosa de la piel, dicen; y esos ojos tan separados, también. Cuando se dejó una barba tardía, casi programática, y asumió constantes anteojos de grueso marco negro –su look asociado con los años setenta y los últimos años– no envejeció precisamente, y sólo la leucemia que lo devastó al final hizo que entonces "casi por primera vez –como dice un biógrafo–, empezara a parecerse a su edad". Y tenía setenta años. Otra vez, mentira.
Me animo a decir, haciendo un paralelo con su apariencia física, que Cortázar estuvo (está) como desfasado. La palabra es horrible y él hubiera preferido titular con "De la capacidad de estar al día llegando tarde" o "Cómo mariposas, elefantes y cronopios miden (y tejen) el tiempo con distintas agujas". Pero el primer dato es que Cortázar –que no era lerdo ni perezoso– es en apariencia un escritor tardío; de publicación y reconocimiento demorados. Raro para un tipo moderno, que lo era, o –mejor– que lo fue paradójicamente ya de grande. Porque en Cortázar hay una cuestión de aceleración. Sería así: arrancó lento, tardó en calentar (se), y sólo alcanzó su velocidad máxima, su plenitud, cuando la mayoría ya afloja, se repite o se retira de la Historia para mirarla pasar desde la silla en la vereda. Ahí, en cambio, como el famoso Halcón Milenario que manejaban Harrison Ford y su mecánico peludo en La Guerra de las Galaxias, Cortázar se tomó el piro. Acaso por eso uno siente como cierta urgencia de saldar asignaturas pendientes –consigo mismo y con la Historia, no con la literatura– en sus gestos de los últimos quince años.
Poniéndolo en fechas, si se exceptúan –sin pérdida mayor– los poemas prehistóricos que firmó Julio Denis y la edición paquetísima y casi secreta de Los reyes, el primer libro de Cortázar en que ya es él son los cuentos de Bestiario, una obra maestra del ‘51. Y tenía 37 años. Claro que nos hemos enterado –después y sin (su) permiso– que existió El examen y que hubo un Diario de Andrés Fava que bien podrían haber quedado ahí encajonados, que no había necesidad –más allá del negocio editorial– de raspar la olla.
La cuestión es que tras hacer su catálogo de monstruos ajenos y permitirse soltar los interiores, ante el país irremediablemente tomado él se toma el buque, tira la piedra y se lleva a esconder la mano a París. A pucherear primero y a vivir bien después como traductor. A diferencia delos yanquis de la generación perdida, que cayeron muy jóvenes, Cortázar en los cincuenta –como Henry Miller en los treinta– llega grande y tarde a una Capital del Mundo que empieza a serlo menos. De ahí que, cuando una docena de años después termine y publique esa especie de triatlón narrativo que es la extraordinaria Rayuela –ambientada en esos primeros años de anclaje– haya, junto a la audacia de las ideas y la escritura deslumbrante, algo de déja vu, de rancia impostación en esa bohemia tardía y literaria del Club de la Serpiente. Aunque París haya sido siempre A moveable feast –es paradójico que la tardía evocación de Hemingway sea contemporánea de Rayuela– Cortázar no la vivió; tampoco dijo haberlo hecho en su momento: el joven Julio, a los veinte años no estaba ni en París ni On the road sino en Chivilcoy o Bolívar, chatos pueblos donde se gestaba La traición de Rita Hayworth. Quiero decir: Rayuela –por la que da la cara a los cincuenta años– es más un texto programático que un registro existencial, como diría un fama impostadamente crítico. Pero creo que algo de eso hay.
Volviendo a las fechas y a los (aparentes) atrasos: si el reconocimiento le llega, en el ’63, con Rayuela –tarde en el almanaque pero coincidente con su máximo esfuerzo en todo sentido– hay otra fecha más importante que me animaría a postular como bisagra personal sin temor a errarle el vizcachazo: 1959, cuando publica en Buenos Aires Las armas secretas. Para ese entonces –el testimonio de Paco Porrúa, amigo y sagaz editor de Sudamericana es revelador– Julio Cortázar no existía en las librerías ni en el reconocimiento crítico. Había publicado fantasmalmente unos cuentos más en México –que después engrosarían Final del juego en el ‘64– pero su realidad editorial eran las pilas y pilas de ejemplares del pequeño Bestiario que languidecían desde hacía ocho años, en sintomática e inmejorable compañía de otros tantos de Nadie encendía las lámparas, La vida breve y Adán Buenosayres en el increíble depósito de un sello que vendía Lin Yutang a patadas mientras Felisberto, Onetti y Marechal se morían de frío tras una década de telarañas en el sótano. Hasta ese año 59.
Ahí me gustaría poner el corte básico. Porque hace ahora 45 años, porque él también tenía 45 años, y porque es la obvia mitad de los noventa que hace que nació belga. Ese año, en el volumen Las armas secretas, Cortázar publicó un cuento largo, casi una nouvelle, que no se parecía en nada a los perfectos relatos fantásticos que había tallado hasta entonces: El perseguidor. Y a partir de ahí nada sería igual. Ni para él ni para los lectores. La historia de Johnny Carter, el saxo alto obsesionado por el tiempo, capaz de decir "esto lo toqué mañana" y de llegar con su música a patear la puerta que da al Otro Lado, abrir una rendija, una grieta en la Gran Costumbre de la baba cotidiana y la mentira racionalista es de las que no se olvidan. Para Cortázar significó en sus palabras –sin mayúsculas sabatianas– simplemente el descubrimiento del prójimo. Por primera vez el personaje determinaba la forma y estructura del relato y no ilustraba las necesidades de una trama.
Es sabido: la historia que cuenta Bruno –el crítico de jazz, el biógrafo, el eterno espectador, el condenado a explicar tarde y mal lo que el otro simple y dolorosamente vive– sigue con apenas distorsionada puntualidad los últimos tramos de la vida de Charlie Parker –in memoriam Ch. P. dice un acápite– y el histórico episodio del colapso nervioso durante la interpretación de Lover man es aquí una versión de Amorous. Transcurre en París y no en New York; su mujer Chan es Lan en el cuento, pero la hijita se le muere igual y la baronesa Pannonica –convertida en la marquesa Tica– presta su departamento para el último acto. Johnny, como Charlie, muere mirando la tele. Por piedad o pudor, Cortázar no habla de heroína. Alcanza con alcohol más marihuana. Todos los temas de Rayuela están ya en El perseguidor. Y como Johnny, el mismo Cortázar se asumirá perseguidor, no perseguido. Abandonará cierto esquematismo de la mayoría de sus relatos, susceptibles de ser leídos en clave sociológica o psicoanalítica paranoica, para zambullirse –una vez que hay un otro, un prójimo– en la Historia y la jodona y nunca solemne busca metafísica. No siempre los resultados literarios estarán a la altura del gesto. Pero responderá al mandato apocalíptico –es el otro acápite de El perseguidor–: Sé fiel hasta la muerte.
Tres propuestas para el final. Una: si tuviera que recortar un corpus julius, yo cortaría y me quedaría con el segmento 1951-67. De Bestiario al extraordinario La vuelta al día en ochenta mundos. Ahí no sobra nada. Y es un bazar de maravillas, con sus cuatro libros de cuentos perfectos, las mejores novelas –Los premios y Rayuela– y la mejor miscelánea con las Historias de cronopios y de famas y La vuelta.... Son, en general, las cosas que escribió entre los treinta y los cincuenta años. El resto bastaría para hacer dos o tres buenos escritores más, pero no un Cortázar mejor.
Otra: leer a Cortázar al revés, de atrás para adelante, viaje a la semilla. Empezar por los efusivos y desparejos poemas de Salvo el crepúsculo, las ideas fragmentarias de Los autonautas de la cosmopista escrito con la amada Carol Dunlop, los cuentos de Deshoras y los chistes algo ingenuos de Un tal Lucas. Ilusionarse con los relatos de Alguien que anda por ahí pero no con Octaedro. Acompañarlo en su fervor militante y obsesión erótica de Libro de Manuel para –tras soslayar Ultimo round– encontrarlo pleno de brillo, gracia y sabia pedantería en La vuelta al día en ochenta mundos y, a partir de ahí, disfrutarlo en plena madurez de su obra mayor hasta incluso lo último, el despojamiento clásico de Los reyes. Este juego –un poco cruel– no le desagradaría.
La última: leer a Cortázar a contratiempo y a contrapelo, con un tablero de dirección como el de Rayuela que arranque con El perseguidor como vértice inferior y vaya abriéndose en ramas como un arbolito –uno para adelante, uno para atrás– como quien teje y mira el dibujo después a ver cómo queda.
Síganlo. No los va a defraudar.

UN BREVE AUTORRETRATO A MODO DE PRESENTACION

La vida en un paraíso triste

Por Julio Cortázar

Nací en Bruselas en agosto de 1914. Signo astrológico, Virgo; por consiguiente, asténico, tendencias intelectuales, mi planeta es Mercurio y mi color es el gris, aunque en realidad me gusta el verde. Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia; a mi padre lo incorporaron a una misión comercial cerca de la legación argentina en Bélgica, y como acababa de casarse se llevó a mi madre a Bruselas. Me tocó nacer en los días de la ocupación de Bruselas por los alemanes, a comienzos de la Primera Guerra Mundial. Tenía casi cuatro años cuando mi familia pudo volver a la Argentina; hablaba sobre todo el francés y de él me quedó la manera de pronunciar la "r" que nunca pude quitarme.
Crecí en Banfield, pueblo suburbano de Buenos Aires, en una casa con un gran jardín lleno de gatos, perros, tortugas y cotorras: el paraíso. Pero en ese paraíso yo era Adán, en el sentido de que no guardo un recuerdo feliz de mi infancia: demasiadas servidumbres, una sensibilidad excesiva, una tristeza frecuente, asma, brazos rotos, primeros amores desesperados, Los venenos es muy autobiográfico. Estudios secundarios en Buenos Aires: maestro normal en 1932. Profesor normal en Letras en 1935. Primeros empleos, cátedras en pueblos y ciudades de campo, paso por Mendoza en 1944-1945 después de enseñar siete años en escuelas secundarias. Renuncio a través del fracaso del movimiento antiperonista en el que anduve metido, vuelta a Buenos Aires.
Ya llevaba diez años escribiendo, pero no publicaba nada o casi nada (el tomito de sonetos, quizás un cuento). De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano, lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético. Traductor público nacional. Gran oficio para una vida como la mía en ese entonces, egoístamente solitaria e independiente.
(Carta de Julio Cortázar a Graciela Maturo enviada desde París el 4 de noviembre de 1963, e incluida en el libro Julio Cortázar y el hombre nuevo, de Maturo.

HOMENAJES, CHARLAS, JAZZ Y UNA REEDICION COMPLETA

Una rayuela para todos los gustos

Más allá de los homenajes en todo el mundo –que incluyen un coloquio en la Universidad de Guadalajara con la participación de José Saramago, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Tomás Eloy Martínez y Luisa Valenzuela, entre otros–, el aniversario de la muerte de Cortázar dispara varias actividades. El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación distribuirá hoy 46.000 ejemplares de su cuento Final del juego en cines de todo el país. La distribución se realizará en los complejos Hoyts, Village y Cinemark de las ciudades de Santa Fe, Rosario, Mendoza, Neuquén, Salta y Córdoba, además de abarcar las salas de Capital Federal y Gran Buenos Aires." Sus textos marcan un antes y un después en la literatura argentina, y forman parte insoslayable de nuestra identidad cultural", señaló el ministro de Educación, Daniel Filmus.
En la Plaza Cortázar de Palermo habrá lecturas y conciertos de jazz organizados por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad. Las mesas redondas "Modelo para armar" contarán con la participación de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto; el cineasta Tristán Bauer; los actores Lito Cruz, Noma Pons, Leonor Benedetto y Ana María Giunta; los escritores Liliana Heker, Daniel Molina y Mario Goloboff y la cantante Celeste Carballo, entre otras figuras. En los bares Prólogo (Serrano 1580), Malasartes (Honduras 4999), Bar Abierto (Borges 1613), Crónico (Borges 1646) y El Taller (Serrano 1595) las lecturas y evocaciones se extenderán de 18 a 19. Los recitales de jazz, a cargo de las bandas Alejandro Moro Cuarteto y The Swing Timers, comenzarán a las 19 en la Plaza Cortázar.
La Universidad de las Madres de Plaza de Mayo (Hipólito Yrigoyen 1558) programó una serie de homenajes que comenzarán hoy a las 19, con la proyección de Cortázar, documental de Tristán Bauer, con proyección y debate. Mañana a las 19, Ana del Cueto coordinará la mesa redonda "Multiplicación dramática a partir del cuento Graffiti de Julio Cortázar". El sábado a las 16, será el turno de "Rayuela. El juego en la creación política y cultural. Una mirada desde la educación popular" y a continuación el seminario "Crítica y política en Cortázar", coordinado por Claudia Korol e Inés Vázquez.
Entre las novedades más gratificantes, Alfaguara-España acaba de concertar con Aurora Bernárdez (la primera mujer del escritor) la reimpresión de la obra completa del autor de Rayuela, con la peculiaridad de que los libros aparecerán en una edición de bolsillo, más económica y accesible a los jóvenes. "La edición de bolsillo responde a un estudio que hizo la editorial sobre el universo de lectores de Cortázar, que arrojó cifras muy significativas, ya que son los jóvenes los interesados en sus libros", dijo Analía Rossi, encargada de prensa de la editorial.

Cronologia

1914 Nace el 26 de agosto en Bruselas, Bélgica.
1918 Su familia regresa a la Argentina y se instala en Banfield, donde Cortázar pasa su infancia y adolescencia, y lugar de inspiración para varios de sus futuros cuentos.
1932 Se recibe de maestro.
1936 Se inscribe en la carrera de Letras, en la Universidad de Buenos Aires, pero solo permanecerá un año.
1937 Trabaja como profesor en Bolívar y Chivilcoy.
1938 Publica el libro de poemas Presencia. Todavía no es Cortázar, sino que se cobija bajo el seudónimo de Julio Denis.
1944 Enseña literatura inglesa y francesa en la Universidad de Cuyo, pero se ve obligado a renunciar por cuestiones políticas. Vuelve a Buenos Aires, donde se desempeña como director de la Cámara Argentina del Libro.
1949 Publica Los Reyes.
1951 Recibe una beca del gobierno francés para estudiar en París. Se instala definitivamente en la capital francesa. Publica su notable primer volumen de cuentos: Bestiario, que incluye Casa Tomada y Las puertas del cielo, entre otros.
1953 Viaja a Italia. Se casa con Aurora Bernárdez. Comienza a trabajar como traductor para la Unesco.
1956 Publica el libro de relatos Final del juego y traduce las Obras en prosa de Edgar Allan Poe.
1959 Es publicado el volumen de cuentos Las armas secretas.
1960 Publica su primera novela: Los Premios. Viaja a los Estados Unidos (Washington y Nueva York).
1962 Publica la colección de textos Historias de Cronopios y de Famas.
1963 Publica la novela Rayuela. Realiza su primera visita oficial a la Cuba socialista. Empieza el fenómeno Cortázar, aunque su literatura no responda al canon del "boom de la novela latinoamericana".
1966 Publica el volumen de cuentos Todos los fuegos el fuego.
1967 Publica la colección de textos La vuelta al día en ochenta mundos.
1968 Publica la novela 62. Modelo para armar, y el texto Buenos Aires. Buenos Aires.
1969 Publica la colección de textos Ultimo round.
1970 Se hace más explícito su compromiso político. Se publica Viaje alrededor de una mesa (ponencia presentada en la mesa redonda "El intelectual y la política", celebrada en París en abril de 1970), así como Literatura en la revolución y revolución en la literatura (texto de la polémica sostenida por Cortázar y Mario Vargas Llosa con Oscar Collazos y publicada originalmente en la revista Marcha de Montevideo, a partir del 29 de agosto de 1969, México, Siglo XXI Editores). Publica también el volumen Relatos (que incluye los libros Bestiario, Final del juego, Las armas secretas y Todos los fuegos el fuego).
1971 Publica el poemario Pameos y meopas.
1972 Publica el texto Prosa del observatorio.
1973 Publica la novela Libro de Manuel, donde ofrece una controvertida mirada política de la época. Visita la Argentina, y también viaja a Ecuador, Perú y Chile, donde se entrevista con el presidente Salvador Allende.
1974 Publica el volumen de cuentos Octaedro. Obtiene el premio Médicis de literatura para autores extranjeros por la novela Libro de Manuel, y dona el monto del galardón a la resistencia chilena. Inicia su participación en el Tribunal Russell.
1975 Publica la historieta Fantomas contra los vampiros multinacionales (México, Excélsior), y el texto Silvalandia.
1977 Publica el volumen de cuentos Alguien que anda por ahí, y Ceremonias (que incluye los libros Final del juego y Las armas secretas).
1978 Publica la colección de textos Territorios.
1979 Publica el volumen de cuentos Un tal Lucas. Visita Panamá y Nicaragua. A partir de esa fecha, iniciará una intensa campaña internacional en apoyo a la revolución sandinista.
1980 Publica el volumen de cuentos Queremos tanto a Glenda.
1981 El presidente Mitterrand le concede la nacionalidad francesa.
1982 Publica el volumen de cuentos Deshoras.
1983 Realiza su última visita a la Argentina, donde, ya enfermo recibe numerosas muestras de afecto y admiración, pero ningún gesto oficial.
1984 Muere en París el 12 de febrero.
Con posterioridad, aparecen, entre otras obras:
- Los autonautas de la cosmopista (en colaboración con Carol Dunlop).
- Salvo el crepúsculo.
- Nicaragua tan
violentamente dulce.
- Alto el Perú.
- Nada a Pehuajó.

1914 Nace el 26 de agosto en Bruselas, Bélgica.
1918 Su familia regresa a la Argentina y se instala en Banfield, donde Cortázar pasa su infancia y adolescencia, y lugar de inspiración para varios de sus futuros cuentos.
1932 Se recibe de maestro.
1936 Se inscribe en la carrera de Letras, en la Universidad de Buenos Aires, pero solo permanecerá un año.
1937 Trabaja como profesor en Bolívar y Chivilcoy.
1938 Publica el libro de poemas Presencia. Todavía no es Cortázar, sino que se cobija bajo el seudónimo de Julio Denis.
1944 Enseña literatura inglesa y francesa en la Universidad de Cuyo, pero se ve obligado a renunciar por cuestiones políticas. Vuelve a Buenos Aires, donde se desempeña como director de la Cámara Argentina del Libro.
1949 Publica Los Reyes.
1951 Recibe una beca del gobierno francés para estudiar en París. Se instala definitivamente en la capital francesa. Publica su notable primer volumen de cuentos: Bestiario, que incluye Casa Tomada y Las puertas del cielo, entre otros.
1953 Viaja a Italia. Se casa con Aurora Bernárdez. Comienza a trabajar como traductor para la Unesco.
1956 Publica el libro de relatos Final del juego y traduce las Obras en prosa de Edgar Allan Poe.
1959 Es publicado el volumen de cuentos Las armas secretas.
1960 Publica su primera novela: Los Premios. Viaja a los Estados Unidos (Washington y Nueva York).
1962 Publica la colección de textos Historias de Cronopios y de Famas.
1963 Publica la novela Rayuela. Realiza su primera visita oficial a la Cuba socialista. Empieza el fenómeno Cortázar, aunque su literatura no responda al canon del "boom de la novela latinoamericana".
1966 Publica el volumen de cuentos Todos los fuegos el fuego.
1967 Publica la colección de textos La vuelta al día en ochenta mundos.
1968 Publica la novela 62. Modelo para armar, y el texto Buenos Aires. Buenos Aires.
1969 Publica la colección de textos Ultimo round.
1970 Se hace más explícito su compromiso político. Se publica Viaje alrededor de una mesa (ponencia presentada en la mesa redonda "El intelectual y la política", celebrada en París en abril de 1970), así como Literatura en la revolución y revolución en la literatura (texto de la polémica sostenida por Cortázar y Mario Vargas Llosa con Oscar Collazos y publicada originalmente en la revista Marcha de Montevideo, a partir del 29 de agosto de 1969, México, Siglo XXI Editores). Publica también el volumen Relatos (que incluye los libros Bestiario, Final del juego, Las armas secretas y Todos los fuegos el fuego).
1971 Publica el poemario Pameos y meopas.
1972 Publica el texto Prosa del observatorio.
1973 Publica la novela Libro de Manuel, donde ofrece una controvertida mirada política de la época. Visita la Argentina, y también viaja a Ecuador, Perú y Chile, donde se entrevista con el presidente Salvador Allende.
1974 Publica el volumen de cuentos Octaedro. Obtiene el premio Médicis de literatura para autores extranjeros por la novela Libro de Manuel, y dona el monto del galardón a la resistencia chilena. Inicia su participación en el Tribunal Russell.
1975 Publica la historieta Fantomas contra los vampiros multinacionales (México, Excélsior), y el texto Silvalandia.
1977 Publica el volumen de cuentos Alguien que anda por ahí, y Ceremonias (que incluye los libros Final del juego y Las armas secretas).
1978 Publica la colección de textos Territorios.
1979 Publica el volumen de cuentos Un tal Lucas. Visita Panamá y Nicaragua. A partir de esa fecha, iniciará una intensa campaña internacional en apoyo a la revolución sandinista.
1980 Publica el volumen de cuentos Queremos tanto a Glenda.
1981 El presidente Mitterrand le concede la nacionalidad francesa.
1982 Publica el volumen de cuentos Deshoras.
1983 Realiza su última visita a la Argentina, donde, ya enfermo recibe numerosas muestras de afecto y admiración, pero ningún gesto oficial.
1984 Muere en París el 12 de febrero.
Con posterioridad, aparecen, entre otras obras:
- Los autonautas de la cosmopista (en colaboración con Carol Dunlop).
- Salvo el crepúsculo.
- Nicaragua tan
violentamente dulce.
- Alto el Perú.
- Nada a Pehuajó.

Otras voces

 - José Saramago: "Cuando leí Rayuela sentí que se me venían abajo unas cuantas ideas hechas acerca del quehacer literario. Comprendí que los conceptos de principio y fin son mucho más elásticos de lo que creía; que la vida, siendo indeterminación en búsqueda de una coherencia, puede ser también coherente en esa misma indeterminación. No se aprende sólo a escribir leyendo a Cortázar, también se aprende a vivir. Su obra está vivísima, no entró en la oscura nube del olvido".
- Mario Benedetti: "La suya es una noche circular, o como él mismo la define, ‘un río que en sí mismo desemboca’. Su noche es ‘la noche del testigo’. Pero de esa noche, como de su mesa de trabajo con lápices, pipas y manuscritos sobre la que brinca su gata Fanelle, también podría decirse, como él juega y escribe: ‘Todo aquí es tan libre, tan posible, tan gato’. El poeta usa su libertad para remover sus viejos y nuevos papeles. Como bien dice Basho y Cortázar retoma, ‘este camino/ya nadie lo recorre/salvo el crepúsculo’. Ese camino de lo que se hizo, bien o mal, con éxito o con frustración, ya nadie lo recorre, ya nadie tiene ánimo y lucidez suficientes como para reconocerlo y aprender, recordar y elegir.".
- Manuel Vázquez Montalbán: "Los lectores de Cortázar se convierten en una secta que trata de encontrar huellas en la realidad, aunque sea a costa de discernirlas en el límite de lo fantasmagórico. ¿Será cierto que la palabra escrita de los grandes creadores, se llamen Joyce o Cortázar, se quedó en sus escenarios imaginarios a manera de auras eternas de las situaciones y las personas que la sublimaron?".
- Carlos Fuentes: "Lo recuerdo: la mirada inocente en espera del regalo visual incomparable. Lo llamé un día el Bolívar de la novela latinoamericana. Nos liberó liberándose, con un lenguaje nuevo, capaz de todas las aventuras. Rayuela es uno de los grandes manifiestos de la modernidad latinoamericana, en ella vemos todas nuestras grandezas y miserias, nuestras deudas y oportunidades, a través de una construcción verbal libre, inacabada, que no cesa de convocar a los lectores, que necesita para seguir viviendo y no terminar jamás".
- Jorge Luis Borges: "Hacia 1947 yo era secretario de redacción de una revista que dirigía Sarah de Ortiz Basualdo. Una tarde, nos visitó un muchacho muy alto con un previsible manuscrito. No recuerdo su cara; la ceguera es cómplice del olvido. Me dijo que traía un cuento fantástico y solicitó mi opinión. Le pedí que volviera a los diez días. Antes del plazo, volvió. Le dije que tenía dos noticias: una, que el manuscrito estaba en imprenta; otra, que lo ilustraría mi hermana Norah, a quien le había gustado mucho. El cuento, ahora justamente famoso, era Casa tomada. Años después, en París, Cortázar me recordó ese episodio y me confió que era la primera vez que veía un texto suyo en letras de molde. Esa circunstancia me honra". (Del prólogo a Cartas de mamá.)

MARIO GOLOBOFF
"Sumó la realidad a lo fantástico"

Por Angel Berlanga

"Hay quienes dicen que hay dos Cortázar: el apolítico y el posterior a su apoyo a Cuba. Yo creo que la política estuvo siempre en sus textos, aunque de distinta manera", dice Mario Goloboff, escritor, titular de la Cátedra de Literatura Argentina de la Universidad de La Plata y biógrafo del autor. "Cuando él era antiperonista, eso aparece en Casa tomada, Omnibus, Las puertas del cielo o Bestiario; pero es una posición que luego cambió", explica, y con este argumento rebate a quienes, como Mario Vargas Llosa, establecen esta división como si la ‘decadencia’ de su literatura fuera por su adhesión a la revolución cubana." "De ningún modo hay un debilitamiento en su escritura", agrega Goloboff. "Muchos de los últimos cuentos que publicó en vida son excelentes." Goloboff destaca la inclinación fantástica como un rasgo distintivo: "Cortázar es el único autor de género fantástico que, sin renunciar a él, incorpora el contexto político, social e histórico; ni Borges, ni Bioy Casares, ni Lugones, ni Horacio Quiroga, incorporan el grado de referencia real a la vida y la política cotidianas", dice. Lo fantástico en lo cotidiano, subraya Goloboff, aparece en las explicaciones de Cortázar sobre el cuento: "El decía que nos movemos en el mundo real con una mirada racionalista y que eso no nos permite ver los fenómenos extraños en los intersticios de la realidad. Esa explicación es pertinente para muchos de sus relatos".
–¿Cómo aparece lo biográfico?
–Hay muchas experiencias de su vida en sus cuentos. De chico era muy enfermo, asmático, con problemas de salud. El tema aparece en muchísimos relatos. Y creo que el hecho de que se mezclara tanto su vida y su obra, sobre todo con la política, hizo que se lo percibiera como una personalidad muy atractiva, por un lado, y muy polémica, por otra. Incluso eran polémicas muchas de sus aventuras literarias, como Libro de Manuel o Rayuela. Pero yo reivindico los valores literarios de Rayuela, que hizo un aporte importante a la renovación de la narrativa latinoamericana en torno al cuestionamiento de la lectura tradicional, al punto de vista narrativo.
–¿Cuáles son las principales controversias en su vida?
–Son más bien políticas. Hay una gran controversia en los ‘60 sobre su actitud: qué hace Cortázar en París hablando de la revolución en América latina, mientras nuestra generación estaba acá, peleándola. Ese fue un cuestionamiento de toda la intelectualidad de izquierda en la Argentina y en América. Cortázar se enganchó mucho, porque le interesaba la opinión que se tenía de él acá. En Casa de las Américas hubo otra polémica con Oscar Collazos sobre el papel de la literatura en la revolución. Y hubo otra, suscitada durante la dictadura por Liliana Heker, que le reprochaba a Cortázar que hablara desde el exilio de temas que no conocía. Esta polémica se cerró una vez recuperada la democracia gracias a gente como Ricardo Piglia y Beatriz Sarlo, que abogaron para que se terminara con esa dicotomía entre quienes estaban en el país y los que estaban afuera. Cortázar jugó un papel muy importante con sus denuncias sobre los crímenes del Proceso, hizo pesar su prestigio, militó y ayudó en lo que pudo. Esos fueron sus principales conflictos en relación a su papel de escritor.
–¿Y en lo personal?
–En la infancia él vive varios traumas. Es bilingüe casi desde su origen, porque nace en el extranjero siendo hijo de argentinos y vuelve al país siendo muy chico: eso ya significa algo para la lengua. Y a los seis años su padre se va de la casa y no vuelve; se dice que Cortázar lo vio solo una vez, cuando ya era un muchacho. Como consecuencia, él se crió en un universo femenino, con su madre, su hermana y sus tías. Eso en un extremo de su vida; en el otro, alguna versión murmura que Cortázar murió de sida, pero no lo creo. Ya estaba enfermo antes de la muerte de Carol Dunlop, y creo que él se muere de la muerte de ella. Le escribió cartas a su madre en las que dice que la vida para él ya no tenía sentido. Yo creoque a la muerte de ella está absolutamente terminado, y muere de alguna enfermedad que arrastraba, probablemente leucemia.
–¿Qué postura tenía Cortázar respecto a la publicación de los inéditos, obras como Diario de Andrés Fava, que aparecieron después de su muerte?
–Supongo que su actitud era no publicarlos. Pero es un misterio. Como ocurrió con otros escritores, más allá de lo que hayan dicho. Cuando Kafka le dice a Max Brod que queme los originales, uno se pregunta por qué no los quemó él, directamente, si en verdad quería que no se publicaran.

CRISTINA PERI ROSSI
"Era un hombre triste y lúdico"

Autores de sendas biografías, Peri Rossi y Goloboff intentan un retrato de Cortázar, su entorno, pasiones e identificaciones ideológicas y artísticas.

Por Silvina Friera

Ella es "Cris", la destinataria de quince de los poemas que Julio Cortázar escribió en el libro Salvo el crepúsculo, publicado por primera vez en 1993. "En realidad poco me importa/ que tus senos se duerman/ en la azul simetría de otros senos./ Yo los hubiera hollado/ con la cosquilla de mi roce/ y te hubieras reído justamente/ cuando lo necesario y esperable/ era que sollozaras." "Cris" mantuvo una relación amorosa con Cortázar, que luego se transformó en amistad y complicidad cuando ambos descubrieron que tenían la misma preferencia sexual por las mujeres. "Cris" es la poeta y narradora uruguaya Cristina Peri Rossi, exiliada en España desde 1972.
"Tenía 30 años cuando lo conocí y era uno de mis escritores favoritos", cuenta. "Pero nunca me había interesado conocer a ninguno. Sin embargo, el exilio creó unas afinidades y unas necesidades que explican que este encuentro tuviera muchos significados para ambos. Me pareció que era un hombre triste, tierno, lúdico, devorador de letras, amante de la música, igual que yo. En seguida nos sentimos cómodos, entusiasmados, cómplices y amigos." Según Peri Rossi, que nació en Montevideo en 1941, la literatura debe y puede ser transgresora y liberadora. Más de 30 libros publicados dan cuenta de esta concepción: Evohé, Babel bárbara y El amor es una droga dura, entre otros.
Uno de sus textos más polémicos es la biografía Julio Cortázar, en donde, además de rescatar la poesía cortazariana, insinúa que el escritor murió de sida y no de leucemia. "Quienes dicen que murió de leucemia nunca vieron un análisis, como lo vi yo, ni conversaron con el hematólogo François Timal, quien me enseñó las pruebas clínicas que negaban el cáncer y diagnosticaban un virus desconocido que producía una pérdida de defensas inmunológicas. Y hay muchos tontos que, a partir de mi revelación, se han preguntado si Cortázar fue homosexual alguna vez. Esta asociación de homosexualidad y sida es un prejuicio que debería estar ya desterrado", sostiene la escritora.
–¿Cómo recuerda al Cortázar cotidiano?
–No había mucha diferencia entre el escritor y la persona, lo cual me parecía su mayor virtud. Era un escritor romántico: vida y escritura se corresponden, se entrecruzan, se inspiran mutuamente. Sin embargo, los elementos fantásticos de sus relatos corresponden más a la influencia del surrealismo que a su lado oscuro. Era un hombre equilibrado, que detestaba los excesos emocionales (en eso era poco romántico), y con una clara conciencia de ser un intelectual.
–¿Qué opinión tiene acerca de la poesía cortazariana?
–El siempre me comentó que su máximo deseo había sido ser un gran poeta, porque le parecía que la poesía era el género mayor de la literatura. Pero como era consciente de sus limitaciones, se había convertido en un narrador. Fue un gran lector de poesía y escribía muchos poemas, que él mismo se encargaba de arrojar a la papelera. Sin embargo, creo que escribió algunos muy buenos, por ejemplo, la serie de quince poemas de amor dedicados a mí. Me parecen excelentes, aunque quizás los lazos afectivos no me permiten ser completamente objetiva (risas).
–Muchos intelectuales argentinos interpretaron la transformación política de Cortázar como un giro algo superficial hacia el socialismo...
–El trato que recibió Julio por parte de sus colegas argentinos no ha sido ni justo, ni ecuánime, ni siquiera honesto. La actitud política de Cortázar fue sincera y coherente hasta el último momento. No había nada de superficial: instauró el proceso contra la dictadura de Pinochet a través de sus investigaciones sobre torturados y desaparecidos, formó parte del Tribunal Russell y dedicó buena parte de sus derechos de autor a ayudar a la revolución cubana y a la nicaragüense. Por lo demás, empleó su influencia sobre Fidel Castro y los líderes de la revolución para intentardisuadirlos de su política contra los homosexuales, especialmente en el caso de Reynaldo Arenas, y rescató a muchos presos políticos de las cárceles. Nunca fue un diletante, ni un burgués, sólo vivió humildemente

Rendirá homenaje hoy a Julio Cortázar en la Feria del Libro

Será un homenaje de recordación al insigne escritor argentino, y también se hará entrega del Premio Alejo Carpentier a Daniel Chavarría, por su novela Viudas de sangre; a Lázaro Zamora Jo, por Luna Poo y el paraíso; y a Mayerín Bello Valdés, con Los riesgos del equilibrista, un ensayo sobre la obra de Eliseo Diego

LA HABANA, 12 febrero._ La XIII Feria Internacional del Libro de la Habana tributará hoy un homenaje de recordación al insigne escritor argentino Julio Cortázar, al cumplirse precisamente en esta jornada 20 años de su desaparición física, reporta AIN.
Destacados intelectuales que le conocieron disertarán acerca de la creación literaria del narrador considerado por muchos - junto a Rulfo, Huidobro, Galeano y Borges, entre otros- una de las voces más prominentes de la cuentística latinoamericana del pasado siglo.
Este jueves, además, se hará entrega del galardón que lo acredita como ganador del II Concurso Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, al escritor cubano Raúl Aguiar, quien se adjudicó los máximos honores del certamen por intermedio de su obra Figuras.
La pieza laureada es una apología de Cortázar redactada precisamente en la misma cuerda neofantástica que caracteriza a las creaciones del autor de Rayuela y -al propio tiempo- se adentra en disquisiciones filosóficas respecto a si verdaderamente desaparecieron las utopías de los años '60.
Aguiar hace coincidir convincentemente en el mismo tiempo narrativo a Lezama Lima, Cortázar y el fotógrafo Chinolope con personajes cubanos de la contemporaneidad en un alarde de tecnicismo que, sin embargo, no limita la frescura y autenticidad del relato.
También, este día proseguirá en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, sede de la máxima cita literaria y editorial cubana, el coloquio dedicado al poeta chileno Pablo Neruda en el que participan prominentes intelectuales cubanos y extranjeros.
Igualmente, se hará entrega del Premio Alejo Carpentier a Daniel Chavarría, por su novela Viudas de sangre; a Lázaro Zamora Jo, por el libro de cuentos Luna Poo y el paraíso; y a Mayerín Bello Valdés quien lo obtuvo con Los riesgos del equilibrista, un ensayo sobre la obra de Eliseo Diego.